El documento describe un proyecto de renovación de un apartamento en el Ensanche de Barcelona para adaptarlo a las necesidades de un joven profesional que vivirá solo. El objetivo es mejorar la iluminación, integrar las terrazas y el patio central en las circulaciones y abrir espacios como la cocina y lavandería. Se propone dividir el espacio con armarios y muebles para delimitar las diferentes áreas como dormitorios, cocina y salón.
3. Como cliente: Es la única manera de acceder a vivir en un entorno consolidado, con memoria, articulado. Es la posibilidad de ubicarse en una realidad social más amplia, con un carácter ya formado y activo. La arquitectura se construye rápido pero necesita mucho tiempo para consolidarse y verificarse. La rehabilitación es un valor vital seguro.
4. Cómo promotor: Location, location, location. Un objeto arquitectónico en serie, un edifico, se puede hacer en cualquier sitio. Lo que no se puede hacer es el lugar. El lugar es un valor seguro porque es un bien escaso. Lugar viejo es igual a lugar intenso. Si consigue actualizarse dentro de lo razonable a los requerimientos funcionales que plantea cada época, el centro siempre será el centro y tiene un valor incanjeable, la memoria y la calidad arquitectónica sostenida por la criba implacable del tiempo.
5. Como arquitecto: Rehabilitar requiere la misma energía creativa que la obra nueva. La diferencia es que en la rehabilitación no puedes hacer la trampa de pensar que no tienes condicionantes. Rehabilitar es un reto material que puede dejar de tener presente el tiempo.
12. Antes- después Un piso originalmente ocupado por una familia y cuya última reforma data de los años 50 debe ser adecuado a las necesidades tanto funcionales como estéticas de un joven profesional independiente de alrededor de 40 años que va a vivir solo. El objetivo central del proyecto es hacer llegar la luz a todos los espacios, integrar las terrazas y el patio central a los recorridos habituales y abrir e incorporar a las circulaciones y a la visualidad los espacios de trabajo tradicionalmente relegados como cocinas, lavaderos etc... Queremos que un espacio gris, oscuro y compartimentado se convierta en un espacio luminoso y coloreado al tiempo que ordenado. Axonométricas y planta Este proyecto se plantea la construcción del espacio doméstico a partir de la colocación de una serie de contenedores en un espacio previo indiferente y vacío. Tres grandes “armarios” se colocan estratégicamente compartimentando el espacio. Las cosas que se almacenan en estos armarios –ropa, menaje de cocina, electrodomésticos, toallas, platos, vasos, productos de limpieza, abrigos, paraguas- serán las que determinarán el uso que se da a los distintos espacios, dependientes de estos armarios. Los muebles, propiamente dichos – sofás, mesas, camas, inodoros, lavabos- son los que hacen visible el uso que se ha asignado a cada espacio, inicialmente indiferente. Los dormitorios Los dormitorios son el espacio más estático de la casa. Una especie de cajas con posibilidad de cerrarse herméticamente que tienen que proteger nuestro tiempo de sueño. Son contenedores para nuestros periodos de reconstrucción e inactividad. El tratamiento de las superficies de las paredes redunda en esta condición de espacio de intimidad. Así, las superficies interiores de las habitaciones se forran de papel o de madera como el interior de un baúl. El patio El patio de luces de la escalera se incorpora visualmente al espacio interior y relaciona entre ellos los espacios de circulación que se disponen a su alrededor, ampliando enormemente la profundidad de percepción espacial. Estos patios son una clara muestra de la voluntad representativa de esta arquitectura burguesa, que pone todo su esfuerzo en la construcción de las fachadas públicas y descuida hasta el abandono los espacios de uso interno, inicialmente invisibles, pero necesarios para el funcionamiento de la casa. La cocina La cocina se entiende como un contenedor susceptible de ser incorporado visualmente al espacio que constituye el comedor. El área propiamente de trabajo es interior. La luz natural se incorpora a través de un lucernario circular colocado situado en el techo. El juego de color de las puertas incide en la voluntad de hacer de este espacio un lugar cambiante que se perciba de forma distinta en función de los distintos momentos de uso. El salón y las terrazas El espacio del salón, el espacio permanentemente visible, y en cierta forma el que mantiene cierto carácter representativo se mantiene blanco, neutro y “exterior” e incorpora en la máxima medida posible las terrazas y las visuales privilegiadas del contexto arquitectónico circundante, con la Pedrera como referente iconográfico de excepción.
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19. La cocina La cocina se entiende como un contenedor susceptible de ser incorporado visualmente al espacio que constituye el comedor. El área propiamente de trabajo es interior. La luz natural se incorpora a través de un lucernario circular colocado situado en el techo. El juego de color de las puertas incide en la voluntad de hacer de este espacio un lugar cambiante que se perciba de forma distinta en función de los distintos momentos de uso.
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23. Los dormitorios Los dormitorios son el espacio más estático de la casa. Una especie de cajas con posibilidad de cerrarse herméticamente que tienen que proteger nuestro tiempo de sueño. Son contenedores para nuestros periodos de reconstrucción e inactividad. El tratamiento de las superficies de las paredes redunda en esta condición de espacio de intimidad. Así, las superficies interiores de las habitaciones se forran de papel o de madera como el interior de un baúl.
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26. El patio El patio de luces de la escalera se incorpora visualmente al espacio interior y relaciona entre ellos los espacios de circulación que se disponen a su alrededor, ampliando enormemente la profundidad de percepción espacial. Estos patios son una clara muestra de la voluntad representativa de esta arquitectura burguesa, que pone todo su esfuerzo en la construcción de las fachadas públicas y descuida hasta el abandono los espacios de uso interno, inicialmente invisibles, pero necesarios para el funcionamiento de la casa.
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30. El salón y las terrazas El espacio del salón, el espacio permanentemente visible, y en cierta forma el que mantiene cierto carácter representativo se mantiene blanco, neutro y “exterior” e incorpora en la máxima medida posible las terrazas y las visuales privilegiadas del contexto arquitectónico circundante, con la Pedrera como referente iconográfico de excepción.