La convivencia democrática requiere que las personas aprendan a vivir juntas a pesar de sus diferencias, buscando el bien común sobre los intereses individuales. Para sobrevivir en condiciones adversas, los puercoespines tuvieron que aceptar las espinas de los demás a cambio de recibir calor, y los principios democráticos como el diálogo y la participación permiten que las personas con visones diferentes convivan en armonía.