2. Escuela Normal Superior Cristo Rey.
GRADO 9°3
INTEGRANTES
Leandra Raquel Oviedo Polanco.
Isabela Oviedo Polanco.
3. Esteban Echeverría
Nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1805. Hijo
de español y criolla, quedó huérfano de padre a temprana
edad. Confesó luego haber llevado una vida disipada entre
los quince y los dieciocho años, pero fue buen alumno en
el estricto Colegio de Ciencias Morales hasta 1823,
cuando lo abandonó para dedicarse al comercio. Entre los
años 1826 y 1830, el joven Echeverría, becado por el
gobierno de Rivadavia para formarse profesionalmente en
París, tuvo la oportunidad de observar de cerca el auge
del movimiento romántico francés, llegado de Alemania a
principios del siglo XIX de la mano del vizconde de
Chateaubriand y de Madame de Staël. No era ajeno a
esta nueva tendencia artística y literaria un sesgo utópico,
de carácter socialista y liberal, que se enriquecía con el
aporte de pensadores como Saint-Simón y Gaston Leroux.
OBRA: La Cautiva (POEMA).
Un malón de indios irrumpe en una población fronteriza de
blancos y toma cautiva (entre otros) a María. Más tarde,
su esposo Brian al intentar rescatarla sufre la misma
suerte que la mujer. Los aborígenes festejan la victoria
con un gran festín y la mujer -puñal en mano- aprovecha
la confusión para liberar a su esposo malherido. Ambos
buscan refugio en el desierto, en tanto que las tropas
cristianas llegan hasta la toldería pero no encuentran a su
jefe. La pareja comienza entonces una penosa huida en la
que deben soportar la sed que los abrasa, la presencia de
un tigre y la quemazón de unos pajonales que los rodean.
Brian no resiste la aventura y muere. María sepulta a su
esposo y continúa su camino con una sola esperanza:
encontrar a su hijo. La mujer es hallada, finalmente, por un
grupo de soldados que le informan la muerte del niño,
degollado por los salvajes. Frente a esta noticia, María
fallece. La llanura pampeana encierra en su seno las
tumbas de los esposos.
Una mujer argentina siendo raptada por un malón pampa
para convertirla en "cautiva". Fragmento del cuadro "La
vuelta del malón" de Ángel Della Valle.
4. Andrés Bello
Caracas (1781-1810)
Hijo primogénito de don Bartolomé
Bello, abogado y fiscal (1758-1804) y de doña Ana
Antonia López. En su Caracas natal, el joven Andrés
cursó las primeras letras en la academia de Ramón
Vanlonsten.
En 1797 comienza estudios en la Real y Pontificia
Universidad de Caracas, graduándose de Bachiller en
Artes el 14 de junio de1800. Ese mismo año, antes de
graduarse, recibe en Caracas al naturalista
alemán Alexander von Humboldt y a su compañero, Aimé
Bonpland, y los acompaña a escalar y explorar el Cerro
Ávila que separa la ciudad del Mar Caribe.
En su ciudad natal realiza también estudios inacabados
de derecho y medicina, aprende por su propia cuenta
inglés y francés, y da clases particulares, contándose el
joven Simón Bolívar entre sus alumnos. Sus traducciones
y adaptaciones de textos clásicos le proporcionan
prestigio, y en 1802 gana por concurso el rango de
Oficial Segundo de Secretaría del gobierno colonial.
Durante el período entre 1802 y 1810 Bello se convierte
en una de las personas intelectualmente más influyentes
en la sociedad de Caracas, destacándose al desempeñar
labores políticas para la administración colonial, además
de ganar notoriedad como poeta, al traducir la tragedia
de Voltaire, Zulima.1 Al llegar la primera imprenta a
Caracas en 1808, la gran notoriedad de Bello lo hace el
candidato ideal para asumir la dirección de la recién
creada Gaceta de Caracas, una de las primeras
publicaciones venezolanas.
5. OBRA: POEMA.
A un samán
Árbol bello, ¿quién te trajo
a estas campiñas risueñas
que con tu copa decoras
y tu sombra placentera?
Dicen que el dulce Dalmiro,
Dalmiro aquel que las selvas
y de estos campos los hijos
no sin lágrimas recuerdan,
compró de un agreste joven
tu amenazada existencia;
en este alcor, estos valles,
viva su memoria eterna.
Del huérfano desvalido,
de la infeliz zagaleja,
del menesteroso anciano
él consolaba las penas.
Extiende, samán, tus ramas
sin temor al hado fiero,
y que tu sombra amigable
al caminante proteja.
Ya vendrán otras edades
que más lozano te vean,
y otros pastores y otros
que huyan cual sombra ligera;
mas del virtuoso Dalmiro
el dulce nombre conserva,
y dilo a los que pisaren
estas hermosas riberas.
Di, ¿de tu gigante padre,
que en otros campos se eleva,
testigo que el tiempo guarda
de mil historias funestas,
viste en el valle la copa
desañando las tormentas?
¿Los caros nombres acaso
de los zagales conservas
que en siglos de paz dichosos
poblaron estas riberas,
y que la horrorosa muerte,
extendiendo el ala inmensa,
a las cabañas robara
que dejó su aliento yermas?...
Contempló tu padre un día
las envidiables escenas;
violas en luto tornadas,
tintas en sangre las vegas;
desde entonces solitario
en sitio apartado reina,
de la laguna distante
que baña el pie de Valencia.
Agradábale en las aguas
ver flotar su sombra bella,
mientras besaban su planta
al jugar por las praderas.
Del puro Catuche al margen,
propicios los cielos quieran
que, más felice, no escuches
tristes lamentos de guerra;
antes, de alegres zagales
las canciones placenteras,
y cuando más sus suspiros
y sus celosas querellas.
Andrés Bello.
6. José Joaquín Fernández
La obra de Fernández de Lizardi es, al mismo tiempo, política, literaria, periodística, sociológica, historiográfica y
lingüística. Este hombre fue el primer novelista de América al crear en 1816 la encantadora e instructiva obra El
Periquillo Sarniento. Para el estudioso de la lingüística, de la dialectología, de la sociolingüística, de la pedagogía, de
la paisología es de interés el considerar la habilidad de este autor para describir la vida y las costumbres pintorescas
de la Nueva España en sus postrimerías, al mismo tiempo que incurría en sus afanes moralizantes y educativos.
Fernández de Lizardi recrea el lenguaje peculiar, la jerga estudiantil, el habla de los abogados y los médicos,
la jerigonza de los jugadores, de los ladrones, del bajo mundo en general, el dialecto de los indígenas, la variedad
léxica de las comidas, las bebidas y la indumentaria. Las leyendas, las supersticiones, los tabúes y el habla popular por
él presentados son de valiosísima ayuda para los que se interesan por el folclor. En resumen, las páginas de sus obras
ofrecen un campo rico para los estudios lingüísticos, pues en ellas se halla el dialecto –o los dialectos– que resultó de
la fusión de las razas española, azteca y negra (la tercera raíz racial del actual México). Su conocimiento,
principalmente por parte de los educadores, maestros, universitarios y funcionarios y gobiernos de América, ayudaría
en mucho a reflexionar acerca de las tan deterioradas educación e instrucción en dicho continente.
OBRA
El Periquillo Sarniento es considerada la obra cumbre del escritor mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi,
publicada por primera ocasión en 1816, durante la guerra de Independencia de México.
La novela es una obra satírica sobre un personaje pintoresco de origen popular, Pedro Sarmiento, alias «el Periquillo
Sarniento», sus venturas y desventuras, su vida y su muerte, todo lo cual transcurre a finales de la dominación
española en México. La novela tiene un elevado valor testimonial, y según el escritor y filósofo español Fernando
Savater: «En el fondo, los malos y malditos de esta novela contribuyen a divertirnos y entretenernos».
Sus tres primeros tomos aparecieron en 1817, mientras que el cuarto fue censurado por criticar la esclavitud. No se
publicaron completos hasta 1830, ya muerto Lizardi, pues durante el virreinato estaba prohibido leer ciertas obras de
ficción (aunque circulaban clandestinas), porque se consideraba que fomentaban un uso «ocioso» de la imaginación y
el pensamiento, y en especial por su repercusión en la crítica social.
El Periquillo Sarniento, en fin, es una novela que muestra el folclore y las tradiciones mexicanas, las picardías de este
pintoresco personaje, y el apogeo colonial mexicano.
7. Domingo Faustino Sarmiento
Nació el 15 de febrero de 1811 en una casa del barrio Carrascal, uno de los más humildes de la ciudad de San Juan,
capital de la actual provincia homónima, hijo de José Clemente Cecilio Quiroga Sarmiento y Paula Zoila Albarracín
Irrazábal.
Su nombre de bautismo era Faustino Valentín Quiroga Sarmiento. Según algunas fuentes, el nombre Domingo se le
adjudicó posteriormente, aunque no figuraba en su partida de nacimiento.2 Existen además testimonios de que ni sus
familiares ni amigos lo llamaban "Valentín", nombre que le fue dado por ese Santo. El nombre de "Faustino" le fue
dado por el Santo del día de su nacimiento.
Los primeros maestros de Domingo fueron su padre y su tío José Eufrasio Quiroga Sarmiento, quienes comenzaron a
enseñarle lectura a los cuatro años. En 1816, ingresó a una de las llamadas "Escuelas de la Patria", fundadas por los
gobiernos de la Revolución, donde tuvo como educadores a los hermanos Ignacio y José Rodríguez, maestros
profesionales. Finalizados estos estudios en 1821 su madre sugirió que cursara el seminario en Córdoba, pero
Sarmiento se negó, tramitando una beca para ingresar al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires que no le fue
concedida. Las becas se daban por sorteo o por contactos. Sarmiento no fue sorteado y al no contar con dinero
suficiente ni con familiares ni amigos influyentes no pudo continuar con sus estudios y debió quedarse en San Juan. A
partir de entonces fue un autodidacta. Un amigo ingeniero lo ayudó con las matemáticas, su tío José de Oro lo ayudó
con el Latín y Teología. El francés lo estudió solo, en sus ratos libres. 4 En1823 trabajó como asistente de Víctor
Barreau en la Oficina de Topografía de San Juan.
En 1825 su tío Fray José de Oro fue desterrado a San Francisco del Monte, provincia de San Luis, y Domingo lo
acompañó; actualmente la localidad se llama San Francisco del Monte de Oro, en homenaje al rebelde fraile y
maestro. Allí fundaron una escuela, primer contacto de Sarmiento con la educación.
8. OBRA
Mi defensa / 1843
"No hay cosa más difícil , decía Sully, que defenderse de una calumnia forjada por un cortesano"
Hablando Apeles escapado de la acusación capital que le suscitó Ptolomeo, compuso y dejó en la ciudad de Efeso su
cuadro de la Calumnia . La Adulación abría la marcha de sus personajes, y daba, por la espalda, la mano al Artificio y
a la Astucia ; ésta marchando hacia atrás, atraía hacia ella a la Credulidad , con la boca abierta, el mirar abobado, las
orejas paradas; a la derecha se apoyaba en la Ignorancia , representada bajo la forma de una mujer ciega, y a la
izquierda en la Sospecha , atreviéndose apenas a poner el pie en el suelo. La Calumnia con miradas sombrías y
feroces, la seguía arrastrando de una mano a la Inocencia , bajo el emblema de un niño, con los ojos levantados hacia
el cielo. Con la otra mano la Calumnia agitaba una antorcha, cuyos vapores formaban una nube que la Verdad ,
seguida del Arrepentimiento , vestidos ambos de duelo, no podían penetrar.
9. José Marmol
Estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires, pero no terminó sus estudios y se entregó a la política. En 1839 fue detenido seis días, por
el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Temiendo por su vida, poco después partió como secretario del ministro plenipotenciario ante el Imperio
del Brasil, general Tomás Guido.2 3
Una infidencia por documentos que envió al ministro inglés en Río de Janeiro, causó la separación de su cargo de secretario. Se instaló
en Montevideo, donde se reencontró con varios miembros de la Asociación de Mayo, como Juan Bautista Alberdi, Florencio Varela, Esteban
Echeverría, Juan María Gutiérrez y Miguel Cané. Dado que todos estos habían sido perseguidos por el gobierno de Juan Manuel de Rosas,
decidió dar a conocer sus sufrimientos —reales o supuestos— durante los días que había estado en la comandancia de policía, publicando un
poema dedicado a Rosas, que incluía la dramática frase que habría escrito con carbón en las paredes de su celda:3
Como hombre te perdono
mi cárcel y cadenas...
Escribió en periódicos como "El Nacional", de Andrés Lamas, y "El Comercio del Plata", de Florencio Varela. Publicó dos dramas de inspiración
política y escribió una multitud de poemas y novelas panfletarias contra Rosas.
A partir de 1844 inició la publicación en formato de folletos de Amalia, una novela de costumbres y autobiográfica que por entonces no alcanzó
a terminar.
En 1845 se embarcó hacia Chile, pero una tempestad desvió tanto el buque que lo llevaba que terminó en Río de Janeiro. No logró ser
nuevamente aceptado por Guido, por lo que hizo un viaje a Colombia, donde residió algún tiempo en Medellín, donde contrajo una enfermedad
venérea.
De regreso en Montevideo publicó sucesivamente tres periódicos, siendo el más importante La Semana, y colaboró en muchos otros. Se
destacó por la vehemencia y pasión con la que atacaba a Rosas. En 1847 publicó en Montevideo seis cantos (aunque debió haber tenido doce)
del poema Cantos del peregrino, autobiográfico y compuesto al compás de sus andanzas, aunque inspirado por el Childe Harold, de Lord
Byron.
En 1847 publicó un drama, El poeta, que fue seguido por otro único drama, El cruzado, del año 1851. Ese mismo año publicó su agrupación de
poemas líricos, titulada Armonías. Destacan en él su sensibilidad descriptiva y sus pasajes amorosos. Contiene también imprecaciones
políticas, nunca ausentes en la obra de Mármol, cualquiera sea su género, pero el conjunto resulta algo irregular. En Mármol se vislumbran
influjos de —aparte del ya citado Byron— Chateaubriand, José de Espronceda y José Zorrilla.
En 1852, tras la caída de Rosas, regresó a Buenos Aires, donde el presidente interino Justo José de Urquiza lo nombró ministro
plenipotenciario en Chile. La separación del Estado de Buenos Aires de la Confederación Argentina frustró ese segundo proyecto de viajar a
Chile.
10. OBRA
El tema de la novela es innovador pues utilizando la historia de un romance aspira a retratar una realidad histórica de
determinada época, concretamente el llamado “año del terror” entre el 4 de mayo y el 5 de octubre de 1840, en el
que Juan Manuel de Rosas realiza una persecución más encarnizada de sus opositores, a los que ubica bajo el rótulo
común de “unitarios” aunque algunos de ellos, como los agrupados en la Asociación de Mayo, no
eran unitarios ni federales.
Relata el amor entre un hombre y una mujer joven, que se malogra por causas ajenas a su relación; en el caso, la
situación de violencia política que termina en la muerte violenta de la pareja.
11. José Isaac
Se sabe poco de su infancia. Se dice que estudió primero en Cali,
luego en Popayán, y por último en Bogotá, entre 1848 y 1852,
durante el gobierno de José Hilario López.
En su poesía, Isaacs evoca el Valle del Cauca como el espacio
idílico en que transcurrió su infancia, y la marcha a Bogotá debió
suponer para él un paso difícil. Regresó a Cali en 1852, sin haber
terminado el Bachillerato.
En 1854, luchó en las campañas del Cauca contra la dictadura del
general José María Melo, por 7 meses. Su familia atravesó por
entonces una difícil situación económica a causa de la guerra civil.
En 1856 se casó con Felisa González Umaña, que contaba por
entonces catorce años, y que le daría abundante descendencia y
perseverancia para que se escudara de ellos fue un famosísimo
escritor que atravesó Europa, Asia y África.
Intentó dedicarse al comercio, sin mucho éxito, y probó suerte con la
literatura. Sus primeros poemas datan de los años 1859-1860; en la
misma época, emprende la escritura de varios dramas históricos.
En 1860 tomó de nuevo las armas para combatir al general Tomás
Cipriano de Mosquera, que se había levantado contra el gobierno
central, y combatió en la batalla de Manizales.
En 1861 murió su padre; terminada la guerra, Isaacs regresó
a Cali para encargarse de los negocios paternos, llenos de deudas.
Tuvo que desprenderse de las haciendas "La Rita" y "La Manuelita".
Sus desventuras económicas le llevaron en busca de abogados
a Bogotá, donde encontró eco su actividad literaria. Leyó sus
poemas a los miembros de la tertulia "El Mosaico", quienes
decidieron costear su publicación (Poesías, 1864).
En 1864 supervisó los trabajos del camino de herradura
entre Buenaventura y Cali; durante el año en que desempeñó este
trabajo, comenzó a escribir su novela María. En esta época también,
debido a lo insalubre del clima, contrajo el paludismo, enfermedad de
la que terminaría por morir a los 58 años de edad.
Militó al principio en el partido conservador, pero después se unió al
partido radical y, en 1870, fue nombrado cónsul general en Chile. A
su regreso, intervino activamente en la política del Cauca, tanto
como editor de periódicos como representando a su departamento
en la Cámara de Representantes. Intervino de nuevo en las luchas
políticas de 1876, en las que tomó de nuevo las armas. Fue
expulsado de la Cámara de Representantes en 1879, a raíz de un
incidente en que Isaacs, ante una sublevación conservadora, se
proclamó jefe político y militar de Antioquia.
Tras este incidente, se retiró de la política, y publicó, en 1881, el
primer canto de un extenso poema que no llegó a concluir,
titulado Saulo. Nombrado secretario de la Comisión Científica,
exploró el departamento de Magdalena, en el norte de Colombia,
hallando importantes yacimientos de carbón, petróleo y hulla.
Los últimos años de su vida los pasó retirado en la ciudad de Ibagué
(donde había dejado alojada su familia años antes), en el
departamento del Tolima, proyectando una novela histórica que
habría de ser su obra maestra y que jamás llegó a escribir. Murió en
Ibagué el 17 de abril de 1895, siendo su última voluntad que su
cadáver fuera enterrado en Medellín; no obstante, siempre expresó
su amor por el Cauca (Su querido "País Vallecaucano"): «¡Sí, mucho
amo al Cauca, aunque es tan ingrato con sus propios hijos!».
12. OBRA
Estas palabras apuntan a presentar la novela como documento de una realidad vivida. Aspecto este último al que
también contribuyeron el uso de la primera persona narrativa y la intercalación de numerosos pasajes autobiográficos.
Puede afirmarse que el hilo conductor de la materia novelada se da en la historia sentimental de María y Efraín,
verdadero ejemplo de amor idílico. En este primer nivel de la narración, se entrelazan las descripciones de los
ambientes en los que se desarrolla la trama: la naturaleza del Valle del Cauca (espacio abierto), y las características
arquitectónicas de El Paraíso, la hacienda de los Isaacs (espacio cerrado). Sus secuencias configuran un triple
recorrido por un mundo real, pero idealizado. Recorrido nostálgico que actualiza el idilio, el espacio abierto y el
cerrado, y cuyo final reelabora el "mito primordial del Edén perdido, objetivado, en este caso, por la pérdida del hogar
paterno, de la amada y del paisaje paradisíaco.
Sobre esta línea narrativa de base se engarzan una serie de microrrelatos, muchos de carácter costumbrista; en su
gran mayoría, cortas historias de amor, cuyos avatares duplican los vividos por Efraín y María. Así ocurre con el
noviazgo y la boda de Braulio y Tránsito (Cap. XXXV), con la de Bruno y Remigia (Cap. V), y, especialmente, con la
historia de Nay (Feliciana) y Sinar (Cap. XL), señalada con justicia como ejemplo del exotismo romántico.
Hacienda El Paraíso donde
se desarrolla la novela,
ubicada en El Cerrito.
13. Juan Zorrilla de San Martín
Nació en Montevideo el 28 de diciembre de 1855, hijo del español Juan Manuel Zorrilla de San Martín y de la uruguaya
Alejandrina del Pozo y Aragón, familia muy católica. Su madre falleció cuando el poeta tenía apenas un año y medio de
vida. Fue criado con cariño y dedicación por su tía Juliana del Pozo y Aragón, esposa de Martín García de Zúñiga.
Junto a su hermano Alejandro, en 1865 fue llevado por su padre a cursar sus estudios en el Colegio de la Inmaculada
Concepción de Santa Fe, República Argentina. Entre 1867 y 1872 estudió en el Colegio de los Padres Bayoneses, en
Montevideo, lugar en el que comenzó sus estudios universitarios. Se recibió de bachiller en Santa Fe, en 1872. Entre
1874 y 1877 estudió en el Colegio de los Padres Jesuitas de Santiago de Chile hasta completar sus estudios como
Licenciado en Letras y Ciencias Políticas. En ese período colaboró en la redacción de “La estrella de Chile” y publicó
“Notas de un Himno”. En Chile recibió la influencia de las lecturas románticas de José Zorrilla, José de Espronceda y
sobre todo, Gustavo Adolfo Bécquer.
En 1907 el gobierno uruguayo le encargó la creación de un ensayo histórico sobre la figura de José Gervasio Artigas,
que tendría la finalidad de aportar datos a los artistas interesados en presentarse en un concurso de creación de
una escultura al prócer. Dicho ensayo fue editado finalmente en 1910 y se tituló "La epopeya de Artigas".
En primeras nupcias se casó con Elvira Blanco Sienra, hija de Juan Ildefonso Blanco y nieta del Constituyente Juan
Benito Blanco, con quien tuvo seis hijos. A pocos años de la muerte de ésta, contrajo enlace con su hermana,
Concepción Blanco Sienra, quien le diera diez hijos. Hoy su descendencia alcanza casi las 800 personas.
Uno de sus hijos fue el escultor José Luis Zorrilla de San Martín, quien en 1921 dirigiera la última transformación de su
casa del barrio montevideano de Punta Carretas, diseñando el actual comedor con la chimenea que lleva labrado en
su parte superior el escudo de los Zorrilla de San Martín donde figura el lema “Velar se debe la vida de tal suerte que
viva quede en la muerte”. Entre sus descendientes se encuentran el ex diputado por San José y ex
Embajador, Alejandro Zorrilla de San Martín, la actriz China Zorrilla, la vestuarista Guma Zorrilla, los pintores Alfredo
Zorrilla, Enrique Zorrilla de San Martín y Miguel Herrera Zorrilla y el escritor Enrique Estrázulas, entre otros.
14. OBRA
La leyenda patria de Juan Zorrilla de San Martín Género Poema Idioma Español País Uruguay Fecha de
publicación1879.
La Leyenda Patria es un poema escrito por el uruguayo Juan Zorrilla de San Martín en 1879.
Canta la gesta heroica de los Treinta y Tres Orientales. Se trata de una oda al estilo de las del ecuatoriano Olmedo, de
413 versos, que compuso en una semana y que le convirtió en el poeta nacional por excelencia.1
Fue declamada por su autor en ocasión de la inauguración del Monumento en la Villa de la Florida.2 Originalmente
había quedado fuera de concurso por ser demasiado larga. De todos modos, Zorrilla fue autorizado a declamarla. Tal
fue la satisfacción del público con el poema, que otros poetas premiados como Aurelio Berro y Joaquín de Salterain se
quitaron sus medallas y se las dieron al poeta.
Se advirtió un nuevo acento que la crítica definió luego como resultado del genio lírico del poeta, pero también
reconoció que en esta composición intervenían elementos líricos e idiomáticos no usados hasta entonces en las letras
uruguayas que más tarde aparecieron más definidos en la epopeya de Tabaré.