2. • Por bautismo se hace referencia a un rito de iniciación o purificación, que
es común en varias y diferentes religiones, así como en varias comuniones
y denominaciones cristianas.
• El bautismo cristiano consiste en una determinada aplicación del agua
sobre una persona, invocando a la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo (o a Jesús solo, en algunas versiones del cristianismo), con el fin de
hacer participar a quien lo recibe en la muerte y la resurrección de
Jesucristo, constituyéndole: profeta, sacerdote y rey junto con
Cristo, hijo(a) de Dios y heredero(a) de su Reino, e integrándole a la
comunidad de la Iglesia, como miembro vivo del Cuerpo Místico de Cristo.
• La Iglesia Católica define el sacramento del bautismo como: «Un signo
sensible instituido por nuestro Señor Jesucristo para perdonar el pecado
original y cualquiera otro que hubiese en el que se bautiza.»
• En el catolicismo romano y el protestantismo clásico —debido a la teología
de San Agustín (siglo V) y sus ulteriores evoluciones en los
reformadores Martín Lutero y Juan Calvino—, el bautismo ha revestido
también la importancia de ser un antídoto contra el pecado original.
3. • En el Nuevo Testamento se habla de una inmersión en el agua, acompañada de unas palabras y que
requiere la fe del bautizando (cf. Hch 8 36-37). Sin embargo, hubo teólogos en los primeros siglos
que negaron la necesidad del agua. Contra ellos escribió Ireneo (en Adversus Haereses I 21 4) y
Tertuliano (De Baptismo I). Pero la expresión más clara está en Agustín: «¿Qué es el bautismo? Es
una ablución de agua con la palabra. Quita el agua y ya no hay bautismo» (Comentario al evangelio
de Juan 15 4).
• En la Didaké (capítulo VII) se habla de una celebración con inmersión en agua, pero también de un
rito por el que se derramaba tres veces agua sobre la cabeza del neófito. Hipólito habla de una
celebración que seguía al catecumenado y que tras oraciones, preguntas y exorcismos, sometía al
candidato a una inmersión en el agua. Sin embargo, es difícil que incluso en la Iglesia primitiva sólo
se hayan dado casos de bautismo por inmersión. Si según los Hechos de los apóstoles, tras la
predicación de Pedro fueron tres mil las personas que se bautizaron resulta muy difícil pensar que
todos se hayan arrojado al agua.
• También consta –por el testimonio de Cipriano (Carta 69 12)– que algunos enfermos eran
bautizados seguramente por aspersión o infusión.
• Así con el paso del tiempo el bautismo por inmersión fue abandonado paulatinamente (debido a la
costumbre de bautizar a los niños lo más pronto posible) y el de aspersión se usó muy poco dadas
las dudas sobre la efectiva ablución. El Código de derecho canónico de 1983 indica que el bautismo
se ha de administrar por inmersión o por infusión, de acuerdo con las normas establecidas por cada
Conferencia episcopal (cf. núm. 854).