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FUA II MARAMIRA
Vincent Van Gogh realizó cerca de 40 autorretratos entre los años 1886 y 1889. Este
retrato en particular lo pintó en septiembre justo después su recuperación y teme una
recaída a esa enfermedad que le impide pintar. La línea ondulada se ha adueñado de
la imagen, no sólo en el fondo sino que también en la chaqueta. El naranja y el azul
crean un llamativo contraste, también marcado por la gruesa línea del dibujo en
contraposición a la soltura de la pincelada en el resto de la obra. Pero lo más
sorprendente de esta obra es la capacidad de mostrar su personalidad a través de los
gestos del rostro.
Van Gogh envió el cuadro a su hermano más joven, el marchante de arte Theo; en la
carta que lo acompañaba escribió: "necesitarás estudiar [el cuadro] por un tiempo.
Espero que notes que mis expresiones faciales se han vuelto mucho más tranquilas,
aunque mis ojos tienen la misma mirada insegura que antes, o eso me parece a mí."
Van Gogh fue un artista neerlandés muy prolífico, pintó unos 900 cuadros y se le Fue
mayoritariamente autodidacta y comenzó a pintar para vencer tensiones interiores y
depresión. Pintor máximo exponente del postimpresionismo, cabe destacar que su
época profesional básicamente abarca los últimos diez años ya que se inicia después
de una etapa de preparación para Pastor y Misionero de la Iglesia Protestante que se
trunca por la retirada de confianza de sus superiores. Al no poder ejercer tuvo una
grave crisis de fe que lo volcó definitivamente en el arte.
Su obra pictórica constituye una autobiografía de sus sentimientos, nos ha dejado más
de mil doscientos dibujos y aproximadamente ochocientos óleos. Ésta no podría
haberse llevado a cabo sin el apoyo incondicional de su hermano Theo quien le
aconsejó que aprendiera la técnica pictórica en profundidad y sin su soporte
económico no existiría el Vincent Van Gogh que conocemos como pintor.
Esta obra se enmarca dentro del postimpresionismo, un movimiento que se extiende
entre 1880 y 1905. Los postimpresionistas continuaron utilizando colores vivos, una
aplicación compacta de la pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real al
igual que los anteriores impresionistas, pero intentaron llevar más emoción y expresión
a su pintura, presentando una visión más subjetiva del mundo.
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FUA II MARAMIRA
LA RAYA VERDE (FAUVISMO)
Autor: Henri Matisse (1869- 1954)
Año: 1905
Ubicación: Museo Nacional de Arte de Dinamarca, Copenhague
Técnica: Óleo sobre lienzo
Género: Retrato.
Estilo: Fauvismo
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FUA II MARAMIRA
Se trata de un retrato de la esposa del artista, Amélie a quien pinta haciendo caso
omiso a toda tradición cromática. El retrato fue presentado en Salón de Otoño de
1905 y la gente huyó despavorida al verlo. Esta creado con una gran audacia
cromática que rompe con la representación realista de las formas, la luz y la
perspectiva y utilizando la expresividad del color. El color es arbitrario y la
contraposición de este produce un avance y un retroceso de las superficies creando un
ritmo que sugiere profundidad y volumen. La obra está cargada de intensidad para que
el espectador disfrute de la estridencia tonal.
Es una obra fauvista y el Fauvismo es liberar el color con respecto al dibujo, ignorar
claroscuros y perspectivas, expresar sentimientos. El color es la clave,
directamente del tubo, obviando la mímesis y aplicándolo en toques rápidos y
vigorosos, dotando a la obra de una sensación de espontaneidad.
Matisse fue el máximo exponente del fauvismo y una de las grandes figuras del arte
del siglo XX, destacó en pintura, escultura, arte gráfico y collage. Matisse llevó al color
a otro nivel, liberándolo de cualquier función descriptiva. En 1920 su obra se va
llenando de sensualidad y ornamentos. En 1943 se muda a la costa y tras una
enfermedad que lo deja casi paralítico no interrumpió su actividad, sino que lo llevó a
intensificar sus trabajos en papel, especialmente los papiers decoupés, que destacan
por la modernidad de sus esquemas caligráficos y la pureza del color
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FUA II MARAMIRA
Estudio del retrato del Papa Inocencio X por Velázquez
Autor: Francis Bacon (1909-1992)
Año: 1953
Ubicación: Des Moines Arte Center, Iowa, EEUU
Técnica: Técnica Mixta (óleo/pastel)
Género: Retrato
Estilo: Expresionismo / Figuración postpicassiana
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FUA II MARAMIRA
Francis Bacon padecía asma crónico, tuvo una formación académica irregular y era
homosexual. Sus progenitores (padre militar) siempre lo despreciaron por ello. Tal
cúmulo de circunstancias generaron una personalidad intensa que trasladó a su
universo creativo. El aspecto inquietante y hasta violento en sus cuadros más de 500
cuadros y 6000 dibujos refleja esas vivencias “Entre el nacimiento y la muerte siempre
ha existido lo mismo: la violencia de la vida”. “Nacemos con un grito, nos encontramos
en la vida con un grito, y tal vez el amor sea un mosquitero entre el miedo a la vida y el
miedo a la muerte. Esa fue una de mis obsesiones reales. Los hombres que he
pintado estaban en situación extrema, y el grito es una transcripción de su dolor”,
alegaba en su última entrevista en 1992.
Bacon admiraba profundamente los retratos de Diego Velázquez. Le obsesionaba
especialmente el Retrato del Papa Inocencio X al que regresará una y otra vez
versionándolo (hasta 53 retratos) durante las décadas de los años 50 y 60. Le atraían
tanto los aspectos técnicos del color lujoso y el virtuosismo en el tratamiento de la tela
y la carne, como la maestría de Velázquez para capturar la personalidad del retratado.
Bacon orientó la obra siempre a hacer salir del Papa otras sensaciones que veía
palpitar en el cuadro como la agonía, la amenaza y el aislamiento. No se trata de una
relación puramente formal sino de un proyecto de descomposición que actúa como si
fuese una radiografía del cuadro original.
Bacon representa la angustia que acompaña a un grito. Las líneas verticales que
descomponen la figura del Papa al mismo tiempo que la contienen corresponden a esa
forma derivada de angustia. La boca abierta en forma de círculo y los dientes que la
circundan contribuyen a ahondar en nosotros la sensación de que el cuerpo, en su
quietud, está vibrando y se vaporiza frente al espectáculo desagradable de su propia
descomposición y muerte. Ver esta obra genera una gran angustia.
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FUA II MARAMIRA
AUTORETRATO
Autor: Lucian Freud ( 1922- 2011)
Año: 1985
Ubicación: Colección Privada
Técnica: Óleo sobre lienzo
Género: Autoretrato.
Estilo: Escuela de Londres. Expresionismo figurativo
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FUA II MARAMIRA
Freud fue uno de los grandes pintores de retratos y autoretratos del siglo XX. Se pintó
a sí mismo obsesivamente. Como ocurre con Rembrandt, Van Gogh o Schiele, los
autorretratos de Freud forman una de las autobiografías visuales más completas de
cualquier pintor, lo que permite comprender mejor la introspección y el impulso
implacable que alimentó al artista.
Lucian Freud, famoso por sus observaciones inquebrantables de la anatomía y la
psicología, hizo que hasta las personas hermosas (incluida Kate Moss) se vieran
desfiguradas. Lucian Freud, uno de los retratistas más célebres de finales del siglo XX,
pintó solo a los más cercanos a él: amigos y familiares, esposas y amantes, y, por
supuesto a sí mismo. Su perspicaz serie de autorretratos abarcó más de seis décadas.
La intensidad psíquica de sus retratos y sus notoriamente largas sesiones con sus
modelos han sido comparadas con la práctica psicoanalítica de su famoso abuelo,
Sigmund Freud.
La obra Reflexión (1985), es uno de sus autoretratos . Se autorretrata en una postura
abiertamente autoconsciente, desafiando al espectador con una mirada directa. Esta
obra evidencia sus opulentos golpes de pincel, la expresividad en el tratamiento facial
y el equilibrio magistral de la luz y la sombra. Freud admitió que el autorretrato era el
desafío más importante para él.
Freud es considerado el mejor pintor inglés de su época. Sus desnudos tienen un
realismo puro, de personas normales sin disfraces ni concesiones. La mayoría de sus
retratados son personas de su entorno, siendo así su obra como una especie de
biografía. Fue a partir de 1960 cuando cambio su técnica y empezó a pintar de pie,
con brochas más gordas y aplicando mayor cantidad de pigmento, pintando así sus
grandes lienzos y desnudos. Exploró todos los rincones de la fisionomía y se centró en
la representación de la carne. Los detalles, el gesto y la postura de los retratados
revelan su modo de concebir la relación con el sujeto-objeto de sus pinturas.