La delincuencia juvenil surge de un proceso gradual de socialización desviada que empeora con el tiempo, especialmente durante la adolescencia cuando los jóvenes tienen más capacidad de actuar por su cuenta. La identificación de las tendencias de la delincuencia juvenil depende principalmente del examen de las estadísticas. Los cambios en la definición de delincuencia influyen en gran medida en las estadísticas de prevalencia, ya que se considera que la delincuencia comienza a diferentes edades, entre 8 y 15 años.