1. IMPLICACIONES Y FACTORES DETERMINANTES EN LA INSERCIÓN LABORAL.
Por Julio Cesar Cortez Jaimes.
Recientemente había compartido
con ustedes amigas y amigos
lectores, algunas reflexiones en
torno a la inserción laboral, en las
que básicamente les comenté que
la transición del egresado de
universidades públicas y privadas al
mercado laboral, ha sido un proceso
lleno de dificultades, riesgos y
amenazas, que generan grandes
desafíos para los recién graduados,
en razón de cuatro factores que se
identifican:
Primero, que los egresados no
cuentan con la experiencia o
práctica adecuada al puesto de
trabajo. En este sentido el
observatorio laboral Secretaría del
Trabajo y Previsión Social y el
Servicio Nacional de Empleo señala
que hay un 95% de posibilidad de
obtener un empleo al egresar de
una carrera, si el graduado cuenta
con experiencia laboral de por lo
menos un año o más. En el caso de
quienes carecen de experiencia,
pueden tardar hasta un año en
colocarse en un empleo.
La realidad es que muchas
empresas ya no invierten en
capacitación y contratan a los
egresados con mayor experiencia y
capacitación en el puesto vacante.
En este sentido, no debemos de
perder de vista que la experiencia
en el campo laboral de los
egresados permite conocer, si la
propuesta curricular de la Institución
de Educación Superior (IES) de que
se trate, está acorde a las
necesidades del mundo laboral, es
decir, si cubre los requerimientos
que los empleadores necesitan o si es
necesario actualizar, reforzar, o transformar
dicha propuesta del plan de estudio.
Ante este escenario, puedo afirmar
categóricamente, que el modelo educativo
actual de la UAGro es un proyecto
unipersonal, de pensamiento único cuyo
sustento ni corresponde a las necesidades
de su contexto ni atiende los requerimientos
que exige el mercado laboral.
En estas circunstancias difíciles, el
egresado termina su carrera y obtiene su
título universitario, sin embargo, esto no le
garantiza que pueda obtener un empleo de
inmediato, dada la situación que vive el país
y los pocos puestos de trabajo que se
generan.
En efecto, como un segundo factor que
fomenta los riesgos y amenazas a la
inserción laboral es la baja oferta
ocupacional que ofrece el mercado laboral y
para ser más preciso en nuestro estado de
guerrero no se han realizado gestiones de
gran impacto para garantizar las
condiciones de empleabilidad a nuestros
jóvenes egresados por el gobierno y
empresarios. Lo peor de esta situación es
que no han surgido políticas públicas para
atender esta problemática, aun a pesar de
que se ha visto recientemente cierta mejoría
en el sector productivo y la economía luego
de los descalabros sufridos por la pandemia
de COVID-19.
Como tercer elemento que no
debería de ser minimizado por
ninguna Institución de Educación
Superior (IES) y que podría traer
grandes cambios en los procesos de
trabajo o en la forma de como
desempeñar una profesión a muy
corto tiempo, es la gran amenaza
que representa a las presentes y
futuras generaciones de
profesionistas, la aparición y puesta
en marcha de las herramientas y
aplicaciones basadas en la
inteligencia artificial (IA) que han
comenzado a transformar el mundo
del empleo y de acuerdo a
organismos internacionales como
Foro Económico Mundial, considera
que para el 2025, estarían en riesgo
de desaparecer 85 millones de
empleos, pero habría la posibilidad
de crear 97 millones de nuevos
puestos de trabajo teniendo como
base el uso de la robótica y la
Inteligencia Artificial (IA).
El cuarto factor que nos sirve como
elemento de análisis en este tema
de la inserción laboral, es la revisión
que podemos hacer a lo que nos
ofrece el mercado laboral. Y es que
como les había compartido con
anterioridad, en este aspecto no
hay mucho que ofrecer, hay poco
margen de maniobra dirían los
especialistas, ya que estudios
recientes señalan que los recién
graduados se enfrentan a un
2. esquema de bajos salarios y nulas
prestaciones, con pocas
posibilidades de desarrollo y un alto
margen de desigualdades sociales y
económicas, que pone en entre
dicho esa frase que ha circulado en
la UAGro de que “la educación
iguala socialmente”, una verdadera
falacia.
En efecto, diversos organismos de
profesionistas y defensores de
derechos laborales han denunciado
que los jóvenes que obtienen un
trabajo, no cuentan con
prestaciones, y esto los imposibilita
de tener acceso a los servicios de
salud, a la protección de los medios
de subsistencia y a los servicios
sociales necesarios para el
bienestar individual y colectivo.
Lo que ofrece el mercado laboral
son salarios altos y bajos de
acuerdo a ciertas profesiones y en
este sentido, el portal “imagen en
dinero” al que hace referencia el
observatorio laboral de la Secretaría
del Trabajo y Previsión Social
(STPS) y del Servicio Nacional de
Empleo (SNE), con respecto a las
tendencias del empleo de
profesionistas, indica que el área de
Ciencias Biológicas percibe los
ingresos más elevados con un
promedio de 13 mil 812 pesos
mensuales, le sigue el área de
Arquitectura, Urbanismo y Diseño
con 13 mil 549 pesos y en tercer
lugar se encuentra el área de las
ingenierías con 12 mil 283 pesos.
Por el contrario, este portal señala
que las áreas de humanidades, es
decir, las profesiones de literatura,
economía, historia y arte (música,
plásticas, danza, pintura o
escultura), antropología, lingüística,
comunicación y la sociología, entre
otras, tienen los ingresos más bajos
con un promedio de 10 mil 365,
Artes con 9 mil 768 pesos y
Educación con 9 mil 540 pesos.
En este contexto, la mayoría de
profesionistas son del área de las
ciencias sociales, sin embargo, se
observa una tendencia ascendente
de ofertas de trabajo en el mercado
laboral hacia las ciencias
exactas que es donde se encuentran los
mejores salarios.
Aunado a esta problemática, existe una
sobreoferta de abogados, administradores,
contadores, comunicólogos, sociólogos,
diseñadores, publicistas, pero las empresas
que crean nuevos puestos de trabajo
buscan farmacobiólogos, químicos
farmacéuticos, físicos matemáticos y
actuarios, además de ingenieros.
A modo de conclusión y quizá con estas
afirmaciones que me permito precisar,
genere un debate a futuro y tenga que
sustentar con más elementos este tema en
cuestión, pero los resultados están
palpables y a la vista de todos, es decir, la
problemática de inserción laboral, por lo
menos en nuestro estado de guerrero,
genera grandes dudas sobre la eficiencia de
la inversión en materia de educación, ni
siquiera se puede justificar esta gran ola de
construcciones que se hicieron de nuevos
edificios a lo largo y ancho de nuestro
estado, así como la creación de nuevas
carreras que desde el 2013 se ha
implementado en la UAGro.
Lo peor está por venir, si no se toman
decisiones inmediatas y acertadas para
corregir las causas que originan la falta de
conocimientos y experiencias de nuestros
egresados para ocupar un puesto de
trabajo, el riesgo de desilusiones masivas
está latente para las actuales y próximas
generaciones, ya que la introducción de
formación por competencias en el proceso
educativo no ha dado los resultados
esperados a la llamada “universidad de
calidad con inclusión social”, es decir, no ha
sido respuesta inmediata a la necesidad de
alinear la formación profesional con el
mundo laboral, ya que se observa una débil
acumulación de experiencia laboral de los
egresados y esto ha incidido
significativamente de forma negativa para
el ingreso de futuros profesionistas al
mercado laboral.
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