Don Quijote, montado en su flaco caballo Rocinante y vestido con armadura, cabalga por la llanura decidido a salvar gente y mejorar el mundo, aunque sus vecinos piensan que ha perdido la cabeza por sus lecturas. Confundió un molino con un gigante y ve a su amada Dulcinea, una porquera fea, como una princesa exquisita. Aunque es considerado lunático, Don Quijote sigue cabalgando en su sueño de ser un caballero andante.