Los conquistadores españoles liderados por Francisco Pizarro sorprendieron al inca Atahualpa y sus tropas en Cajamarca el 16 de noviembre de 1532. A pesar de que Atahualpa ofreció un cuarto lleno de oro y dos de plata a cambio de su libertad, los españoles no lo liberaron y más tarde lo ejecutaron bajo cargos de idolatría e incesto.