La materia no es eterna según Santo Tomás de Aquino, sino que procede de Dios y no puede ser producida por el movimiento o la posibilidad. Santo Tomás argumenta que la materia no puede ser el sujeto y el término de la mutación, y que el ser después de no haber sido no es suficiente para explicar la mutación. La materia y todo lo creado tienen su origen en un Dios creador.