El celibato clerical no tiene un origen bíblico o en los primeros cristianos, sino que surgió de las prácticas paganas de antiguas civilizaciones como Babilonia y Egipto. Su adopción en la Iglesia católica fue un proceso gradual y controvertido que tomó más de 1000 años, enfrentando resistencia de sacerdotes y obispos. El celibato no se impuso de manera universal en la Iglesia católica hasta el Concilio de Trento en el siglo XVI.