1. La Teoría y el Desarrollo Curricular
Segundo Mansilla Andrade
Al hacer una breve revisión bibliográfica, no es difícil ir encontrando explicación, sentido
y coherencia a la evolución histórica que ha ido teniendo la teoría y el desarrollo
curricular, construyéndose paulatinamente como una necesidad cada vez más imperiosa
de parte de la sociedad por querer “controlar” el producto manufacturado que le
entregan los estamentos de educación respectivos, con un interés fundado en la utilidad
que le prestan a ella, los individuos altamente productivos, capaces de mantener y
promover su cultura y la ideología imperante.
De la misma forma es prudente sostener que las definiciones de currículo iniciales,
restringidas y acotadas necesariamente debieron irse tornando cada vez más amplias e
inclusivas desde la perspectiva de ir agregando más posibilidades de abarcar una gama
más multifacética de los resultados esperados.
Bajo esta mirada la sociedad aparece como un cliente que demanda un producto cada
vez de mejor calidad en términos de sus intereses, quizás demasiado marcado carácter
político-clasista en donde la sociedad en realidad es representada por una clase
particular, que es la que decide que es lo que le conviene a la sociedad toda.
La educación por su parte en estricto rigor pareciera tener objetivos propios que si bien
se encuentran siempre supeditados a los intereses del “cliente”, intentan tener una
mayor cobertura llegando al desarrollo del individuo como un todo integral, más que la
fabricación de un obrero más de la colmena.
Por su parte la cultura es: “Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y
grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”
Según la Real Academia de la lengua española, por cuanto en nuestro ejercicio se
convierte en el resultado de todo el quehacer humano donde se produce esta
permanente interacción entre una definición curricular que media entre los intereses de
la sociedad y los de la educación, que van dando vida a individuos que se hacen parte y
constructores de una cultura que en la medida que cuente con el beneplácito de la

2. sociedad se seguirá intentando mantener, o de lo contrario se irá aplacando con la
ayuda de la educación en la misma lógica antes descrita.