1. El arrasamiento
(De la recesión económica a la reforma laboral propuesta por el Frente Burgués y la Dictadura
Civil en Colombia)
Volver, que volviendo vamos. En esta sopladura de demonios. De fuego envolvente. Inveterado
propósito, pernicioso. Bullicio de lisonjeros sujetos. A hurtadillas. O a cielo abierto. En vuelo
empedernido, cifrando su esperanza, en ver expandido su poder. En la aventura cierta,
programada. Explayando la aversión a lo dicho otrora por las voces libertarias. Ahora asfixiadas;
desde el canal oficial de la pandemia. A la manera del programa de ideología empalagosa “Caso
Juzgado” de Ana María Polo. Escenario miserable. Empozado. En ulular de las voces que han
ido construyendo “el nuevo país”. El de la pandemia. El país enfermizo, febril. Del presentador
estrella. Que “deja volar la imaginación contagiada”. Y que ha venido haciendo del dolor de la
pobreza, del hambre ampliado. De la crisis económica y social exacerbadas, por la mismo que
se implementara, en discurso de montonera amorfa, la reclusión forzada. La teoría de la
expansión del virus, asociada a la teoría de Estado y de gobierno de la ideología de Centro
Democrático. Voz y aplicación práctica de paro productivo, improcedente. Comoquiera que se
haría a pura “intuición” de aprendiz de brujo aciago. Sin siquiera acotar la simpleza didáctica
propia de la política pública válida, recomendable para casos de crisis. Y es que la concertación
en el contexto de una economía capitalista es algo asì como herramienta que permite
redimensionar procesos puntuales, determinados por momentos de incertidumbre, en el corto y
mediano plazo. Tanto como predisponer opciones que reúnan intereses dispares, en principio,
pero que podría devenir en acuerdos de voluntades. La perniciosa política inmediatista, asumida
por el gobierno de Iván Duque Márquez, en el contexto de la crisis desatada por la expansión
de la pandemia; daría cuenta de una figura parecida a la ignorancia supina. Y es que, la
economía política es una ciencia. La sociología, la economía y el intercambio de mercancías. En
un entendido que debiera servir. En la extensión de una teoría de Estado propia del capitalismo.
En la versión moderna. Como Estado Social de Derecho. Como escenario cierto para la
coexistencia de ideologías diversas. Y, por lo mismo, de intereses dispares. Tanto en lo
inmediato. Como en lo tendencial.
Ser mandatario o mandataria, no es “hacer, por hacer, en lo que es necesario hacer”, sin el
pulso del imaginario creativo. Aun en ese universo propio de una determinada sociedad, en la
que pudiera ser inveterada la opción gubernamental de cepa enana. Por la misma impronta de
un acumulado azaroso. Derivado de prácticas políticas y económicas engarzadas a tradiciones
familiares de terratenientes y de la burguesía inhábil. La creatividad pudiera llegar a ser un
atributo propio asociado a sólidos conocimientos políticos, de la historia y/o de la economía.
Pudiera decirse, con obvias reservas de mi parte, que el manejo dado a la economía en asuntos
muy puntuales del interregno pos crisis del capitalismo en 1929-1932 y la Segunda Guerra
Mundial; por parte de gobiernos como los de Alfonso López Pumarejo (fundamentalmente en el
primer periodo 1924-1938) y de Eduardo Santos Montejo (1938-1942); fuera soportado en
políticas públicas de crecimiento y de implementaciones en asuntos tan trascendentes como la
educación pública universitaria, la centralización del gasto y la política de sustitución de
importaciones. Lo mismo podría decirse del manejo económico, en la perspectiva de la política
de integración en América latina ( a partir de algunas teorías cepalinas). Concretamente del
Pacto Andino. Además de decisiones con énfasis en la consolidación del manejo de términos de
intercambio de divisas y una visión de teoría monetaria sólida. Hablo del rol de Carlos Lleras
Restrepo (presidente de Colombia 1966-1970) de expresiones puntuales de Joaquín Vallejo
Arbeláez (Embajador de Colombia en la ONU, 1969-19770); de Abdón Espinosa Valderrama
(ministro de hacienda 1966-1970).
Pero, en el caso de Iván Duque Márquez, es el cuento es otro. De una incapacidad asombrosa
para hacerse a un perfil propio y sólido. Bien fuera en lo politico, o en lo social y económico. O,
2. simplemente así fuera como sujeto de conocimiento de una profesión y su aplicación
trascendente. Se hizo, en lo enjuto que es, a puro pulso y a la sombra de su mentor. Siendo
éste (Álvaro Uribe Vélez) de una escuela política, social y económica. En el frío acerado temple
de la teoría económica de acervo pernicioso. Una escuela de “no creativos”. De teoría asimilada
a la caterva psicópata del economicismo asociado al maltusianismo. Sin saberlo, por lo mismo
que él nunca ha sido cierto en términos de la profesión de fe que lo acompaña. Algo asì como
ser partícipe inconsciente de los postulados del Club de la Economía Política (1821) de la triada
Thomas Robert Malthus, David Ricardo y James Mill. Y que, por vìa del ocio como método de
especulación en lo que hace con la teoría económica, derivaría en la opción de la teoría
especulativa y que, a su vez, derivaría en la escuela del capitalismo financiero como horizonte
arquetípico de una sección de la burguesía por fuera de la economía real productiva. Màs
centrada en ejercer control a partir de la riqueza asociada a todos los recursos impropios del
mercado bancario e interbancario. Una opción achatada. Que recurre a lo artificioso. Que opera
con modelos económicos, en el concierto de la incertidumbre productiva. Ejerciendo como
promotores de pautaciòn y comportamientos políticos gubernamentales; de perspectiva
parecida al quietismo o molinosismo como figura ideológica que retrata el escenario social y
politico en el cual, tendencialmente, es el conservadurismo económico la opción que permite
entronizar, en profundidad de la ortodoxia de la economía política burda. Que incita a la
promoción de recursos y de beneficios en un solo sentido. A la manera que cuestionó Jean
Charles-Leonard Simón de Sismondi (Ginebra 1773, Id., 1842). Fundamentalmente en sus
textos “Nuevos Principios de Economía Política” y “De la Riqueza Comercial”. Así, éste
(Sismondi) haya sido cuestionado, en parte, por Rosa Luxemburgo (Zamosc. Polonia, 1871;
Berlín, Alemania 1919) A lo que apunto es al señalamiento que ubica al patriarca Uribe Vélez,
en el centro de la teoría viciosa que considera que, en el entramado contextual capitalista, ha
lugar solo a la apología del capital y de sus beneficiarios, en su aplicación neo liberal. Este tipo
de visión teórica y práctica es la que permite enhebrar la actividad gubernamental ejecutiva,
legislativa y judicial en términos de considerar siempre inviable una opción de amplio
reconocimiento de beneficios, en el espectro de la relación trabajadores(as) y patronos. Siendo
asì, entonces, es apenas lógico que su talante (el de Uribe Vélez) daría cuenta de sus proyectos
de ley como senador, que se convertiría en Ley 50 de 1990; Ley 100 de 1993; del manejo,
desde el ejecutivo, de opciones que ampliarían las excepciones para el pago de horas extras; de
la ampliación de la edad de jubilación para hombres y mujeres, de la eliminación de la mesada
catorce; etc. Anotando, de paso, que, en esto, contarìa con su otro pupilo Juan Manuel Santos
Calderón.
Entonces, ahora, en este tiempo corrido. En el cual vuelve y juega la figura de Dictadura Civil.
De este gobierno, emparentado teóricamente con la figura fascista de gobierno corporativo. La
recesión fraguada (bien fuera, por premura al decretare paro productivo, o por la ausencia de
concertación. O por una interacción de ambas) desde la Mesa de Trabajo del Consejo de
Ministros (Para la primera y segunda declaratoria de emergencia social, económica y ambiental-
decretos 417 de 2020 y Decreto 637 de 2020); se deja entrever una reforma laboral. Ya no
serìa, como de hecho no lo fuera, la concertación para el confinamiento. Ahora se trataría de
retomar el hilo conductor que estaba dentro de la hoja de ruta del gobierno. De su visión
programática. De la afinidad con la escuela de su tutor. Lo del punto de quiebre asociado a la
pandemia; será mero referente acucioso. Que delimitará tiempo de comienzo y de punto final.
Lo que cuenta. Y asì será entendido en la dinámica propia del proceso. Una transición
inadvertida. Lo dicho, siendo ministra de Trabajo, por Alicia Arango Olmos. Lo dicho, ahora, por
Sandra Forero, presidenta del Consejo Gremial Nacional. “…hay que bajarle a los beneficios de
trabajadores y trabajadoras….”El agregado, ahora, serìa “…el confinamiento, ha traído como
consecuencia una recesión económica y social sin precedentes…”. Siendo, como en realidad
fuera esto cierto. El asunto es otro. Lo de la recesión forzada, inédita se pudo haber tratado de
minimizar si hubiera procedido la concertación entre gobierno nacional, trabajadores,
trabajadoras y empresarios. Pero en lo que està hecho, como daño colateral. Me permito volver
al punto de comienzo afín, necesario: entre otras cosas, la pandemia, no estaría ni de un lado
ni del otro. Al menos para lo circunstancial. (…otra cosa es el análisis de lo trascendental. De lo
que estaría en el origen de la “cosa en sí”. Ver, al respecto, mi escrito “Lejos de Ti”). Quiero
decir, un tanto en el oportunismo benévolo, COVID-19 no lo inventaron los trabajadores y
trabajadoras. Es tan ajeno a la burguesía como clase: como a los obreros y las obreras. Luego,
3. si fuera el caso, habría que decir que, como caso asimilado a lo fortuito, tendría que ser
entendido y asumido como “opción no construida ni por patronos ni por los sindicatos.
De lo que se trata, ahora, es de entender que ya estaría al descubierto las pretensiones de la
Dictadura Civil al mando, hoy por hoy, en Colombia. Y del Frente Burgués. Lo del contexto (lo
programático ideológico de Centro Democrático) y lo de ahora (con el prurito de la pandemia).
Van es por todo. Tal vez no de la manera grosera propuesta por Germán Vargas Lleras, en el
sentido de eliminar derechos de trabajadores y trabajadoras. Pero si en la utilización del verbo
de moda: “Flexibilizar”. Sin lugar a tapujos que decantan la pernicia. Flexibilizar, aquí en la
reforma laboral en ciernes; no serìa otra cosa que el desvertebramiento de la razón de ser
originaria de los derechos. Para Sandra Forero, “…la reforma es absolutamente necesaria. De
no darse asì, las empresas desaparecerían y, con ellas, el trabajo…” Es decir volvemos a aquello
ya enunciado y analizado: Es que es lo puntual transitorio de la pandemia como originaria de la
crisis circunstancial; avalando la propuesta de una reforma laboral que, en sí, es de la cuerda,
de la lógica de lo programático en Centro Democrático. Como en definición plausible de
simbiosis: “…Relación de ayuda o apoyo mutuo que se establece entre dos personas o
entidades; especialmente cuando trabajan o realizan algo en común…” Sien, en sí, la reforma
laboral, una apuesta que convoca a la Dictadura Civil y al Frente Burgués. De paso, decir que
no habría concertación con trabajadores y trabajadoras. Y no podría haberla, a partir del
horizonte propuesto por los “simbiontes”. De mi parte, ya he hecho referencia al caso de las
pequeñas, micro y medianas empresas. Fundamentalmente en, vuelve y juega, en tiempos de
la pandemia. Por lo mismo digo, ahora, suscita la opción propia de estos modelos en el
contexto de la economía capitalista. Son algo asì como, en opción interpretativa del regreso y el
comienzo. Diría: asì nacieron casi todas las empresas; antes de ser grandes empresas. No
siendo caricaturización insolente del proceso. De lo que se trata es del regreso. Por lo mismo
que capitalismo incipiente. Pero capitalismo en sí. El análisis tendría que ser situado, en
contexto, a partir del capitalismo monopólico o de grandes trust, O de capitalismo sectorial en
caracterización parecida a la del desarrollo desigual y combinado de Samir Amín. O,
simplemente, asociado a un entendido de amplio espectro de maquilas y/o de lo extendido en
la doctrina económica del “Milagro Japonés”.. O del “Modelo Vietnamita”. Lo que quiero
enfatizar, ahora, es que el problema es mucho màs complejo que el presentado por la
presidenta del Consejo Gremial Nacional, Sandra Forero.
Cabría una pregunta básica. En tiempo de la Dictadura Civil. ¿La reforma laboral, se haría al
amparo de la emergencia social, económica y ambiental?. La del Decreto 637 de mayo de 2020.
Tal parece que asì será. Ahí està lo grave de la situación. Por la manera que han sido
expresadas las motivaciones; tendría (la reforma) como amparo esa normatividad, derivada de
la aplicación del artículo 215 de la Constitución Política de Colombia. De lo que se trata es de
irrespetar el acervo doctrinario asociado a la pandemia. El confinamiento hay que
romperlo. La convocatoria debiera ser ya. La movilización de trabajadores y
trabajadoras nunca podrá ser reemplazada, al momento de la confrontación sin
titubeos a la Dictadura Civil y al Frente Burgués.