Este documento discute cómo la belleza se ha asociado tradicionalmente con el poder y el prestigio. Aunque la belleza puede conferir cierto estatus, también conlleva una gran presión por mantener ese estatus a cualquier costo. En la mitología, los bellos héroes a menudo son valientes guerreros que destruyen aquello que se les niega. En la sociedad moderna, las personas buscan la belleza y el poder a través del éxito económico y la adquisición de mujeres y admiradores. Sin embargo, la obsesión por la

1. belleza, poder y
mitos
carabajo

2. belleza, poder y mitos
La belleza se ha convertido desde siempre en símbolo de poder. Estar con una mujer
bella da prestigio, seguridad y refleja aquello de lo que se es capaz. Sin embargo la
belleza o el que lo es lleva consigo un peso terrible de soportar, que es justamente el
deseo a cualquier precio de perpetuarse en ese poder y conservarlo, a pesar de sus
enemigos, y por otro lado, del total de características sanguinarias que se asocian a ello,
como ser el deseo de matar o el de despreciar, destruir, conquistar, ser admirado, ser
símbolo de lo bueno o lo perfecto, conseguir todo lo que la codicia tiene en ello, y todas
las arrogancias propias del que no tiene límites. El que no lo consiguiese entraría en un
terrible depresión preguntándose que para qué seguir viviendo o porqué a un ser tan
elegido le están siendo negadas estas cosas que tuvo o quiere tener. Por ello en la
mitología el bello es un valiente de gran coraje y capacidad para matar y es un ejemplo
de la idealización de que el mito necesita de alguien así que destruya lo que se le niega o
al que se lo obstruye. En la modernidad ese mito persiste y los seres que se quieren
apoderar de todo con armas mas sutiles y disimuladas de la civilización actual, en donde
la inteligencia del héroe es demostrar que esa belleza le permite ser exitoso, negocios y
dinero, conquistar mujeres, conseguir adhesiones en lugares de poder, y hasta gobernar
lo que se propone. Digo bello en el sentido amplio de la palabra: es decir que hay
muchos que no lo son a simple vista pero lo sienten o lo creen como parte del legado de
la humanidad, en la que confían y se confían, al buscarse en la belleza de ser
prestigiosos y admirados como un lugar de una belleza, mas mirado de características
que hacen al modo de dominar o de someter y de convicciones que dan una oportunidad
de ser bello. Hay elementos tan sutiles como que ciertos idiomas y posturas relativas a
ello hacen del uso de la belleza en la que se sostiene una ventaja en la apreciación del
temor y respeto que ello infunde. En un sentido amplio todo ser desea ser bello y
conseguir dinero, mujeres, prestigio y muchas cosas mas pero también los hay que
desde un ascetismo lo toman a el ser bellos en ello como clandestinidad de poder
gobernar a otros en sus decisiones voluntades y necesidades. Nadie se salva de querer
ser bello. Porque en verdad es una formas de ser querido y apreciado. Pero en el exceso
se convierte en un terrible enemigo que fuerza. La sociedad incluso aplaude, festeja y se
identifica con personas a las que convierten en símbolos propios de la belleza en los que
se encuentran consigo íntimamente ligados a los que en cierto modo intentan imitar o
aprender de ellos en honor a su entrega en la que se da un sentido del amor por los otros.
Un cierto sacrificio para conseguir lo que se quiere para sí y para los demás como lo
haría un héroe. Pareciera que ser útil no alcanza. Que hacer algo bien para trabajar en
ello y merecer un sustento es anacrónico. Que esa muletilla de hacer todo por los demás
da más réditos y se está dispuesto a sufrir a cambio de ser dueños de esa verdad
universal que salve a todos. Otros en cambio creen en el uno mismo y quieren ganarle
permanentemente a los demás sin pensar más que en su obsesivo impulso de conseguir
lo que se proponen y sin disimular ser vistos con felicidad como exitosos. Es que la
libertad tiene canales en los que a base de fuerza y destreza y muchos parámetros que se
ligan al tener autoridad de decidir por los otros se infunden de una cosmopolita
versatilidad de emprendedores que impulsan sus condiciones de adicción a un sistema
en el que ser estudioso y capaces les haga ser directivos de lo suceda, como una
finalidad en la que son elegidos mientras que los demás hacen de la suya, sú finalidad,
otra tanta. Entonces la decisión no hace de un envidiar al otro que tiene más o menos y

3. sí recurrir a la propia responsabilidad sobre sí, en un contemplado margen de reglas para
ser todos libres. Acaso no juzgar al otro sea una manera de que sea él mismo quien se
encuentre sujeto de las libertad de elegir orientaciones, ideas y permisos, en los que una
decantación del tiempo le vean verse reflejado en sus elecciones y preferencias sobre las
que el sistema se interpreta en todos los aspectos. El uso de cada símbolo de lealtad o
pertenencia que será únicamente juzgado por dios. Es decir que confiársele al juicio
colectivo de una organización que recuperar los hechos en los que el recuerdo personal
es lo que hace libre y quizá el modo en que se permutan los lineamientos de una libertad
no deja de organizarse y explicarse en torno a una variedad de hechos. El ser libres es
no ser vigilados ni cuidados ni juzgados. Es un extremo que no quiere héroes sino la
contagiosa idea de que todo se hace en todos ellos, y personas públicas son queridas por
serlo también, acorde al mismo modo de interpretar que se persiga la belleza, el poder o
el mito como búsquedas, elección, desafío y destino y no que sean premiados como el
ser vistos, notados o admirados como elegidos en ventaja. Es mas bien una
contemplación del mundo de los que hacen todo, como quienes van en un mismo
crucero y tienen el mismo riesgo de creer o desatar sus pasiones y límites entre un viaje
en común. Verse como la única referencia de juicios y necesidades recíprocas de
acuerdo a la libertad de ellos y los demás viajantes y nada más. Todos los demás
representan el mundo y en el mundo cada cual se ocupa de sí. El crucero lleva lo
necesario para que no haya hundimiento de la función en la que se unen aspectos
personales con dimensiones organizativas. Una organización que pena la forma no
autorizada en la que se puede querer alterar la hegemonía del sistema y en el deber de
ser en ello lo quitado del mismo. La libertad y el derecho del otro se evalúa para los
conflictos y perjuicios en torno a ello que limiten a otros según lo interpreta la carta
magna que se lleva en un cofre. Algunos tendrán que ser sojuzgados si intentan robarla
o dañar sus principios de inalterable. La naturaleza humana pasando por una
oportunidad de no tener que ser sometida a la belleza, el poder y el mito.