Este documento discute los problemas de la delincuencia juvenil y el pandillaje en el Perú. Señala que la pobreza, la marginalización, la desintegración familiar y la mala calidad de la educación contribuyen al crecimiento de las pandillas. También analiza el papel del consumo de drogas y la naturalización de la violencia. Propone políticas de prevención integrales que aborden las necesidades de los jóvenes de alto riesgo y mejoren la educación y oportunidades comunitarias.