36. Debemos tener como horizonte
los mandatos de la Convención
sobre los Derechos del Niño y
la Niña, dar una lucha decidida
por los niños, niñas y
adolescentes desamparados, y
no olvidarnos jamás de ellos y
ellas.
37. Debemos trabajar unidos y
desde nuestra posición de
adultos y adultas luchar para
que nuestro mundo sea un
lugar mejor y acorde a su
desarrollo integral.
38. “Dejar a los niños venir a
mi y no se los impidas,
porque de ellos es el reino
de los cielos, y ciertamente
que el que no fuere como un
niño, no podrá entrar al
reino de los cielos.”