Ana Mendieta creó obras de arte que exploraban la iconografía femenina y sus conexiones con la naturaleza a través de rituales. Incorporó su propio cuerpo en la naturaleza para invocar imágenes de una diosa, mezclando elementos de varias culturas. Ella describió su arte como una forma de reestablecer los lazos entre ella y el universo después de haber sido separada de su tierra natal durante su adolescencia.