Según Umberto Eco "los grandes científicos no se avergüenzan de explicar bien las cosas". En su obrita "Cómo se hace una tesis", todo un clásico que se sigue vendiendo, explica cómo se debe escribir para el primer trabajo de investigación. Es decir, cuáles son las reglas para no enredarnos en un lenguaje oscuro.
Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3.pdf
El primer trabajo de investigación
1. revistas científicas
El primer trabajo
de investigación
con claridad. También para transmitir el
mensaje científico. ¿Y qué dice Umberto
to
Eco sobre la forma de transmitir el
mensaje científico? Porque lo que
explica valdría igual para un artículo
científico.
por Javier Badía
Socio de honor de la UNE
Cuando escribo este artículo para
Unelibros acaba de cerrar la Feria del
Libro de Madrid. Allí, curioseando en
los expositores de las casetas, me ha
sorprendido encontrar un superclásico
de Umberto Eco: Cómo se hace una
tesis. Y digo bien «me ha sorprendido»,
porque yo tengo una edición de páginas
amarillentas (1982) y veo que el título
original en italiano es del año 77. Así que
han pasado treinta años o treinta y cinco,
según lo queramos ver. Su actual editor
que, pienso yo, no querrá perder dinero,
lo tiene puesto a la venta en su enésima
edición. ¡Se sigue vendiendo nuevo! Lo
abro deliberadamente por las últimas
hojas, con idea de comprobar si mantiene
las páginas que en el ejemplar que
conservo aparecen impresas con máquina
de escribir. Y sí. Ahí están. Tal cual. O
sea, que estoy ante el mismo libro que
explica cómo se hace, a mano, una ficha
bibliográfica. Claro. Entonces, no había
ordenadores y nadie hablaba, por tanto,
de la ortotipografía. El uso de negritas
y cursivas (hoy) el autor lo resuelve con
subrayados y mayúsculas (lo único
posible en aquel momento). Pero en todo
lo demás, ortografía, abreviaturas,
signos de puntuación, márgenes
y espacios, los consejos son válidos.
Entonces, ¿hacia dónde barre Umberto Eco
en esta obra de referencia sobre el primer
trabajo de investigación? Hacia la
claridad. Claridad con la que él expone
cómo hacer ese trabajo y claridad con
la que defiende la importancia de escribir
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libros N.º 27 Otoño 2013
No dispongo de mucho espacio, de manera
a
que intentaré sintetizarlo en píldoras.
En primer lugar, uno de los caballos
de batalla para que se entienda lo que
dices es la terminología propia (el
léxico propio), un rasgo específico de los
os
lenguajes de especialidad (como lo es
el lenguaje científico). Se usan palabras
de significado unívoco (significan una
cosa y no otra). No hay polisemia. La
cuestión no está en evitar ese lenguaje,
sino en explicarlo: «Se definen los
términos que se utilizan».
Si leéis a los grandes científicos o a los
grandes críticos veréis que, salvo pocas
excepciones, son siempre clarísimos y no
se avergüenzan de explicar bien las cosas.
Nada de frases alargadas y
enrevesadas: «Evitad el exceso de
pronombres o subordinadas». Es lo que
Azorín ha descrito como colocar «unas
cosas dentro de otras, por medio de
paréntesis, de apartados, de incisos y de
consideraciones pasajeras e incidentales».
Para que se te entienda, coloca una cosa
después de otra.
No disfraces tu lenguaje con el tema
del que hables. «El lenguaje de la tesis es
un metalenguaje, es decir, un lenguaje
que habla de otros lenguajes». Si la tesis es
sobre Caravaggio, no pintes. Y si es sobre
la poesía de vanguardia, no escribas como
un poeta. Cuando Marx se dirigía a los
obreros de su época, no escribía como un
obrero. Un psiquiatra que describe a los
enfermos mentales no se expresa como un
enfermo mental.
Umberto Eco:
«Los grandes científicos
no se avergüenzan de
explicar bien las cosas»
Lenguaje formal siempre. Nada de
puntos suspensivos (salvo para expresar
que ahí falta texto) ni exclamaciones o
signos de admiración. Eco distingue entre
el lenguaje referencial (a cada cosa
por su nombre) y el figurado (que usa
de artificios retóricos). El figurado, que
puede usar la ironía (se dice una cosa para
significar su contrario), está más cerca del
lenguaje informal.
Si se supone que nuestro lector es un
idiota, no se usan figuras retóricas, pero
usarlas explicándolas es llamar idiota al
lector. El cual se venga llamando idiota al
autor.
Hay más. Pero esto no es una recensión.
Y la lectura de este manualito, disponible
en las librerías, es muy recomendable
para todos los que empiecen en la
investigación. Y así es con una tesis o un
proyecto de fin de carrera. Después
llegarán los artículos científicos.