Este poema es un soneto escrito por Rubén Darío en honor al héroe mapuche Caupolicán. Describe a Caupolicán como un guerrero formidable que cargaba un robusto tronco de árbol en sus hombros como si nada, igual que los héroes bíblicos Sansón y Hércules. Relata cómo Caupolicán anduvo durante todo el día y la noche con el tronco a cuestas hasta que al amanecer levantó su alta frente, demostrando su gran fortaleza física.