La comunicación en la familia es fundamental para formar vínculos positivos desde la infancia y prevenir problemas en el futuro. Cuando los niños crecen viendo a sus padres resolver conflictos con violencia o gritos, es probable que aprendan esos mismos patrones de comportamiento. En contraste, cuando ven a sus padres tratándose con amor, respeto y diálogo, tienden a asimilar esas actitudes saludables.