1. El laberinto de la Soledad
El ensayo "El Laberinto de la Soledad" fue escrito por Octavio Paz, en este escrito hace
una profunda reflexión sobre la identidad del “mexicano”, es evidente, desde el principio
de la lectura, la preocupación que tiene sobre la sociedad mexicana y su comportamiento.
El sentimiento de soledad, no es una ilusión—como a veces lo es el de inferioridad— si no
la expresión de un hecho real: somos, de verdad, distintos, y de verdad, estamos solos,
Define Paz; la soledad es la consecuencia del sufrimiento mexicano por perder contacto
con el resto del mundo, el estado de soledad es el sentimiento que se le impregna al
mexicano desde las bases de su educación, esta tan arraigado a la cultura mexicana, que
incluso se deja ver desde los inicios de nuestra sociedad.
Octavio Paz, usa la metáfora de un joven adolescente para describir a lo que él denomina:
“pueblos en trance de crecimiento” (México). Por otro lado, compara al estadounidense
promedio con el mexicano que habita en EUA, muestra las diferencias sociales y como el
mexicano se avergüenza de su origen. El mexicano se siente solo y todo esto es a causa de
que se siente diferente al resto de la población.
También habla de grupos de mexicanos que habitan en las ciudades del sur, estos grupos
se denominan “Pachucos” y sus principales características son su vestimenta y su
lenguaje; los Pachucos de cierta manera se sienten marginados (solos), sin embargo no
quieren ser parte de la sociedad norteamericana y tampoco quieren volver a sus orígenes
como mexicanos.
Durante la comparación que hace Octavio Paz, toca el tema de que el mexicano es por
naturaleza triste y sarcástico, algo que llama mucho la atención pues nuestra sociedad
presume de su eterna alegría, sin embargo el punto de vista de Paz es muy válido puesto
que vivimos en una sociedad que lleva el pesimismo al extremo, vivimos con decepciones
y noticias llenas de tristeza, la historia de México se ha basado en sufrimiento y maltratos
a su sociedad, desde la época de la colonia hasta nuestros días; héroes nacionales que
más bien pudieron haber sido llamados fácilmente mártires.
En su segundo capítulo, Mascaras Mexicanas, Paz indica que el mexicano usa mascara
para proteger su intimidad, por esto el mexicano no se raja, no se abre, y de aquí se ve
reflejado como tal "el machismo". El ser macho es ser cerrado, no abrirse, guardarse en sí,
o encerrarse en su propia soledad. En nosotros abrirse es muestra de una debilidad, de
humillarse, de agacharse, pero el no hacerlo es “permitir que el mundo exterior penetre
en su intimidad”. La “hombría” se mide en la invulnerabilidad ante las armas y los golpes
del mundo exterior. Sin embargo el machismo en México existe porque la comunidad
2. mexicana, incluyendo hombres y mujeres, consideraban a la mujer como un ser inferior.
Los llamados machos creen que la causa de la inferioridad de la mujer es su capacidad de
abrirse, ya que la mujer acepta y está a la espera de lo que el hombre dice.
Las masaras del mexicano reflejan las carencias, lo que fuimos y queremos ser, el
mexicano disimula de sí mismo, como dice Octavio Paz, se ningunea, se reduce a nada el
mismo, todo el tiempo aparenta lo que no es y no será. Como indico desde el principio, el
mexicano se avergüenza de su origen, eso lo lleva a mentir y lo hace ponerse las máscaras
para disimular ante sí y los demás.
En el tercer capítulo, -Todos Santos, Día De Muertos- se habla sobre las fiestas, contrario a
la tristeza del mexicano, resignación ante la vida y el machismo, las fiestas son la
oportunidad que tiene el mexicano para abrirse, llorar o reír.
El calendario mexicano está lleno de celebraciones, y el mexicano ama las fiestas, ocasión
perfecta para parar el tiempo y disfrutar, olvidarse de las tristezas que lo acompañan día a
día; “La noche se puebla de canciones y aullidos”, "Los enamorados despiertan con
serenatas a las mujeres". Todo esto es porque el mexicano no se divierte: quiere
sobrepasar, saltar el muro de soledad que el resto del año lo incomunica.
Gracias a las Fiestas el mexicano se abre, participa, comulga con sus semejantes y con los
valores que dan sentido a su existencia religiosa o política. No hay nada más alegre que
una fiesta mexicana, pero también no hay nada más triste. La noche de fiesta es también
noche de duelo.
Al final del capítulo hace una reflexión acerca de la vida y la muerte, como es que el
mexicano se resigna a vivir y se burla de la muerte.
Para el mexicano moderno la muerte carece de significación. Ha dejado de ser tránsito,
acceso a otra vida más vida que la nuestra. Pero la intrascendencia de la muerte no nos
lleva a eliminarla de nuestra vida diaria. Mientras en otros lados la muerte es la palabra
que no se pronuncia. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme
con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. La
indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida.
Finalmente, la historia de México a base de sufrimiento, ha hecho de nuestro pueblo una
sociedad que se resigna a vivir, a aceptar sus derrotas con dignidad, a obligar a nuestros
hombres y mujeres a ponerse máscaras, a dudar siempre de nuestras capacidades, a
buscar fiestas para tener la oportunidad de abrirse al mundo, pero al mismo tiempo estar
tristes; en fin, a sentirse solos.