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Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Este texto presenta los resultados de una investigación que emergió de la necesidad de complejizar los es-
tudios sobre el currículo en la formación de maestros/as. Partiendo de una visión comprensiva y amplia del
currículo como todo aquello que acontece en el proceso educativo, se analizan los enfoques curriculares de las
distintas licenciaturas de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia. Este estudio de caso cuali-
tativo parte de la generación de conocimiento situado, el cual permite la deconstrucción y coconstrucción de
prácticas y conocimientos a partir del contexto, de las propias experiencias de los programas. Con base en el
análisis de entrevistas, documentos, diarios de campo y observaciones participativas en eventos académicos,
las autoras desarrollan tres temas centrales que enmarcan los enfoques de los programas: referentes (norma-
tivos, no-normativos), participación (docentes, estudiantes) y formación. Las implicaciones de estos resultados
muestran, entre otras, la necesidad de posiciones más claras respecto a las transformaciones curriculares,
la disponibilidad de criterios mínimos acerca de los discursos que circulan en la Facultad y la promoción de
mayores niveles de participación de estudiantes y egresados/as.
Palabras clave: currículo, enfoques curriculares, perspectivas curriculares, formación de maestros/as, refe-
rentes normativos, participación, formación, Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia.
Resumen
* 	 Esta investigación fue financiada por la Universidad de Antioquia y aprobada mediante Acta CODI 547 de 2009. La investigación
inició en el segundo semestre de 2009 y terminó en el segundo semestre de 2010.
** 	Ph.D. en Educación, profesora asistente, Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Correo
electrónico: elidagi@yahoo.com
*** 	
Candidata a magíster, docente ocasional, Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Correo
electrónico: sarah_floreza@yahoo.com
****	
Magíster en Educación, jefa Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Correo electrónico:
anacadavidr@gmail.com
Enfoques curriculares:
orientaciones y perspectivas en las
propuestas de formación de maestros/as*
Elida Giraldo Gil**
• Sarah Flórez***
• Ana María Cadavid****
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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Introducción
s usual encontrar, en las facultades de
educación de distintos contextos, una pre-
ocupación por la manera más efectiva de
enseñar, de modo que los/as estudiantes
aprendan más y con mayor rapidez (Phe-
lan, 2011); igualmente, gran parte de las agendas de
investigación en educación se han centrado de modo
primordial en el cómo y no en el qué, dejando de lado
aspectos que atañen a la formación docente, no nece-
sariamente ligados al ámbito de la didáctica, al cómo
enseñar (Pinar, 2004). Este marcado interés evidencia
que aspectos como los significados que circulan en
torno al currículo, a sus prácticas, a los enfoques y
E
a las teorías curriculares, por ejemplo, se encuentran
marginados de las investigaciones en educación y
de los discursos que se difunden en las instituciones
encargadas de formar los/as futuros/as maestros/as.
Aunque los aspectos relacionados con el currículo
han sido objeto de reflexión teórica en las facultades
de educación y en las universidades (véase Correa,
1997 y García, 2008), en el contexto colombiano no
se han convertido necesariamente en un objeto de
investigación que permita evidenciar, a partir de estu-
dios sistemáticos, sus diferentes dimensiones.
Así, los distintos enfoques y las configuraciones
curriculares y sus implicaciones en el proceso de
formación de licenciados/as no suelen ser objeto
Résumé
Approches curriculaires : orientations et perspectives des propos de formation des maîtres
On montre les résultats d’une recherche qui surgit du besoin de rendre complexes les études sur le curriculum
dans la formation des maîtres. On part d´une vision compréhensive et large du curriculum comme tout ce
qui se passe dans le processus éducatif, pour analyser les approches curriculaires de différentes licences
de la Faculté d´Éducation de l´Université d´Antioquia. Cette étude de cas qualitatif part de la génération
de connaissance située qui permet la déconstruction et la co-construction de pratiques et connaissances à
partir du propre contexte des expériences des licences. Sur la base de l´analyse des entretiens, documents,
journaux de classe et observations participatives dans les activités académiques, on développe trois sujets
centraux qui encadrent les approches des licences : références (normatives, pas normatives), participation
(professeurs, élèves) et formation. Les implications des résultats montrent, entre outres, le besoin de postures
claires à propos des transformations curriculaires, la disposition de critères minimales par rapport aux discours
qui circulent à la Faculté et la promotion d´une plus grande participation des étudiants et diplômés.
Palabras clave: curriculum, approches curriculaires, perspectives curriculaires, formation des maîtres, réfé-
rences normatives, participation, formation, Faculté d´Éducation de l´Université d´Antioquia.
Abstract
Curricular approaches: orientations and perspectives in teacher training proposals
This text presents the results of a study that emerged from the need to problematize curriculum research in teacher
education. Viewing curriculum from a broad and comprehensive perspective as everything that happens in an edu-
cational context, the authors analyze the curriculum approaches of different teacher education programs offered
by a school of education. This qualitative case study uses a situated knowledge framework, which allows the
construction and deconstruction of practices and knowledges based on a particular context, on the specific experi-
ences that take place in teacher education programs. Based on interviews, documents, diaries, and participant
observations analysis, the authors develop three main themes that reflect teacher education programs curriculum
approaches: referents (normative, non-normative), participation (faculty, students, alumni), and education. Among
other implications, this study highlights the need to have clear referents for curriculum change processes, pedagogi-
cal and curricular common criteria, and to promote higher levels of student and alumni participation.
Key words: curriculum approaches; teacher education; curriculum perspectives, teacher education programs.
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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de indagación rigurosa. Esta ausencia de indagación
deja abierto el espacio para proponer rutas que per-
mitan examinar los enfoques y las configuraciones
curriculares de los programas ofrecidos en educa-
ción superior y la manera como estos han sido natu-
ralizados. En este sentido, Díaz (2007) señala que las
universidades e instituciones formadoras de maes-
tros/as en el país se ven abocadas a exigencias de
formación provenientes de las políticas nacionales e
internacionales, las cuales demandan la reflexión y el
análisis de modelos, enfoques y prácticas curricula-
res, de modo que puedan redimensionar y resignifi-
car los procesos de formación.
Los enfoques curriculares tienen un significado y
una incidencia valiosos en la formación docente.
Ellos representan lo que es culturalmente significa-
tivo en términos del saber y hacer de los/as futuros/
as maestros/as, de sus características y de su papel
como agentes de cambio en la sociedad. Como lo
remarca Applebee, “todo currículo es una selección
que representa lo que una comunidad cree que es
valioso” (1996: 42). Cada propuesta de formación
docente es una propuesta curricular que refleja los
componentes que las viejas generaciones de maes-
tros/as valoran como importantes y esenciales para
ser enseñados a las nuevas generaciones de maes-
tros/as (Grumet, 1988). Por ello, consideramos de
vital importancia indagar acerca de los enfoques
curriculares que guían la configuración de las pro-
puestas curriculares o de formación de las distintas
licenciaturas de la Facultad de Educación de la Uni-
versidad de Antioquia.
Lo que pretendemos es examinar y repensar los en-
foques curriculares de las distintas licenciaturas de
esta universidad pública, con el fin de hacer explí-
citos los modos como se conciben y configuran las
diferentes propuestas curriculares para la formación
de los/as futuros/as maestros/as, y mediante la ge-
neración de conocimiento situado —investigación
que promueve la interacción entre la reflexión y la
acción, la teoría y la práctica (Kane, 2002), en y para
los contextos particulares—, hacer visibles las con-
cepciones y prácticas existentes en dicha universi-
dad y, a partir de allí, establecer unos referentes o
recomendaciones que sirvan como punto de partida
para posteriores configuraciones curriculares.
Enfoque curricular
Un enfoque no es un modelo que pretenda explicar
una realidad determinada ni un conjunto de prescrip-
ciones específicas acerca de una forma particular
de hacer. Es, en términos de Marsh y Willis, “una
imagen, una disposición, una perspectiva o una po-
sición” (2007: 70; énfasis en el original). Es más una
descripción, un conjunto de presupuestos o carac-
terísticas que permiten dar cuenta de una situación
y unas disposiciones acerca de un ser y hacer que
cobran significado dependiendo de los contextos en
los cuales se sitúan. Con este modo de concebir el
enfoque, este se reconfigura para aludir a los signi-
ficados y significantes que circulan en un espacio y
tiempo determinados, a aquellos supuestos compar-
tidos que dan sentido al ser y el quehacer, y a las
directrices o criterios desde los cuales se parte para
emprender un propósito.
En este sentido, un enfoque curricular es un conjunto
de creencias, de presuntos teóricos acerca del currículo
y del trabajo curricular, que pueden ser explícitos o
implícitos (Marsh y Willis, 2007), y se encargan de
dar sentido y orientación a las propuestas y prácti-
cas curriculares. Los enfoques curriculares reflejan
la visión del mundo, los valores, las actitudes y las
prioridades respecto al conocimiento que se han
delineado de manera deliberada o no, acerca de los
procesos educativos. Estos implican los presuntos
teóricos compartidos por una comunidad educativa
sobre lo que tiene sentido y es importante para esa
comunidad en términos de educación.
De acuerdo con Marsh y Willis (2007), un enfoque
curricular debe incluir:
―	Una forma de entender el currículo y el proceso
de desarrollo curricular.
―	Un sistema de valores y principios lo suficiente-
mente explícito que determine las bases de las
decisiones específicas, como las funciones de
los participantes y las justificaciones de las dis-
tintas formas de ser y hacer dentro de la propuesta
y de los procesos de desarrollo curricular.
―	Una conciencia crítica de los presuntos básicos
acerca de los siguientes elementos y sus rela-
ciones-interacciones: el mundo, la sociedad, el
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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conocimiento, el individuo, y la ética sobre los
cuales descansa el sistema de valores sobre lo
que es el currículo. Dado que toda propuesta cu-
rricular tiene unas implicaciones de formación o
educación específicas, es importante señalarlas
a la luz de, por ejemplo, el tipo de individuo que
se pretende formar dentro de los marcos de una
sociedad y contextos determinados.
Diferentes enfoques curriculares
Diversos enfoques curriculares han sido desarro-
llados a lo largo de la historia del currículo. Posner
(1998) establece cuatro enfoques para el proceso de
planeación curricular, dependiendo de las preguntas
que estos respondan:
―	El enfoque procedimental responde a la pregunta
de qué pasos se deben seguir en la organización
del currículo. De producción meramente técni-
ca, se encarga de determinar la lógica a seguir
cuando se planea un currículo particular. Puesto
que la función principal de los participantes en la
planeación desde este enfoque es prescribir, es
muy importante determinar los procedimientos y
explicar cómo se deben llevar a cabo.
―	El enfoque descriptivo responde qué es lo que de-
ben hacer realmente, en la práctica, las personas
encargadas de la planeación curricular. Aunque
reconoce la importancia de los aspectos técnicos y
de los procedimientos, se centra en los eventos
y la toma de decisiones. Aquí lo valioso es garan-
tizar que en la práctica las personas hagan lo que
les corresponde hacer.
―	El enfoque conceptual da respuesta a cuáles
son los elementos de la planeación curricular y
cómo se relacionan el uno con el otro; se refiere
también a los distintos niveles de planeación que
ocurren en el ámbito institucional y cómo estos
inciden en el producto final. Se trata de determi-
nar elementos y establecer relaciones, más que
de definir procedimientos.
―	El enfoque crítico se encarga de dar respuesta a
la pregunta por cuáles intereses están siendo
atendidos, a quién(es) favorece este currículo
y a quién(es) no; está basado en la emancipación
o la reflexión crítica. Se ocupa de lo técnico, de
lo descriptivo o de lo relacional, en la medida en
que les cuestiona su neutralidad y su carácter de
“inocentes”. En el enfoque crítico, los orígenes
y los propósitos de las propuestas curriculares
cumplen un papel central y, por tanto, se deben
hacer explícitos y develar.
Posner (1998), además, propone dos perspectivas
frente al currículo: la técnica y la crítica. En este caso,
ya no habla únicamente en términos de planeación o
de una de las fases del currículo, sino que presenta
dos modos de concebir el currículo, y los procesos y
las prácticas asociados a este. La primera perspecti-
va describe y entiende el currículo desde la raciona-
lidad y operatividad, y en ese sentido, presenta las
directrices sobre las cuales este debe ser construido
o estructurado. La perspectiva crítica, por su parte,
llama la atención acerca de los diferentes supuestos
que subyacen al currículo y que no se hacen explíci-
tos, así como lo que se ha dejado por fuera de él. Todo
lo que está presente, de manera implícita o explícita,
y lo que está ausente, tiene efecto en la formación, en
la constitución de sujetos (Giroux, 1991).
La perspectiva de la producción técnica está consti-
tuida por un mecanismo de medios-fin: los fines de-
terminan los medios para alcanzarlos y estos deben
garantizar la consecución de aquellos (Posner, 1998).
El hecho de que se determinen primero los fines y
luego los medios, por ejemplo, hace que esta pers-
pectiva sea fundamentalmente lineal. Aquí las deci-
siones respecto a los procesos educativos se deben
tomar objetivamente por personas con conocimiento
especializado. Al concebir la educación como un proce-
so para producir conocimiento, en esta perspectiva
el aprendizaje constituye el producto de los proce-
sos educativos. Las preguntas fundamentales para los
teóricos técnicos del currículo se enmarcan dentro
de aspectos como los objetivos, la selección y la
organización de experiencias y la evaluación.
Por otro lado, la perspectiva crítica enfatiza la re-
flexión crítica de situaciones concretas. Considera
el currículo como una construcción colectiva, dialó-
gica, en la cual los/as estudiantes y el/la maestro/a
son coinvestigadores/as. En este contexto, el cu-
rrículo tiene orígenes y fines políticos e ideológicos,
no es neutral. Para los/as teóricos/as que se ubican
en esta postura, poder, conocimiento y educación
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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están estrecha y complejamente conectados en el
currículo. El aprendizaje no constituye un producto,
sino un proceso de coconstrucción de conocimien-
to, de reflexión crítica y de transformación de una
realidad.
Posner plantea que quienes se encargan del trabajo
curricular no solo deben desarrollar y “usar varios
modelos sino también ser conscientes de las impli-
caciones de su uso” (1998: 96), es decir, de la se-
lección de los enfoques y de sus implicaciones. El
autor propende por la utilización de lo técnico y lo
crítico a la vez, señalando la importancia del saber
hacer y, asimismo, de preguntarse por los aspectos
implícitos en ese conjunto de procedimientos que
se delinean desde la perspectiva técnica. El asunto
crucial es cómo se conciben los procedimientos y
pasos, la deliberación y la conciencia en la selección
de las perspectivas, los referentes teóricos y las ex-
periencias que sustentan las elecciones y decisio-
nes, el análisis de los propósitos de las propuestas
curriculares y la pregunta por sus implicaciones en la
formación, los efectos que estos generan y las prác-
ticas que los promueven.
Por otra parte, Marsh y Willis (2007) ofrecen una clasi-
ficación de tres formas de teorizar acerca del currículo
y de los distintos enfoques curriculares que cada una
de ellas implica:
―	La forma prescriptiva propende por la creación
de modelos o marcos de referencia para el cu-
rrículo, cuyo objetivo es mejorar la educación y
las escuelas. Desde este enfoque se establecen
directrices y procedimientos que operarían en di-
ferentes contextos.
―	La forma descriptiva identifica la manera real en
la que el proceso curricular tiene lugar. Este enfo-
que busca entender y explicar cómo los diferen-
tes pasos y procedimientos se relacionan.
―	La forma crítico-explicativa hace referencia a las
deficiencias en las prácticas curriculares y a
las maneras más adecuadas de reemplazarlas. Los
seguidores de este enfoque estudian el currículo
en sus contextos sociales.
Como señala Jackson (1992), estas categorías no se
excluyen mutuamente ni están permanentemente en
conflicto; no están acabadas ni dan cuenta de una
clasificación exhaustiva que comprenda todos los
elementos asociados al currículo. Aunque Kliebard
(1998) las ligue a diferentes corrientes de pensamien-
to que tienen prominencia en distintos momentos en
la historia, conviene considerar que estos enfoques
pueden coexistir y estar presentes de múltiples mo-
dos en un proyecto de formación docente, dando, en
muchos casos, origen a nuevas formas de concebir el
currículo y los procesos asociados a este. Constitu-
yen, más bien, inclinaciones hacia diferentes maneras
de conectar el pensamiento y la acción dentro del tra-
bajo curricular, basándose en intereses y experiencias
particulares de aquellas personas que las sostienen.
Para efectos de este proyecto, nos guiamos por
la propuesta presentada por Marsh y Willis (2007)
—prescriptiva, descriptiva y crítico-explicativa—,
atendiendo los llamados de Jackson y Kliebard a
relativizar y contextualizar las categorías.
Revisión de literatura
La literatura sobre enfoques curriculares presenta un
panorama amplio y complejo. Los trabajos de corte
teórico sobre enfoques curriculares en los progra-
mas educativos son abundantes (Correa, 1998; Díaz
y Quiroz, 2001; Litwin, 2006; Rodríguez, 1993; B. Sie-
rra, 2000; H. Sierra, 2005). Sin embargo, la definición
de enfoque curricular está generalmente ausente y
las categorizaciones que presentan difieren sustan-
cialmente de un autor a otro. Por ejemplo, Gómez
(2002) distingue investigación educativa, enfoques
curriculares y formación de docentes a partir de tres
grandes corrientes: la positivista, la interpretativa y
la corriente crítica. Didriksson y Herrera (2004) deba-
ten sobre los puntos de convergencia y divergencia
de dos perspectivas que proponen la transformación
del currículo universitario: el enfoque de la educación
liberal promovida por el Banco Mundial y el enfo-
que alternativo denominado innovación crítica. En el
primer trabajo, los enfoques son concebidos desde
referentes teóricos particulares: positivista, interpre-
tativo y crítico; mientras que, en el segundo, están
asociados a perspectivas, tendencias.
Los trabajos empíricos referidos a enfoques curricula-
res en el contexto universitario varían ampliamente:
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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van desde ejercicios particulares sobre enfoques cu-
rriculares en casos específicos, hasta el análisis de
una política curricular institucional, en donde dichos
enfoques se encuentran incluidos. Fernández (2008),
por ejemplo, realizó una investigación didáctica en la
que explora las condiciones del cambio en la ense-
ñanza de la geografía. Centrado en los procesos de
transformación curricular, abarca aspectos referidos
a los enfoques y criterios para la selección de conte-
nidos y al trabajo de aula.
Hernández y Tovar (2009) estudiaron la relación entre
los enfoques curriculares existentes y los que orien-
tan la formación de licenciados y profesionales de la
Educación física, en seis universidades de Bogotá.
Entre otros resultados, señalan que categorías como
currículo, enfoque curricular, modelo, tendencias
y paradigmas tienen diversas acepciones, y que si
bien las propuestas curriculares de los programas
analizados convergen en la descripción de algunas
características del currículo, no existe un concepto
único. Reportaron la diversidad de enfoques adopta-
dos por los programas y las contradicciones que se
presentan al interior de un mismo programa.
En cuanto a exploraciones de carácter institucional,
un grupo de investigadores de la Universidad del Valle
(2008) realizó un estudio con el fin de comprender
la configuración de la política curricular universitaria
y la construcción de su proyecto formativo, así como
los distintos modos de apropiación de la misma por
parte de la comunidad universitaria. Dentro de los
resultados, destacan la normativa como un factor de-
terminante en la construcción de nuevas estructuras
y funcionamientos curriculares de la institución y de
sus programas académicos. Resaltan la escasa parti-
cipación de los/as estudiantes en asuntos curriculares;
la falta de profesores vinculados o con la formación
necesaria para asumir responsabilidades curriculares;
la preocupación de los profesores por las cuestiones
pedagógicas y por la dificultad para conceptualizar
los elementos pedagógicos implicados en los progra-
mas académicos o en su experiencia docente; y la
necesidad de actualizar y recrear la política curricular
mediante principios, lineamientos y acciones claves
para consolidar un proyecto formativo.
Si bien existen amplios trabajos de corte teórico,
los estudios empíricos sobre enfoques curriculares
escasean en la literatura, y más aún los referidos a
los enfoques curriculares de/en los programas de
formación de maestros/as. Por lo anterior, conside-
ramos necesario indagar por los enfoques curricu-
lares que guían la configuración de las propuestas
curriculares o de formación en las distintas licencia-
turas de la Facultad de Educación de la Universidad
de Antioquia, con el fin de visibilizar las maneras
como se conciben y configuran dichas propuestas
y, a su vez, generar conocimiento situado en torno
a las concepciones y prácticas y, con base en ello,
proponer unos referentes o recomendaciones que
sirvan como punto de partida para el futuro trabajo
curricular.
Metodología
Este proyecto consistió en un estudio de caso (Bog-
dan y Biklen, 2003), en el cual se analizaron las dife-
rentes propuestas de formación de las licenciaturas
ofrecidas por la Facultad de Educación de la Univer-
sidad de Antioquia, por un período de un año. En pri-
mer lugar, y siguiendo las recomendaciones de los
metodólogos (Bogdan y Biklen, 2003; Patton, 2002),
se hizo un estudio de caso de cada una de las licen-
ciaturas de manera independiente y en momentos
distintos, y luego las investigadoras procedieron a
leer los programas simultáneamente. La información
de cada programa fue leída a la luz de presencias, au-
sencias, puntos comunes y puntos divergentes. Esta
lectura permitió evidenciar patrones y diferencias,
así como singularidades y ausencias.
El proyecto contó con 36 participantes, de diversas
calidades y características personales y académi-
cas, lo cual enriqueció el estudio con una visión
amplia y compleja de sus narrativas. Entre los/as
participantes se encontraban los/as coordinadores/
as de cada una de las licenciaturas, algunos/as di-
rectores/as que de una manera u otra tuvieran que
ver con su gestión académica o administrativa (por
ejemplo, jefes/as de Departamento) y los/as profe-
sores/as participantes de cada uno de los comités
de carrera de las licenciaturas. Las edades de los/as
participantes se encontraban entre 28 y 50 años, y
su experiencia en el contexto universitario (docen-
cia o administración) oscilaba entre 3 y 19 años.
Igualmente, tenían distintos niveles de formación:
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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candidatura maestría (3), maestría (24), candidatu-
ra doctorado (1) y doctorado (8). Hacían parte de
distintas licenciaturas: Humanidades: Lengua Cas-
tellana (6), Ciencias Sociales (6), Básica Matemáti-
ca (5), Matemática-Física (3), Pedagogía Infantil (6),
Ciencias Naturales (3) y Educación Especial (4), y 3
eran administrativos/as.
Para la recolección de información, realizamos en-
trevistas y análisis de documentos. Hicimos una
entrevista semiestructurada (Patton, 2002) con cada
uno/a de los/as participantes, con una duración en-
tre 30 y 120 minutos. Por solicitud de los/as parti-
cipantes, 3 de las 36 entrevistas no fueron audio-
grabadas; cada entrevista fue transcrita. Revisamos
la documentación pertinente y disponible de cada
licenciatura: proyectos pedagógicos de los progra-
mas (6), actas, documentos de transformación cu-
rricular, documentos e informes de autoevaluación
correspondientes a distintas fechas (entre 1996 y
2009). Asistimos al seminario permanente sobre
pedagogía(s) y didáctica(s) ofrecido por la Universi-
dad, cuyo propósito era establecer un diálogo sobre
la formación de maestros y maestras en torno a la(s)
pedagogía(s) y la(s) didácticas(s) y su relación con la
formación básica, el currículo, la investigación y los
saberes específicos. Este seminario duró cuatro me-
ses. Una de las investigadoras fue observadora parti-
cipante en algunas sesiones del Comité de Currículo
de la Facultad de Educación de dicha universidad y
la información allí recogida fue registrada en el diario
de campo.
Para el análisis seguimos la propuesta de Rhedding
(1996), esto es, hicimos una lectura múltiple de los
textos, con el fin de agrupar la información que se
sustente entre ella, se contradiga y se relacione o
no con la otra. De igual forma, analizamos lo presente
explícita e implícitamente, al igual que lo ausen-
te. Este proceso lo llevamos a cabo durante todo
el período de recolección de información. Teniendo
en cuenta la presencia de varias investigadoras, fue
crucial no solo realizar múltiples lecturas de los da-
tos, sino también explorar múltiples posibilidades
de interpretación, con el fin de ampliar el horizonte de
posibilidades de los resultados y de convenir una in-
terpretación mucho más válida y plausible de estos
contextos.
Luego de un período aproximado de seis meses, desa-
rrollamos algunas categorías iniciales de análisis que
nos permitieran seguir haciendo la lectura de datos e
hicimos una presentación de los resultados prelimi-
nares ante el Comité de Currículo de la Facultad, con-
formado por los/as coordinadores/as de programas y
algunos/as administrativos/as. De esta interlocución,
surgieron reflexiones validando los resultados y las
observaciones para tener en cuenta, relacionadas con
las implicaciones institucionales de los resultados del
proyecto. Como equipo de investigación, tuvimos en-
tre dos y cuatro reuniones por mes, dependiendo de
la recolección de información y de los asuntos me-
todológicos a resolver. La autorreflexividad (Bloom,
1998; Lather, 1991) fue uno de los elementos funda-
mentales durante el proceso de investigación, el cual
nos permitió analizar nuestro papel como investigado-
ras. Las sesiones de grupo duraron entre dos y cuatro
horas; también sostuvimos comunicación virtual. Una
vez analizada la información, presentamos los resul-
tados finales ante los comités de carrera, y a partir
de las observaciones y reacciones frente al estudio,
elaboramos el informe final.
Resultados
Teniendo en cuenta el propósito fundamental de
nuestro estudio, desarrollamos tres temas centrales
a partir del análisis de la información recogida. En
algunos casos, los temas comprenden otras catego-
rías o subtemas que consideramos deben resaltarse.
Estos temas los hemos denominado: referentes, par-
ticipación y formación.
Referentes
Los referentes que los comités de carrera han consi-
derado para emprender o llevar a cabo la reconfigu-
ración de las propuestas de formación, los podemos
clasificar en normativos y no normativos.
Los referentes normativos aluden a la legislación
nacional o institucional, condiciones o compromisos
de la misma Facultad, y procesos de acreditación y
autoevaluación. Los criterios para estos últimos se
han constituido en pautas importantes para recon-
figurar las propuestas curriculares; así lo señala un
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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aparte del Proyecto de Matemáticas y Física: “A par-
tir de la acreditación previa, el Programa se ha visto
abocado a realizar reflexiones y cambios en su plan
de estudios” (2005: 18), y lo afirma un miembro del
Comité de Carrera de dicho programa: “A partir de la
visita de los pares, se ha empezado a pensar en una
transformación curricular”.1
Para algunos profesores,
el proceso de transformación curricular se desprende
de la autoevaluación. Este hecho nos permite anotar
cómo las políticas de acreditación y autoevaluación
desempeñan un papel importante en la forma de con-
cebir y reestructurar las propuestas curriculares; son
estas las que generan el cambio.
En cuanto a la legislación como punto de referencia
para los cambios en los programas, el fragmento de
una entrevista expresa:
Primero ha habido un análisis frente a la le-
gislación para encontrar criterios [...] se ha
tenido en cuenta también la normativa de la
Universidad, la legislación a nivel nacional, a
nivel internacional.
El Comité de Carrera de uno de los programas conformó
una comisión, que llamó “legal”,
[...] para revisar la normatividad y los soportes
de la norma jurídica, pero además, también in-
cluir unos referentes conceptuales en cuanto a
la formación y la educación universitaria, al ho-
rizonte de la educación superior [...] las decla-
raciones universales y, obviamente leer desde
ahí el programa.
Otra persona señala que “el programa, como todos
los de pregrado de la Facultad, obedece a un evento
de orden normativo, al Decreto 272 de 1998”. Este
decreto, como lo indican un buen número de partici-
pantes, tuvo una incidencia notable en la manera en
que cada propuesta de formación de las licenciaturas
fue reconfigurada en la Facultad, pues determinó la
duración de las mismas, que “era de ocho semestres
y pasó a diez semestres”, y reconfiguró “la formación
pedagógica y la organización por núcleos: educabili-
dad, enseñabilidad, dimensión histórica y epistemo-
lógica, realidades y tendencias”.
A partir del decreto y los marcos legales, los progra-
mas pensaron sus componentes y sus prácticas.
La importancia de los referentes normativos también
se hace evidente en los eventos académicos de
carácter institucional de la Facultad. Es el caso de la
sesión introductoria del Seminario permanente, don-
de un jefe de departamento señala que “las relaciones
entre las normativas existentes y las estructuras de los
programas que forman maestros” serán objeto de
reflexión durante el seminario. En una sesión del Co-
mité de Currículo, en la que se plantea la necesidad
de “legalizar ante el MEN [Ministerio de Educación
Nacional] la estructura básica de los programas”,
una jefa de departamento responde que “las transfor-
maciones son muy impulsadas por la normatividad,
el Ministerio manda y ahí mismo nos acogemos”.
Aunque en distintas instancias y documentos se se-
ñala la normatividad como un referente fundamental
a seguir, algunas personas tienen una mirada crítica
frente a estos y a las prácticas que generan. Una par-
ticipante afirma:
Un poco de los embrollos actuales en los que
se encuentra el programa, es haber hecho un
caso, de una manera ciega, a los lineamientos
del Decreto 272 del ’98 [1998] sin [...] un dis-
tanciamiento crítico frente al mismo.
Hay quienes expresan que si bien los decretos han
atravesado el desarrollo y la transformación de
los programas, se han producido “contenidos aca-
démicos que los soporten”, pues como lo indica otra
persona entrevistada, “se intenta trascender el sim-
ple cumplimiento de una obligación dándole soporte
académico”.
Como mencionamos, los compromisos administrativos
de la Facultad también motivan la revisión de los pro-
gramas y aunque, como lo señalan en una de las entre-
vistas, “todos están en proceso de transformación”,
1	 No ponemos el nombre de los participantes, los programas, los comités de carrera y las instituciones por asuntos éticos de protección
de identidad.
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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el compromiso es “solamente de dos licenciaturas”.
Así mismo, se señala cómo las condiciones de la
Facultad impiden que haya unos referentes que per-
mitan avanzar en los procesos de transformación;
una coordinadora de programa plantea:
Hay muchas cosas que la Facultad no ha re-
suelto y mientras la Facultad no las resuelva,
van a condicionar también el desarrollo del pro-
grama. Por ejemplo, si la Facultad no resuelve...
el problema de los créditos, nosotros no pode-
mos avanzar en eso.
Un miembro de un comité de carrera anota que las
decisiones respecto al programa estaban determina-
das por la necesidad de la entrega de la tarea y del
cumplimiento de los plazos:
Las decisiones se tomaban por unos pocos
[...] estaban exigiendo que eso estuviera lis-
to para entregarlo al Ministerio de Educación
cumpliendo unos requisitos [...] entonces yo
pienso que la propuesta no alcanzó a pensarse
lo suficientemente bien.
Así, las directrices de política nacional, institucional
y de Facultad afectan las decisiones en torno a las
configuraciones y los cambios en los programas, así
como sus dinámicas. De igual forma, lo hace la falta
de referentes para el trabajo curricular que la Facul-
tad pueda tener. Se presenta, entonces, una tensión
interesante: tanto las directrices dadas como las
inexistentes, tienen implicaciones para la configura-
ción de los currículos y para sus prácticas.
Por otro lado, los referentes no normativos que gene-
ran cambios en los programas incluyen: las reflexio-
nes al interior de los comités, el uso de referentes
de otras instituciones o contextos, y las experiencias
o trayectorias individuales. Algunos miembros del
Comité revisan las prácticas existentes en su pro-
grama y buscan construir referentes de carácter más
reflexivo, a partir de los interrogantes generados por
sus propias dinámicas. Así lo ilustra el siguiente seg-
mento de una de las actas:
Para acercarnos [...] al proceso de transfor-
mación curricular, consideramos importante
realizar un diagnóstico de la situación actual
del programa [...] Algunos problemas: [...] La
investigación no ha permeado el currículo
como eje transversal [...] desconocimiento
“motivacional” y “conceptual” de cada cur-
so, lo que limita desarrollar una propuesta
interdisciplinar. [...] se conocen los progra-
mas en cuanto a la forma, pero no referente
al fondo […] Problema con la concepción de
currículo porque no se ha dado una inducción
sobre él.
Es importante resaltar de esta cita la preocupación
por asuntos pedagógicos y del saber específico,
así como por la ausencia de una directriz y con-
ceptualización clara acerca del currículo. De nuevo
aparece la falta de directrices como un asunto im-
portante para las prácticas y los desarrollos de los
programas.
En otras ocasiones, no hay una demanda externa que
movilice una transformación curricular, sino que es
mediante una mirada al interior de los comités y de
los programas, así como las cualidades de las per-
sonas que los integran, lo que posibilita repensar
las prácticas y las propuestas formativas de manera
permanente, con el fin de actualizarlas. En estos ca-
sos, como lo señalan en distintas entrevistas, “los
marcos de referencia han sido otras universidades
a nivel internacional... otros programas de educa-
ción de otras universidades colombianas”. También
“se recurre mucho a la experiencia y a los ideales
de formación que cada uno tiene... y cada uno tiene
una experiencia distinta”. La trayectoria en un pro-
grama y el conocimiento del mismo son igualmente
elementos que permiten proponer o estabilizar algu-
nos procesos:
Lo que dicen los compañeros, tanto los pro-
fesores del programa como algunos estu-
diantes —no puedo decir que todos— [...] y
las mismas personas de la Facultad, es que
“yo tengo ese programa en la cabeza”, pues
hace mucho rato que estoy acá y [...] el tiem-
po le permite a uno también apropiarse de
esas cosas.
En ninguno de estos casos, los programas dependen
de la norma, sino de características internas o con-
textuales para pensarse.
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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Participación
A partir de la información, podemos identificar dos
tipos de participación en las dinámicas de reconfigu-
ración de los programas: la participación docente y
la de los/as estudiantes.
1.	 Participación docente. Los comités de carrera
valoran la presencia y la participación de sus do-
centes en la revisión de los programas, en la ge-
neración de nuevas propuestas y en la discusión
de las mismas; en una entrevista se afirma: “hay
profesores muy comprometidos y que están
dispuestos a construir y a trabajar en esa trans-
formación”. También se valora tener “un cuerpo
de docentes muy diverso” y lo ven como “una
fortaleza del programa; gente formada en áreas
de conocimiento distintas y que hacen aportes
considerables al posicionamiento de la Licen-
ciatura”. En este caso hay una valoración de la
diversidad puesta al servicio de los procesos de
transformación.
	 En la mayoría de los casos, la participación de los/
as docentes ha tenido lugar a través de la estruc-
tura de los núcleos. Así lo expresa una de las citas:
Cada una de las transformaciones del pro-
grama parte de la opinión de los profeso-
res que se agrupan en núcleos y que a su
vez tienen un interlocutor en el Comité de
Carrera, que es el coordinador de núcleo.
	 Por medio de esta instancia, los comités han bus-
cado conocer, indagar y poner en escenario las
opiniones y construcciones de los/as docentes de
los programas respecto a las transformaciones y
procesos de los mismos.
	 Pese a la valoración de la participación docente,
esta no siempre es fluida, se ve interferida por
varios factores, siendo los asuntos contractuales
uno de los más importantes, pues no les permiten
a los/as docentes disponer del tiempo necesario
para participar. El fragmento de una entrevista lo
ilustra muy bien:
Se supone que somos de 6 a 7 personas,
pero tenemos muchos [docentes] que son
itinerantes [...] por el asunto de la contra-
tación. Entonces eso tampoco favorece
para tener una mirada muy concreta del
programa.
	 Como lo señala una coordinadora de programa, la
falta de compromiso en la participación obedece,
en gran parte, al tipo de vinculación:
Hay unos que son muy comprometidos y hay
otros que no lo son tanto, no porque no se
quiera, sino porque la mayoría de nuestros
profesores son de cátedra; entonces, tie-
nen múltiples ocupaciones que a muchos,
aunque quisieran, no les permite participar.
	 La falta de participación también se puede notar
en los reiterados llamados —registrados en las
actas— a la colaboración y a los aportes académi-
cos de los docentes. Algunos ejemplos se pueden
encontrar en diferentes actas de los comités de
carrera con ocasión de la visita de la comisión
de acreditación: “esperamos su participación”,
“apórtenos sus sugerencias”, “esperamos contar
con sus valiosos aportes en la discusión”, “con-
tamos con su presencia”. La existencia de estos
llamados con una alusión particular en las actas,
sugiere la ausencia de las acciones que refieren,
y de nuevo, indican que los comités son guiados
en su trabajo curricular por referentes normativos
que orientan en este caso el hacer de los partici-
pantes. Aunque se visibilice el tipo de vinculación
como uno de los problemas más relevantes para
el compromiso de los docentes, también se recono-
ce que “hay profesores... resistidos [sic] a que las
cosas cambien, y por esto se han tenido que con-
vocar otros profesores... como comité”. Si bien la
resistencia al cambio aparece como un obstáculo
para la participación docente en la transformación
curricular, nos parece importante resaltar lo que se
presenta como imposibilidad para dialogar, nego-
ciar y hacer consensos al interior de los comités.
	 Por otro lado, miembros de los comités llaman la
atención sobre la poca participación de docen-
tes con formación posgraduada, especialmente
doctorado, y reclaman su participación en los
procesos de transformación. Un coordinador de
programa lo expresó así:
En el programa se supone que hay 3 doc-
tores... ninguno trabaja en el comité de
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Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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carrera; [...] están ausentes de la reflexión
por el pregrado, al menos en ese nivel [...]
donde se está pensando la transformación.
	 De esta demanda directa por la presencia de
doctores en el trabajo curricular, es posible inferir
que la formación de quienes participan del comité
parece ser insuficiente para apoyar o generar pro-
cesos de reflexión y transformación.
	 En algunos casos, sucede que los/as docentes no
son tenidos/as en cuenta para la toma de deci-
siones finales respecto a la propuesta de forma-
ción, función que inclusive puede estar a cargo de
una persona o de un grupo reducido de ellas. Un
miembro de un comité afirma:
Cuando [...] hicieron el diseño curricular del
programa, ellos tenían una idea en mente
y cuando se fue a presentar [...] no fue
tenido en cuenta [...] es muy jocoso ver
cómo un equipo que estaba trabajando en
esa propuesta curricular por mucho tiempo
no se le tuvo en cuenta [...] sino que otra
persona con un poco más de trayectoria y
a nivel personal, [...] lo hizo y presentó una
propuesta y esa fue la aprobada.
	 Si bien es notable que la experiencia de una per-
sona en la Facultad o en un programa se constitu-
ya en un factor importante en la configuración de
una nueva propuesta curricular, pues le autoriza
para liderar y tomar decisiones, el hecho de que
este proceso no se haga de manera colegiada
también tiene implicaciones en las propuestas de
formación. Es el caso de uno de los componentes
de formación “propuesto por una o dos personas.
No fue colegiado y se asumió en otra instancia,
pero no se ejecutó, o sea, no se llevó a la prácti-
ca”. Aparece aquí una llamativa tensión: una per-
sona que toma decisiones respecto al programa,
pero estas no son llevadas a la práctica. La comu-
nidad o el Comité de Carrera resisten la forma en
que fue tomada la decisión, y en la práctica, no la
legitima. Con esta información, se hacen visibles
relaciones de poder-saber que están presentes en
las prácticas curriculares. Estas relaciones hacen
parte de ese sistema de valores que orienta las
configuraciones, los participantes, las justifica-
ciones y los vínculos entre estos.
2.	 Participación de estudiantes. La participación de
los/as estudiantes parece ser un asunto complejo
y difícil para los programas y para las prácticas
curriculares. Una manera alude a la presencia de
los/as estudiantes en los procesos de autoevalua-
ción, considerada como un requisito:
Eso empezó en el 2004 [...] más o menos
con unos diagnósticos que se hicieron a los
estudiantes, acerca de lo que ellos querían
mejorar, cambiar del programa. Se pensó
la visión, la misión, se llevó una discusión
a todos los grupos de los estudiantes, los
estudiantes ofrecieron consideraciones,
cuando se estaba haciendo el informe de
autoevaluación.
	 La normatividad vuelve a guiar las prácticas curri-
culares y las formas de establecer relaciones en-
tre los participantes. Los/as estudiantes son una
audiencia indispensable en los informes de auto-
evaluación, y su participación en este caso se da
mediante la discusión de la(s) propuesta(s) que el
comité elabora y les comparte para que hagan con-
sideraciones. La mayoría de los/as coordinadores/
as de programa señalan que “la participación de los
estudiantes no es muy activa”. A pesar de que se
convoquen desde los comités de carrera,
A esas reuniones es muy poca la gente
que va, [...] entiendo que se han hecho
reuniones donde se presentan las alter-
nativas de reforma y algunos estudiantes
manifiestan sus ideas, sus criterios, por-
que les “toca” su Programa; pero el común
denominador es el ausentismo.
	 Esta práctica, que parece generalizada, tiene eco en
otros comentarios: “desde el programa se hacen
esfuerzos, pero no se logra que participen”. Algu-
nos programas optan por cumplir algunos mínimos
con los/as estudiantes, entre los cuales está in-
formar; en un acta de comité se resalta: “hoy... se
llevará a cabo una reunión informativa para dar a
conocer a los estudiantes del programa, los avances
de la propuesta [de transformación]”.
	 La forma de participación de los/as estudiantes se
visibiliza mediante las observaciones que ellos/as
hacen frente a las propuestas que les presentan,
pero no desde la generación de ideas o propuestas
que puedan tener impacto en las concepciones y
prácticas del programa.
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Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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Formación
Dos elementos que aunque pueden funcionar de ma-
nera independiente, se destacan en la información
analizada como intrínsecamente relacionados, son:
los componentes de las propuestas de formación y el
ideal de formación de las comunidades académicas
de los programas. Los documentos de los programas
o los miembros de los comités de carrera conciben
las propuestas de formación de los/as futuros/as
maestros/as a partir de distintos componentes de
formación o campos de conocimiento: el específico/
disciplinar, el pedagógico, el didáctico o el profe-
sional. No obstante, hay una tendencia marcada en
miembros de distintos comités y alguno/as adminis-
trativos/as, a promover que la formación de maes-
tros/as comprenda solo dos componentes: el saber
pedagógico y el disciplinar, o el saber didáctico y el
disciplinar. Así lo ilustra una de las participantes:
Mi ideal de programa es que haya un com-
ponente disciplinar fuerte y que haya un
componente didáctico también fuerte, pero
yo siempre me sueño que el componen-
te disciplinar no lo ofrezcamos nosotros
[...] eso le da otra dimensión al programa.
Porque nosotros somos especialistas en la
parte didáctica. [...] en la Universidad, hay
otros especialistas profesionales en el área
disciplinar, entonces que ellos se encarguen
de esto.
Otro participante señala que la formación debe tener
“dos grandes componentes: el saber disciplinar y el
saber pedagógico”, y continúa su planteamiento pro-
poniendo que, el saber disciplinar, los/as estudian-
tes “lo aprendan en otro lado”. Estas afirmaciones
nos permiten ver que a la Facultad de Educación se
le reconoce autoridad para la formación en el saber
pedagógico o el componente didáctico, pero no pro-
piamente en el saber disciplinar, el cual sugieren sea
aprendido o enseñado en “otro lado”, por “otros es-
pecialistas”. También, podemos resaltar el acuerdo
que hay en la denominación y la conceptualización
del componente/saber disciplinar, más no en la forma
de nombrar o teorizar el otro componente: didáctico
en un caso y pedagógico en el otro.
Aunque existe una tendencia general de los progra-
mas a hablar de dos componentes, dos proyectos
pedagógicos de los programas presentan singulari-
dades: un primer caso se refiere a los componentes
centrales de la formación de maestros/as como “el
saber disciplinar y el saber profesional”, los cuales
direccionan “la formación de las licenciadas en Peda-
gogía Infantil” y los que se constituyen, a su vez, en
ejes centrales de reflexión, como lo vemos en este
trozo de entrevista:
Cuando empezamos el programa, había una
reflexión de la infancia pero muy chiquita,
muy elemental, muy inicial y todavía pensan-
do [...] más en la profesionalización, que en
el campo disciplinar [...] yo siento que eso
ha ido cambiando un poco; se sigue pensan-
do obviamente en la profesionalización, pero
también en lo disciplinar en la Pedagogía
Infantil.
A diferencia de los otros programas, en una de las
licenciaturas, la separación entre saber disciplinar
y saber pedagógico no tiene lugar. Por las particula-
ridades del programa, el saber pedagógico se con-
solida como el saber disciplinar y se debate, más
bien, con el saber profesional que ha sido hegemó-
nico. Además, con las discusiones para la reforma
se ha hecho visible la necesidad de introducir re-
flexiones
Y la posibilidad de mirar la pedagogía infantil
como un subcampo también de la pedagogía
[...] desde esa doble perspectiva disciplinar y
profesional, y trabajar en la formación de re-
curso en ambas vías.
A lo anterior se agrega un elemento crucial para esta
propuesta curricular: una formación alrededor de
la interdisciplinariedad. Esta es la base de la integra-
ción curricular, “porque busca ese encuentro entre...
disciplinas, apuntando a leer las problemáticas de la
infancia con adultos, con niños, con el contexto, con
profesores”.
Estos acuerdos en los componentes del programa
no se extienden a la mirada sobre uno de sus princi-
pios fundamentales: la interdisciplinariedad. Aunque
no cabe duda acerca de su valor e importancia en la
formación, se visibiliza una tensión con el modo de
materializarse en el programa. Una participante así
lo problematiza:
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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Me parece que es una buena intención, pero
es muy compleja porque un estudiante per-
fectamente puede coger un retacito de cada
disciplina para leer un fenómeno, pero yo no
sé si eso es interdisciplinariedad, o si se tenga
que hablar de todo a la vez.
Un segundo caso que se sale de la tendencia de los
dos componentes es el proyecto pedagógico de uno
de los programas que enuncia:
Los campos del conocimiento son tres: el
campo de formación pedagógica, el campo
de integración didáctica y el campo del saber
específico [...] El [...] de integración didáctica
[...] tiene como objetivo articular el saber pe-
dagógico con el saber específico.
En este planteamiento es muy clara la presencia
de tres componentes y la función articuladora de
uno de ellos. Sin embargo, la distribución de los
créditos académicos no se corresponde con la im-
portancia asignada a los tres componentes, pues
128 de 220 créditos (casi 60%) están asignados
para los espacios del saber específico. Como lo
anota uno de los miembros del Comité al relatar
la configuración de la versión actual del programa,
es claro que “básicamente lo que interesaba era el
saber específico”.
Con respecto a la concepción de formación, a cuál
debe ser el énfasis y quién debe ofrecerla, se presen-
tan otras tensiones en los comités de carrera. Hay
quienes sustentan que la formación de maestro/as
en el saber disciplinar o específico implica una for-
mación especial para maestro/as en/de esas cien-
cias o disciplinas. Así lo proponen varias personas
entrevistadas, quienes afirman:
Una cosa son las matemáticas para ingenie-
ros, otra para economistas, otra muy distinta
para los de matemática pura y también otra
para los maestros [...] No se puede enseñar
matemáticas de la misma manera [...] los pro-
pósitos son distintos.
Esta afirmación se ve respaldada por enunciados
similares que expresan: “en estos espacios de con-
ceptualización de Física, hay un trabajo también di-
dáctico”. El siguiente ejemplo ilustra cómo se lleva
a cabo el trabajo didáctico dentro de un espacio de
conceptualización del saber disciplinar/específico:
Todos los estudiantes [...] leen artículos de in-
vestigación, pero propios de la enseñanza [...]
hacen exposiciones [...] porque también es-
tamos pensando cuál es el objeto disciplinar
de lo que ellos hacen con sus exposiciones
[...] después [...] viene una discusión en pleno
y vemos [...] la importancia de llevar cosas
como las que se presentan en el artículo en
un aula de clase [...] ahí se está pensando en
lo didáctico.
Para otras personas, el trabajo didáctico realizado en
los espacios de conceptualización del saber específico
va en detrimento de la formación:
Incluso dentro del mismo Comité [...] hay
muchos que piensan que la matemática que
aprenden los profesores no debe ser la mis-
ma matemática de ingenieros [...] podrá ser
cierto en algún momento, pero cuando [...]
vamos y revisamos en la práctica, los cursos
del componente disciplinar [...] los estamos
degenerando y se están convirtiendo en [...]
didácticos [...] la parte disciplinar externa
a la Facultad, y [...] encargarnos de lo que
nosotros sabemos [...] eso permitiría doble
titulación [...] permitiría a los estudiantes
hacer posgrados en otras áreas, y tener el
componente disciplinar fuerte, que no tie-
nen.
Estas tensiones no son ajenas a las que se pre-
sentan en el ámbito institucional, donde tampoco
parecen claros los componentes de formación. En
una sesión del Comité de Currículo de la Facultad de
Educación donde se discute sobre los propósitos de for-
mación, aparecen distintas visiones: “lo disciplinar
como eje formal de la propuesta de formación”; “hay
que hacer énfasis en el saber científico, disciplinar,
en la definición de los objetos de enseñanza y en
la enseñanza de dichos objetos disciplinares”; y “la
formación pedagógica, el saber específico, no en to-
dos es muy claro”. Estas diferentes miradas sobre los
componentes de formación, y su conceptualización,
dejan ver las distintas posiciones que circulan y la
manera como son asumidas por las comunidades
encargadas de direccionar los programas.
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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Discusión
A partir de la información analizada, podemos con-
cluir que la razón fundamental para las configuracio-
nes o transformaciones curriculares en la Facultad
son los referentes normativos: legislación, procesos
de acreditación y autoevaluación, y requerimientos o
condiciones de la Facultad. En algunos casos, además
de la normativa, los programas presentan reflexiones
y discusiones internas que movilizan cambios, aun-
que también acuden a experiencias y trayectorias
de quienes integran los comités, para llevar a cabo
las transformaciones. Si bien en la mayoría de los ca-
sos la relación con la norma es de obediencia, esta
también moviliza posiciones críticas y construcciones
teóricas a partir de sus dictámenes. Resulta claro el
lugar primordial de la norma, bien para obedecerla,
criticarla, resignificarla o construir a partir de ella. Al
igual que en el estudio realizado en la Universidad del
Valle (2008), destacamos la normativa como un factor
determinante en la construcción de nuevas estructuras
y funcionamientos curriculares, la cual es apropiada
de maneras distintas por la comunidad académica.
Igualmente, faltan referentes propuestos por la Fa-
cultad que permitan generar consensos frente a las
prácticas curriculares y las conceptualizaciones al
respecto. El lugar central de la norma puede tener re-
lación con la ausencia de referentes propios para la
revisión y la transformación curricular, situación que
también puede generar tensiones entre y al interior de
los comités. Este resultado respalda los hallazgos del
estudio de la Universidad del Valle (2008), donde se
encontró necesario actualizar y recrear la política cu-
rricular mediante principios, lineamientos y acciones
claves, con el fin de consolidar el proyecto formativo.
En lo que a la participación se refiere, la informa-
ción permite ver una valoración de la participación
de los docentes en asuntos curriculares al interior de
los comités. Esta se da principalmente mediante sus
aportes en el trabajo realizado en/por los núcleos
académicos y está relacionada con su compromiso
con el programa o la Facultad. Sin embargo, la parti-
cipación se ve interferida por el tipo de contratación/
vinculación con la Universidad, por la resistencia al
cambio y por relaciones de saber-poder que se dan
en las comunidades académicas, y se hacen visibles
en algunas prácticas curriculares. Por otra parte, al-
gunos/as coordinadores/as llaman la atención sobre
la necesidad de docentes con formación necesaria
para participar de los procesos de transformación.
En ese mismo sentido, es notable la ausencia de
participación de egresados/as y estudiantes en la
transformación de los programas. Estos/as aparecen
primordialmente en los procesos de autoevaluación
como audiencias requeridas, pero sin incidencia
directa en las nuevas propuestas, bien por falta de
compromiso político o por la ausencia de espacios
formales de participación. Algunos resultados de
este estudio concuerdan con los hallazgos de la
investigación sobre política curricular y proyecto
formativo de la Universidad del Valle (2008), donde
se registra escasa participación de estudiantes en
asuntos curriculares, y falta de docentes vinculados/
as o con formación necesaria para asumir responsa-
bilidades curriculares.
En cuanto a la formación de los licenciados/as, esta
se concibe a partir de distintos componentes de for-
mación/campos de conocimiento: el específico o dis-
ciplinar, el pedagógico, el didáctico y el profesional.
Pese a la tendencia a estructurar las propuestas cu-
rriculares teniendo en cuenta tres de estos compo-
nentes, no todos los miembros de los comités de ca-
rrera reconocen su importancia, señalando que solo
se requieren dos de ellos para formar maestros/as:
pedagógico y disciplinar, o didáctico y disciplinar. La
tensión que surge a partir de los componentes o sabe-
res que deben conformar las propuestas de formación
de maestros/as deja ver la ausencia de acuerdos que
vayan más allá del papel del currículo planeado o ex-
plícito, y la necesidad de aclarar conceptualizaciones/
tradiciones sobre pedagogía y didáctica, sus impli-
caciones y su lugar en la formación de maestros/as.
El acuerdo sobre el componente disciplinar es claro,
pero la mirada sobre pedagogía y didáctica no lo es.
Una situación similar se presenta en torno a la for-
mación en el saber específico. Hay un acuerdo sobre
la experticia de la Facultad de Educación en el saber
pedagógico y didáctico, pero no en la autoridad que
tiene para enseñar el saber específico, el cual —se
sugiere en algunos casos— debe ser aprendido en
unidades académicas expertas en ese saber. Esto
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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nos permite señalar que, aunque en los documentos
y en las prácticas de la Facultad de Educación existe
un derrotero para configurar las propuestas y formar
maestros/as en el saber pedagógico/didáctico y en
el saber específico, no hay consenso en las comu-
nidades académicas de la Facultad acerca de estos
asuntos.
Como advertían Jackson (1992) y Kliebard (1998)
respecto a la importancia e insuficiencia de las ca-
tegorías, no podríamos hablar de la presencia de un
único enfoque o teorización curricular en los progra-
mas de formación de maestros/as de la Facultad. Si
bien hay una tendencia notable a guiar la práctica y
el trabajo curricular por medio de la normativa, lo cual
nos hace pensar en una tendencia marcada por un
enfoque prescriptivo (Marsh y Willis, 2007), también
podemos hablar de la presencia del enfoque descrip-
tivo, puesto que desde algunos programas se intenta
entender y explicar el modo en la cual los diferentes
pasos y procedimientos se relacionan. Esta perspecti-
va la podemos ver, por ejemplo, cuando se interrogan
las bases teóricas de los cursos, sus componentes
y la posibilidad de generar propuestas interdisciplina-
rias a partir de estos. La forma crítico-explicativa se
hace visible cuando el currículo se define de manera
amplia y comprensible, y se lo ubica en sus contex-
tos sociales. Expresiones referidas al currículo como
“todo lo que le pasa a un estudiante desde que entra
a este programa y a esta universidad hasta cuando
sale” puede ayudarnos a ilustrar esta mirada.
Tampoco podríamos establecer una perspectiva cu-
rricular única, pues las perspectivas técnicas y críti-
cas coexisten (Posner, 1998). No obstante, sobresa-
le una tendencia a la mirada técnica del currículo, la
cual se centra en una relación medios-fin y se ocupa
fundamentalmente de la selección y la organización
de los contendidos. Si bien Posner afirma la necesi-
dad de tener una mirada técnica, esta perspectiva
es insuficiente, pues no permite ver otros elementos
y relaciones que dan origen al plan de estudios, a
la “malla curricular” —a esa selección y organiza-
ción de contenidos—. Tampoco permite considerar
las interacciones que se originan a partir de estos,
ni interrogar las implicaciones de esa selección y or-
ganización de contenidos culturales (incluidos los aca-
démicos) en la formación de futuros/as maestros/as.
Cada aproximación curricular conlleva un modo de
formar un sujeto-maestro/a, en nuestro caso. Si el
currículo es un instrumento que usamos para dar sen-
tido al proceso educativo/formativo, sería importante
preguntarse cuál sentido damos como “comunidad
académica” de la Facultad de Educación a las pro-
puestas de formación de maestros/as. Los enfoques
curriculares ayudarían a responder esta pregunta,
pues nos posibilitan pensar las propuestas de for-
mación, su configuración, los supuestos (teóricos) que
les subyacen, las prácticas y las concepciones que les
dan origen y que les permiten circular.
Implicaciones
Los resultados de este estudio pueden expandir el ho-
rizonte de indagación para otras investigaciones que
exploren el papel de la experiencia en la configuración
de propuestas curriculares y en la actuación de las
mismas; que analicen las formas de participación y
negociación existentes en las comunidades académi-
cas encargadas del trabajo curricular, con sus posibi-
lidades, limitaciones e implicaciones; y que develen la
relación de la comunidad académica que se ocupa de
los programas de formación, con la política/normativa
nacional e institucional —las formas de apropiación,
reconfiguración o resistencia frente a esta—.
Siguiendo la línea de producción de conocimiento si-
tuado, sería importante adelantar estudios en el mis-
mo sentido en el ámbito institucional. Esto es, revisar
crítica y comprensivamente los enfoques curriculares
en/de las propuestas de formación de maestros/as de
las distintas unidades académicas de la Universidad.
Y, en un sentido más amplio, realizar un estudio de
casos múltiples en el contexto nacional, que permita
develar orientaciones, perspectivas, prácticas y polí-
ticas curriculares de los programas de formación de
los/as futuros/as maestros/as del país, así como las
(posibles) formas de resignificarlas.
Con relación a la práctica y la política pública, sería
arriesgado hablar de implicaciones a partir de una
exploración inicial en un estudio de caso. Sin embar-
go, a la luz de la generación de conocimiento situado,
consideramos importante esbozar algunas reflexiones
o recomendaciones a partir de nuestra lectura de
la información. Estas, a su vez, podrían potenciar la
Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as
Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012
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mirada sobre los resultados y permitir otras formas
de pensar acerca de los mismos. Desde esta pers-
pectiva, consideramos importante:
1.	 Reconocer el papel de la Facultad como institu-
ción productora de saber y con incidencia en la
generación de políticas públicas en educación.
Son necesarias posiciones institucionales explí-
citas frente a las normas que regulan/direccionan
las transformaciones de los programas y a sus
implicaciones para las prácticas. Es importante
instaurar y visibilizar prácticas de revisión perma-
nente de las propuestas de formación, de acuer-
do con su pertinencia en distintos contextos,
de modo que sean estas las que nos permitan
ofrecer razones claras y fundamentadas por las
cuales nos acogemos a las normas y emprende-
mos las transformaciones curriculares, o por las
cuales las resistimos y planteamos alternativas.
2.	 Comprender los motivos que generan la ausen-
cia de participación de estudiantes y egresados/
as en las discusiones de los comités de carrera,
para promover prácticas regulares de participación
que propicien un compromiso político con los pro-
gramas. Esto se podría hacer mediante la socia-
lización de los programas con los/as estudiantes
y su posicionamiento frente a la responsabilidad
con su propia formación; la evaluación sistemática
de cada espacio de conceptualización y de su rela-
ción con la propuesta de formación; la instituciona-
lización de espacios para conversar acerca de los
programas y sus prácticas, y plantear alternativas;
y la realización de proyectos de investigación y
prácticas pedagógicas al interior de los programas.
3.	 Definir qué es lo común (elementos, propósitos,
contenidos, competencias, saberes, metodo-
logías) en la formación de maestros/as de la
Facultad. Esto implicaría promover espacios de
conversación entre los programas y las distin-
tas comunidades, que permitan localizar puntos de
encuentro y desencuentro, precisar caracteriza-
ciones, hacer acuerdos, articular componentes,
homologar criterios, ofrecer mayores y mejores
posibilidades a los/as estudiantes. Sería importan-
te que, en nuestro caso, el Departamento de Peda-
gogía lidere —con las comunidades académicas
de la Facultad— un diálogo que permita establecer
esos acuerdos y trazar directrices acerca de lo co-
mún en/de la formación pedagógica. Estos procesos
deben estar acompañados de espacios de forma-
ción que presenten y debatan distintos discursos
sobre pedagogía/educación/currículo, los cuales se
articularían con cada programa y presentarían las
posibles lógicas y relaciones de los componentes de
la propuesta de formación.
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Referencia
Giraldo Gil, Elida, Sarah Flórez y Ana María Cadavid, “Enfoques curriculares: orien-
taciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as”, Revista
Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación,
vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre, 2012, pp. 74-90.
Original recibido: 05/04/2013
Aceptado: 06/11/2013
Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los autores.

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328562-Texto del art_culo-130363-2-10-20210421 (1).pdf

  • 1. 74 Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Este texto presenta los resultados de una investigación que emergió de la necesidad de complejizar los es- tudios sobre el currículo en la formación de maestros/as. Partiendo de una visión comprensiva y amplia del currículo como todo aquello que acontece en el proceso educativo, se analizan los enfoques curriculares de las distintas licenciaturas de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia. Este estudio de caso cuali- tativo parte de la generación de conocimiento situado, el cual permite la deconstrucción y coconstrucción de prácticas y conocimientos a partir del contexto, de las propias experiencias de los programas. Con base en el análisis de entrevistas, documentos, diarios de campo y observaciones participativas en eventos académicos, las autoras desarrollan tres temas centrales que enmarcan los enfoques de los programas: referentes (norma- tivos, no-normativos), participación (docentes, estudiantes) y formación. Las implicaciones de estos resultados muestran, entre otras, la necesidad de posiciones más claras respecto a las transformaciones curriculares, la disponibilidad de criterios mínimos acerca de los discursos que circulan en la Facultad y la promoción de mayores niveles de participación de estudiantes y egresados/as. Palabras clave: currículo, enfoques curriculares, perspectivas curriculares, formación de maestros/as, refe- rentes normativos, participación, formación, Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia. Resumen * Esta investigación fue financiada por la Universidad de Antioquia y aprobada mediante Acta CODI 547 de 2009. La investigación inició en el segundo semestre de 2009 y terminó en el segundo semestre de 2010. ** Ph.D. en Educación, profesora asistente, Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Correo electrónico: elidagi@yahoo.com *** Candidata a magíster, docente ocasional, Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Correo electrónico: sarah_floreza@yahoo.com **** Magíster en Educación, jefa Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Correo electrónico: anacadavidr@gmail.com Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as* Elida Giraldo Gil** • Sarah Flórez*** • Ana María Cadavid****
  • 2. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 75 Introducción s usual encontrar, en las facultades de educación de distintos contextos, una pre- ocupación por la manera más efectiva de enseñar, de modo que los/as estudiantes aprendan más y con mayor rapidez (Phe- lan, 2011); igualmente, gran parte de las agendas de investigación en educación se han centrado de modo primordial en el cómo y no en el qué, dejando de lado aspectos que atañen a la formación docente, no nece- sariamente ligados al ámbito de la didáctica, al cómo enseñar (Pinar, 2004). Este marcado interés evidencia que aspectos como los significados que circulan en torno al currículo, a sus prácticas, a los enfoques y E a las teorías curriculares, por ejemplo, se encuentran marginados de las investigaciones en educación y de los discursos que se difunden en las instituciones encargadas de formar los/as futuros/as maestros/as. Aunque los aspectos relacionados con el currículo han sido objeto de reflexión teórica en las facultades de educación y en las universidades (véase Correa, 1997 y García, 2008), en el contexto colombiano no se han convertido necesariamente en un objeto de investigación que permita evidenciar, a partir de estu- dios sistemáticos, sus diferentes dimensiones. Así, los distintos enfoques y las configuraciones curriculares y sus implicaciones en el proceso de formación de licenciados/as no suelen ser objeto Résumé Approches curriculaires : orientations et perspectives des propos de formation des maîtres On montre les résultats d’une recherche qui surgit du besoin de rendre complexes les études sur le curriculum dans la formation des maîtres. On part d´une vision compréhensive et large du curriculum comme tout ce qui se passe dans le processus éducatif, pour analyser les approches curriculaires de différentes licences de la Faculté d´Éducation de l´Université d´Antioquia. Cette étude de cas qualitatif part de la génération de connaissance située qui permet la déconstruction et la co-construction de pratiques et connaissances à partir du propre contexte des expériences des licences. Sur la base de l´analyse des entretiens, documents, journaux de classe et observations participatives dans les activités académiques, on développe trois sujets centraux qui encadrent les approches des licences : références (normatives, pas normatives), participation (professeurs, élèves) et formation. Les implications des résultats montrent, entre outres, le besoin de postures claires à propos des transformations curriculaires, la disposition de critères minimales par rapport aux discours qui circulent à la Faculté et la promotion d´une plus grande participation des étudiants et diplômés. Palabras clave: curriculum, approches curriculaires, perspectives curriculaires, formation des maîtres, réfé- rences normatives, participation, formation, Faculté d´Éducation de l´Université d´Antioquia. Abstract Curricular approaches: orientations and perspectives in teacher training proposals This text presents the results of a study that emerged from the need to problematize curriculum research in teacher education. Viewing curriculum from a broad and comprehensive perspective as everything that happens in an edu- cational context, the authors analyze the curriculum approaches of different teacher education programs offered by a school of education. This qualitative case study uses a situated knowledge framework, which allows the construction and deconstruction of practices and knowledges based on a particular context, on the specific experi- ences that take place in teacher education programs. Based on interviews, documents, diaries, and participant observations analysis, the authors develop three main themes that reflect teacher education programs curriculum approaches: referents (normative, non-normative), participation (faculty, students, alumni), and education. Among other implications, this study highlights the need to have clear referents for curriculum change processes, pedagogi- cal and curricular common criteria, and to promote higher levels of student and alumni participation. Key words: curriculum approaches; teacher education; curriculum perspectives, teacher education programs.
  • 3. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 76 de indagación rigurosa. Esta ausencia de indagación deja abierto el espacio para proponer rutas que per- mitan examinar los enfoques y las configuraciones curriculares de los programas ofrecidos en educa- ción superior y la manera como estos han sido natu- ralizados. En este sentido, Díaz (2007) señala que las universidades e instituciones formadoras de maes- tros/as en el país se ven abocadas a exigencias de formación provenientes de las políticas nacionales e internacionales, las cuales demandan la reflexión y el análisis de modelos, enfoques y prácticas curricula- res, de modo que puedan redimensionar y resignifi- car los procesos de formación. Los enfoques curriculares tienen un significado y una incidencia valiosos en la formación docente. Ellos representan lo que es culturalmente significa- tivo en términos del saber y hacer de los/as futuros/ as maestros/as, de sus características y de su papel como agentes de cambio en la sociedad. Como lo remarca Applebee, “todo currículo es una selección que representa lo que una comunidad cree que es valioso” (1996: 42). Cada propuesta de formación docente es una propuesta curricular que refleja los componentes que las viejas generaciones de maes- tros/as valoran como importantes y esenciales para ser enseñados a las nuevas generaciones de maes- tros/as (Grumet, 1988). Por ello, consideramos de vital importancia indagar acerca de los enfoques curriculares que guían la configuración de las pro- puestas curriculares o de formación de las distintas licenciaturas de la Facultad de Educación de la Uni- versidad de Antioquia. Lo que pretendemos es examinar y repensar los en- foques curriculares de las distintas licenciaturas de esta universidad pública, con el fin de hacer explí- citos los modos como se conciben y configuran las diferentes propuestas curriculares para la formación de los/as futuros/as maestros/as, y mediante la ge- neración de conocimiento situado —investigación que promueve la interacción entre la reflexión y la acción, la teoría y la práctica (Kane, 2002), en y para los contextos particulares—, hacer visibles las con- cepciones y prácticas existentes en dicha universi- dad y, a partir de allí, establecer unos referentes o recomendaciones que sirvan como punto de partida para posteriores configuraciones curriculares. Enfoque curricular Un enfoque no es un modelo que pretenda explicar una realidad determinada ni un conjunto de prescrip- ciones específicas acerca de una forma particular de hacer. Es, en términos de Marsh y Willis, “una imagen, una disposición, una perspectiva o una po- sición” (2007: 70; énfasis en el original). Es más una descripción, un conjunto de presupuestos o carac- terísticas que permiten dar cuenta de una situación y unas disposiciones acerca de un ser y hacer que cobran significado dependiendo de los contextos en los cuales se sitúan. Con este modo de concebir el enfoque, este se reconfigura para aludir a los signi- ficados y significantes que circulan en un espacio y tiempo determinados, a aquellos supuestos compar- tidos que dan sentido al ser y el quehacer, y a las directrices o criterios desde los cuales se parte para emprender un propósito. En este sentido, un enfoque curricular es un conjunto de creencias, de presuntos teóricos acerca del currículo y del trabajo curricular, que pueden ser explícitos o implícitos (Marsh y Willis, 2007), y se encargan de dar sentido y orientación a las propuestas y prácti- cas curriculares. Los enfoques curriculares reflejan la visión del mundo, los valores, las actitudes y las prioridades respecto al conocimiento que se han delineado de manera deliberada o no, acerca de los procesos educativos. Estos implican los presuntos teóricos compartidos por una comunidad educativa sobre lo que tiene sentido y es importante para esa comunidad en términos de educación. De acuerdo con Marsh y Willis (2007), un enfoque curricular debe incluir: ― Una forma de entender el currículo y el proceso de desarrollo curricular. ― Un sistema de valores y principios lo suficiente- mente explícito que determine las bases de las decisiones específicas, como las funciones de los participantes y las justificaciones de las dis- tintas formas de ser y hacer dentro de la propuesta y de los procesos de desarrollo curricular. ― Una conciencia crítica de los presuntos básicos acerca de los siguientes elementos y sus rela- ciones-interacciones: el mundo, la sociedad, el
  • 4. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 77 conocimiento, el individuo, y la ética sobre los cuales descansa el sistema de valores sobre lo que es el currículo. Dado que toda propuesta cu- rricular tiene unas implicaciones de formación o educación específicas, es importante señalarlas a la luz de, por ejemplo, el tipo de individuo que se pretende formar dentro de los marcos de una sociedad y contextos determinados. Diferentes enfoques curriculares Diversos enfoques curriculares han sido desarro- llados a lo largo de la historia del currículo. Posner (1998) establece cuatro enfoques para el proceso de planeación curricular, dependiendo de las preguntas que estos respondan: ― El enfoque procedimental responde a la pregunta de qué pasos se deben seguir en la organización del currículo. De producción meramente técni- ca, se encarga de determinar la lógica a seguir cuando se planea un currículo particular. Puesto que la función principal de los participantes en la planeación desde este enfoque es prescribir, es muy importante determinar los procedimientos y explicar cómo se deben llevar a cabo. ― El enfoque descriptivo responde qué es lo que de- ben hacer realmente, en la práctica, las personas encargadas de la planeación curricular. Aunque reconoce la importancia de los aspectos técnicos y de los procedimientos, se centra en los eventos y la toma de decisiones. Aquí lo valioso es garan- tizar que en la práctica las personas hagan lo que les corresponde hacer. ― El enfoque conceptual da respuesta a cuáles son los elementos de la planeación curricular y cómo se relacionan el uno con el otro; se refiere también a los distintos niveles de planeación que ocurren en el ámbito institucional y cómo estos inciden en el producto final. Se trata de determi- nar elementos y establecer relaciones, más que de definir procedimientos. ― El enfoque crítico se encarga de dar respuesta a la pregunta por cuáles intereses están siendo atendidos, a quién(es) favorece este currículo y a quién(es) no; está basado en la emancipación o la reflexión crítica. Se ocupa de lo técnico, de lo descriptivo o de lo relacional, en la medida en que les cuestiona su neutralidad y su carácter de “inocentes”. En el enfoque crítico, los orígenes y los propósitos de las propuestas curriculares cumplen un papel central y, por tanto, se deben hacer explícitos y develar. Posner (1998), además, propone dos perspectivas frente al currículo: la técnica y la crítica. En este caso, ya no habla únicamente en términos de planeación o de una de las fases del currículo, sino que presenta dos modos de concebir el currículo, y los procesos y las prácticas asociados a este. La primera perspecti- va describe y entiende el currículo desde la raciona- lidad y operatividad, y en ese sentido, presenta las directrices sobre las cuales este debe ser construido o estructurado. La perspectiva crítica, por su parte, llama la atención acerca de los diferentes supuestos que subyacen al currículo y que no se hacen explíci- tos, así como lo que se ha dejado por fuera de él. Todo lo que está presente, de manera implícita o explícita, y lo que está ausente, tiene efecto en la formación, en la constitución de sujetos (Giroux, 1991). La perspectiva de la producción técnica está consti- tuida por un mecanismo de medios-fin: los fines de- terminan los medios para alcanzarlos y estos deben garantizar la consecución de aquellos (Posner, 1998). El hecho de que se determinen primero los fines y luego los medios, por ejemplo, hace que esta pers- pectiva sea fundamentalmente lineal. Aquí las deci- siones respecto a los procesos educativos se deben tomar objetivamente por personas con conocimiento especializado. Al concebir la educación como un proce- so para producir conocimiento, en esta perspectiva el aprendizaje constituye el producto de los proce- sos educativos. Las preguntas fundamentales para los teóricos técnicos del currículo se enmarcan dentro de aspectos como los objetivos, la selección y la organización de experiencias y la evaluación. Por otro lado, la perspectiva crítica enfatiza la re- flexión crítica de situaciones concretas. Considera el currículo como una construcción colectiva, dialó- gica, en la cual los/as estudiantes y el/la maestro/a son coinvestigadores/as. En este contexto, el cu- rrículo tiene orígenes y fines políticos e ideológicos, no es neutral. Para los/as teóricos/as que se ubican en esta postura, poder, conocimiento y educación
  • 5. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 78 están estrecha y complejamente conectados en el currículo. El aprendizaje no constituye un producto, sino un proceso de coconstrucción de conocimien- to, de reflexión crítica y de transformación de una realidad. Posner plantea que quienes se encargan del trabajo curricular no solo deben desarrollar y “usar varios modelos sino también ser conscientes de las impli- caciones de su uso” (1998: 96), es decir, de la se- lección de los enfoques y de sus implicaciones. El autor propende por la utilización de lo técnico y lo crítico a la vez, señalando la importancia del saber hacer y, asimismo, de preguntarse por los aspectos implícitos en ese conjunto de procedimientos que se delinean desde la perspectiva técnica. El asunto crucial es cómo se conciben los procedimientos y pasos, la deliberación y la conciencia en la selección de las perspectivas, los referentes teóricos y las ex- periencias que sustentan las elecciones y decisio- nes, el análisis de los propósitos de las propuestas curriculares y la pregunta por sus implicaciones en la formación, los efectos que estos generan y las prác- ticas que los promueven. Por otra parte, Marsh y Willis (2007) ofrecen una clasi- ficación de tres formas de teorizar acerca del currículo y de los distintos enfoques curriculares que cada una de ellas implica: ― La forma prescriptiva propende por la creación de modelos o marcos de referencia para el cu- rrículo, cuyo objetivo es mejorar la educación y las escuelas. Desde este enfoque se establecen directrices y procedimientos que operarían en di- ferentes contextos. ― La forma descriptiva identifica la manera real en la que el proceso curricular tiene lugar. Este enfo- que busca entender y explicar cómo los diferen- tes pasos y procedimientos se relacionan. ― La forma crítico-explicativa hace referencia a las deficiencias en las prácticas curriculares y a las maneras más adecuadas de reemplazarlas. Los seguidores de este enfoque estudian el currículo en sus contextos sociales. Como señala Jackson (1992), estas categorías no se excluyen mutuamente ni están permanentemente en conflicto; no están acabadas ni dan cuenta de una clasificación exhaustiva que comprenda todos los elementos asociados al currículo. Aunque Kliebard (1998) las ligue a diferentes corrientes de pensamien- to que tienen prominencia en distintos momentos en la historia, conviene considerar que estos enfoques pueden coexistir y estar presentes de múltiples mo- dos en un proyecto de formación docente, dando, en muchos casos, origen a nuevas formas de concebir el currículo y los procesos asociados a este. Constitu- yen, más bien, inclinaciones hacia diferentes maneras de conectar el pensamiento y la acción dentro del tra- bajo curricular, basándose en intereses y experiencias particulares de aquellas personas que las sostienen. Para efectos de este proyecto, nos guiamos por la propuesta presentada por Marsh y Willis (2007) —prescriptiva, descriptiva y crítico-explicativa—, atendiendo los llamados de Jackson y Kliebard a relativizar y contextualizar las categorías. Revisión de literatura La literatura sobre enfoques curriculares presenta un panorama amplio y complejo. Los trabajos de corte teórico sobre enfoques curriculares en los progra- mas educativos son abundantes (Correa, 1998; Díaz y Quiroz, 2001; Litwin, 2006; Rodríguez, 1993; B. Sie- rra, 2000; H. Sierra, 2005). Sin embargo, la definición de enfoque curricular está generalmente ausente y las categorizaciones que presentan difieren sustan- cialmente de un autor a otro. Por ejemplo, Gómez (2002) distingue investigación educativa, enfoques curriculares y formación de docentes a partir de tres grandes corrientes: la positivista, la interpretativa y la corriente crítica. Didriksson y Herrera (2004) deba- ten sobre los puntos de convergencia y divergencia de dos perspectivas que proponen la transformación del currículo universitario: el enfoque de la educación liberal promovida por el Banco Mundial y el enfo- que alternativo denominado innovación crítica. En el primer trabajo, los enfoques son concebidos desde referentes teóricos particulares: positivista, interpre- tativo y crítico; mientras que, en el segundo, están asociados a perspectivas, tendencias. Los trabajos empíricos referidos a enfoques curricula- res en el contexto universitario varían ampliamente:
  • 6. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 79 van desde ejercicios particulares sobre enfoques cu- rriculares en casos específicos, hasta el análisis de una política curricular institucional, en donde dichos enfoques se encuentran incluidos. Fernández (2008), por ejemplo, realizó una investigación didáctica en la que explora las condiciones del cambio en la ense- ñanza de la geografía. Centrado en los procesos de transformación curricular, abarca aspectos referidos a los enfoques y criterios para la selección de conte- nidos y al trabajo de aula. Hernández y Tovar (2009) estudiaron la relación entre los enfoques curriculares existentes y los que orien- tan la formación de licenciados y profesionales de la Educación física, en seis universidades de Bogotá. Entre otros resultados, señalan que categorías como currículo, enfoque curricular, modelo, tendencias y paradigmas tienen diversas acepciones, y que si bien las propuestas curriculares de los programas analizados convergen en la descripción de algunas características del currículo, no existe un concepto único. Reportaron la diversidad de enfoques adopta- dos por los programas y las contradicciones que se presentan al interior de un mismo programa. En cuanto a exploraciones de carácter institucional, un grupo de investigadores de la Universidad del Valle (2008) realizó un estudio con el fin de comprender la configuración de la política curricular universitaria y la construcción de su proyecto formativo, así como los distintos modos de apropiación de la misma por parte de la comunidad universitaria. Dentro de los resultados, destacan la normativa como un factor de- terminante en la construcción de nuevas estructuras y funcionamientos curriculares de la institución y de sus programas académicos. Resaltan la escasa parti- cipación de los/as estudiantes en asuntos curriculares; la falta de profesores vinculados o con la formación necesaria para asumir responsabilidades curriculares; la preocupación de los profesores por las cuestiones pedagógicas y por la dificultad para conceptualizar los elementos pedagógicos implicados en los progra- mas académicos o en su experiencia docente; y la necesidad de actualizar y recrear la política curricular mediante principios, lineamientos y acciones claves para consolidar un proyecto formativo. Si bien existen amplios trabajos de corte teórico, los estudios empíricos sobre enfoques curriculares escasean en la literatura, y más aún los referidos a los enfoques curriculares de/en los programas de formación de maestros/as. Por lo anterior, conside- ramos necesario indagar por los enfoques curricu- lares que guían la configuración de las propuestas curriculares o de formación en las distintas licencia- turas de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, con el fin de visibilizar las maneras como se conciben y configuran dichas propuestas y, a su vez, generar conocimiento situado en torno a las concepciones y prácticas y, con base en ello, proponer unos referentes o recomendaciones que sirvan como punto de partida para el futuro trabajo curricular. Metodología Este proyecto consistió en un estudio de caso (Bog- dan y Biklen, 2003), en el cual se analizaron las dife- rentes propuestas de formación de las licenciaturas ofrecidas por la Facultad de Educación de la Univer- sidad de Antioquia, por un período de un año. En pri- mer lugar, y siguiendo las recomendaciones de los metodólogos (Bogdan y Biklen, 2003; Patton, 2002), se hizo un estudio de caso de cada una de las licen- ciaturas de manera independiente y en momentos distintos, y luego las investigadoras procedieron a leer los programas simultáneamente. La información de cada programa fue leída a la luz de presencias, au- sencias, puntos comunes y puntos divergentes. Esta lectura permitió evidenciar patrones y diferencias, así como singularidades y ausencias. El proyecto contó con 36 participantes, de diversas calidades y características personales y académi- cas, lo cual enriqueció el estudio con una visión amplia y compleja de sus narrativas. Entre los/as participantes se encontraban los/as coordinadores/ as de cada una de las licenciaturas, algunos/as di- rectores/as que de una manera u otra tuvieran que ver con su gestión académica o administrativa (por ejemplo, jefes/as de Departamento) y los/as profe- sores/as participantes de cada uno de los comités de carrera de las licenciaturas. Las edades de los/as participantes se encontraban entre 28 y 50 años, y su experiencia en el contexto universitario (docen- cia o administración) oscilaba entre 3 y 19 años. Igualmente, tenían distintos niveles de formación:
  • 7. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 80 candidatura maestría (3), maestría (24), candidatu- ra doctorado (1) y doctorado (8). Hacían parte de distintas licenciaturas: Humanidades: Lengua Cas- tellana (6), Ciencias Sociales (6), Básica Matemáti- ca (5), Matemática-Física (3), Pedagogía Infantil (6), Ciencias Naturales (3) y Educación Especial (4), y 3 eran administrativos/as. Para la recolección de información, realizamos en- trevistas y análisis de documentos. Hicimos una entrevista semiestructurada (Patton, 2002) con cada uno/a de los/as participantes, con una duración en- tre 30 y 120 minutos. Por solicitud de los/as parti- cipantes, 3 de las 36 entrevistas no fueron audio- grabadas; cada entrevista fue transcrita. Revisamos la documentación pertinente y disponible de cada licenciatura: proyectos pedagógicos de los progra- mas (6), actas, documentos de transformación cu- rricular, documentos e informes de autoevaluación correspondientes a distintas fechas (entre 1996 y 2009). Asistimos al seminario permanente sobre pedagogía(s) y didáctica(s) ofrecido por la Universi- dad, cuyo propósito era establecer un diálogo sobre la formación de maestros y maestras en torno a la(s) pedagogía(s) y la(s) didácticas(s) y su relación con la formación básica, el currículo, la investigación y los saberes específicos. Este seminario duró cuatro me- ses. Una de las investigadoras fue observadora parti- cipante en algunas sesiones del Comité de Currículo de la Facultad de Educación de dicha universidad y la información allí recogida fue registrada en el diario de campo. Para el análisis seguimos la propuesta de Rhedding (1996), esto es, hicimos una lectura múltiple de los textos, con el fin de agrupar la información que se sustente entre ella, se contradiga y se relacione o no con la otra. De igual forma, analizamos lo presente explícita e implícitamente, al igual que lo ausen- te. Este proceso lo llevamos a cabo durante todo el período de recolección de información. Teniendo en cuenta la presencia de varias investigadoras, fue crucial no solo realizar múltiples lecturas de los da- tos, sino también explorar múltiples posibilidades de interpretación, con el fin de ampliar el horizonte de posibilidades de los resultados y de convenir una in- terpretación mucho más válida y plausible de estos contextos. Luego de un período aproximado de seis meses, desa- rrollamos algunas categorías iniciales de análisis que nos permitieran seguir haciendo la lectura de datos e hicimos una presentación de los resultados prelimi- nares ante el Comité de Currículo de la Facultad, con- formado por los/as coordinadores/as de programas y algunos/as administrativos/as. De esta interlocución, surgieron reflexiones validando los resultados y las observaciones para tener en cuenta, relacionadas con las implicaciones institucionales de los resultados del proyecto. Como equipo de investigación, tuvimos en- tre dos y cuatro reuniones por mes, dependiendo de la recolección de información y de los asuntos me- todológicos a resolver. La autorreflexividad (Bloom, 1998; Lather, 1991) fue uno de los elementos funda- mentales durante el proceso de investigación, el cual nos permitió analizar nuestro papel como investigado- ras. Las sesiones de grupo duraron entre dos y cuatro horas; también sostuvimos comunicación virtual. Una vez analizada la información, presentamos los resul- tados finales ante los comités de carrera, y a partir de las observaciones y reacciones frente al estudio, elaboramos el informe final. Resultados Teniendo en cuenta el propósito fundamental de nuestro estudio, desarrollamos tres temas centrales a partir del análisis de la información recogida. En algunos casos, los temas comprenden otras catego- rías o subtemas que consideramos deben resaltarse. Estos temas los hemos denominado: referentes, par- ticipación y formación. Referentes Los referentes que los comités de carrera han consi- derado para emprender o llevar a cabo la reconfigu- ración de las propuestas de formación, los podemos clasificar en normativos y no normativos. Los referentes normativos aluden a la legislación nacional o institucional, condiciones o compromisos de la misma Facultad, y procesos de acreditación y autoevaluación. Los criterios para estos últimos se han constituido en pautas importantes para recon- figurar las propuestas curriculares; así lo señala un
  • 8. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 81 aparte del Proyecto de Matemáticas y Física: “A par- tir de la acreditación previa, el Programa se ha visto abocado a realizar reflexiones y cambios en su plan de estudios” (2005: 18), y lo afirma un miembro del Comité de Carrera de dicho programa: “A partir de la visita de los pares, se ha empezado a pensar en una transformación curricular”.1 Para algunos profesores, el proceso de transformación curricular se desprende de la autoevaluación. Este hecho nos permite anotar cómo las políticas de acreditación y autoevaluación desempeñan un papel importante en la forma de con- cebir y reestructurar las propuestas curriculares; son estas las que generan el cambio. En cuanto a la legislación como punto de referencia para los cambios en los programas, el fragmento de una entrevista expresa: Primero ha habido un análisis frente a la le- gislación para encontrar criterios [...] se ha tenido en cuenta también la normativa de la Universidad, la legislación a nivel nacional, a nivel internacional. El Comité de Carrera de uno de los programas conformó una comisión, que llamó “legal”, [...] para revisar la normatividad y los soportes de la norma jurídica, pero además, también in- cluir unos referentes conceptuales en cuanto a la formación y la educación universitaria, al ho- rizonte de la educación superior [...] las decla- raciones universales y, obviamente leer desde ahí el programa. Otra persona señala que “el programa, como todos los de pregrado de la Facultad, obedece a un evento de orden normativo, al Decreto 272 de 1998”. Este decreto, como lo indican un buen número de partici- pantes, tuvo una incidencia notable en la manera en que cada propuesta de formación de las licenciaturas fue reconfigurada en la Facultad, pues determinó la duración de las mismas, que “era de ocho semestres y pasó a diez semestres”, y reconfiguró “la formación pedagógica y la organización por núcleos: educabili- dad, enseñabilidad, dimensión histórica y epistemo- lógica, realidades y tendencias”. A partir del decreto y los marcos legales, los progra- mas pensaron sus componentes y sus prácticas. La importancia de los referentes normativos también se hace evidente en los eventos académicos de carácter institucional de la Facultad. Es el caso de la sesión introductoria del Seminario permanente, don- de un jefe de departamento señala que “las relaciones entre las normativas existentes y las estructuras de los programas que forman maestros” serán objeto de reflexión durante el seminario. En una sesión del Co- mité de Currículo, en la que se plantea la necesidad de “legalizar ante el MEN [Ministerio de Educación Nacional] la estructura básica de los programas”, una jefa de departamento responde que “las transfor- maciones son muy impulsadas por la normatividad, el Ministerio manda y ahí mismo nos acogemos”. Aunque en distintas instancias y documentos se se- ñala la normatividad como un referente fundamental a seguir, algunas personas tienen una mirada crítica frente a estos y a las prácticas que generan. Una par- ticipante afirma: Un poco de los embrollos actuales en los que se encuentra el programa, es haber hecho un caso, de una manera ciega, a los lineamientos del Decreto 272 del ’98 [1998] sin [...] un dis- tanciamiento crítico frente al mismo. Hay quienes expresan que si bien los decretos han atravesado el desarrollo y la transformación de los programas, se han producido “contenidos aca- démicos que los soporten”, pues como lo indica otra persona entrevistada, “se intenta trascender el sim- ple cumplimiento de una obligación dándole soporte académico”. Como mencionamos, los compromisos administrativos de la Facultad también motivan la revisión de los pro- gramas y aunque, como lo señalan en una de las entre- vistas, “todos están en proceso de transformación”, 1 No ponemos el nombre de los participantes, los programas, los comités de carrera y las instituciones por asuntos éticos de protección de identidad.
  • 9. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 82 el compromiso es “solamente de dos licenciaturas”. Así mismo, se señala cómo las condiciones de la Facultad impiden que haya unos referentes que per- mitan avanzar en los procesos de transformación; una coordinadora de programa plantea: Hay muchas cosas que la Facultad no ha re- suelto y mientras la Facultad no las resuelva, van a condicionar también el desarrollo del pro- grama. Por ejemplo, si la Facultad no resuelve... el problema de los créditos, nosotros no pode- mos avanzar en eso. Un miembro de un comité de carrera anota que las decisiones respecto al programa estaban determina- das por la necesidad de la entrega de la tarea y del cumplimiento de los plazos: Las decisiones se tomaban por unos pocos [...] estaban exigiendo que eso estuviera lis- to para entregarlo al Ministerio de Educación cumpliendo unos requisitos [...] entonces yo pienso que la propuesta no alcanzó a pensarse lo suficientemente bien. Así, las directrices de política nacional, institucional y de Facultad afectan las decisiones en torno a las configuraciones y los cambios en los programas, así como sus dinámicas. De igual forma, lo hace la falta de referentes para el trabajo curricular que la Facul- tad pueda tener. Se presenta, entonces, una tensión interesante: tanto las directrices dadas como las inexistentes, tienen implicaciones para la configura- ción de los currículos y para sus prácticas. Por otro lado, los referentes no normativos que gene- ran cambios en los programas incluyen: las reflexio- nes al interior de los comités, el uso de referentes de otras instituciones o contextos, y las experiencias o trayectorias individuales. Algunos miembros del Comité revisan las prácticas existentes en su pro- grama y buscan construir referentes de carácter más reflexivo, a partir de los interrogantes generados por sus propias dinámicas. Así lo ilustra el siguiente seg- mento de una de las actas: Para acercarnos [...] al proceso de transfor- mación curricular, consideramos importante realizar un diagnóstico de la situación actual del programa [...] Algunos problemas: [...] La investigación no ha permeado el currículo como eje transversal [...] desconocimiento “motivacional” y “conceptual” de cada cur- so, lo que limita desarrollar una propuesta interdisciplinar. [...] se conocen los progra- mas en cuanto a la forma, pero no referente al fondo […] Problema con la concepción de currículo porque no se ha dado una inducción sobre él. Es importante resaltar de esta cita la preocupación por asuntos pedagógicos y del saber específico, así como por la ausencia de una directriz y con- ceptualización clara acerca del currículo. De nuevo aparece la falta de directrices como un asunto im- portante para las prácticas y los desarrollos de los programas. En otras ocasiones, no hay una demanda externa que movilice una transformación curricular, sino que es mediante una mirada al interior de los comités y de los programas, así como las cualidades de las per- sonas que los integran, lo que posibilita repensar las prácticas y las propuestas formativas de manera permanente, con el fin de actualizarlas. En estos ca- sos, como lo señalan en distintas entrevistas, “los marcos de referencia han sido otras universidades a nivel internacional... otros programas de educa- ción de otras universidades colombianas”. También “se recurre mucho a la experiencia y a los ideales de formación que cada uno tiene... y cada uno tiene una experiencia distinta”. La trayectoria en un pro- grama y el conocimiento del mismo son igualmente elementos que permiten proponer o estabilizar algu- nos procesos: Lo que dicen los compañeros, tanto los pro- fesores del programa como algunos estu- diantes —no puedo decir que todos— [...] y las mismas personas de la Facultad, es que “yo tengo ese programa en la cabeza”, pues hace mucho rato que estoy acá y [...] el tiem- po le permite a uno también apropiarse de esas cosas. En ninguno de estos casos, los programas dependen de la norma, sino de características internas o con- textuales para pensarse.
  • 10. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 83 Participación A partir de la información, podemos identificar dos tipos de participación en las dinámicas de reconfigu- ración de los programas: la participación docente y la de los/as estudiantes. 1. Participación docente. Los comités de carrera valoran la presencia y la participación de sus do- centes en la revisión de los programas, en la ge- neración de nuevas propuestas y en la discusión de las mismas; en una entrevista se afirma: “hay profesores muy comprometidos y que están dispuestos a construir y a trabajar en esa trans- formación”. También se valora tener “un cuerpo de docentes muy diverso” y lo ven como “una fortaleza del programa; gente formada en áreas de conocimiento distintas y que hacen aportes considerables al posicionamiento de la Licen- ciatura”. En este caso hay una valoración de la diversidad puesta al servicio de los procesos de transformación. En la mayoría de los casos, la participación de los/ as docentes ha tenido lugar a través de la estruc- tura de los núcleos. Así lo expresa una de las citas: Cada una de las transformaciones del pro- grama parte de la opinión de los profeso- res que se agrupan en núcleos y que a su vez tienen un interlocutor en el Comité de Carrera, que es el coordinador de núcleo. Por medio de esta instancia, los comités han bus- cado conocer, indagar y poner en escenario las opiniones y construcciones de los/as docentes de los programas respecto a las transformaciones y procesos de los mismos. Pese a la valoración de la participación docente, esta no siempre es fluida, se ve interferida por varios factores, siendo los asuntos contractuales uno de los más importantes, pues no les permiten a los/as docentes disponer del tiempo necesario para participar. El fragmento de una entrevista lo ilustra muy bien: Se supone que somos de 6 a 7 personas, pero tenemos muchos [docentes] que son itinerantes [...] por el asunto de la contra- tación. Entonces eso tampoco favorece para tener una mirada muy concreta del programa. Como lo señala una coordinadora de programa, la falta de compromiso en la participación obedece, en gran parte, al tipo de vinculación: Hay unos que son muy comprometidos y hay otros que no lo son tanto, no porque no se quiera, sino porque la mayoría de nuestros profesores son de cátedra; entonces, tie- nen múltiples ocupaciones que a muchos, aunque quisieran, no les permite participar. La falta de participación también se puede notar en los reiterados llamados —registrados en las actas— a la colaboración y a los aportes académi- cos de los docentes. Algunos ejemplos se pueden encontrar en diferentes actas de los comités de carrera con ocasión de la visita de la comisión de acreditación: “esperamos su participación”, “apórtenos sus sugerencias”, “esperamos contar con sus valiosos aportes en la discusión”, “con- tamos con su presencia”. La existencia de estos llamados con una alusión particular en las actas, sugiere la ausencia de las acciones que refieren, y de nuevo, indican que los comités son guiados en su trabajo curricular por referentes normativos que orientan en este caso el hacer de los partici- pantes. Aunque se visibilice el tipo de vinculación como uno de los problemas más relevantes para el compromiso de los docentes, también se recono- ce que “hay profesores... resistidos [sic] a que las cosas cambien, y por esto se han tenido que con- vocar otros profesores... como comité”. Si bien la resistencia al cambio aparece como un obstáculo para la participación docente en la transformación curricular, nos parece importante resaltar lo que se presenta como imposibilidad para dialogar, nego- ciar y hacer consensos al interior de los comités. Por otro lado, miembros de los comités llaman la atención sobre la poca participación de docen- tes con formación posgraduada, especialmente doctorado, y reclaman su participación en los procesos de transformación. Un coordinador de programa lo expresó así: En el programa se supone que hay 3 doc- tores... ninguno trabaja en el comité de
  • 11. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 84 carrera; [...] están ausentes de la reflexión por el pregrado, al menos en ese nivel [...] donde se está pensando la transformación. De esta demanda directa por la presencia de doctores en el trabajo curricular, es posible inferir que la formación de quienes participan del comité parece ser insuficiente para apoyar o generar pro- cesos de reflexión y transformación. En algunos casos, sucede que los/as docentes no son tenidos/as en cuenta para la toma de deci- siones finales respecto a la propuesta de forma- ción, función que inclusive puede estar a cargo de una persona o de un grupo reducido de ellas. Un miembro de un comité afirma: Cuando [...] hicieron el diseño curricular del programa, ellos tenían una idea en mente y cuando se fue a presentar [...] no fue tenido en cuenta [...] es muy jocoso ver cómo un equipo que estaba trabajando en esa propuesta curricular por mucho tiempo no se le tuvo en cuenta [...] sino que otra persona con un poco más de trayectoria y a nivel personal, [...] lo hizo y presentó una propuesta y esa fue la aprobada. Si bien es notable que la experiencia de una per- sona en la Facultad o en un programa se constitu- ya en un factor importante en la configuración de una nueva propuesta curricular, pues le autoriza para liderar y tomar decisiones, el hecho de que este proceso no se haga de manera colegiada también tiene implicaciones en las propuestas de formación. Es el caso de uno de los componentes de formación “propuesto por una o dos personas. No fue colegiado y se asumió en otra instancia, pero no se ejecutó, o sea, no se llevó a la prácti- ca”. Aparece aquí una llamativa tensión: una per- sona que toma decisiones respecto al programa, pero estas no son llevadas a la práctica. La comu- nidad o el Comité de Carrera resisten la forma en que fue tomada la decisión, y en la práctica, no la legitima. Con esta información, se hacen visibles relaciones de poder-saber que están presentes en las prácticas curriculares. Estas relaciones hacen parte de ese sistema de valores que orienta las configuraciones, los participantes, las justifica- ciones y los vínculos entre estos. 2. Participación de estudiantes. La participación de los/as estudiantes parece ser un asunto complejo y difícil para los programas y para las prácticas curriculares. Una manera alude a la presencia de los/as estudiantes en los procesos de autoevalua- ción, considerada como un requisito: Eso empezó en el 2004 [...] más o menos con unos diagnósticos que se hicieron a los estudiantes, acerca de lo que ellos querían mejorar, cambiar del programa. Se pensó la visión, la misión, se llevó una discusión a todos los grupos de los estudiantes, los estudiantes ofrecieron consideraciones, cuando se estaba haciendo el informe de autoevaluación. La normatividad vuelve a guiar las prácticas curri- culares y las formas de establecer relaciones en- tre los participantes. Los/as estudiantes son una audiencia indispensable en los informes de auto- evaluación, y su participación en este caso se da mediante la discusión de la(s) propuesta(s) que el comité elabora y les comparte para que hagan con- sideraciones. La mayoría de los/as coordinadores/ as de programa señalan que “la participación de los estudiantes no es muy activa”. A pesar de que se convoquen desde los comités de carrera, A esas reuniones es muy poca la gente que va, [...] entiendo que se han hecho reuniones donde se presentan las alter- nativas de reforma y algunos estudiantes manifiestan sus ideas, sus criterios, por- que les “toca” su Programa; pero el común denominador es el ausentismo. Esta práctica, que parece generalizada, tiene eco en otros comentarios: “desde el programa se hacen esfuerzos, pero no se logra que participen”. Algu- nos programas optan por cumplir algunos mínimos con los/as estudiantes, entre los cuales está in- formar; en un acta de comité se resalta: “hoy... se llevará a cabo una reunión informativa para dar a conocer a los estudiantes del programa, los avances de la propuesta [de transformación]”. La forma de participación de los/as estudiantes se visibiliza mediante las observaciones que ellos/as hacen frente a las propuestas que les presentan, pero no desde la generación de ideas o propuestas que puedan tener impacto en las concepciones y prácticas del programa.
  • 12. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 85 Formación Dos elementos que aunque pueden funcionar de ma- nera independiente, se destacan en la información analizada como intrínsecamente relacionados, son: los componentes de las propuestas de formación y el ideal de formación de las comunidades académicas de los programas. Los documentos de los programas o los miembros de los comités de carrera conciben las propuestas de formación de los/as futuros/as maestros/as a partir de distintos componentes de formación o campos de conocimiento: el específico/ disciplinar, el pedagógico, el didáctico o el profe- sional. No obstante, hay una tendencia marcada en miembros de distintos comités y alguno/as adminis- trativos/as, a promover que la formación de maes- tros/as comprenda solo dos componentes: el saber pedagógico y el disciplinar, o el saber didáctico y el disciplinar. Así lo ilustra una de las participantes: Mi ideal de programa es que haya un com- ponente disciplinar fuerte y que haya un componente didáctico también fuerte, pero yo siempre me sueño que el componen- te disciplinar no lo ofrezcamos nosotros [...] eso le da otra dimensión al programa. Porque nosotros somos especialistas en la parte didáctica. [...] en la Universidad, hay otros especialistas profesionales en el área disciplinar, entonces que ellos se encarguen de esto. Otro participante señala que la formación debe tener “dos grandes componentes: el saber disciplinar y el saber pedagógico”, y continúa su planteamiento pro- poniendo que, el saber disciplinar, los/as estudian- tes “lo aprendan en otro lado”. Estas afirmaciones nos permiten ver que a la Facultad de Educación se le reconoce autoridad para la formación en el saber pedagógico o el componente didáctico, pero no pro- piamente en el saber disciplinar, el cual sugieren sea aprendido o enseñado en “otro lado”, por “otros es- pecialistas”. También, podemos resaltar el acuerdo que hay en la denominación y la conceptualización del componente/saber disciplinar, más no en la forma de nombrar o teorizar el otro componente: didáctico en un caso y pedagógico en el otro. Aunque existe una tendencia general de los progra- mas a hablar de dos componentes, dos proyectos pedagógicos de los programas presentan singulari- dades: un primer caso se refiere a los componentes centrales de la formación de maestros/as como “el saber disciplinar y el saber profesional”, los cuales direccionan “la formación de las licenciadas en Peda- gogía Infantil” y los que se constituyen, a su vez, en ejes centrales de reflexión, como lo vemos en este trozo de entrevista: Cuando empezamos el programa, había una reflexión de la infancia pero muy chiquita, muy elemental, muy inicial y todavía pensan- do [...] más en la profesionalización, que en el campo disciplinar [...] yo siento que eso ha ido cambiando un poco; se sigue pensan- do obviamente en la profesionalización, pero también en lo disciplinar en la Pedagogía Infantil. A diferencia de los otros programas, en una de las licenciaturas, la separación entre saber disciplinar y saber pedagógico no tiene lugar. Por las particula- ridades del programa, el saber pedagógico se con- solida como el saber disciplinar y se debate, más bien, con el saber profesional que ha sido hegemó- nico. Además, con las discusiones para la reforma se ha hecho visible la necesidad de introducir re- flexiones Y la posibilidad de mirar la pedagogía infantil como un subcampo también de la pedagogía [...] desde esa doble perspectiva disciplinar y profesional, y trabajar en la formación de re- curso en ambas vías. A lo anterior se agrega un elemento crucial para esta propuesta curricular: una formación alrededor de la interdisciplinariedad. Esta es la base de la integra- ción curricular, “porque busca ese encuentro entre... disciplinas, apuntando a leer las problemáticas de la infancia con adultos, con niños, con el contexto, con profesores”. Estos acuerdos en los componentes del programa no se extienden a la mirada sobre uno de sus princi- pios fundamentales: la interdisciplinariedad. Aunque no cabe duda acerca de su valor e importancia en la formación, se visibiliza una tensión con el modo de materializarse en el programa. Una participante así lo problematiza:
  • 13. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 86 Me parece que es una buena intención, pero es muy compleja porque un estudiante per- fectamente puede coger un retacito de cada disciplina para leer un fenómeno, pero yo no sé si eso es interdisciplinariedad, o si se tenga que hablar de todo a la vez. Un segundo caso que se sale de la tendencia de los dos componentes es el proyecto pedagógico de uno de los programas que enuncia: Los campos del conocimiento son tres: el campo de formación pedagógica, el campo de integración didáctica y el campo del saber específico [...] El [...] de integración didáctica [...] tiene como objetivo articular el saber pe- dagógico con el saber específico. En este planteamiento es muy clara la presencia de tres componentes y la función articuladora de uno de ellos. Sin embargo, la distribución de los créditos académicos no se corresponde con la im- portancia asignada a los tres componentes, pues 128 de 220 créditos (casi 60%) están asignados para los espacios del saber específico. Como lo anota uno de los miembros del Comité al relatar la configuración de la versión actual del programa, es claro que “básicamente lo que interesaba era el saber específico”. Con respecto a la concepción de formación, a cuál debe ser el énfasis y quién debe ofrecerla, se presen- tan otras tensiones en los comités de carrera. Hay quienes sustentan que la formación de maestro/as en el saber disciplinar o específico implica una for- mación especial para maestro/as en/de esas cien- cias o disciplinas. Así lo proponen varias personas entrevistadas, quienes afirman: Una cosa son las matemáticas para ingenie- ros, otra para economistas, otra muy distinta para los de matemática pura y también otra para los maestros [...] No se puede enseñar matemáticas de la misma manera [...] los pro- pósitos son distintos. Esta afirmación se ve respaldada por enunciados similares que expresan: “en estos espacios de con- ceptualización de Física, hay un trabajo también di- dáctico”. El siguiente ejemplo ilustra cómo se lleva a cabo el trabajo didáctico dentro de un espacio de conceptualización del saber disciplinar/específico: Todos los estudiantes [...] leen artículos de in- vestigación, pero propios de la enseñanza [...] hacen exposiciones [...] porque también es- tamos pensando cuál es el objeto disciplinar de lo que ellos hacen con sus exposiciones [...] después [...] viene una discusión en pleno y vemos [...] la importancia de llevar cosas como las que se presentan en el artículo en un aula de clase [...] ahí se está pensando en lo didáctico. Para otras personas, el trabajo didáctico realizado en los espacios de conceptualización del saber específico va en detrimento de la formación: Incluso dentro del mismo Comité [...] hay muchos que piensan que la matemática que aprenden los profesores no debe ser la mis- ma matemática de ingenieros [...] podrá ser cierto en algún momento, pero cuando [...] vamos y revisamos en la práctica, los cursos del componente disciplinar [...] los estamos degenerando y se están convirtiendo en [...] didácticos [...] la parte disciplinar externa a la Facultad, y [...] encargarnos de lo que nosotros sabemos [...] eso permitiría doble titulación [...] permitiría a los estudiantes hacer posgrados en otras áreas, y tener el componente disciplinar fuerte, que no tie- nen. Estas tensiones no son ajenas a las que se pre- sentan en el ámbito institucional, donde tampoco parecen claros los componentes de formación. En una sesión del Comité de Currículo de la Facultad de Educación donde se discute sobre los propósitos de for- mación, aparecen distintas visiones: “lo disciplinar como eje formal de la propuesta de formación”; “hay que hacer énfasis en el saber científico, disciplinar, en la definición de los objetos de enseñanza y en la enseñanza de dichos objetos disciplinares”; y “la formación pedagógica, el saber específico, no en to- dos es muy claro”. Estas diferentes miradas sobre los componentes de formación, y su conceptualización, dejan ver las distintas posiciones que circulan y la manera como son asumidas por las comunidades encargadas de direccionar los programas.
  • 14. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 87 Discusión A partir de la información analizada, podemos con- cluir que la razón fundamental para las configuracio- nes o transformaciones curriculares en la Facultad son los referentes normativos: legislación, procesos de acreditación y autoevaluación, y requerimientos o condiciones de la Facultad. En algunos casos, además de la normativa, los programas presentan reflexiones y discusiones internas que movilizan cambios, aun- que también acuden a experiencias y trayectorias de quienes integran los comités, para llevar a cabo las transformaciones. Si bien en la mayoría de los ca- sos la relación con la norma es de obediencia, esta también moviliza posiciones críticas y construcciones teóricas a partir de sus dictámenes. Resulta claro el lugar primordial de la norma, bien para obedecerla, criticarla, resignificarla o construir a partir de ella. Al igual que en el estudio realizado en la Universidad del Valle (2008), destacamos la normativa como un factor determinante en la construcción de nuevas estructuras y funcionamientos curriculares, la cual es apropiada de maneras distintas por la comunidad académica. Igualmente, faltan referentes propuestos por la Fa- cultad que permitan generar consensos frente a las prácticas curriculares y las conceptualizaciones al respecto. El lugar central de la norma puede tener re- lación con la ausencia de referentes propios para la revisión y la transformación curricular, situación que también puede generar tensiones entre y al interior de los comités. Este resultado respalda los hallazgos del estudio de la Universidad del Valle (2008), donde se encontró necesario actualizar y recrear la política cu- rricular mediante principios, lineamientos y acciones claves, con el fin de consolidar el proyecto formativo. En lo que a la participación se refiere, la informa- ción permite ver una valoración de la participación de los docentes en asuntos curriculares al interior de los comités. Esta se da principalmente mediante sus aportes en el trabajo realizado en/por los núcleos académicos y está relacionada con su compromiso con el programa o la Facultad. Sin embargo, la parti- cipación se ve interferida por el tipo de contratación/ vinculación con la Universidad, por la resistencia al cambio y por relaciones de saber-poder que se dan en las comunidades académicas, y se hacen visibles en algunas prácticas curriculares. Por otra parte, al- gunos/as coordinadores/as llaman la atención sobre la necesidad de docentes con formación necesaria para participar de los procesos de transformación. En ese mismo sentido, es notable la ausencia de participación de egresados/as y estudiantes en la transformación de los programas. Estos/as aparecen primordialmente en los procesos de autoevaluación como audiencias requeridas, pero sin incidencia directa en las nuevas propuestas, bien por falta de compromiso político o por la ausencia de espacios formales de participación. Algunos resultados de este estudio concuerdan con los hallazgos de la investigación sobre política curricular y proyecto formativo de la Universidad del Valle (2008), donde se registra escasa participación de estudiantes en asuntos curriculares, y falta de docentes vinculados/ as o con formación necesaria para asumir responsa- bilidades curriculares. En cuanto a la formación de los licenciados/as, esta se concibe a partir de distintos componentes de for- mación/campos de conocimiento: el específico o dis- ciplinar, el pedagógico, el didáctico y el profesional. Pese a la tendencia a estructurar las propuestas cu- rriculares teniendo en cuenta tres de estos compo- nentes, no todos los miembros de los comités de ca- rrera reconocen su importancia, señalando que solo se requieren dos de ellos para formar maestros/as: pedagógico y disciplinar, o didáctico y disciplinar. La tensión que surge a partir de los componentes o sabe- res que deben conformar las propuestas de formación de maestros/as deja ver la ausencia de acuerdos que vayan más allá del papel del currículo planeado o ex- plícito, y la necesidad de aclarar conceptualizaciones/ tradiciones sobre pedagogía y didáctica, sus impli- caciones y su lugar en la formación de maestros/as. El acuerdo sobre el componente disciplinar es claro, pero la mirada sobre pedagogía y didáctica no lo es. Una situación similar se presenta en torno a la for- mación en el saber específico. Hay un acuerdo sobre la experticia de la Facultad de Educación en el saber pedagógico y didáctico, pero no en la autoridad que tiene para enseñar el saber específico, el cual —se sugiere en algunos casos— debe ser aprendido en unidades académicas expertas en ese saber. Esto
  • 15. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 88 nos permite señalar que, aunque en los documentos y en las prácticas de la Facultad de Educación existe un derrotero para configurar las propuestas y formar maestros/as en el saber pedagógico/didáctico y en el saber específico, no hay consenso en las comu- nidades académicas de la Facultad acerca de estos asuntos. Como advertían Jackson (1992) y Kliebard (1998) respecto a la importancia e insuficiencia de las ca- tegorías, no podríamos hablar de la presencia de un único enfoque o teorización curricular en los progra- mas de formación de maestros/as de la Facultad. Si bien hay una tendencia notable a guiar la práctica y el trabajo curricular por medio de la normativa, lo cual nos hace pensar en una tendencia marcada por un enfoque prescriptivo (Marsh y Willis, 2007), también podemos hablar de la presencia del enfoque descrip- tivo, puesto que desde algunos programas se intenta entender y explicar el modo en la cual los diferentes pasos y procedimientos se relacionan. Esta perspecti- va la podemos ver, por ejemplo, cuando se interrogan las bases teóricas de los cursos, sus componentes y la posibilidad de generar propuestas interdisciplina- rias a partir de estos. La forma crítico-explicativa se hace visible cuando el currículo se define de manera amplia y comprensible, y se lo ubica en sus contex- tos sociales. Expresiones referidas al currículo como “todo lo que le pasa a un estudiante desde que entra a este programa y a esta universidad hasta cuando sale” puede ayudarnos a ilustrar esta mirada. Tampoco podríamos establecer una perspectiva cu- rricular única, pues las perspectivas técnicas y críti- cas coexisten (Posner, 1998). No obstante, sobresa- le una tendencia a la mirada técnica del currículo, la cual se centra en una relación medios-fin y se ocupa fundamentalmente de la selección y la organización de los contendidos. Si bien Posner afirma la necesi- dad de tener una mirada técnica, esta perspectiva es insuficiente, pues no permite ver otros elementos y relaciones que dan origen al plan de estudios, a la “malla curricular” —a esa selección y organiza- ción de contenidos—. Tampoco permite considerar las interacciones que se originan a partir de estos, ni interrogar las implicaciones de esa selección y or- ganización de contenidos culturales (incluidos los aca- démicos) en la formación de futuros/as maestros/as. Cada aproximación curricular conlleva un modo de formar un sujeto-maestro/a, en nuestro caso. Si el currículo es un instrumento que usamos para dar sen- tido al proceso educativo/formativo, sería importante preguntarse cuál sentido damos como “comunidad académica” de la Facultad de Educación a las pro- puestas de formación de maestros/as. Los enfoques curriculares ayudarían a responder esta pregunta, pues nos posibilitan pensar las propuestas de for- mación, su configuración, los supuestos (teóricos) que les subyacen, las prácticas y las concepciones que les dan origen y que les permiten circular. Implicaciones Los resultados de este estudio pueden expandir el ho- rizonte de indagación para otras investigaciones que exploren el papel de la experiencia en la configuración de propuestas curriculares y en la actuación de las mismas; que analicen las formas de participación y negociación existentes en las comunidades académi- cas encargadas del trabajo curricular, con sus posibi- lidades, limitaciones e implicaciones; y que develen la relación de la comunidad académica que se ocupa de los programas de formación, con la política/normativa nacional e institucional —las formas de apropiación, reconfiguración o resistencia frente a esta—. Siguiendo la línea de producción de conocimiento si- tuado, sería importante adelantar estudios en el mis- mo sentido en el ámbito institucional. Esto es, revisar crítica y comprensivamente los enfoques curriculares en/de las propuestas de formación de maestros/as de las distintas unidades académicas de la Universidad. Y, en un sentido más amplio, realizar un estudio de casos múltiples en el contexto nacional, que permita develar orientaciones, perspectivas, prácticas y polí- ticas curriculares de los programas de formación de los/as futuros/as maestros/as del país, así como las (posibles) formas de resignificarlas. Con relación a la práctica y la política pública, sería arriesgado hablar de implicaciones a partir de una exploración inicial en un estudio de caso. Sin embar- go, a la luz de la generación de conocimiento situado, consideramos importante esbozar algunas reflexiones o recomendaciones a partir de nuestra lectura de la información. Estas, a su vez, podrían potenciar la
  • 16. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 89 mirada sobre los resultados y permitir otras formas de pensar acerca de los mismos. Desde esta pers- pectiva, consideramos importante: 1. Reconocer el papel de la Facultad como institu- ción productora de saber y con incidencia en la generación de políticas públicas en educación. Son necesarias posiciones institucionales explí- citas frente a las normas que regulan/direccionan las transformaciones de los programas y a sus implicaciones para las prácticas. Es importante instaurar y visibilizar prácticas de revisión perma- nente de las propuestas de formación, de acuer- do con su pertinencia en distintos contextos, de modo que sean estas las que nos permitan ofrecer razones claras y fundamentadas por las cuales nos acogemos a las normas y emprende- mos las transformaciones curriculares, o por las cuales las resistimos y planteamos alternativas. 2. Comprender los motivos que generan la ausen- cia de participación de estudiantes y egresados/ as en las discusiones de los comités de carrera, para promover prácticas regulares de participación que propicien un compromiso político con los pro- gramas. Esto se podría hacer mediante la socia- lización de los programas con los/as estudiantes y su posicionamiento frente a la responsabilidad con su propia formación; la evaluación sistemática de cada espacio de conceptualización y de su rela- ción con la propuesta de formación; la instituciona- lización de espacios para conversar acerca de los programas y sus prácticas, y plantear alternativas; y la realización de proyectos de investigación y prácticas pedagógicas al interior de los programas. 3. Definir qué es lo común (elementos, propósitos, contenidos, competencias, saberes, metodo- logías) en la formación de maestros/as de la Facultad. Esto implicaría promover espacios de conversación entre los programas y las distin- tas comunidades, que permitan localizar puntos de encuentro y desencuentro, precisar caracteriza- ciones, hacer acuerdos, articular componentes, homologar criterios, ofrecer mayores y mejores posibilidades a los/as estudiantes. Sería importan- te que, en nuestro caso, el Departamento de Peda- gogía lidere —con las comunidades académicas de la Facultad— un diálogo que permita establecer esos acuerdos y trazar directrices acerca de lo co- mún en/de la formación pedagógica. Estos procesos deben estar acompañados de espacios de forma- ción que presenten y debatan distintos discursos sobre pedagogía/educación/currículo, los cuales se articularían con cada programa y presentarían las posibles lógicas y relaciones de los componentes de la propuesta de formación. Referencias bibliográficas Applebee, A. N., 1996, Curriculum as Conversation: Trans- forming Traditions of Teaching and Learning, Chicago, Uni- versity of Chicago Press. Bloom, L. R., 1998, Under the Sign of Hope: Feminist Methodology and Narrative Interpretation, Albany, NY, SUNY Press. Bogdan, R. C. y S. K. Biklen, 2003, Qualitative Research for Education: An introduction to Theories and Methods, 4.a ed., Boston, Allyn and Bacon. Correa, S., 1997, “Elementos para animar la discusión en el proceso de transformación curricular de la Universidad de Antioquia”. Documento Facultad de Educación, Univer- sidad de Antioquia. —, 1998, “Concepciones curriculares, enfoques y dise- ños”, Revista Avanzada, núm. 5, 64-72. Díaz, M., 2007, Lectura crítica de la flexibilidad. La edu- cación superior frente al reto de la flexibilidad, Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio. Díaz, A. E. y R. E. Quiroz, 2001, “Corrientes pedagógicas, mo- delos pedagógicos y enfoques curriculares: Relación siste- mática entre ellos”, Revista Avanzada, núm. 10, pp. 116-130. Didriksson, A., y Herrera, A., 2004, “Innovación crítica: una propuesta para la construcción de currículos universitarios alternativos”, Perfiles Educativos, vol. xxvi, núms. 105-106, pp. 7-40. Fernández, M. V., 2008, “Formación docente continua y pro- cesos de transformación curricular: aportes para pensar el cambio y la innovación en la enseñanza de la geografía”, Enseñanza de las ciencias sociales. Revista de Investigación, núm. 7, pp. 99-108. García, N., 2008, Currículo y flexibilidad curricular, Medellín, Imprenta Universidad de Antioquia.
  • 17. Enfoques curriculares: orientaciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as Revista Educación y Pedagogía, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre de 2012 90 Gómez, L. A., 2002, “Tipologías sobre investigación edu- cativa, enfoques curriculares y formación de docentes”, Revista Educación y Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia, vol. XIV, núm. 33, mayo-agosto, pp. 203-221. Giroux, H. A., 1991, “Modernism, postmodernism, and feminism: Rethinking the boundaries of educational dis- course”, en: H. A. Giroux, ed., Postmodernism, Feminism, and Cultural Politics: Redrawing Educational Boundaries, Albany, NY, SUNY Press, pp. 1-59. Grumet, M., 1988, Bitter Milk: Women and Teaching, Amherst, MA, University of Massachusetts Press. Hernández, M. L. y T. Tovar, 2009, “Estudio comparativo de los enfoques curriculares utilizados para la formación de licenciados y profesionales de la Educación Física en Bo- gotá: su pertinencia e impacto”, Revista Educación Física y Deporte, vol. 28, núm. 2, pp. 60-77. Jackson, P. W., ed., 1992, Handbook of Research on Curri- culum, Nueva York, Macmillan. Kane, R. G., 2002, “How we teach teachers: New ways to theorize practice and practise theory”, Prospects, vol. 32, núm. 3, pp. 347-364. Kliebard, H. M., 1998, “The effort to reconstruct the mo- dern American curriculum”, en: L. E. Beyer y M. W. Apple, eds., The Curriculum: Problems, Politics, and Possibilities, 2.a ed., Albany, SUNY Press, pp. 21-33. Lather, P., 1991, Getting Smart: Feminist Research and Pedagogy with/in the Postmodern, Nueva York, Routledge. Litwin, E., 2006, “El currículo universitario: perspectivas teóricas y metodológicas para el análisis y el cambio”, Revista Educación y Pedagogía, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia, vol. xviii, núm. 46, septiembre- diciembre, pp. 25-31. Marsh, C. J., y Willis, G., 2007, Curriculum: Alternative Approaches, Ongoing Issues, Upper Saddle River, NJ, Pearson-Merrill, Prentice Hall. Patton, M. Q., 2002, Qualitative Research and Evaluation Methods, Thousand Oaks, CA, Sage Publications. Phelan, A. M., 2011, “Towards a complicated conversa- tion: Teacher education and the curriculum turn”, Pedago- gy, Culture & Society, vol. 19, núm. 2, pp. 207-220. Pinar, W. F., 2004, What is Curriculum Theory? Mahwah, NJ, Lawrence Erlbaum Associates. Posner, G. J., 1998, “Models of curriculum planning”, en: L. E. Beyer y M. W. Apple, eds., The Curriculum: Problems, Politics, and Possibilities, 2.a ed., Albany, SUNY Press, pp. 79-100. Rhedding Jones, J., 1996, “Researching early schooling: Poststructural practices and academic writing in an ethno- graphy”, British Journal of Sociology of Education, vol. 17, núm. 1, pp. 21-37. Rodríguez, R., 1993, “Enfoques curriculares para el siglo xxi”, Educación y Cultura, núm. 30, pp. 13-23. Sierra, B., 2000, “Entre fines y metas: revisión de algunas cuestiones curriculares”, Aula Abierta, núm. 76, pp. 95-105. Sierra, H., 2005, “Hacia la modernización de la Universi- dad. Universidad y currículo, enfrentar el reto del cambio”, Revista Cultural Academia Libre, núm. 4, pp. 83-106. Universidad del Valle, 2008, El proyecto formativo. Sis- tematización del proceso de configuración de la política curricular en la Universidad del Valle 1986-2005, Cali, Pro- grama Editorial Universidad del Valle. Referencia Giraldo Gil, Elida, Sarah Flórez y Ana María Cadavid, “Enfoques curriculares: orien- taciones y perspectivas en las propuestas de formación de maestros/as”, Revista Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. 24, núm. 63-64, mayo-diciembre, 2012, pp. 74-90. Original recibido: 05/04/2013 Aceptado: 06/11/2013 Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los autores.