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DesarmandoalArcoMinero
Desmontando
laficcióndela
Mineríaecológica
Consideraciones
para la Minería
en Guayana
Entrevista
a Alejandro
Álvarez
Boletín N° 3
Minería Ecológica: una oferta engañosa
Venezuela, noviembre de 2018
Este es un material elaborado por la Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco,
junto con la colaboración del Centro de Estudios de la Realidad Latinoamericana
(CER-Latinoamericana).
Equipo de la Plataforma contra el Arco Minero
Andrea Pacheco, Dorixa Monsalve, Anaís López, César Romero, Francisco Javier
Velasco, Francisco Javier Ruiz, Aureliano Sánchez, Gloria Carucci, Emma Salazar,
María Suárez Luque, Maribel García.
Diseño y diagramación
Keyla Brando | @La_Brando_
Ilustración de la portada
Samuel Bravo
Contactos
@NoAlArcoMinero
plataformacontraelamo@gmail.com
cerlatinoamericana@gmail.com
Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco
@plataformacontraelamo
La elaboración de esta publicación es una producción colectiva que surge de los debates
entre los integrantes de la Plataforma contra el A.M.O.
6	EDITORIAL
10	 DESMONTANDO LA FICCIÓN DE LA “MINERÍA ECOLÓGICA” | CÉSAR ROMERO
11	 1. DAM: Drenajes Ácidos de Mina
11	 1.1 DAM en minería a cielo abierto
13	 1.2 DAM en minería subterránea
14	 2. Las Presas de Cola
15	 2.1 Fallas serias y… Muy Serias
16	 3. Daños extremadamente costosos
17	 4. La falsa promesa de la “Minería Ecológica”
18	 5. Rentabilidad vs. Supervivencia: El Derecho a la Ganancia por encima del derecho a la
vida
32	CONSIDERACIONES CLAVES PARA LA MINERÍA EN GUAYANA | SANTIAGO MARRERO
32	 1. ¿Minería ecológica en el Arco Minero del Orinoco?
33	 2. Consecuencias directas e indirectas de la minería: ausencia de estudios e instrumentos
34	 3. Minería a pequeña escala en Guayana
36	 3.1. Extracción de oro y uso indiscriminado de mercurio
36	 4. Las dificultades de la minería a gran escala
37	 4.1 Caso Extracción de Aluminio
38	 5. Cinco aspectos a considerar para desarrollar una minería organizada
38	 6. ¿Minería a beneficio de quién? La importancia de la variable ambiental
ÍNDICE
42	 ENTREVISTA A ALEJANDRO ÁLVAREZ | ENTREVISTADORA: GLORIA CARUCCI
“No se puede pensar en desarrollo sustentable bajo un sistema basado en el extractivismo”
48	 HISTORIA RECIENTE DE LA MINERÍA EN IMATACA: RESISTENCIAS | DORIXA MONSALVE DAM
54	 Afectación de la RFI por la minería
58	 CIANURO EN LA MINERÍA DEL ORO. UN PROCESO
	 NO TAN AMIGABLE COMO LO PINTAN | GLORIA CARUCCI
58	 ¿Qué es el Cianuro?
59	 Presencia de Cianuro en la Naturaleza
59	 Efectos del Cianuro en la Salud
60	 Uso del Cianuro en la Minería del Oro
60	 ¿Porque es tan Extendido el Uso del Cianuro en la Minería del Oro?
60	 Presas de Cola en la Minería del Oro
61	 Riesgos Potenciales Vinculados a la Minería con Cianuro
61	 Datos de Facto: Algunos de los Accidentes más Recientes que Contradicen las
Declaraciones de Máxima Seguridad por parte de las Lobbies Mineras
62	 El Uso del Cianuro en la Minería del Oro en la Legislación Internacional
63	 Congresos Científicos Internacionales
63	 Conclusiones
66	 EL GRAN BOSQUE
70	 AÚN QUEDA MUCHO POR DEFENDER | EDUARDO PEÑA
EDITORIAL
Fuente: Selva Amazónica
El martes 7 de junio de 2016 durante su
programa semanal, el Presidente de Vene-
zuela Nicolás Maduro anunció la creación
del “Ministerio del Poder Popular para el
Desarrollo de la Minería Ecológica”. Según
la información oficial, el flamante ministe-
rio se encargaría de supervisar el expandi-
do rol del Estado en la explotación conjun-
taconcapitalesprivadosdelosabundantes
“recursos naturales” que posee el país, en
un marco de respeto por el ambiente local
y sus comunidades humanas: “Venezuela
va iniciar un acelerado proceso de desa-
rrollo con un concepto ecológico, acompa-
ñado con las comunidades indígenas, del
oro, diamantes, el cobre, el coltán”, afirmó
Maduro en un acto transmitido entelevisión.
El anuncio del nuevo ministerio vino des-
pués de que, en el mes de febrero de ese
mismo año, el gobierno venezolano reve-
lara haber llegado a acuerdos con un nu-
trido conjunto de empresas nacionales y
corporaciones transnacionales, para po-
ner en marcha un mega proyecto minero
cuyo supuesto propósito es hacerle frente
a la severa crisis económica, desatada por
la abrupta caída de los precios del petró-
leo en el mercado internacional. De esta
manera, en el arbitrariamente denomi-
nado “Arco Minero del Orinoco”, cerca de
112.000 kilómetros cuadrados del estado
Bolívar, territorio con grandes y variados
yacimientos minerales, con una profusa
biodiversidad, una vasta y rica hidrografía,
y una gran diversidad etnocultural, que-
daba a merced de voraces y depredadoras
dinámicas.
Como se sabe, la medida guberna-
mental tomada inconsultamente y que
además desconoce normativas estable-
cidas en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, generó una
ola de críticas y rechazo por parte de
diversos movimientos sociales, grupos
ecologistas, organizaciones indígenas,
defensores de los derechos humanos,
comunicadores sociales, artistas y per-
sonalidades del mundo político, entre
otros, quienes calificaron al proyecto de
etnocida, ecocida y altamente lesivo de
la soberanía nacional.
A partir de ese momento se han desarro-
llado, con menor o mayor intensidad, un
variopinto conjunto de acciones que abar-
can desde denuncias en los medios de
comunicación, reportajes, emisiones de
7 8
Minería Ecológica: una oferta engañosa Editorial
radio y televisión, manifestaciones de ca-
lle, artículos, investigaciones, seminarios,
exposiciones de arte, hasta recursos de ca-
rácter jurídico.
Pese a todas estas iniciativas de la sociedad
civil, en el contexto de la desastrosa y ya
prolongada crisis que sacude a la nación
venezolana en la actualidad, el cada vez
más autoritario y errático gobierno no da
muestra alguna de dar marcha atrás con
respecto a ese y otros proyectos mineros
igualmente problemáticos. Aun cuando
uno que otro vocero gubernamental ha
admitido “cándidamente” que la minería
ecológica no existe todavía, y que supues-
tamente se está trabajando para lograrla,
la promoción del llamado Motor Minero
de la Economía y, en particular, del proyec-
to del Arco Minero del Orinoco, ha venido
acompañada de una sistemática y costosa
campaña de propaganda en la que se ala-
ban machaconamente las supuestas bon-
dades ecológicas de los planes mineros.
Se insiste de esta forma en ignorar desca-
radamente un enorme volumen de inves-
tigaciones, análisis, evaluaciones, datos y
experiencias, que dan rigurosa cuenta del
daño ambiental causado por este tipo de
emprendimientos en distintas partes del
continente y del mundo.
Conviene señalar aquí que la jugada pro-
pagandística minera en la que se han em-
barcado las caras visibles de la trama de
intereses que convergen en el gobierno
venezolano, se inscribe en la más reciente
reconfiguración de mercantilización de la
naturaleza a escala global, que tiene a la
Amazonía, desde Surinam hasta Venezue-
la, como blanco de la delirante fiebre del
oro. Un ciclo de producción de lingotes
cuyo telón de fondo está constituido por:
destrucción ambiental, aculturación de po-
blaciones locales, endeudamiento, sobor-
nos y tráfico de influencias, cooptaciones,
prostitución, enfermedades, alcoholismo,
masacres, explotación humana, despose-
sión territorial, desplazamientos forzados
y paremos de contar. Además en este esce-
nario interviene una panoplia de actores
que incluye a jerarcas civiles y militares,
banqueros, burócratas corruptos, pranes,
mafias, paramilitares, traficantes, aven-
tureros y trabajadores, quienes actúan
inmersos en una trama de micropoderes
entrelazada con el ámbito estatal nacional,
pero también conectada con circuitos de
acumulación y círculos de poder continen-
tal y mundial. Se trata de un nuevo Dora-
do que de esta forma se ha convertido en
uno de los más tenebrosos escenarios de
la fase actual de la globalización. Proceso
que se acompaña de un andamiaje comu-
nicacional al cual apelan el gran capital y
sus socios estatales, ante la imposibilidad
de seguir negando los graves impactos am-
bientalesgeneradosporelmododeacumu-
lación imperante y la necesidad de integrar
la multiplicidad de seres vivos y elementos
que forman parte de la Naturaleza en tanto
bienes escasos en el campo de las mercan-
cías. En este sentido, se inventan argucias
semánticas y se utilizan figuras retóricas
destinadas a mistificar las opiniones so-
bre las empresas y su accionar, vale decir,
desarrollo sostenible, economía verde,
ambientalismo de mercado, capitalismo
ecológico, crecimiento verde, etcétera. Di-
fundido por el discurso oficial, el maquilla-
je “ecologizante” del desastre local, regio-
nal y planetario que implica el proyecto del
Arco Minero del Orinoco, está en sintonía
con la lógica de esa conquista semiótica de
los ecosistemas y los seres que lo integran.
Peor aún, se compagina con el objetivo de
incorporar ciertas “etiquetas” ambientales
en el ámbito de la economía y los procesos
de producción, pero manteniendo intacto
el modelo extractivista depredador.
Cuando se habla de minería ecológica, se
recurre a un oxímoron, es decir, una figura
retórica y literaria que consiste en combi-
nar dos expresiones de significado opuesto
en una misma estructura.
Para justificar lo absurdo de esta
narrativa, se apela a la ideología
dominante que apuntala la creencia
según la cual la salud, y las
posibilidades de perpetuación de la
sociedad, derivan fundamentalmente
de la innovación científica y
tecnológica, que el progreso
alcanzado por el desarrollo
tecnológico es tan todopoderoso que
le permite al hombre imitar a Dios
al otorgarle el poder de convertir en
ecológicas hasta las prácticas más
depredadoras.
De esta manera, las soluciones ecológi-
cas que se ofrecen al gran público desde
el espacio mediático propagandístico,
conforman una vitrina de permanen-
te exhibición de insumos, artefactos y
modelos tecnológicos, cuyo sentido se
asocia a un pensamiento simplista que
se vuelve hegemónico, adormece la con-
ciencia, impone hábitos de consumo y
moldea estilos de vida que no se cuestio-
nan so pena de ser tildados como espíri-
tus atrasados, subdesarrollados y deses-
tabilizadores.
La promesa de poner en práctica una mi-
nería ecológica, es un supremo acto de-
magógico que encubre una intervención
de profundo y trágico irrespeto a los lí-
mites naturales, sociales y territoriales,
siendo completamente ignorante del de-
venir histórico, del conocimiento bioló-
gico, de valores éticos esenciales y del
principio de conservación. Si de verdad
queremos evitar el colapso definitivo de
nuestra nación, y a la vez la hecatombe
que puede dar al traste con la vida hu-
mana, sin desdeñar caprichosamente
de las contribuciones que la ciencia y la
tecnología nos aportan, en un marco in-
tercultural de diálogo de saberes, como
primer paso, necesitamos enfocarnos
democráticamente en la construcción de
una alternativa de sociedad a escala hu-
mana, culturalmente diversificada, con
una economía y una base tecnológica
respetuosamente ancladas en territorios
ecológicos específicos, donde la autono-
mía, la autosuficiencia y la solidaridad
sean pilares centrales de la vida en co-
mún.
DESMONTANDO LA FICCIÓN DE LA “MINERÍA ECOLÓGICA”
César Romero
La cantidad e intensidad de conflictos so-
cio-ambientales en América Latina es cre-
ciente y ha empezado a tener relevancia
política a escala nacional e incluso regio-
nal. Muchos de estos conflictos están aso-
ciados a actividades de explotación mi-
nera, que han resultado ambientalmente
catastróficas y socialmente críticas debido
a las dinámicas de criminalidad, violencia,
corrupción y represión que conlleva dicha
actividad. Estas disputas, invisibilizadas
por una década dorada de bonanza, se pro-
fundizan con un escenario actual de crisis
económica generalizada en los países lati-
noamericanos, dando paso al incremento
de territorios devastados, contaminados y
a franjas de miseria social cuyos núcleos se
encuentran en las zonas de extracción mi-
nera.
A pesar de tener un componente socio-eco-
lógico de suma relevancia, desde una mira-
da exclusivamente técnica, se intenta redu-
cir el debate sobre minería a lo meramente
tecno-económico para enfrentar las pro-
blemáticas inherentes a la misma, dejando
a un lado los impactos y transformaciones
culturales, socio-económicas y ambienta-
les que esta genera. Empresas y gobiernos
financian grandes campañas comunicacio-
nales para legitimar mega-proyectos mine-
ros, al tiempo que criminalizan, y en mu-
chos casos ridiculizan, graves denuncias y
propuestas alternativas de activistas socia-
les, ambientalistas y diversas organizacio-
nes que le oponen resistencia.
En este marco, el gobierno nacional ha in-
troducido una nueva terminología que se
plantea como mágica y salvadora a la vez:
“Minería Ecológica”. Aún cuando genere
indignación el alto nivel de indolencia dis-
cursiva que implica semejante construc-
ción lingüística, es imprescindible deba-
tirla a fondo. Más allá del caso particular
venezolano, la contradicción conceptual
está planteada a nivel planetario, sea con
“minería ecológica”, “minería responsable”,
“economía verde” o cualquier otro sintag-
ma de nuevo cuño.
Surge entonces la pregunta: ¿es posible la
minería “ecológica” o algo semejante? Las
reflexiones que siguen a continuación in-
tentan darle respuesta a ese interrogante.
Para evaluar este tema se considerarán as-
pectos técnicos, económicos, ambientales y
sociales, haciendo un recorrido inicial por
las fallas o accidentes mineros de mayor
impacto en la industria (DAM, Presas de
Cola), tomando en cuenta tanto sus causas
y características, así como las dimensiones
Foto: Eduardo Peña
11 12
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica”
que han adquirido. Luego evaluaremos los
costos y pérdidas que pueden producir
este tipo de fallas en el mundo y, por lo tan-
to, en el país, para a partir de lo expuesto
visualizar el tema de la “minería ecológica”
y sus repercusiones. Finalmente se con-
trastarán las implicaciones socio-ambien-
tales y económicas de la minería, y se abor-
darán los debates actuales fundamentales
que puedan servir de orientación para el
buen desenvolvimiento del ser humano
como especie.
1. DAM: Drenajes Ácidos de Mina
Los drenajes ácidos de mina (DAM) se ge-
neran a partir de reacciones químicas que
ocurren entre el oxígeno, agua y rocas con
contenido de azufre. Los minerales sulfúri-
cos (sellados bajo tierra) se exponen al ser
removidos y triturados, producto de la ac-
tividad minera. La oxidación de minerales
como la pirita (bisulfuro de hierro, FeS2),
da paso a la formación de productos como
ácido sulfúrico (H2SO4) generándose así
los drenajes ácidos de mina. Esto a su vez
facilita la lixiviación de otros metales, por
disolución de los minerales que lo contie-
nen, incorporando otras especies metáli-
cas a los sistemas hídricos.
La presencia de minerales sulfúricos no
necesariamente implica que se producirá
ácido. Aunque los DAM no siempre ocu-
rren, si han sido un problema grave que ha
generado inconvenientes a las grandes em-
presas. El inicio y desarrollo de un drena-
je ácido es un proceso complejo, en el que
pueden pasar años desde que se produce
hasta que se hace evidente, cuestión que
dependerá de las características del yaci-
miento. Ahora bien, cuando estos comien-
zan las consecuencias ambientales para
los ecosistemas son desastrosas. Entre las
graves consecuencias generadas por los
DAM podemos mencionar: Contaminación
de afluentes cercanos (con metales que se
han disuelto), enfermedades crónicas en
las poblaciones aledañas y erradicación de
la biodiversidad acuática (fauna marina y
biota vegetal, bacteriana y fúngica) por los
bajos índices de pH. Una vez que se desen-
cadena el DAM, este puede mantenerse du-
rante décadas hasta que los sulfatos sean
extraídos completamente.
1.1 DAM en minería a cielo abierto
El mecanismo por el cual se generan los
drenajes ácidos en la minería a cielo abier-
to se produce de la siguiente manera: Sul-
furos quedan expuestos a la atmósfera en
las paredes de la mina y en aquellas zonas
fracturadas por las explosiones (desarro-
lladas en la construcción y explotación),
lugares en los que se genera la oxidación
de compuestos sulfurosos. Los óxidos de
sulfuro son “halados” por aguas subterrá-
neas o son arrastrados por corrientes que
caen a lo largo de las paredes de la mina,
para finalmente depositarse en lugares que
forman especies de piscinas (en espacios
donde el recorrido de arrastre se encuen-
tra con una pared de la mina). Durante las
sequías se produce una acumulación de
minerales secundarios, los cuales, depen-
diendo de sus características, pueden li-
berar metales, sulfatos y/o ácidos durante
las épocas de lluvia. Todo el mineral arras-
trado por el agua se acumula en la piscina
formada en el fondo de la mina, y el líquido
puede ser removido por bombeo, evapora-
ción o simplemente filtrarse en el sistema
natural de aguas subterráneas.
Figura N°1
Fuentes y mecanismos para el desarrollo del ARD en una mina cielo abierto: en operaciones (izquierda),
y luego de ser clausurada (derecha).
Las empresas argumentan que para evitar
la filtración del Drenaje Ácido de Roca (ARD,
por sus siglas en inglés) al sistema natural
de aguas subterráneas, se construyen po-
zos de desagüe que permiten concentrar
estas aguas contaminadas. Pero lo cierto
es que las empresas no pueden tener cer-
teza de que este mecanismo funcione bajo
cualquier circunstancia, ni tampoco pueden
controlar el flujo de agua subterránea en
todo momento. Más aún, porque durante
la construcción de las minas se alteran por
completo las condiciones de los afluentes
de agua superficial y bajo tierra, para darle
estabilidad a las áreas de trabajo y poder ac-
ceder al cuerpo de la mena (mineral del que
se puede extraer un elemento).
La construcción de una mina a cielo abierto
incluye un movimiento de enormes cantida-
des de tierra y dependiendo de su magnitud
y ubicación esta puede abarcar áreas con un
alto potencial para generar drenaje ácido, así
como zonas de roca caliza que naturalmen-
te pueden neutralizar ácidos. Por las pro-
piedades de neutralización que presentan
estas últimas, algunos sectores académicos
y científicos buscan escudar a las empresas
mega-mineras ante las denuncias ambienta-
les.Sinembargo,loqueseobviaesqueconel
transcurso del tiempo dichos suelos pierden
capacidades de amortiguamiento ante las
ingentes cantidades de ácidos que soportan
durante los años de vida útil de la mina. En
nuestro país esto sucede en el caso de las mi-
nas de Carbones del Guasare S.A. en el Zulia,
ya que investigaciones han corroborado al-
tos grados de contaminación en los ríos ale-
daños, así como el agotamiento de los suelos
y la pérdida de sus propiedades. (1)
Aunque pueden comenzar durante la
explotación de mineral, es evidente que
las consecuencias de los DAM serán
perceptibles una vez que se abandone
la mina. Sin mano de obra activa, sin
actividades de bombeo o control y
con todo el mineral sulfúrico liberado
a la atmósfera se pueden dar las
condiciones con mayor facilidad.
13 14
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica”
1.2 DAM en minería subterránea
Para la minería subterránea se constru-
yen distintos niveles bajo tierra. Se perfo-
rará tantos metros de profundidad como
sean necesarios para extraer el mineral,
guiándose por estudios geológicos de los
yacimientos. Durante la construcción de la
mina se modifican las condiciones de los
afluentes naturales, con el objeto de remo-
ver el agua subterránea de las zonas traba-
jo mediante pozos de desagüe y mecanis-
mos de bombeo.
Al igual que en la minería a cielo abierto,
los sulfuros presentes en las paredes de las
minas o las zonas fracturadas quedan ex-
puestos al oxígeno atmosférico mediante
las entradas y conductos que se comunican
con la superficie. Esta exposición genera la
acumulación de productos de oxidación de
sulfuros, los cuales son arrastrados por la
entrada agua subterránea a la mina. Ade-
más de liberar metales, sulfatos y/o ácidos,
también se forman sustancias alcalinas
como carbonatos. El agua sale de la mina
por mecanismos de bombeo o por filtra-
ción hacia los afluentes subterráneos. Cabe
acotar que aparte de contener los elemen-
tos liberados por la minería, esta se verá
afectada por químicos introducidos du-
rante la actividad minera (diésel, lechada,
etc.) o por materiales para rellenar la mina
(pasta de colas, roca de desecho, etc.)
Figura N°2
Fuentes y mecanismos para el desarrollo del ARD en una mina subterránea: en operaciones (izquierda),
y luego de ser clausurada (derecha).
En el largo plazo, los tajos o instalaciones
subterráneas de las minas son cuantitati-
vamente más importantes que los depó-
sitos de desechos en lo concerniente a la
generación de drenajes ácidos (2). Al clau-
surar la mina y cesar los procesos de des-
agüe, esta se inunda progresivamente aún
cuando sea rellenada. La alta permeabili-
dad y porosidad presentes en la mina mar-
can caminos preferenciales para el flujo
de agua subterránea. Las zonas inundadas
previenen la oxidación, pero aquellas que
estén por encima de las áreas afectadas
por el aluvión serán fuentes de ARD a largo
plazo.
2. Las Presas de Cola
Cuando hablamos de los diques o presas
de colas nos referimos a grandes depósitos
de almacenamiento de residuos mineros.
Estos residuos pueden estar en forma de
lodos o mezclas líquidas de materiales fi-
nos, los cuales son transportados hacia las
instalaciones de almacenaje mediante duc-
tos, ya sea por gravedad o por bombeo. Es-
tos residuos contienen soluciones lixivian-
tes (como el cianuro de sodio en el caso del
oro y plata) y metales pesados producto de
la explotación y tratamiento del mineral.
Dependiendo del metal que se quiera ex-
traer, el contenido de estos desechos varía.
Cabe destacar que estas presas de cola
también son fuentes potenciales para la
generación de ARD, sobre todo cuando es
abandonada la mina. Todo lo cual consti-
tuye un peligro adicional al que de por sí
representa esta estructura. Los lodos son
separados de las fracciones de arena antes
de ser vertidos en el dique para evitar la
formación de ácidos. Sin embargo, si estos
se llegan a asociar en un tamaño de partí-
cula de esa fracción, puede darse un pro-
ceso de segregación con un alto contenido
de azufre, ocurriendo cerca del lugar de
descarga en la playa de la presa (observar
Figura N°3). El material con que es cons-
truida la presa, y las fuertes épocas de llu-
via, son dos factores que pueden incentivar
la generación del ARD.
Figura N°3
Fuente de Generación de Drenaje Ácido de Roca en una presa de cola. Cercano a la zona de descargue
del lodo.
15 16
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica”
2.1 Fallas serias y… Muy Serias
Más allá de que se puedan generar drena-
jes ácidos en algunas zonas, por sí solas las
presas de cola simbolizan una amenaza am-
biental permanente. Estas gigantescas cons-
trucciones, que en ocasiones llegan a tener
mayoresdimensionesquelapropiamina,re-
presentan un alto riesgo para el ecosistema
y la salud de las poblaciones aledañas. Por
cuantoenlosdiquespuedenocurrirderrum-
bes, desbordamientos o derrames de mate-
rialque,dependiendodeltipodeyacimiento,
pueden contener metales pesados, arséni-
cos, sulfatos, nitratos o cianuros. Los magna-
tes de la minería y sus instituciones aliadas
afirman que gracias a los nuevos avances
tecnológicos se evitan completamente estos
incidentes, alegando que los accidentes mi-
neros se han reducido desde 1990. Esto últi-
mosólopuedeseradmitidodesdeunavisión
muysuperficialeinclusoengañosa,yaquetal
afirmación engloba todos los accidentes que
pueden generarse con la minería, al colocar
en el mismo nivel los incidentes de presa de
cola y aquellos que son inusuales.
Lo cierto es que los derrames y desborda-
mientos de los diques de cola son acon-
tecimientos que se reportan anualmente
en distintas partes del globo terráqueo,
llegando a ser una de las catástrofes am-
bientales de mayor impacto. A mediados
de 2015, Lindsay Newland Bowker y David
M. Chambers publicaron un estudio bas-
tante completo sobre los incidentes rela-
cionados con las presas de colas en las úl-
timas décadas. El trabajo titulado: “Riesgo,
Responsabilidad Pública y Economía de las
Fallas en las Instalaciones de Almacenaje
de las Presas de Colas”, presenta hallazgos
realmente sorprendentes y alarmantes.
Por ejemplo, afirma que desde 1990 una
decena de derrames de estas presas ha ge-
nerado la pérdida de 380 vidas humanas.
Los autores abordan estos accidentes ha-
ciendo énfasis en las fallas “graves” y “muy
graves”.Lasprimerassuponenderramessu-
periores a los 100,000 metros cúbicos (100
millones de litros) y posiblemente pérdidas
de vidas humanas; mientras que las fallas
muy severas involucran derrames superio-
res al millón de metros cúbicos (1000 mi-
llones de litros = 400 piscinas olímpicas), o
las que han abarcado un recorrido mayor o
igual a los 20 Km de distancia. Estas últimas
por lo general involucran un mínimo de 20
muertes. La investigación arroja que de 67
incidentes en presas de colas registrados
entre 1940 y el 2010, el 49% (33) de estos
han ocurrido desde 1990, es decir en los
últimos 20 años de ese período. Bajo este
marco resulta muy preocupante que el 63%
de estas eventualidades sean catalogadas
como graves o muy graves (3).
Lahistoriaestodavíamásalarmante,siseto-
man en cuenta las dos décadas comprendi-
das entre 1995 y junio de 2018. Para este pe-
ríodo se registraron 54 derrames por presas
de colas en países como: Brasil, EEUU, Perú,
Rusia, China, Finlandia, Zambia, Canadá,
Francia y Suecia, por nombrar algunos (Ver
Anexo N°1). Es decir, que para ese lapso de
tiempo se promediaron 2,25 fallas (graves o
muy graves) por presas de colas por año.
Debido a los grandes impactos que han ge-
nerado los DAM, los dueños de las empre-
sas se han comprometido públicamente a
solucionar la problemática. Se empeñan
en hablar de su compromiso, de sus bue-
nas intenciones y de ofrecer nuevas tecno-
logías: mejoras en las impermeabilizacio-
nes, controles estrictos, caracterizaciones
avanzadas de los yacimientos, entre otras
medidas. Es innegable la posibilidad de
desarrollar invenciones tecnológicas que
ayuden a reducir o paliar ciertos efectos,
pero estos avances quedan completamente
minimizados, al contrastarlos con los terri-
bles desastres ambientales ocurridos en los
últimos 20 años con el auge del extractivis-
mo. Se puede contar con amplios recursos
financieros y tecnológicos, pero cuando se
alteran y destruyen los ecosistemas, cuando
mueren personas inocentes y se afecta de
manera negativa la calidad de vida de miles
de habitantes, entonces nos damos cuenta
de que la realidad supera los discursos pla-
gados de promesas inciertas e incluso las
buenas intenciones que pudieran tener al-
gunos individuos que participan en proyec-
tos mineros. En EEUU (1998), específica-
mente en Dakota del Sur, hubo un siniestro
en la presa de cola de la mina Homestake, y
más de 6 toneladas de colas contaminadas
con cianuro se derramaron al arroyo Whi-
tewood, contaminando las aguas y matando
toda la fauna y flora de la zona.
3. Daños extremadamente costosos
Como vemos, ni la minería a cielo abierto ni
la minería subterránea llevada a cabo por
las compañías mineras, escapan de un fuer-
te impacto ambiental y posibles desastres
de este tipo. Además del área de explotación
del mineral, ambas requieren gigantescas
zonas de acumulación de desechos sólidos
colocados en las escombreras (instalacio-
nes de almacenaje de roca de desecho) y
líquidos recolectados en las presas de co-
las. Como ya hemos visto, tanto las minas,
como las presas y las escombreras pueden
llegar a ser fuentes activas en la formación
de drenajes ácidos. Aunque se pueda, en
casos excepcionales, reducir los impactos,
la contaminación sigue existiendo y repre-
sentando daños irreparables a largo plazo.
Tan es así que la INAP (Red Internacional
de Prevención de Ácido), institución a la
que están adscritas grandes transnaciona-
les de la minería, reconoce que es crítico el
desarrollo de programas para la predicción,
prevención y manejo del ARD.
Al terrible impacto ecológico que generan
los fenómenos explicados hasta ahora, se
suma el hecho, para nada despreciable, de
que detener la propagación de inciden-
tes ocurridos o la restauración de zonas
afectadas cuando ello es factible, conlleva
enormes costos. La “remediación” de heca-
tombes mineras o por acumulación exorbi-
tante de residuos puede llegar a rondar los
miles de millones de dólares.
En la Tabla N°1, extraída de la investiga-
ción previamente citada, se observa que
solamente para 7 fallas de presas de cola
ocurridas entre 1994 y 2008, se estimaba
que las pérdidas y costos implicados eran
equivalentes a 3.799 millones de dólares
para el 2014.
Tabla N°1
Pérdidas y costos implicados en 7 fallas de presas de colas registradas entre 1994 y 2008
17 18
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica”
Estosderramesofallasenlaspresasconlle-
van un costo promedio superior a los 500
millones de dólares, aunque pueden llegar
a sobrepasar los 1000 millones de dólares.
En el 2014, investigadores proyectaban 11
accidentes muy graves entre 2012-2020,
pudiendo representar montos superiores
a los 5000 millones de dólares. No obstan-
te, la catástrofe ambiental planetaria y el
nivel de extracción es de tal envergadura
que dichas aproximaciones han sido supe-
radas por la cruel realidad. Nada más entre
2012 y junio de 2018 se registraron 21 ac-
cidentes de considerable envergadura (Ver
Anexo N°1).
“Estas pérdidas, de acuerdo con los repor-
tes del comité de presas y las cuentas del
gobierno, son casi todo el fracaso de seguir
la práctica aceptada. Estas fallas son el re-
sultado directo del predominio creciente de
las TSF’s (instalaciones de almacenamiento
de colas) con una capacidad mayor a los 5
millones de metros cúbicos necesarios, por
los bajos tenores de mena y los altos volú-
menes de producción de mena requeridos
para atender o expandir un tonelaje deter-
minado al final del proyecto”. (4)
De la misma forma, las operaciones para
neutralizar parte del daño causado por los
drenajes ácidos representan cuantiosos
gastos. Tomando como ejemplo uno de los
múltiples casos en Canadá, país con un am-
plio historial de conflictos socio-ambien-
tales, se pueden comprender las dimen-
siones del asunto. En 1994 se reportaban
alrededor de 1800 millones de toneladas
de relaves y 700 millones de toneladas de
escombros generando ácido, para lo cual
se calculó un costo total de $5,250 millo-
nes destinados a planes de remediación.
Nada más para principios del milenio, se
estimaba que para resarcir daños y/o evi-
tar la generación de DAM eran necesarios
hasta $6 millones de dólares de inversión
anual durante las operaciones en la mina.
(5)
No se pueden acumular enormes
fortunas en capitales, y a la vez
desarrollar una actividad minera
que tenga un mayor respeto por los
ecosistemas y sus ciclos de vida. Esto
último implica invertir numerosas
cantidades de dinero, no solamente
para las investigaciones y estudios que
busquen evitar futuros desastres, sino
también para el reparo de los desastres
que ya han ocurrido.
Ya en el 2008 se estimaba que el coste glo-
bal total para la responsabilidad ambien-
tal asociada con ARD rondaba el pedido de
100.000 millones dólares $ (6), esto sin
tomar en cuenta las decenas de derrames y
accidentes ocurridos en la década posterior.
4. La falsa promesa de la “Minería
Ecológica”
Lo expuesto hasta ahora evidencia que
la denominada “minería ecológica”
no es más que un término absurdo y
falaz. Aunque se presente como algo
innovador, lo cierto es que resulta
ser un producto malintencionado de
las campañas diseñadas por lobbys
mineros internacionales que mediante
términos menos contradictorios,
pero igualmente propagandísticos
como “minería responsable”, intentan
legitimar la mega-minería bajo la
supuesta incorporación del ámbito
social y ambiental.
En la mayoría de los casos las variables y
consideraciones socio-ambientales que-
dan relegadas a un segundo plano, redu-
ciendo su vinculación al proyecto minero
mediante la aplicación de políticas asisten-
cialistas e inmediatistas plasmadas en los
denominados planes de remediación.
En las dos últimas décadas la retórica em-
presarial de minería a gran escala se ha
afianzado en una visión a futuro de “pro-
greso y desarrollo”, aunque cada vez se
perciben más alejados, y especialmente en
la aplicación de nuevas tecnologías y res-
tricciones que impedirían nuevos desas-
tres ambientales. Este nivel de seguridad y
certeza expresado por directores y geren-
tes, refleja la urgencia de crecimiento ex-
tensivo por parte de las grandes empresas
alrededor del mundo en búsqueda de nue-
vos y considerables yacimientos, principal-
mente para evadir impedimentos legales
promulgados en países occidentales. Tal
como lo expresa Joshua Karliner, fundador
de Corpwatch: “Las regulaciones ambien-
tales más estrictas en casa han colaborado
en la rápida expansión hacia otros países de
las compañías mineras de Norteamérica y
Europa” (7). América Latina ha sido una de
las regiones en las que este discurso pro-
misorio se ha difundido con fuerza, con
evidente complicidad de la institucionali-
dad estatal en los distintos países.
Los lobbys empresariales pretenden insta-
lar la matriz pública mundial de que si en
efecto se respetaran los reglamentos am-
bientales y se realizaran los estudios téc-
nicos correspondientes, la contaminación
y los efectos tóxicos a la salud quedarían
prácticamente descartados. Pero el cinis-
mo que transversaliza esa narrativa em-
pieza a encontrar su punto de agotamien-
to. Solo entre junio de 2017 y junio de 2018
ocurrieron 6 incidentes graves de presas
de cola en México, Perú, Brasil, Australia,
Israel y Liberia, de los cuales son respon-
sables diversos holdings mineros ¿Qué ex-
plicación pueden dar las corporaciones a
estos recientes acontecimientos después
de dos décadas de promesas?
En 1998, en el estado de Montana (EEUU),
se aprobó por consulta popular la iniciativa
I-137 que en su norma MCA 82-390 prohí-
be la construcción de nuevas minas a cielo
abierto de oro y plata por lixiviación de cia-
nuro en pilas o en tanques. Así mismo, cor-
tes judiciales en Grecia y Turquía han pro-
hibido el uso del proceso de lixiviación con
cianuro por los peligros para la población y
el medio ambiente. Por leyes aprobadas en
los respectivos congresos de países como
República Checa (2000), Alemania (2002)
y Costa Rica (2010) se ha vetado el uso de
cianuro y sus técnicas asociadas para mine-
ría en toda la extensión de sus territorios.
Estos métodos que se vienen prohibiendo
en distintas partes del mundo, son los que
aún aplican empresas como Barrick Gold
en América Latina, y los mismos represen-
tan la opción de “minería ecológica” para
la extracción de oro que viene ofreciendo
el gobierno desde la ejecución del proyecto
Arco Minero del Orinoco.
5. Rentabilidad vs. Supervivencia: El
Derecho a la Ganancia por encima del
derecho a la vida
El porqué de la incompatibilidad de la gran
minería con el equilibrio ecológico radica
en la lógica con que se manejan las trans-
nacionales mineras en la búsqueda de ren-
tabilidad y la acumulación de capital. Esto
se puede ejemplificar si se toma el caso del
Cobre, que es uno de los metales más im-
portantes en el comercio internacional.
Desde las primeras décadas del siglo XX, el
tenor (porcentaje neto de mineral econó-
micamente recuperable) de las menas de
cobre empezó a disminuir, al igual que ocu-
rría para las menas del resto de los meta-
les. Esta tendencia a la baja, se intensificó a
mediados de los 60’ manteniéndose hasta
nuestros días. Es decir, a medida que trans-
curre el tiempo hay menor cantidad de co-
bre en los yacimientos. Apenas se empeza-
ron a agotar los yacimientos con altísimos
tenores, las empresas mineras optaron por
explotar mayor cantidad de mineral para
no disminuir su producción de cobre y sus
niveles de acumulación de capital.
19 20
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica”
Como se observa en la Gráfica N°1, a partir
de 1980 la explotación de menas de cobre
supera el tenor de las menas. Desde ese
momento,labrechadiferencialentreambos
factores ha crecido considerablemente.
Otro punto a destacar es que a partir de
1950 se abrió una brecha muy importan-
te entre la explotación del mineral (mena)
y la producción de cobre. Mientras que la
producción de cobre creció algunos miles
de millones de toneladas métricas entre
1960 y 2010 (llegando aprox. a 2.500 mi-
llones para ese último año), la explotación
de mena de cobre ha crecido en más de
500% en ese medio siglo, pasando de ron-
dar los 5.000 millones de toneladas métri-
cas a finales de los 60’ a llegar a cerca de
25.000 millones de toneladas en el 2010.
Expresando así la disparidad abismal exis-
tente entre estas dos variables.
Y desde 1980 el negocio le ha salido re-
dondo a las empresas mineras (Ver Gráfi-
ca N°2). Desde ese momento se instaló un
diferencial en el que el precio del metal
supera considerablemente al costo de pro-
ducción. Esa diferencia se ha mantenido.
Sumado a esto, las ganancias aumentan ex-
traordinariamente a partir de 2000 con un
alza en el precio del “commodity”.
Gráfica N°1
Producción de cobre vs. Porcentaje de Mena. Producción de cobre (rojo), producción de mena (azul),
tenor de la mena de cobre (verde)
Los recursos naturales se agotan, no son infinitos. Por ello para acumular cada vez más
capital y seguir produciendo las mismas cantidades, las compañías del sector deben ex-
plotar cada vez más. Y como se puede observar en la Gráfica N°3, los accidentes graves y
muy graves han aumentado vertiginosamente desde 1950 involucrando progresivamen-
te una mayor cantidad de toneladas de desechos.
Gráfica N°2
Producción de Cobre entre 1910-2010: Producción de cobre (rojo), producción de mena (azul), tenor de
la mena de cobre (verde), costo de la producción de cobre (amarillo), precio del cobre (marrón).
Gráfica N°3
Relación entre la producción de mena (verde) y las fallas severas (azul) y muy severas (azul oscuro). Se
toma en cuenta el Costo de producción de Cobre (amarillo) y Tenor de la Mena (rojo).
21 22
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica”
Ninguna empresa minera arriesgaría su
rentabilidad por considerar las conse-
cuencias de su actividad. El desquicio por
atesorar inmensas fortunas las impulsa a
querer explotar todo lo que puedan. Este
ritmo de explotación y atesoramiento es
mucho más acelerado que los avances de
la ciencia. Por ello, en el fondo lo que está
en debate es ¿a quién beneficia la minería?
La explotación de los yacimientos minera-
les es una actividad de alto riesgo econó-
mico, ya que supone unas inversiones a
largo plazo que muchas veces se sustentan
en precios del producto minero sujetos a
altas oscilaciones. A su vez, la exploración
supone también un elevado riesgo econó-
mico, al conllevar gastos que solamente se
recuperan en caso de que la misma tenga
éxito y la explotación minera sea fructífera.
Más del 50% de los recursos del planeta ya
no se pueden reutilizar, los yacimientos con
altos tenores son escasos y el agotamiento
de los recursos hídricos es tan acelerado
que, hoy por hoy, se pone en cuestión si el
agua dulce es para el consumo de amplias
poblaciones o se destina para la actividad
minera, la cual consume enormes cantida-
des del líquido vital para su óptimo fun-
cionamiento. Para abordar el tema con se-
riedad, evitando que las medidas a tomar
no sean meros paliativos, es necesario que
como sociedad reflexionemos sobre las
siguientes cuestiones: ¿Cuáles minerales
necesitamos y podemos explotar, y cuáles
no? ¿cómo se van a explotar? ¿cuánto se
va a explotar? ¿en cuáles zonas del plane-
ta no se puede realizar actividad minera?
Finalmente, ¿para qué se va a explotar el
mineral? ¿para beneficiar a la sociedad en
su conjunto, ejerciendo el menor impacto
posible, o para seguir atendiendo a intere-
ses de grupos económicos transnacionales
y de multinacionales que sólo conducen al
endeudamiento de países y a la hipoteca
de territorios? No es un debate sencillo ni
existe una sola alternativa, pero dejar a un
lado estos temas a la espera de alguna sali-
da mágica es poner directamente en cues-
tión el futuro y estabilidad de las futuras
generaciones.
César Alejando Romero del Giudice. Ingeniero Metalúrgico y Ciencia de los Materiales de la Uni-
versidad Central de Venezuela (UCV). Accionante legal del recurso de nulidad del decreto 2248 (Arco
Minero del Orinoco) introducido en la sala político-administrativa del Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ) en Mayo de 2016. Co-Autor de la investigación “Dinámica de la minería a pequeña escala como
sistema emergente” enfocada en los municipios del sur del estado Bolívar. Articulista del sitio web
www.aporrea.org, con publicaciones de artículos referentes a la mega-minería y sus impactos. Militante
de la organización política Marea Socialista.
(3) Newland Bowker, L. and Chambers, D.M. (Julio 21, 2015). The risk, public liability, & economics of
tailings storage facility failures. Disponible en: https://earthworks.org/cms/assets/uploads/archive/
files/pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_EconomicsOfTailingsStorageFacility%20Fai-
lures-23Jul15.pdf
(4) Idem.
(5) Departamento de Pastoral Social de la Diócesis de San Carlos de Bariloche (Octubre, 2004). La mi-
nería del oro a cielo abierto utilizando la lixiviación con cianuro. Disponible en: http://www.incasur.org/
noticias/documentos/doc261_2.pdf
(6) Wilson, G. W. (2008). Why Are We Still Struggling Acid Rock Drainage? Geotechnical News. Disponi-
ble en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.604.5591&rep=rep1&type=pdf
(7) Odriozola, V. (Enero, 2003). No todo lo que es oro brilla. Resumen de impactos ambientales de la mine-
ría de oro. Campaña de Tóxicos de Greenpeace Argentina. Disponible en: http://www.greenpeace.org/
argentina/Global/argentina/report/2006/4/no-todo-lo-que-es-oro-brilla.pdf
Figuras
Las Figuras N°1, N°2 y N°3 son extraídas de: INAP (Octubre 21, 2014). The International Network for Acid
Prevention Global Acid Rock Drainage Guide. Disponible en: http://www.gardguide.com/images/5/5f/
TheGlobalAcidRockDrainageGuide.pdf
Tablas
Tabla N°1. extraída de: Newland Bowker, L. and Chambers, D.M. (Julio 21, 2015). The risk, public liabi-
lity, & economics of tailings storage facility failures. Disponible en: https://earthworks.org/cms/assets/
uploads/archive/files/pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_EconomicsOfTailingsStora-
geFacility%20Failures-23Jul15.pdf
Gráficas
La Gráfica N°1 corresponde a un informe de RAW MATERIALS GROUP para el Banco Mundial respecto a la pro-
duccióndecobre.Informede2006.Disponibleen:https://earthworks.org/cms/assets/uploads/archive/files/
pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_EconomicsOfTailingsStorageFacility%20Failures-23Jul15.
pdf.Enelinformetitulado“ChinaCopperCon”de2015sepuedevisualizarcomoloexpresadoenlaGráficaN°1
se mantuvo en la década siguiente, con un incremento de la demanda de cobre y un agotamiento progresivo
de los yacimientos en el mundo. KITCO (Marzo 3, 2015). “China Copper Con”. Kitco (en línea). Disponible en:
https://www.kitco.com/ind/Mills/2015-03-06-China-Copper-Con.html [Consultado: Agosto, 2018]
Las gráficas N°2 y N°3 son extraídas de: Newland Bowker, L. and Chambers, D.M. (Julio 21, 2015). The
risk, public liability, & economics of tailings storage facility failures. Disponible en: https://earthworks.
org/cms/assets/uploads/archive/files/pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_Economic-
sOfTailingsStorageFacility%20Failures-23Jul15.pdf
Referencias
INAP (Octubre 21, 2014). The International Network for Acid Prevention Global Acid Rock Drainage Guide.
Disponible en: http://www.gardguide.com/images/5/5f/TheGlobalAcidRockDrainageGuide.pdf
(1) Bello, C. L. (1985). Consideraciones Ecológicas de los Caños de la Región Carbonífera del Guasare del Es-
tado Zulia. Ediciones Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del Zulia, Colección Ciencias Básicas
y Formales, 10. Maracaibo. pp 73. Disponible en: Biblioteca Central-CIDHIZ (ZUBCZ). ISBN: 980232110.
(2)Younger,P.L.(2002).Minewasteorminevoids:whichisthemostimportantlong-termsourceofpollutedmine
drainage?, United Nations Environment Programme, Mineral Resources Forum: Current Feature paper, p. 12.
23 24
Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
Anexos
Anexo 1
“Chronology of major tailings dam failure” (1960-2018). WORLD INFORMATION SERVICE ON ENERGY – URANIUM PROJECT. Última actualización: agosto 2018.
Cronología de las mayores fallas en presas de cola que se han registrado desde 1960. Para nuestro caso tomamos únicamente el período comprendido entre
1994 hasta el 2018. La información se encuentra disponible en el siguiente enlace: http://www.wise-uranium.org/mdaf.html
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Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
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Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
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Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
1. ¿Minería ecológica en el Arco
Minero del Orinoco?
El problema con el término “minería eco-
lógica” es que no existe prácticamente una
actividad humana que no impacte el am-
biente, en función de lo cual este concep-
to resulta una contradicción en sí misma.
De entrada existe un impacto minero por
el solo hecho de llevar a cabo la actividad,
y esto es así también en otras actividades
como en la construcción de ciudades, en
la actividad ganadera, en la agricultura;
incluso el turismo denominado ecológico
afecta en algún grado ciertos comparti-
mientos ambientales, siendo nuestra Gran
Sabana uno de los territorios testigo de
esta aseveración. Las diferencias en todo
caso residen en la escala y el tipo de afec-
tación generado por cada actividad, y más
considerando que la minería tiene particu-
laridades con respecto a otras actividades,
como lo son: su valor localizado, es decir, la
extracción minera se hace en el sitio don-
de está el recurso, por tanto la afectación
debe realizarse ahí, independientemente
de la complejidad del ecosistema presen-
te; la segunda particularidad es su tempo-
ralidad dado que al terminarse el recurso,
la actividad cesa y el área se abandona; y
por último, el hecho de que la cantidad de
desechos generados superan en mucho la
cantidad de mineral aprovechado. Para te-
ner una idea de esto último, tomemos un
ejemplo sencillo: para extraer 1 kilogramo
de oro a partir de una mena con un tenor
de 16 gramos por tonelada, haría falta pro-
cesar 62.5 toneladas de material asumien-
do una eficiencia de 100% en el proceso,
generándose así 62.499 kilogramos de de-
sechos de material “estéril” por cada kilo
de oro obtenido, 62,49 toneladas de ma-
terial que deben ser manejados después
de la extracción. Resultaría por tanto más
razonable hablar en los casos en los que se
realice la actividad minera en una forma
razonablemente amigable con el ambiente
hablar de minería de bajo impacto, ya que
darle la cualidad de “ecológica” daría paso
a pensar que esa actividad va a favorecer
de alguna manera o que no afectará el eco-
sistema en el que se desarrolla, y esto no
es cierto, jamás ocurrirá. Desde esta óptica
lo más adecuado es hablar de minería de
alto impacto o bajo impacto en función del
grado de afectación que se generará y de
las medidas planeadas para el cuido y la
remediación de los compartimientos am-
bientales que vayan a ser afectados.
CONSIDERACIONES CLAVES PARA LA MINERÍA EN GUAYANA
Santiago Marrero
Foto: Eduardo Peña
33 34
Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana
Foto: Danny Franco
En el caso del Arco Minero del Orinoco, la
extracción se dará en terrenos de los más
antiguos del planeta, con edades compren-
didas entre los cuatro mil quinientos y
quinientos millones de años, con una altí-
sima biodiversidad producto de los equi-
librios alcanzados durante estos miles de
millones de años, lo que convierte a estos
terrenos en un sistema sumamente frágil.
Al romper ese equilibrio ecológico (que ha
llevado tanto tiempo establecer) es prác-
ticamente imposible restaurarlo a su con-
dición original, al menos en una escala de
tiempo humana, esto hay que tenerlo claro.
Igualmente hay que tener claro que no solo
existe un potencial minero en estas áreas,
también existe potencial hídrico estratégi-
co para la nación, potencial farmacológico,
potencial maderero, y otros, que podrían
colidir con la actividad minera. Aceptando
la necesidad de realizar la extracción del
recursoenestoscasos,la visiónderealizar-
la con el menor impacto posible debe ser
el norte a seguir pero teniendo claridad de
que no será una actividad ecológica. Será
una actividad con un impacto que puede
ser bajo o alto dependiendo del compro-
miso real del estado por llevar adelante los
planes de remediación necesarios durante
la explotación y al cierre de la mina.
Por otro lado, además de los aspectos técni-
cos que han sido hasta ahora los únicos con-
siderados, también se debe tomar en cuenta
elaspectosocialdela¨MineriaEcologica¨esa
parte de la renta minera dirigida al desarrollo
de planes asistenciales o asignaciones directas,
y la presencia de comunidades indígenas
previamente establecidas que pueden tener
intereses distintos a los de una empresa minera,
con otra vocación y relación con el entorno.
El contexto descrito genera que el ámbito
de control de posibles impactos sobre el
ecosistema sea una tarea compleja, con la
necesidad de estudios e inversión conside-
rable que permita desarrollar una actividad
minera con bajo impacto. Probablemente,
en terrenos donde no existen esas compleji-
dades y características sea posible desarro-
llar una minería de bajo impacto con mayor
facilidad. Si tomamos el caso del desierto de
Atacama en Chile, donde se desarrolla ac-
tividad minera de cobre y otros elementos
calcófilos es probable que tanto el estado
como las empresas y los habitantes tengan
menos problemas debido a la baja diversi-
dad biológica, a que la densidad de pobla-
ción es pequeña y a la escasa diversidad de
recursos más allá de los extraídos.
2. Consecuencias directas e
indirectas de la minería: ausencia de
estudios e instrumentos
Resulta importante tomar en cuenta
las denuncias ciudadanas y desarrollar
los estudios de impacto ambiental
y sociocultural. Es preciso hacer un
esfuerzo por predecir el nivel de
afectación que generaría la actividad
minera, tomando en cuenta en el
mismo nivel de importancia tanto
las consecuencias directas como
las indirectas. Cuando hablamos
de directas nos referimos a las
consecuencias propias de la actividad:
generación de polvo, afectación
de suelos y sistemas hídricos por
lixiviación de metales, contaminación
sónica, cambio del paisaje, entre
otros impactos que se deben prever e
incorporar a los planes de remediación
a medida que se desarrolla la actividad.
Por otro lado, las indirectas están referidas
a dinámicas como las posibles tensiones
entre los pobladores y la empresa minera
por conflicto de intereses, las migraciones
internas, o el surgimiento y propagación
de enfermedades.
Parte de los conflictos se acentúan precisa-
mente porque las instituciones estatales no
llevan a cabo esos estudios de impacto, las
empresas arrancan con la explotación sin
suficiente conocimiento del sistema a inter-
venir. Esto debe evitarse, deben tomarse las
previsiones correspondientes, tratando de
minimizar estos impactos, y esto solo puede
hacerse con organización y generando el co-
nocimiento necesario del sistema en el que
se quiere actuar. Si se hace un repaso histó-
rico de la minería en Guayana, podríamos
verificar que nunca ha habido una política
de explotación que sea realmente organiza-
da, ni a gran escala ni a pequeña escala. Esto
a pesar de que a finales de la década del 80’
empresas de cierto peso como Placer Dome
habían obtenido concesiones de explotación
enLasCristinasatravésdelaconstituciónde
la empresa mixta MINCA con CVG. Cristallex
también obtuvo concesiones del estado para
trabajar en este sector, ambas compañías
con todas las características necesarias para
emprender una minería organizada, sin em-
bargo al revisar la bibliografía sobre los estu-
dios de las áreas a intervenir y los planes de
remediación se puede verificar que fueron
pocos los casos en los que estos se presenta-
ron, y que más bien se expusieron propues-
tas generales basadas en experiencias lleva-
das a cabo en otros países.
Casi todos los países que tienen actividad
minera, han elaborado mapas metalogéni-
cos y geoquímicos que permiten orientar la
búsqueda de las áreas con mayor potencial
económico a bajo costo y con un bajo im-
pacto ambiental. Esta es una tarea urgente,
compilar la información que ha sido gene-
rada en investigaciones aisladas, depurarlas
y colocarlas en mapas para luego generar
los datos en las zonas donde existan vacíos
de información. En Venezuela tenemos un
mapa metalogénico pero de una escala muy
pequeña con información general. Tampoco
existe un mapa geoquímico que establezca
las concentraciones de elementos dentro
del territorio y que permita orientar la bús-
queda de posibles áreas piloto para la ex-
ploración de minerales metálicos o no me-
tálicos. Esos instrumentos, que representan
requerimientos que pueden llevarse a cabo
a costos mínimos para ejecutar una activi-
dad minera organizada y de bajo impacto,
no se han elaborado.
3.MineríaapequeñaescalaenGuayana
Encuantoalosimpactosdelamineríaapeque-
ñaescalaysuintensidadpodríamosvisualizar-
los al igual que en la minería a gran escala, es
decir: aquellos impactos relacionados a la eta-
pa de exploración y extracción, y aquellos que
ocurrenduranteelprocesamientodelmetal.
En algunos de los territorios
incorporados al denominado
proyecto Arco Minero del Orinoco
ya desde hace muchos años se ha
llevado a cabo la extracción de varios
minerales de interés económico por
parte de la llamada pequeña minería,
principalmente para oro y diamantes,
y las consecuencias ambientales
de la actividad han sido realmente
desafortunadas. Las prácticas de
búsqueda y extracción de estos
minerales usadas por el pequeño
minero son agresivas para varios
compartimentos ambientales.
35 36
Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana
El oro y el diamante tienen densidades su-
periores 2,89 gramos por centímetro cú-
bico, por lo que una vez liberados de las
rocas que los contienen son transportados
por las aguas en el mismo tipo de mate-
rial. Los sedimentos pesados, ya sea que
se acumulen en los cauces de los ríos o en
los sedimentos aluvionales o coluvionales,
los mineros proceden de manera similar
para separarlos de la matriz en la que se
encuentran.
Si están asociados a material detrítico o
gravas en el cauce de los ríos, una práctica
común del pequeño minero es el empleo
de chupadoras en algún área del río para
transportar sedimento desde el fondo del
río hacia la superficie y verterlo en un Tame
inclinado donde en función del equivalente
hidráulico de cada grano mineral se sepa-
ran los sedimentos pesados de los livianos;
en la fracción pesada el diamante se sepa-
ra manualmente y el oro se amalgama con
mercurio. Esto crea un enorme impacto
en los ríos, tanto en la zona de extracción
como aguas abajo, ya que la remoción del
material del lecho del río aumenta la car-
ga del material suspendido en la cuenca
hidrográfica, además de afectar la fauna
acuática presente, sobre todo aquella que
depende de la visión para mantenerse viva.
Aparte de la carga de sedimentos está el
problema del uso indiscriminado del mer-
curio, que al ser evaporado es inhalado por
el minero afectando directamente su salud.
Al evaporarse, el mercurio pasa a la atmós-
fera en la cual es transportado e incorpora-
do a suelos y aguas.
Si están asociados a material aluvional o
coluvional se emplean mangueras que ex-
pulsan agua a alta presión para remover
el material y posteriormente se usan las
chupadoras y tames en un proceso similar
al descrito antes, solo que ahora la canti-
dad de material fino es mucho mayor por
lo que el impacto relacionado a la incor-
poración de sedimentos suspendidos al
cauce de los ríos cercanos se acrecienta. El
impacto es grande ya que son toneladas de
material removido, perdiéndose los sue-
los y la vegetación y generándose grandes
cantidades de material fino que al final del
proceso terminan en un afluente cercano.
Por ejemplo, este fenómeno puede obser-
varse claramente en cuencas como las del
río Icabaru y del río Quebrada Amarilla.
Por otro lado, estos minerales podrían es-
tar contenidos en roca dura, vetas aurífe-
ras o diques de kimberlitas, en tal caso el
pequeño minero se convierte en un topo,
abre calicatas y túneles en busca de la veta
mineralizada y una vez encontrada la si-
guen a través de estos túneles. El material
es transportado hasta los molinos donde
es triturado y amalgamado para la extrac-
ción de oro, generándose en ese sitio, ade-
más de los vapores de mercurio, una gran
cantidad de desechos o colas constituidas
por material rocoso acumulado en la su-
perficie. Estos desechos se convierten en
una fuente potencial de metales hacia sue-
los y aguas por lixiviación. El paisaje lunar
en la localidad de Payapal es un ejemplo
del impacto de este tipo de procedimiento
realizado por la pequeña minería.
Estos impactos se pueden minimizar si se
organiza y se controla al pequeño minero, si
se ordenan y controlan las metodologías de
extracción, si se establecen los blancos ex-
ploratorios a partir de estudios más susten-
tados. No se debe disponer de instrumentos
extractivos de manera improvisada.
3.1. Extracción de oro y uso
indiscriminado de mercurio
En cuanto al procesamiento del oro, lo que
tradicionalmente se ha hecho es que los pe-
queños mineros han usado mercurio, a di-
ferencia de las grandes empresas que por
contar con el conocimiento y la infraestruc-
tura necesaria emplean cianuro por hacer
del proceso una actividad más rentable.
Los problemas con el uso de mercurio son
diversos y no se restringen al área de la ex-
plotación minera, ya que al ser evaporado
este elemento, aparte de ser respirado por
los presentes en la mina, se dispersa en la
atmósfera dirigiéndose posteriormente ha-
cia los suelos, aguas, organismos acuáticos
y a los humanos que consumen algunos de
estos organismos en un ciclo geoquímico
complejo en el cual se presenta en distintas
especies, algunas de las cuales son muy tó-
xicas como el metil mercurio.
El problema relacionado al mercurio se
puede disminuir con organización, acor-
dando con los pequeños mineros paráme-
tros para su empleo, como por ejemplo: el
empleo de campanas que permitan recoger
el mercurio en trampas que, colocadas en
los sitios donde se realice la amalgamación
del material impedirían que se disperse en
la atmósfera, trayendo incluso mayor be-
neficio económico al minero pues podría
reutilizarse. También eliminando en lo po-
sible su uso, utilizando las tecnologías ade-
cuadas. Muchas veces se usa mercurio en
material en el cual el oro podría extraerse
sin el uso de este contaminante, o en el cual
el oro puede pre-concentrarse reduciendo
significativamente las cantidades de mer-
curio utilizadas en el proceso.
4. Las dificultades de la minería a
gran escala
Con la minería a gran escala existen dos
posibilidades, que se haga a cielo abierto
o de manera subterránea. Cada una utiliza
técnicas de extracción distintas y por tanto
generan diferentes impactos y de diferente
magnitud a cada compartimiento ambien-
tal. La minería subterránea por ejemplo,
genera un menor impacto visual que la
minería a cielo abierto, también afecta en
menor cuantía a los suelos en el área de ex-
plotación, ya que el material trabajado se
encuentra a profundidad y el desmontaje
de suelos se reduce a las zonas donde se
construye la infraestructura necesaria, en
las entradas a las galerías y en la construc-
ción de las carreteras. Sin embargo, la ge-
neración de drenajes ácidos y la lixiviación
de metales pudieran ser impactos de con-
sideración ya que el material subterráneo
es sacado de sus condiciones de equilibrio
y es expuesto ahora al oxígeno y al agua at-
mosférica.
Si comparamos con la pequeña minería, la
construcción de presas de cola para verter
los desechos generados podría verse como
un impacto más acentuado en la minería
a gran escala, debido a la cantidad de ma-
terial procesado y a las dimensiones de la
construcción. Sin embargo, por estar lo-
calizado reduce la cuantía del impacto al
impedir que las colas y sus lixiviados sean
transportados hacia otros compartimien-
tos. En la actualidad estas presas consti-
tuyen un asunto delicado debido a que la
cantidad de desechos es, como ya se ha
mencionado, de las más altas entre todas
las actividades extractivas. Esto resulta
del agotamiento de los yacimientos a nivel
mundial, por lo que cada vez son más los
yacimientos de bajo tenor que se explotan.
Fuente: Mendoza (2012)
37 38
Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana
4.1 Caso Extracción de Aluminio
¿Qué hacer con los desechos acumulados? Ese
resulta uno de los grandes retos de la minería,
ya que los mismos deberían ser tratados para
que no se conviertan en un problema. El caso
de la extracción de aluminio a partir de la
Bauxita de Los Pijiguaos puede ser un buen
ejemplo de lo que debería hacerse. El pro-
ceso comienza con la extracción de la bau-
xita, una mezcla de oxihidróxidos de hierro
y aluminio, cuarzo y caolinita y otros mine-
rales. En esta parte del proceso además de
la contaminación aérea por polvo, el incon-
veniente más grave es el impacto sobre el
suelo y la vegetación, éstos son removidos
ya que se trata de una explotación a cielo
abierto. En este caso la empresa ha rea-
lizado estudios para tratar de recuperar
(una vez extraída la bauxita) parte de las
especies originarias, para lo que ha dise-
ñado bancos de acumulación del horizonte
superficial del suelo. En este horizonte es
donde están los macro y micronutrientes
y los microorganismos que constituyen el
soporte de la vida vegetal. Una vez cesa la
extracción de la bauxita en una área se co-
locan los suelos en los sitios donde fueron
removidos. Aunque los resultados no son
enteramente satisfactorios el problema
está siendo abordado durante la explota-
ción y esto es lo importante.
La segunda parte del proceso de obtención
del Aluminio implica transportar el mate-
rial bauxítico desde Los Pijiguaos a Puerto
Ordaz para obtener hidróxido de aluminio
con alto porcentaje de pureza. Durante este
proceso, llevado a cabo en las instalaciones
de CVG Bauxilum el problema ambiental
más notorio está en la generación de co-
las denominadas “lodos rojos”: suspensión
de material fino y licores cáusticos con va-
lores de pH comprendidos entre 12 y 14.
Se ha determinado que esta suspensión
de alta basicidad también contiene mate-
rial radiactivo y metales como antimonio,
arsénico y cadmio asociados. En este caso
también se han financiado estudios y se es-
tán estudiando alternativas, tanto para dis-
minuir la basicicidad de la suspensión de
lodos rojos, como para el aprovechamiento
del resto de los metales contenidos en el
lodo.
Dentro de las alternativas planteadas para
tratar los lodos rojos está la neutralización
con salmueras marinas (desechos genera-
dos durante la cosecha de las sal de uso do-
méstico) con el objetivo de llevar el pH bá-
sico de 12-14 a valores de 8, resultando en
un producto ambientalmente manejable
según la normativa ambiental venezolana.
Otras vías plantean evaporar las lagunas
de manera forzada, uso de las soluciones
en la saponificación de grasa para hacer ja-
bones, recuperación de metales como Ga-
lio, Hierro y radioactivos, y uso del lodo en
la remediación de suelos ácidos en áreas
cercanas.
Piscinas de lodo rojo en las orillas del río Orinoco,
Ciudad Guayana. Fuente: World Travel Server
Como se observa, el problema aunque
existe está siendo estudiado y se
está buscando una solución viable en
función de nuestras capacidades. No
es imposible. Se puede y debe buscar
la forma de tratar los problemas
inherentes a la minería ya que estos
son inevitables. La única manera de
evitarlos sería no extrayendo mineral,
que también es una posibilidad. Si
no se quiere invertir en tecnologías y
estudios de impacto entonces no se
debería permitir la explotación.
5. Cinco aspectos a considerar para
desarrollar una minería organizada
En la búsqueda de metodologías alternati-
vas para desarrollar una actividad minera
diferente y de bajo impacto, se debe hacer
una evaluación de cómo se ha desarrollado
hasta ahora esta actividad y qué debería
cambiar. Algunas realidades:
1) En torno a la ocupación económica ha
existido una anarquía tremenda desde los
inicios, incluyendo aquella desarrollada
formalmente por empresas nacionales o
internacionales.
2) Ha habido resistencia a la evaluación
de la relación costo beneficio tomando en
cuenta el aspecto ambiental. Ha habido re-
sistencia a la inversión relacionada a los
estudios y planes de remediación ecológi-
ca, así como problemas para hacer cumplir
la normativa ambiental.
3) El divorcio entre compañías-estado-ins-
tituciones académicas, ha deparado en una
completa descoordinación ejecutiva. Se han
desarrollado estudios aislados que por lo
general tienen poca o ninguna influencia
en el rumbo del desarrollo minero del país.
4) La falta de incentivos y recursos en los
centros de estudio e investigación relacio-
nados con el tema.
5) La ausencia de previsiones respecto a
las problemáticas que se puedan generar,
pretendiendo aplacar el problema de ma-
nera parcial e inmediatista una vez que la
planta se encuentra en funcionamiento.
6. ¿Minería a beneficio de quién? La
importancia de la variable ambiental
En términos netamente económicos, esta
actividad puede generar beneficios impor-
tantes a la nación. Para este año (2018) la
cifra que se espera entregar al Banco Cen-
tral de Venezuela solo por el arrime de Oro
está alrededor de los dos mil millones de
dólares, según declaraciones del Minis-
tro de Minería Ecológica, Víctor Cano. La
posibilidad de generación de este tipo de
riqueza a partir de la actividad minera es
indudable. Ahora, lo deseable es que esa
riqueza se transformara en otro tipo de
riqueza con incidencia social significativa,
que paralelo al desarrollo de la actividad
minera exista un desarrollo del bienestar
para la región expresado en mejor calidad
de vida. Que exista inversión real en salud
y educación, y que parte del beneficio de
esta explotación permita el desarrollo de
otras actividades no temporales para que
cuando se cierre la mina la región no se
convierta en un erial, y por supuesto que
se incluya al medio ambiente como uno de
los entes entre los cuales se debería repar-
tir ese beneficio.
Si realmente es necesario explotar
algunas áreas nuevas de la zona
denominada como Arco Minero del
Orinoco a fin de obtener los ingresos
necesarios para el buen funcionamiento
del estado Venezolano, esta debe
ser realizada de manera organizada,
orientada por el conocimiento de
los depósitos a explotar, por el
conocimiento del entorno de este
depósito (del entorno geológico y
biológico) y de la manera en que
se realizará la sincronización de
explotación y remediación de las
39 40
Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana
Santiago Marrero. Geoquímico, profesor investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra - Univer-
sidad Central de Venezuela (UCV). Jefe del Laboratorios de Prospección Geoquímica del ICT y Jefe del
Laboratorio de Rayos-X de la UCV.
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maminero.com.ar/ICMME.pdf
áreas afectadas. La propuesta es que mientras se genera este conocimiento en estas
nuevas áreas pueden explotarse las zonas que ya están afectadas y en las cuales
existen aún muchísimo recurso mineral. Se debe hacer énfasis en un marco legal
que contemple la temática ambiental y estudios correspondientes al momento de
firmar concesiones y contratos y la manera de hacer cumplir con estas obligaciones.
De lo contrario seguiremos repitiendo los mismos errores del pasado, con el
consecuente saldo negativo de pobreza y violencia para la mayoría de los actores en
el teatro de la minería.
Mendoza, Vicente (2012). Geología de Venezuela Tomo I. Evolución geológica, recursos minerales del
Escudo de Guayana y revisión del precámbrico mundial. Bogotá, Colombia, Gran Colombia Gold Corp.,
2da ed. Disponible en: https://es.scribd.com/document/337234555/2012-Mendoza-Vicente-Geolo-
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var, Venezuela”. Primer Congreso Venezolano de Geoquímica. Facultad de Ciencias, 24-28 de Noviembre
2014, UCV, Caracas
Nota de Prensa de AVN En Correo Del Orinoco, 14 de Junio del 2018.
ENTREVISTAAALEJANDROÁLVAREZ
Gloria Carucci
Gloria Carucci: ¿Qué opinas tú de la
“Minería Ecológica”?
Alejandro Álvarez: “Minería ecológica”
es un concepto absurdo, es como hablar
de bombardeo humanitario. En algunos
países que aceptan y propician la minería
como parte de la economía del estado, se
ha logrado un nivel aceptable de regula-
ción; pero toda minería genera daños muy
altos. No hay minería ecológica en ninguna
parte del mundo, ni siquiera en los países
donde esa actividad está bajo regulaciones
muy grandes. De hecho, la minería es una
actividad insustentable. Porque simple-
mente las vetas se acaban, y en el momento
en que la mina deja de producir, la misma
se abandona, y toda la infraestructura de
la comunidad alrededor es frecuentemen-
te abandonada. Generalmente dejando una
serie de pasivos ambientales, daños socia-
les, e incluso daños culturales.
Por otra parte, Eduardo Gudynas plantea
en su libro más reciente que existe una
relación clara entre extractivismo y co-
rrupción. Se ha demostrado que en todo el
mundo, incluso en los países de mayor ni-
vel económico, los grupos mineros pueden
llegar a influenciar en las políticas públicas
e incluso en las elecciones presidenciales.
Tenemos como ejemplo, en los EEUU el
caso de los hermanos Koch, empresarios
mineros del carbón, que tuvieron una in-
fluencia importante en la campaña de Do-
nald Trump y sobre los grupos negacio-
nistas del cambio climático. Asimismo, en
muchos países existen denuncias graves
de la relación entre extractivismo y co-
rrupción. Entonces, tú no puedes pensar
en desarrollo sustentable, y en la susten-
tabilidad ecológica bajo un sistema basado
en el extractivismo.
Yo no estoy en contra de la minería per se.
Es un asunto de realismo. En el sentido de
que gran parte de las cosas nacen de algún
tipo de actividad minera. Pero creo que
para regular esa actividad se necesita de
regímenes sólidos y democráticos, donde
la sociedad civil tenga una capacidad real
de hacer auditoría sobre lo que está ocu-
rriendo en las zonas mineras, a la vez que
“No se puede pensar en desarrollo sustentable bajo un
sistema basado en el extractivismo”
43 44
Minería Ecológica: una oferta engañosa Entrevista a Alejandro Álvarez
el Estado tenga capacidad política y téc-
nica para imponer regulaciones, en parti-
cular de ordenamiento territorial, y bajo
unas normas de lineamientos político-éti-
cos que impliquen medidas como acordar
áreas que no deben ser intervenidas con
actividades extractivas sin importar lo que
haya debajo del suelo. Cuando no se tienen
esas condiciones surgen las contradiccio-
nes: Uno de los peores casos en América
Latina lo tuvimos en el gobierno de Rafael
Correa, donde se aseveró que no iban a to-
car jamás el Yasuní, pero al final de su man-
dato dio órdenes para que se otorgarán
concesiones para la explotación petrolera
dentro de ese territorio.
Gloria Carucci: ¿A qué te refieres con
Ordenamiento Territorial?
Alejandro Álvarez: El ordenamiento te-
rritorial es un proceso político-técnico que
se hace desde el Estado. En su ejecución
técnica implica la descripción a distintos
niveles de un territorio de sus caracterís-
ticas, recursos existentes, potencialidades,
capacidades y limitaciones con el fin de po-
der tomar decisiones sobre el tipo de acti-
vidades pueden desarrollarse en ese espa-
cio y bajo cuáles condiciones. Ese proceso
está establecido claramente en la Constitu-
ción Nacional y en la legislación venezola-
na. Esta técnica de planificación ambiental
se realizó en Venezuela durante muchos
años, quizás de forma insuficiente, pero
buena parte de las de Áreas Bajo Régimen
de Administración Especial, faltando los
planes a nivel municipal y nacional. Estos
planes eran la base para toda la permise-
ría ambiental necesaria para desarrollar
actividades que implicaran deterioro del
ambiente, fuesen petroleras, mineras o de
construcción.
El ordenamiento del territorio es un pro-
ceso técnico, muy profesional y complejo y
por supuesto sometido a presiones econó-
micas y políticas, pero a pesar de ello se lo-
gró una buena base de trabajo para la pla-
nificación territorial del país. Esta acción
del Estado se vio reflejada en la importante
superficie del país bajo protección en for-
ma de Parques Nacionales, y Monumentos
Naturales. Asimismo se decretaron zonas
de aprovechamiento tales como: lotes bos-
cosos, reservas forestales y reservas hi-
dráulicas; pero bajo determinadas normas
y criterios de sustentabilidad y de control
en la zona.
Por supuesto que no fue un proceso per-
fecto, ni ideal. Los sucesivos gobiernos ma-
nipularon sus resultados o ignoraron sus
recomendaciones para favorecer ciertas
acciones y grupos de interés. Pero aún a
pesar de los errores, me parece rescatable
el esfuerzo que permitió sentar las bases
tanto legales como técnicas para una polí-
tica de ordenamiento territorial del país.
Lo que ha venido ocurriendo en estos úl-
timos cinco años es la destrucción de to-
dos esos avances. Ya previamente se había
cometido el error de separar a nivel legal
el ordenamiento del territorio del ordena-
miento urbano, que son procesos necesa-
riamente solapados. Pero la situación en
este tema se hizo insostenible durante la
gestión de Farruco Sesto, que a partir del
lema “de que en Caracas caben 2 Caracas”,
se construyeron edificios en zonas que no
tenían ni la capacidad de agua, ni cloacas,
electricidad, colegios, ni el resto de lo que
legalmente se conocen como variables
urbanas. Por otra parte, el ordenamiento
territorial en Venezuela se comenzó a des-
mantelar desde mediados del año 2006,
cuando el presidente Chávez, en una alocu-
ción desde Los Venados (Aló Presidente N.º
257, junio de 2006), anunció que se reali-
zarían siembras de café dentro del Parque
Nacional Ávila (Hoy llamado Waraira Re-
pano) A partir de estas ideas se constru-
yeron viviendas en el Parque Nacional La-
guna de La Restinga, y el Parque Nacional
Médanos de Coro. Lo peor de todo, es que
tales situaciones dieron origen a permi-
sos de construcción y actividades dentro
de áreas protegidas incompatibles con sus
objetivos, muchas veces a través de proce-
sos corruptos.
Desde ese momento, el ordenamiento te-
rritorial del país se comenzó a diluir y a
desmantelar la institucionalidad que lo
sustentaba. En el año 2014 fueron secues-
tradas gran parte de las competencias de
Inparques, desviándose dichas atribucio-
nes a los Ministerios de Turismo y de De-
fensa, lo que dio paso a un proceso acelera-
dodedestruccióndelordenamientodentro
de los Parques Nacionales (que era uno de
los más avanzados del país) Esta operación
destructiva continuó con la eliminación del
Ministerio del Ambiente en el 2014.
Gloria Carucci: Al inicio hablabas de
un tema interesante. La relación entre
minería y poder. Tomando en cuenta
la fuerte tensión entre ambiente y
economía. ¿Qué criterios establecerías
para los estudios de impacto ambiental
si la minería no va a desaparecer?
¿Cómo garantizar que no ocurra daño?
Alejandro Alvarez: No hay forma de ga-
rantizarlo. Lo que debemos buscar es con-
trolar la actividad. En este caso podemos
usar la idea de las plagas como analogía de
la forma como actualmente se hace minería
en Venezuela. Todos los que han estudiado
ecología saben que las plagas no se pueden
eliminar, sólo pueden ser controladas.
Gloria Carucci: ¿A qué te refieres con
“controlar”?
Alejandro Alvarez: Depende del punto de
vista que lo mires. Desde uno económico,
significa mantener su acción hasta un lími-
te en el cual económicamente no generas
pérdidas graves. Desde uno ecosistémico,
implica que la plaga no genere un daño
a los ecosistemas locales. Desde uno so-
cio-ecológico, que no pongan en peligro los
servicios ambientales de los cuales depen-
den las comunidades. Desde uno agrícola,
de que no genere daños a la siembra.
Cuando hablamos de control de la minería,
vale ese concepto clásico que tiene más de
60 años: “El máximo daño permisible”. Tú
aceptas la idea de que cualquier actividad
humana genera daños y el país debe deci-
dir cuánto daño es aceptable en función de
las ganancias generadas por el proyecto.
El problema grave que se ha tenido du-
rante muchísimo tiempo es que los costos
ambientales y sociales jamás entran en la
ecuación, sólo los aspectos económicos. Si
tienes una actividad económica que gene-
ra tantos millones de dólares al año y no
tienes la contrapartida de los otros costos,
lo único que ves es la ganancia. La verdade-
ra valoración ambiental nace de incluir los
costos reales provenientes del deterioro
ambiental y social que genera la minería o
cualquier otra actividad humana.
Gloria Carucci: ¿Cómo se pueden
evaluar los costos ambientales?
Alejandro Alvarez: Valorar la naturale-
za es un proceso muy complejo. La forma
simple de hacerlo es asignarle valor eco-
nómico a los servicios ecosistémicos. Eso
es un proceso enormemente difícil, porque
¿cómo le pones precio a la belleza y vida?
Gloria Carucci: ¿Y tú crees que esos
valores deben ser incorporados en la
evaluación?
Alejandro Alvarez: Claro, pero el proble-
ma es cómo hacerlo. En particular los que
nombré no es posible de ponerles precio,
son invaluables.
45 46
Minería Ecológica: una oferta engañosa Entrevista a Alejandro Álvarez
Gloria Carucci: ¿Y qué tipos de valores
intangibles considerarías?
Alejandro Alvarez: Hay valores paisajísti-
cos que se pueden colocar en una variable
económica desde el punto de vista turístico.
Si quieres ver el paisaje de la Gran Sabana
o Canaima debes verlo en Venezuela, no
existe en ningún otro sitio. Ese entorno con
esos tepuyes solo puedes encontrarlo en
Venezuela. Eso tiene un valor desde el pun-
to de vista de quien quiera ver eso. A eso le
puedes poner un valor económico, pero hay
cosas a lo que no le puedes poner precio.
Por ejemplo, Europa atrae grandes cantidades
de turismo, entre otras cosas, por sus catedra-
les antiguas. Podemos cuantificar la cantidad
de dinero que generan esos bienes culturales.
Ahora bien, una catedral de 400 años tiene un
valor religioso y cultural imponderable. Igual-
mente, en nuestro caso ¿Cómo le pones precio
a los sitios sagrados indígenas o al valor de las
culturasindígenassobrelaidentidadnacional?
Asimismo, necesitas ponderar los costos
derivados del proyecto. Este es un proce-
so igualmente complejo ya que frecuente-
mente los impactos generados por un pro-
yecto, por ejemplo minero, son difusos, es
decir que no afectan sólo a personas espe-
cíficas, sino a grandes grupos de personas.
Por ejemplo, la contaminación por mercu-
rio derivada de la minería de pequeña y
mediana escala afecta a un porcentaje im-
portante de la población, tanto en los alre-
dedores de las zonas de explotación, sino
incluso en territorios alejados a la misma.
Igualmente, será necesario identificar y
darle valor a aquellos impactos que inci-
den sobre elementos relacionados con el
desarrollo del país y superan los límites
territoriales del proyecto. Por ejemplo, de-
bemos considerar el impacto de la minería
sobre la cuenca del Caroní, generadora de
la mayor parte de la electricidad que se
consume en el país, así como los daños so-
bre las cuencas que contienen el 80% del
agua disponible en Venezuela. Todos esos
temas hay que tomarlos en cuenta en un
proceso de ordenación territorial, para po-
der tomar decisiones sobre cuales elemen-
tos y territorios pueden ser modificados y
aquellos que no deben ser tocados de nin-
guna manera.
Estas decisiones no son sólo técnicas sino
que atañen a toda la sociedad, son políticas.
Son problemas que deben ser enfrentados
con cada vez más y mejor democracia. Sólo
una sociedad democrática con sólidos va-
lores ambientales puede enfrentar esos
desafíos.
En este sentido, yo tengo la hipótesis
de que el pensamiento y la acción
ambientalista sólo se desarrolla
en democracia. Eso puede verse
en la historia del desarrollo del
ambientalismo global. Es posible
postular que para que se desarrolle una
conciencia ambiental en una sociedad
son necesarias ciertas condiciones: El
desarrollo de una ciencia fuerte, libre,
comprometida y responsable; una
sociedad con capacidad real para incidir
en la toma de decisiones a través de la
participación, una prensa libre y una
sociedad educada. Esas condiciones
sólo se dan de manera completa en
democracia.
En particular es muy importante el tema
educativo. Sólo países con un nivel de
formación adecuada pueden encontrar
soluciones justas a los complejos proble-
mas derivados del desarrollo humano, en
particular el sustentable. Por lo contrario,
la ignorancia es un factor que favorece la
destrucción ambiental y por lo tanto el de
la calidad de vida de la población. Ya lo dijo
Bolívar: “Un pueblo ignorante es instru-
mento ciego de su propia destrucción”. Esa
frase sigue siendo totalmente válida.
Por eso, es que todos los gobiernos autori-
tarios del mundo, de izquierda a derecha,
desde Trump al gobierno de Venezuela
atacan a esos factores. Tenemos que en-
tender que la democracia es un proceso
de balances que impiden el desarrollo de
poderes excesivos en ninguna parte de la
sociedad. Y aquí volvemos a la idea de la
mina como poder. Uno que destruye y co-
rrompe. Por eso tiene que tener el control
de una sociedad participativa, educada,
científicamente empoderada y con liber-
tad de expresarse para ponerle límites a
los daños que genera.
Gloria Carucci: Alejandro, una última
reflexión sobre el ¿qué hacer con la
minería?
Alejandro Alvarez: No hay respuestas
simples a esa pregunta. Lo primero que
se le puede ocurrir a uno es prohibirla del
todo. Quizás en algunos casos habría que
hacerlo por los enormes costos que gene-
ra. Esa fue la idea detrás de la recién apro-
bada, en primera discusión, Ley que prohí-
be la minería en la zona delimitada por el
Arco Minero del Orinoco. Lo que no estoy
seguro es si esa ley sería aplicable en la
práctica, peor aún, si la misma no es discu-
tida y consultada con las comunidades de
esa región. Volvemos al tema de la demo-
cracia.
No es suficiente con tener buenas intencio-
nes y tomar decisiones que a primera vis-
ta suenan buenas, tales como crear Áreas
Protegidas o prohibir la minería.
En el primero de los casos tenemos un
antecedente importante en el caso de la
creación del Parque Nacional Caura, idea
que fue rechazada por las comunidades
indígenas presentes en ese territorio des-
de mucho antes de que esta ABRAE fuese
decretada. Las comunidades indígenas
argumentan que esa figura jurídica puede
impedir la realización de su derecho a la
demarcación de los territorios indígenas y
a su uso pleno de los mismos. Si ese proce-
so fuese menos “efectista” y si más efectivo
deberíamos buscar alternativas para la ad-
ministración de áreas protegidas por parte
de las comunidades que existen dentro de
las mismas. Esto ya se ha probado en diver-
sas partes del mundo.
47
Minería Ecológica: una oferta engañosa
HISTORIARECIENTEDELAMINERÍAENIMATACA:RESISTENCIAS
Dorixa Monsalve Dam
Inicio de la destrucción de la densa selva de Imataca. Hoja de Lata, 2009
Crédito: J. Lozada
¿Qué se va a hacer con los mineros?
¿Qué alternativas se le pueden ofrecer?
En particular porque muchos de ellos son
personas pobres que fueron empujadas
a la pobreza y la desesperación, para
luego quedar bajo el control de las bandas
delincuenciales que controlan la minería.
Por otra parte, tienes el problema del in-
volucramiento de las propias comunida-
des indígenas en la actividad minera. Per-
sonas que expresan como algunos líderes
Ye´kuana que “El oro puede con todo” o “Si
yo tengo que pagar a precio de oro todo,
la gasolina con que me muevo, la comida,
la ropa… ¿lo puedo obtener de un conuco
tradicional?”, o en el caso de las comuni-
dades pemón de la Gran Sabana que sien-
ten que viven en una enorme precariedad
económica y la minería les permite tener la
capacidad de resolver algunos de sus pro-
blemas más urgentes.
No es fácil decirles a esas comunidades
que no van a poder hacer minería. Estamos
hablando de temas enormemente comple-
jos, humanos, económicos y sociales. Toda
la gente que dice: “Hay que sacar a los mi-
neros de allí”, no saben de qué están ha-
blando. Eso es un tema que no han podido
solucionar ni siquiera países que tienen
situaciones menos complejas que la vene-
zolana.
Pero la constatación de esas
dificultades no es resignación, ni
abandono. Es decir que las situaciones
difíciles necesitan de soluciones
creativas, serias y muy bien discutidas
y negociadas con todos los actores
involucrados. Pensando en voz alta,
deberíamos apostar a la creación
de modelos de sustentabilidad local
que impliquen la mezcla de recursos
sustentables de bosque y turismo con
otras alternativas posibles locales
que permitan ir avanzando hacia
modelos de vida económica, social, y
ambientalmente sostenibles ¿Cómo
se trabaja eso? Con paciencia, con
democracia, con conciencia, y a parte
de todo eso con mucha ética. Una ética
profunda, ética de la tierra, ética de la
gente y del respeto.
Existen excelentes antecedentes y expe-
riencias que podemos usar. Un caso es el
trabajo que se viene haciendo en comu-
nidades en El Caura donde se vienen pro-
moviendo procesos de participación y
formación con comunidades locales que
permiten acuerdos de conservación de
bosques, en los cuales la comunidad pue-
den extraer semillas de alto valor en el
mercado internacional. No es un trabajo
para nada fácil en nuestra realidad actual.
Pero es un camino muy interesante. Es el
único camino que tenemos ante la destruc-
ción total que nos plantea la minería que
destruye vidas, culturas e incluso a la pro-
pia democracia.
Alejandro Álvarez. Licenciado en Biología y Doctor en Ciencias. Ambientalista y defensor de los dere-
chos humanos ambientales. Coordinador de la Coalición Clima 21.
“Imataca posee árboles gigantes
que compiten con las aves por llegar al
cielo…”
J.C. Centeno
La Reserva Forestal Imataca (RFI) fue crea-
da por decreto presidencial en enero de
1963. Conocida con el nombre de “Selva el
Dorado”, se encuentra ubicada al sureste
del país, en la región biogeográfica Guaya-
na, al sur del Delta del Orinoco. Forma par-
te de los municipios Casacoima y Antonio
Díaz del estado Delta Amacuro y de los mu-
nicipios Sifontes, Padre Pedro Chien, Ros-
cio y Piar del estado Bolívar. Posee una su-
perficie aproximada de 37.500 km², siendo
la reserva forestal de mayor extensión del
país. El objetivo de creación es suminis-
trar la materia prima para la industria de
la madera nacional, sin menoscabo de las
demás funciones conservacionistas y su
aprovechamiento debe regirse por Planes
de Ordenación y Manejo (1).
Esta área concentra una de las biodiversi-
dades más ricas y variadas de Latinoaméri-
ca, debido a la gran diversidad de ecosiste-
mas que posee, siendo esta biodiversidad
parcialmente desconocida. El 80% de su
territorio se encuentra cubierto por va-
rias modalidades de bosques ombrófilos
de gran desarrollo, que contituye un gran
patrimonio forestal. Además, posee un te-
soro etnocultural de más de 29 mil habi-
tantes ancestrales de las etnias Pemón, Ka-
riña, Warao, Arawak, y Akawaio (1,2,3,4,5).
Cumple funciones de relevancia global y
regional en los procesos de regulación cli-
mática, en la protección de suelos y aguas
así como otros importantes servicios am-
bientales (3). Este territorio es también el
asiento de importantes reservas minerales
(principalmente oro y diamantes), de ma-
nera que al gran interés maderero se suma
el potencial minero, lo cual supone una do-
ble presión sobre la integridad de tan ex-
traordinarios y únicos recursos biológicos
y culturales (2).
Historia reciente de la minería en
Imataca. Resistencias
En el caso de Imataca, es necesario hacer
un recuento de la historia reciente “del
uso” de este espacio natural, para entender
la lógica de la explotación de oro “legal-ile-
gal” actual que se ha apoderado de grandes
áreas de la RFI.
49 50
Minería Ecológica: una oferta engañosa Historia reciente de la minería
en Imataca: resistencias
La exuberancia del bosque natural en un sector al sur de
Bochinche
Crédito: Morales
En Venezuela, una Reserva Forestal es un
territorio boscoso, de carácter público, de-
limitado para la explotación sostenible y
permanente de madera con fines industria-
les, de acuerdo a un Plan de Ordenamiento
y Reglamento de Uso (PORU) (3). La explo-
tación se realiza normalmente a través de
concesiones forestales otorgadas por el es-
tado por períodos de 40 años, de acuerdo
con principios de manejo cuya intención
es garantizar la sostenibilidad de la activi-
dad industrial y la conservación del recur-
so explotado (3). Para el Observatorio de
Ecología Política de Venezuela, esta región
ha sido el epicentro de una pronunciada
conflictividad socioambiental que tiene su
origen en la decisión de convertir a la Sie-
rra de Imataca en reserva forestal (4). La
RFI, desde su creación hasta el año 1997,
no tuvo PORU, lo cual no fue impedimento
para el otorgamiento de concesiones fo-
restales y mineras en ese territorio. Para
el experto forestal, J.C. Centeno, en este
patrimonio forestal y de biodiversidad, ha
reinado la improvisación y la impunidad, y
se ha facilitado la corrupción a través de la
discrecionalidad con que funcionarios pú-
blicos tomaron decisiones sobre la explo-
tación de los recursos naturales de este te-
rritorio (5,6). De acuerdo a este experto, en
Imataca se ha venido repitiendo el patrón
de devastación de la mayor parte de las re-
servas forestales entregadas en concesión
en el resto del país, especialmente al norte
del Orinoco. Bosques centenarios se ex-
plotan como si fuesen minas, destruyendo
progresivamente las especies más valio-
sas, degradando los ecosistemas natura-
les y erosionando la sustentabilidad de la
actividad industrial. Además se han dado
concesiones mineras, que constituyen un
conflicto de uso con la figura de protección
y productividad de la reserva (5,6). Sin
embargo, J. R. Lozada, otro experto fores-
tal de experiencia en Imataca, indica que la
destrucción de los ecosistemas no ha sido
responsabilidad de la gestión forestal, sino
la expansión sin control y hasta auspicia-
da desde el gobierno, especialmente en las
últimas dos décadas, de la agricultura y
ganadería, prácticas con conflictos de uso
respecto a la vocación forestal del área (7).
En 1986 se formaliza el otorgamiento de
una concesión a la Corporación Venezola-
na de Guayana (CVG) para la explotación
de oro y diamantes en el sur de la RFI,
para explotar los yacimientos localiza-
dos principalmente entre Las Claritas, El
Dorado y el Alto Cuyuní. Otras concesio-
nes más puntuales habían sido otorgadas
en las adyacencias de San Martín de Tu-
rumbán y Bochinche (5,6). En 1992, un
informe del MARN-SEFORVEN indica lo
siguiente: “…el desarrollo de la actividad
minera de oro y diamantes en esta zona
está generando impactos negativos sobre
los recursos naturales. Cientos de hectá-
reas son depredadas diariamente, el cur-
so natural de caños y ríos es desviado y
envenenadas sus aguas con mercurio, se
talan árboles centenarios y la deforesta-
ción en las cabeceras de los ríos, viene
también acompañada con la destrucción
de la fauna acuática y silvestre” (8).
En 1997, cobra relevancia el cambio de uso
de la RFI, cuando el entonces presidente
Caldera, emitió el Decreto 1.850, contentivo
del Plan de Ordenamiento y Reglamento de
Uso, donde se destinaba un 40% para la ex-
plotación forestal y minera, estableciéndose
mecanismos para legalizar y promover el
crecimiento de concesiones mineras adjudi-
cadas de manera no cónsonas con la ABRAE
señalada (4,9,10,11). El Decreto asignaba 1.4
millones de hectáreas, el 37% de la reserva,
para la explotación minera en áreas parcial-
mentesuperpuestasaconcesionesforestales
(5,6,10). A través de un conjunto de medidas
sin precedentes y aparentemente desvincu-
ladas, la RFI fue repartida entre concesiona-
rios madereros y mineros, usurpando terri-
torios indígenas, violando el ordenamiento
jurídico nacional y contraviniendo acuerdos
internacionales en materia de derechos hu-
manos y de protección ambiental (5,6).
El Decreto 1850 generó inmediata resis-
tencia en las comunidades indígenas y en
diversos entornos políticos, académicos,
científicos, ambientalistas y de organizacio-
nes civiles (4,5,6,10,11,12). Fue promulgado
sin realizar una adecuada consulta pública
como establece la Ley Orgánica para la Or-
denación del Territorio y violando los acuer-
dos internacionales firmados por la nación,
tales como el Convenio de Diversidad Bioló-
gica y la Convención de Washington para la
Protección de la Flora, de la Fauna y de las
Bellezas Escénicas de los Países de Américas
(4,11). Sorprendentemente no contempló ni
reconoció los territorios indígenas. El trata-
miento de los derechos de las comunidades
indígenas es vergonzosamente deficiente, li-
mitándose a su importancia como “atractivo
turístico” y como mano de obra para los “de-
sarrollos” propuestos (6). Además, no sólo
se les ignoran sus derechos territoriales, se
les impide, explícitamente, la expansión de
sus actividades de subsistencia (Artículo 64,
Plan Ordenamiento) (6,9).
Desarrollo Endógeno en Bochinche, Reserva Forestal Imataca
Crédito: J. Lozada
La Federación de Indígenas del Estado Bo-
lívar emitió un comunicado el 9 de Junio
de 1997, en donde establece: “La reciente
aprobación en Consejo de Ministros del
Plan de Ordenamiento y Reglamento de
Uso de la RFI reafirma una vez más la polí-
tica discriminatoria y violatoria de los de-
rechos humanos de los pueblos indígenas
por parte del Estado Venezolano. Decreto
que cambia totalmente la figura de la reser-
va forestal de Imataca, dándole apertura a
la explotación minera, turística, industrial,
forestal y poblamiento, sin consulta e in-
formación alguna a los principales afecta-
dos, que son los pueblos indígenas Warao,
Arawako, Kariña, Akawaio y Pemón” (6).
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Desarmando al Arco Minero

  • 1. DesarmandoalArcoMinero Desmontando laficcióndela Mineríaecológica Consideraciones para la Minería en Guayana Entrevista a Alejandro Álvarez Boletín N° 3 Minería Ecológica: una oferta engañosa
  • 2. Venezuela, noviembre de 2018 Este es un material elaborado por la Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco, junto con la colaboración del Centro de Estudios de la Realidad Latinoamericana (CER-Latinoamericana). Equipo de la Plataforma contra el Arco Minero Andrea Pacheco, Dorixa Monsalve, Anaís López, César Romero, Francisco Javier Velasco, Francisco Javier Ruiz, Aureliano Sánchez, Gloria Carucci, Emma Salazar, María Suárez Luque, Maribel García. Diseño y diagramación Keyla Brando | @La_Brando_ Ilustración de la portada Samuel Bravo Contactos @NoAlArcoMinero plataformacontraelamo@gmail.com cerlatinoamericana@gmail.com Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco @plataformacontraelamo La elaboración de esta publicación es una producción colectiva que surge de los debates entre los integrantes de la Plataforma contra el A.M.O.
  • 3. 6 EDITORIAL 10 DESMONTANDO LA FICCIÓN DE LA “MINERÍA ECOLÓGICA” | CÉSAR ROMERO 11 1. DAM: Drenajes Ácidos de Mina 11 1.1 DAM en minería a cielo abierto 13 1.2 DAM en minería subterránea 14 2. Las Presas de Cola 15 2.1 Fallas serias y… Muy Serias 16 3. Daños extremadamente costosos 17 4. La falsa promesa de la “Minería Ecológica” 18 5. Rentabilidad vs. Supervivencia: El Derecho a la Ganancia por encima del derecho a la vida 32 CONSIDERACIONES CLAVES PARA LA MINERÍA EN GUAYANA | SANTIAGO MARRERO 32 1. ¿Minería ecológica en el Arco Minero del Orinoco? 33 2. Consecuencias directas e indirectas de la minería: ausencia de estudios e instrumentos 34 3. Minería a pequeña escala en Guayana 36 3.1. Extracción de oro y uso indiscriminado de mercurio 36 4. Las dificultades de la minería a gran escala 37 4.1 Caso Extracción de Aluminio 38 5. Cinco aspectos a considerar para desarrollar una minería organizada 38 6. ¿Minería a beneficio de quién? La importancia de la variable ambiental ÍNDICE
  • 4. 42 ENTREVISTA A ALEJANDRO ÁLVAREZ | ENTREVISTADORA: GLORIA CARUCCI “No se puede pensar en desarrollo sustentable bajo un sistema basado en el extractivismo” 48 HISTORIA RECIENTE DE LA MINERÍA EN IMATACA: RESISTENCIAS | DORIXA MONSALVE DAM 54 Afectación de la RFI por la minería 58 CIANURO EN LA MINERÍA DEL ORO. UN PROCESO NO TAN AMIGABLE COMO LO PINTAN | GLORIA CARUCCI 58 ¿Qué es el Cianuro? 59 Presencia de Cianuro en la Naturaleza 59 Efectos del Cianuro en la Salud 60 Uso del Cianuro en la Minería del Oro 60 ¿Porque es tan Extendido el Uso del Cianuro en la Minería del Oro? 60 Presas de Cola en la Minería del Oro 61 Riesgos Potenciales Vinculados a la Minería con Cianuro 61 Datos de Facto: Algunos de los Accidentes más Recientes que Contradicen las Declaraciones de Máxima Seguridad por parte de las Lobbies Mineras 62 El Uso del Cianuro en la Minería del Oro en la Legislación Internacional 63 Congresos Científicos Internacionales 63 Conclusiones 66 EL GRAN BOSQUE 70 AÚN QUEDA MUCHO POR DEFENDER | EDUARDO PEÑA
  • 5. EDITORIAL Fuente: Selva Amazónica El martes 7 de junio de 2016 durante su programa semanal, el Presidente de Vene- zuela Nicolás Maduro anunció la creación del “Ministerio del Poder Popular para el Desarrollo de la Minería Ecológica”. Según la información oficial, el flamante ministe- rio se encargaría de supervisar el expandi- do rol del Estado en la explotación conjun- taconcapitalesprivadosdelosabundantes “recursos naturales” que posee el país, en un marco de respeto por el ambiente local y sus comunidades humanas: “Venezuela va iniciar un acelerado proceso de desa- rrollo con un concepto ecológico, acompa- ñado con las comunidades indígenas, del oro, diamantes, el cobre, el coltán”, afirmó Maduro en un acto transmitido entelevisión. El anuncio del nuevo ministerio vino des- pués de que, en el mes de febrero de ese mismo año, el gobierno venezolano reve- lara haber llegado a acuerdos con un nu- trido conjunto de empresas nacionales y corporaciones transnacionales, para po- ner en marcha un mega proyecto minero cuyo supuesto propósito es hacerle frente a la severa crisis económica, desatada por la abrupta caída de los precios del petró- leo en el mercado internacional. De esta manera, en el arbitrariamente denomi- nado “Arco Minero del Orinoco”, cerca de 112.000 kilómetros cuadrados del estado Bolívar, territorio con grandes y variados yacimientos minerales, con una profusa biodiversidad, una vasta y rica hidrografía, y una gran diversidad etnocultural, que- daba a merced de voraces y depredadoras dinámicas. Como se sabe, la medida guberna- mental tomada inconsultamente y que además desconoce normativas estable- cidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, generó una ola de críticas y rechazo por parte de diversos movimientos sociales, grupos ecologistas, organizaciones indígenas, defensores de los derechos humanos, comunicadores sociales, artistas y per- sonalidades del mundo político, entre otros, quienes calificaron al proyecto de etnocida, ecocida y altamente lesivo de la soberanía nacional. A partir de ese momento se han desarro- llado, con menor o mayor intensidad, un variopinto conjunto de acciones que abar- can desde denuncias en los medios de comunicación, reportajes, emisiones de
  • 6. 7 8 Minería Ecológica: una oferta engañosa Editorial radio y televisión, manifestaciones de ca- lle, artículos, investigaciones, seminarios, exposiciones de arte, hasta recursos de ca- rácter jurídico. Pese a todas estas iniciativas de la sociedad civil, en el contexto de la desastrosa y ya prolongada crisis que sacude a la nación venezolana en la actualidad, el cada vez más autoritario y errático gobierno no da muestra alguna de dar marcha atrás con respecto a ese y otros proyectos mineros igualmente problemáticos. Aun cuando uno que otro vocero gubernamental ha admitido “cándidamente” que la minería ecológica no existe todavía, y que supues- tamente se está trabajando para lograrla, la promoción del llamado Motor Minero de la Economía y, en particular, del proyec- to del Arco Minero del Orinoco, ha venido acompañada de una sistemática y costosa campaña de propaganda en la que se ala- ban machaconamente las supuestas bon- dades ecológicas de los planes mineros. Se insiste de esta forma en ignorar desca- radamente un enorme volumen de inves- tigaciones, análisis, evaluaciones, datos y experiencias, que dan rigurosa cuenta del daño ambiental causado por este tipo de emprendimientos en distintas partes del continente y del mundo. Conviene señalar aquí que la jugada pro- pagandística minera en la que se han em- barcado las caras visibles de la trama de intereses que convergen en el gobierno venezolano, se inscribe en la más reciente reconfiguración de mercantilización de la naturaleza a escala global, que tiene a la Amazonía, desde Surinam hasta Venezue- la, como blanco de la delirante fiebre del oro. Un ciclo de producción de lingotes cuyo telón de fondo está constituido por: destrucción ambiental, aculturación de po- blaciones locales, endeudamiento, sobor- nos y tráfico de influencias, cooptaciones, prostitución, enfermedades, alcoholismo, masacres, explotación humana, despose- sión territorial, desplazamientos forzados y paremos de contar. Además en este esce- nario interviene una panoplia de actores que incluye a jerarcas civiles y militares, banqueros, burócratas corruptos, pranes, mafias, paramilitares, traficantes, aven- tureros y trabajadores, quienes actúan inmersos en una trama de micropoderes entrelazada con el ámbito estatal nacional, pero también conectada con circuitos de acumulación y círculos de poder continen- tal y mundial. Se trata de un nuevo Dora- do que de esta forma se ha convertido en uno de los más tenebrosos escenarios de la fase actual de la globalización. Proceso que se acompaña de un andamiaje comu- nicacional al cual apelan el gran capital y sus socios estatales, ante la imposibilidad de seguir negando los graves impactos am- bientalesgeneradosporelmododeacumu- lación imperante y la necesidad de integrar la multiplicidad de seres vivos y elementos que forman parte de la Naturaleza en tanto bienes escasos en el campo de las mercan- cías. En este sentido, se inventan argucias semánticas y se utilizan figuras retóricas destinadas a mistificar las opiniones so- bre las empresas y su accionar, vale decir, desarrollo sostenible, economía verde, ambientalismo de mercado, capitalismo ecológico, crecimiento verde, etcétera. Di- fundido por el discurso oficial, el maquilla- je “ecologizante” del desastre local, regio- nal y planetario que implica el proyecto del Arco Minero del Orinoco, está en sintonía con la lógica de esa conquista semiótica de los ecosistemas y los seres que lo integran. Peor aún, se compagina con el objetivo de incorporar ciertas “etiquetas” ambientales en el ámbito de la economía y los procesos de producción, pero manteniendo intacto el modelo extractivista depredador. Cuando se habla de minería ecológica, se recurre a un oxímoron, es decir, una figura retórica y literaria que consiste en combi- nar dos expresiones de significado opuesto en una misma estructura. Para justificar lo absurdo de esta narrativa, se apela a la ideología dominante que apuntala la creencia según la cual la salud, y las posibilidades de perpetuación de la sociedad, derivan fundamentalmente de la innovación científica y tecnológica, que el progreso alcanzado por el desarrollo tecnológico es tan todopoderoso que le permite al hombre imitar a Dios al otorgarle el poder de convertir en ecológicas hasta las prácticas más depredadoras. De esta manera, las soluciones ecológi- cas que se ofrecen al gran público desde el espacio mediático propagandístico, conforman una vitrina de permanen- te exhibición de insumos, artefactos y modelos tecnológicos, cuyo sentido se asocia a un pensamiento simplista que se vuelve hegemónico, adormece la con- ciencia, impone hábitos de consumo y moldea estilos de vida que no se cuestio- nan so pena de ser tildados como espíri- tus atrasados, subdesarrollados y deses- tabilizadores. La promesa de poner en práctica una mi- nería ecológica, es un supremo acto de- magógico que encubre una intervención de profundo y trágico irrespeto a los lí- mites naturales, sociales y territoriales, siendo completamente ignorante del de- venir histórico, del conocimiento bioló- gico, de valores éticos esenciales y del principio de conservación. Si de verdad queremos evitar el colapso definitivo de nuestra nación, y a la vez la hecatombe que puede dar al traste con la vida hu- mana, sin desdeñar caprichosamente de las contribuciones que la ciencia y la tecnología nos aportan, en un marco in- tercultural de diálogo de saberes, como primer paso, necesitamos enfocarnos democráticamente en la construcción de una alternativa de sociedad a escala hu- mana, culturalmente diversificada, con una economía y una base tecnológica respetuosamente ancladas en territorios ecológicos específicos, donde la autono- mía, la autosuficiencia y la solidaridad sean pilares centrales de la vida en co- mún.
  • 7. DESMONTANDO LA FICCIÓN DE LA “MINERÍA ECOLÓGICA” César Romero La cantidad e intensidad de conflictos so- cio-ambientales en América Latina es cre- ciente y ha empezado a tener relevancia política a escala nacional e incluso regio- nal. Muchos de estos conflictos están aso- ciados a actividades de explotación mi- nera, que han resultado ambientalmente catastróficas y socialmente críticas debido a las dinámicas de criminalidad, violencia, corrupción y represión que conlleva dicha actividad. Estas disputas, invisibilizadas por una década dorada de bonanza, se pro- fundizan con un escenario actual de crisis económica generalizada en los países lati- noamericanos, dando paso al incremento de territorios devastados, contaminados y a franjas de miseria social cuyos núcleos se encuentran en las zonas de extracción mi- nera. A pesar de tener un componente socio-eco- lógico de suma relevancia, desde una mira- da exclusivamente técnica, se intenta redu- cir el debate sobre minería a lo meramente tecno-económico para enfrentar las pro- blemáticas inherentes a la misma, dejando a un lado los impactos y transformaciones culturales, socio-económicas y ambienta- les que esta genera. Empresas y gobiernos financian grandes campañas comunicacio- nales para legitimar mega-proyectos mine- ros, al tiempo que criminalizan, y en mu- chos casos ridiculizan, graves denuncias y propuestas alternativas de activistas socia- les, ambientalistas y diversas organizacio- nes que le oponen resistencia. En este marco, el gobierno nacional ha in- troducido una nueva terminología que se plantea como mágica y salvadora a la vez: “Minería Ecológica”. Aún cuando genere indignación el alto nivel de indolencia dis- cursiva que implica semejante construc- ción lingüística, es imprescindible deba- tirla a fondo. Más allá del caso particular venezolano, la contradicción conceptual está planteada a nivel planetario, sea con “minería ecológica”, “minería responsable”, “economía verde” o cualquier otro sintag- ma de nuevo cuño. Surge entonces la pregunta: ¿es posible la minería “ecológica” o algo semejante? Las reflexiones que siguen a continuación in- tentan darle respuesta a ese interrogante. Para evaluar este tema se considerarán as- pectos técnicos, económicos, ambientales y sociales, haciendo un recorrido inicial por las fallas o accidentes mineros de mayor impacto en la industria (DAM, Presas de Cola), tomando en cuenta tanto sus causas y características, así como las dimensiones Foto: Eduardo Peña
  • 8. 11 12 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica” que han adquirido. Luego evaluaremos los costos y pérdidas que pueden producir este tipo de fallas en el mundo y, por lo tan- to, en el país, para a partir de lo expuesto visualizar el tema de la “minería ecológica” y sus repercusiones. Finalmente se con- trastarán las implicaciones socio-ambien- tales y económicas de la minería, y se abor- darán los debates actuales fundamentales que puedan servir de orientación para el buen desenvolvimiento del ser humano como especie. 1. DAM: Drenajes Ácidos de Mina Los drenajes ácidos de mina (DAM) se ge- neran a partir de reacciones químicas que ocurren entre el oxígeno, agua y rocas con contenido de azufre. Los minerales sulfúri- cos (sellados bajo tierra) se exponen al ser removidos y triturados, producto de la ac- tividad minera. La oxidación de minerales como la pirita (bisulfuro de hierro, FeS2), da paso a la formación de productos como ácido sulfúrico (H2SO4) generándose así los drenajes ácidos de mina. Esto a su vez facilita la lixiviación de otros metales, por disolución de los minerales que lo contie- nen, incorporando otras especies metáli- cas a los sistemas hídricos. La presencia de minerales sulfúricos no necesariamente implica que se producirá ácido. Aunque los DAM no siempre ocu- rren, si han sido un problema grave que ha generado inconvenientes a las grandes em- presas. El inicio y desarrollo de un drena- je ácido es un proceso complejo, en el que pueden pasar años desde que se produce hasta que se hace evidente, cuestión que dependerá de las características del yaci- miento. Ahora bien, cuando estos comien- zan las consecuencias ambientales para los ecosistemas son desastrosas. Entre las graves consecuencias generadas por los DAM podemos mencionar: Contaminación de afluentes cercanos (con metales que se han disuelto), enfermedades crónicas en las poblaciones aledañas y erradicación de la biodiversidad acuática (fauna marina y biota vegetal, bacteriana y fúngica) por los bajos índices de pH. Una vez que se desen- cadena el DAM, este puede mantenerse du- rante décadas hasta que los sulfatos sean extraídos completamente. 1.1 DAM en minería a cielo abierto El mecanismo por el cual se generan los drenajes ácidos en la minería a cielo abier- to se produce de la siguiente manera: Sul- furos quedan expuestos a la atmósfera en las paredes de la mina y en aquellas zonas fracturadas por las explosiones (desarro- lladas en la construcción y explotación), lugares en los que se genera la oxidación de compuestos sulfurosos. Los óxidos de sulfuro son “halados” por aguas subterrá- neas o son arrastrados por corrientes que caen a lo largo de las paredes de la mina, para finalmente depositarse en lugares que forman especies de piscinas (en espacios donde el recorrido de arrastre se encuen- tra con una pared de la mina). Durante las sequías se produce una acumulación de minerales secundarios, los cuales, depen- diendo de sus características, pueden li- berar metales, sulfatos y/o ácidos durante las épocas de lluvia. Todo el mineral arras- trado por el agua se acumula en la piscina formada en el fondo de la mina, y el líquido puede ser removido por bombeo, evapora- ción o simplemente filtrarse en el sistema natural de aguas subterráneas. Figura N°1 Fuentes y mecanismos para el desarrollo del ARD en una mina cielo abierto: en operaciones (izquierda), y luego de ser clausurada (derecha). Las empresas argumentan que para evitar la filtración del Drenaje Ácido de Roca (ARD, por sus siglas en inglés) al sistema natural de aguas subterráneas, se construyen po- zos de desagüe que permiten concentrar estas aguas contaminadas. Pero lo cierto es que las empresas no pueden tener cer- teza de que este mecanismo funcione bajo cualquier circunstancia, ni tampoco pueden controlar el flujo de agua subterránea en todo momento. Más aún, porque durante la construcción de las minas se alteran por completo las condiciones de los afluentes de agua superficial y bajo tierra, para darle estabilidad a las áreas de trabajo y poder ac- ceder al cuerpo de la mena (mineral del que se puede extraer un elemento). La construcción de una mina a cielo abierto incluye un movimiento de enormes cantida- des de tierra y dependiendo de su magnitud y ubicación esta puede abarcar áreas con un alto potencial para generar drenaje ácido, así como zonas de roca caliza que naturalmen- te pueden neutralizar ácidos. Por las pro- piedades de neutralización que presentan estas últimas, algunos sectores académicos y científicos buscan escudar a las empresas mega-mineras ante las denuncias ambienta- les.Sinembargo,loqueseobviaesqueconel transcurso del tiempo dichos suelos pierden capacidades de amortiguamiento ante las ingentes cantidades de ácidos que soportan durante los años de vida útil de la mina. En nuestro país esto sucede en el caso de las mi- nas de Carbones del Guasare S.A. en el Zulia, ya que investigaciones han corroborado al- tos grados de contaminación en los ríos ale- daños, así como el agotamiento de los suelos y la pérdida de sus propiedades. (1) Aunque pueden comenzar durante la explotación de mineral, es evidente que las consecuencias de los DAM serán perceptibles una vez que se abandone la mina. Sin mano de obra activa, sin actividades de bombeo o control y con todo el mineral sulfúrico liberado a la atmósfera se pueden dar las condiciones con mayor facilidad.
  • 9. 13 14 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica” 1.2 DAM en minería subterránea Para la minería subterránea se constru- yen distintos niveles bajo tierra. Se perfo- rará tantos metros de profundidad como sean necesarios para extraer el mineral, guiándose por estudios geológicos de los yacimientos. Durante la construcción de la mina se modifican las condiciones de los afluentes naturales, con el objeto de remo- ver el agua subterránea de las zonas traba- jo mediante pozos de desagüe y mecanis- mos de bombeo. Al igual que en la minería a cielo abierto, los sulfuros presentes en las paredes de las minas o las zonas fracturadas quedan ex- puestos al oxígeno atmosférico mediante las entradas y conductos que se comunican con la superficie. Esta exposición genera la acumulación de productos de oxidación de sulfuros, los cuales son arrastrados por la entrada agua subterránea a la mina. Ade- más de liberar metales, sulfatos y/o ácidos, también se forman sustancias alcalinas como carbonatos. El agua sale de la mina por mecanismos de bombeo o por filtra- ción hacia los afluentes subterráneos. Cabe acotar que aparte de contener los elemen- tos liberados por la minería, esta se verá afectada por químicos introducidos du- rante la actividad minera (diésel, lechada, etc.) o por materiales para rellenar la mina (pasta de colas, roca de desecho, etc.) Figura N°2 Fuentes y mecanismos para el desarrollo del ARD en una mina subterránea: en operaciones (izquierda), y luego de ser clausurada (derecha). En el largo plazo, los tajos o instalaciones subterráneas de las minas son cuantitati- vamente más importantes que los depó- sitos de desechos en lo concerniente a la generación de drenajes ácidos (2). Al clau- surar la mina y cesar los procesos de des- agüe, esta se inunda progresivamente aún cuando sea rellenada. La alta permeabili- dad y porosidad presentes en la mina mar- can caminos preferenciales para el flujo de agua subterránea. Las zonas inundadas previenen la oxidación, pero aquellas que estén por encima de las áreas afectadas por el aluvión serán fuentes de ARD a largo plazo. 2. Las Presas de Cola Cuando hablamos de los diques o presas de colas nos referimos a grandes depósitos de almacenamiento de residuos mineros. Estos residuos pueden estar en forma de lodos o mezclas líquidas de materiales fi- nos, los cuales son transportados hacia las instalaciones de almacenaje mediante duc- tos, ya sea por gravedad o por bombeo. Es- tos residuos contienen soluciones lixivian- tes (como el cianuro de sodio en el caso del oro y plata) y metales pesados producto de la explotación y tratamiento del mineral. Dependiendo del metal que se quiera ex- traer, el contenido de estos desechos varía. Cabe destacar que estas presas de cola también son fuentes potenciales para la generación de ARD, sobre todo cuando es abandonada la mina. Todo lo cual consti- tuye un peligro adicional al que de por sí representa esta estructura. Los lodos son separados de las fracciones de arena antes de ser vertidos en el dique para evitar la formación de ácidos. Sin embargo, si estos se llegan a asociar en un tamaño de partí- cula de esa fracción, puede darse un pro- ceso de segregación con un alto contenido de azufre, ocurriendo cerca del lugar de descarga en la playa de la presa (observar Figura N°3). El material con que es cons- truida la presa, y las fuertes épocas de llu- via, son dos factores que pueden incentivar la generación del ARD. Figura N°3 Fuente de Generación de Drenaje Ácido de Roca en una presa de cola. Cercano a la zona de descargue del lodo.
  • 10. 15 16 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica” 2.1 Fallas serias y… Muy Serias Más allá de que se puedan generar drena- jes ácidos en algunas zonas, por sí solas las presas de cola simbolizan una amenaza am- biental permanente. Estas gigantescas cons- trucciones, que en ocasiones llegan a tener mayoresdimensionesquelapropiamina,re- presentan un alto riesgo para el ecosistema y la salud de las poblaciones aledañas. Por cuantoenlosdiquespuedenocurrirderrum- bes, desbordamientos o derrames de mate- rialque,dependiendodeltipodeyacimiento, pueden contener metales pesados, arséni- cos, sulfatos, nitratos o cianuros. Los magna- tes de la minería y sus instituciones aliadas afirman que gracias a los nuevos avances tecnológicos se evitan completamente estos incidentes, alegando que los accidentes mi- neros se han reducido desde 1990. Esto últi- mosólopuedeseradmitidodesdeunavisión muysuperficialeinclusoengañosa,yaquetal afirmación engloba todos los accidentes que pueden generarse con la minería, al colocar en el mismo nivel los incidentes de presa de cola y aquellos que son inusuales. Lo cierto es que los derrames y desborda- mientos de los diques de cola son acon- tecimientos que se reportan anualmente en distintas partes del globo terráqueo, llegando a ser una de las catástrofes am- bientales de mayor impacto. A mediados de 2015, Lindsay Newland Bowker y David M. Chambers publicaron un estudio bas- tante completo sobre los incidentes rela- cionados con las presas de colas en las úl- timas décadas. El trabajo titulado: “Riesgo, Responsabilidad Pública y Economía de las Fallas en las Instalaciones de Almacenaje de las Presas de Colas”, presenta hallazgos realmente sorprendentes y alarmantes. Por ejemplo, afirma que desde 1990 una decena de derrames de estas presas ha ge- nerado la pérdida de 380 vidas humanas. Los autores abordan estos accidentes ha- ciendo énfasis en las fallas “graves” y “muy graves”.Lasprimerassuponenderramessu- periores a los 100,000 metros cúbicos (100 millones de litros) y posiblemente pérdidas de vidas humanas; mientras que las fallas muy severas involucran derrames superio- res al millón de metros cúbicos (1000 mi- llones de litros = 400 piscinas olímpicas), o las que han abarcado un recorrido mayor o igual a los 20 Km de distancia. Estas últimas por lo general involucran un mínimo de 20 muertes. La investigación arroja que de 67 incidentes en presas de colas registrados entre 1940 y el 2010, el 49% (33) de estos han ocurrido desde 1990, es decir en los últimos 20 años de ese período. Bajo este marco resulta muy preocupante que el 63% de estas eventualidades sean catalogadas como graves o muy graves (3). Lahistoriaestodavíamásalarmante,siseto- man en cuenta las dos décadas comprendi- das entre 1995 y junio de 2018. Para este pe- ríodo se registraron 54 derrames por presas de colas en países como: Brasil, EEUU, Perú, Rusia, China, Finlandia, Zambia, Canadá, Francia y Suecia, por nombrar algunos (Ver Anexo N°1). Es decir, que para ese lapso de tiempo se promediaron 2,25 fallas (graves o muy graves) por presas de colas por año. Debido a los grandes impactos que han ge- nerado los DAM, los dueños de las empre- sas se han comprometido públicamente a solucionar la problemática. Se empeñan en hablar de su compromiso, de sus bue- nas intenciones y de ofrecer nuevas tecno- logías: mejoras en las impermeabilizacio- nes, controles estrictos, caracterizaciones avanzadas de los yacimientos, entre otras medidas. Es innegable la posibilidad de desarrollar invenciones tecnológicas que ayuden a reducir o paliar ciertos efectos, pero estos avances quedan completamente minimizados, al contrastarlos con los terri- bles desastres ambientales ocurridos en los últimos 20 años con el auge del extractivis- mo. Se puede contar con amplios recursos financieros y tecnológicos, pero cuando se alteran y destruyen los ecosistemas, cuando mueren personas inocentes y se afecta de manera negativa la calidad de vida de miles de habitantes, entonces nos damos cuenta de que la realidad supera los discursos pla- gados de promesas inciertas e incluso las buenas intenciones que pudieran tener al- gunos individuos que participan en proyec- tos mineros. En EEUU (1998), específica- mente en Dakota del Sur, hubo un siniestro en la presa de cola de la mina Homestake, y más de 6 toneladas de colas contaminadas con cianuro se derramaron al arroyo Whi- tewood, contaminando las aguas y matando toda la fauna y flora de la zona. 3. Daños extremadamente costosos Como vemos, ni la minería a cielo abierto ni la minería subterránea llevada a cabo por las compañías mineras, escapan de un fuer- te impacto ambiental y posibles desastres de este tipo. Además del área de explotación del mineral, ambas requieren gigantescas zonas de acumulación de desechos sólidos colocados en las escombreras (instalacio- nes de almacenaje de roca de desecho) y líquidos recolectados en las presas de co- las. Como ya hemos visto, tanto las minas, como las presas y las escombreras pueden llegar a ser fuentes activas en la formación de drenajes ácidos. Aunque se pueda, en casos excepcionales, reducir los impactos, la contaminación sigue existiendo y repre- sentando daños irreparables a largo plazo. Tan es así que la INAP (Red Internacional de Prevención de Ácido), institución a la que están adscritas grandes transnaciona- les de la minería, reconoce que es crítico el desarrollo de programas para la predicción, prevención y manejo del ARD. Al terrible impacto ecológico que generan los fenómenos explicados hasta ahora, se suma el hecho, para nada despreciable, de que detener la propagación de inciden- tes ocurridos o la restauración de zonas afectadas cuando ello es factible, conlleva enormes costos. La “remediación” de heca- tombes mineras o por acumulación exorbi- tante de residuos puede llegar a rondar los miles de millones de dólares. En la Tabla N°1, extraída de la investiga- ción previamente citada, se observa que solamente para 7 fallas de presas de cola ocurridas entre 1994 y 2008, se estimaba que las pérdidas y costos implicados eran equivalentes a 3.799 millones de dólares para el 2014. Tabla N°1 Pérdidas y costos implicados en 7 fallas de presas de colas registradas entre 1994 y 2008
  • 11. 17 18 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica” Estosderramesofallasenlaspresasconlle- van un costo promedio superior a los 500 millones de dólares, aunque pueden llegar a sobrepasar los 1000 millones de dólares. En el 2014, investigadores proyectaban 11 accidentes muy graves entre 2012-2020, pudiendo representar montos superiores a los 5000 millones de dólares. No obstan- te, la catástrofe ambiental planetaria y el nivel de extracción es de tal envergadura que dichas aproximaciones han sido supe- radas por la cruel realidad. Nada más entre 2012 y junio de 2018 se registraron 21 ac- cidentes de considerable envergadura (Ver Anexo N°1). “Estas pérdidas, de acuerdo con los repor- tes del comité de presas y las cuentas del gobierno, son casi todo el fracaso de seguir la práctica aceptada. Estas fallas son el re- sultado directo del predominio creciente de las TSF’s (instalaciones de almacenamiento de colas) con una capacidad mayor a los 5 millones de metros cúbicos necesarios, por los bajos tenores de mena y los altos volú- menes de producción de mena requeridos para atender o expandir un tonelaje deter- minado al final del proyecto”. (4) De la misma forma, las operaciones para neutralizar parte del daño causado por los drenajes ácidos representan cuantiosos gastos. Tomando como ejemplo uno de los múltiples casos en Canadá, país con un am- plio historial de conflictos socio-ambien- tales, se pueden comprender las dimen- siones del asunto. En 1994 se reportaban alrededor de 1800 millones de toneladas de relaves y 700 millones de toneladas de escombros generando ácido, para lo cual se calculó un costo total de $5,250 millo- nes destinados a planes de remediación. Nada más para principios del milenio, se estimaba que para resarcir daños y/o evi- tar la generación de DAM eran necesarios hasta $6 millones de dólares de inversión anual durante las operaciones en la mina. (5) No se pueden acumular enormes fortunas en capitales, y a la vez desarrollar una actividad minera que tenga un mayor respeto por los ecosistemas y sus ciclos de vida. Esto último implica invertir numerosas cantidades de dinero, no solamente para las investigaciones y estudios que busquen evitar futuros desastres, sino también para el reparo de los desastres que ya han ocurrido. Ya en el 2008 se estimaba que el coste glo- bal total para la responsabilidad ambien- tal asociada con ARD rondaba el pedido de 100.000 millones dólares $ (6), esto sin tomar en cuenta las decenas de derrames y accidentes ocurridos en la década posterior. 4. La falsa promesa de la “Minería Ecológica” Lo expuesto hasta ahora evidencia que la denominada “minería ecológica” no es más que un término absurdo y falaz. Aunque se presente como algo innovador, lo cierto es que resulta ser un producto malintencionado de las campañas diseñadas por lobbys mineros internacionales que mediante términos menos contradictorios, pero igualmente propagandísticos como “minería responsable”, intentan legitimar la mega-minería bajo la supuesta incorporación del ámbito social y ambiental. En la mayoría de los casos las variables y consideraciones socio-ambientales que- dan relegadas a un segundo plano, redu- ciendo su vinculación al proyecto minero mediante la aplicación de políticas asisten- cialistas e inmediatistas plasmadas en los denominados planes de remediación. En las dos últimas décadas la retórica em- presarial de minería a gran escala se ha afianzado en una visión a futuro de “pro- greso y desarrollo”, aunque cada vez se perciben más alejados, y especialmente en la aplicación de nuevas tecnologías y res- tricciones que impedirían nuevos desas- tres ambientales. Este nivel de seguridad y certeza expresado por directores y geren- tes, refleja la urgencia de crecimiento ex- tensivo por parte de las grandes empresas alrededor del mundo en búsqueda de nue- vos y considerables yacimientos, principal- mente para evadir impedimentos legales promulgados en países occidentales. Tal como lo expresa Joshua Karliner, fundador de Corpwatch: “Las regulaciones ambien- tales más estrictas en casa han colaborado en la rápida expansión hacia otros países de las compañías mineras de Norteamérica y Europa” (7). América Latina ha sido una de las regiones en las que este discurso pro- misorio se ha difundido con fuerza, con evidente complicidad de la institucionali- dad estatal en los distintos países. Los lobbys empresariales pretenden insta- lar la matriz pública mundial de que si en efecto se respetaran los reglamentos am- bientales y se realizaran los estudios téc- nicos correspondientes, la contaminación y los efectos tóxicos a la salud quedarían prácticamente descartados. Pero el cinis- mo que transversaliza esa narrativa em- pieza a encontrar su punto de agotamien- to. Solo entre junio de 2017 y junio de 2018 ocurrieron 6 incidentes graves de presas de cola en México, Perú, Brasil, Australia, Israel y Liberia, de los cuales son respon- sables diversos holdings mineros ¿Qué ex- plicación pueden dar las corporaciones a estos recientes acontecimientos después de dos décadas de promesas? En 1998, en el estado de Montana (EEUU), se aprobó por consulta popular la iniciativa I-137 que en su norma MCA 82-390 prohí- be la construcción de nuevas minas a cielo abierto de oro y plata por lixiviación de cia- nuro en pilas o en tanques. Así mismo, cor- tes judiciales en Grecia y Turquía han pro- hibido el uso del proceso de lixiviación con cianuro por los peligros para la población y el medio ambiente. Por leyes aprobadas en los respectivos congresos de países como República Checa (2000), Alemania (2002) y Costa Rica (2010) se ha vetado el uso de cianuro y sus técnicas asociadas para mine- ría en toda la extensión de sus territorios. Estos métodos que se vienen prohibiendo en distintas partes del mundo, son los que aún aplican empresas como Barrick Gold en América Latina, y los mismos represen- tan la opción de “minería ecológica” para la extracción de oro que viene ofreciendo el gobierno desde la ejecución del proyecto Arco Minero del Orinoco. 5. Rentabilidad vs. Supervivencia: El Derecho a la Ganancia por encima del derecho a la vida El porqué de la incompatibilidad de la gran minería con el equilibrio ecológico radica en la lógica con que se manejan las trans- nacionales mineras en la búsqueda de ren- tabilidad y la acumulación de capital. Esto se puede ejemplificar si se toma el caso del Cobre, que es uno de los metales más im- portantes en el comercio internacional. Desde las primeras décadas del siglo XX, el tenor (porcentaje neto de mineral econó- micamente recuperable) de las menas de cobre empezó a disminuir, al igual que ocu- rría para las menas del resto de los meta- les. Esta tendencia a la baja, se intensificó a mediados de los 60’ manteniéndose hasta nuestros días. Es decir, a medida que trans- curre el tiempo hay menor cantidad de co- bre en los yacimientos. Apenas se empeza- ron a agotar los yacimientos con altísimos tenores, las empresas mineras optaron por explotar mayor cantidad de mineral para no disminuir su producción de cobre y sus niveles de acumulación de capital.
  • 12. 19 20 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica” Como se observa en la Gráfica N°1, a partir de 1980 la explotación de menas de cobre supera el tenor de las menas. Desde ese momento,labrechadiferencialentreambos factores ha crecido considerablemente. Otro punto a destacar es que a partir de 1950 se abrió una brecha muy importan- te entre la explotación del mineral (mena) y la producción de cobre. Mientras que la producción de cobre creció algunos miles de millones de toneladas métricas entre 1960 y 2010 (llegando aprox. a 2.500 mi- llones para ese último año), la explotación de mena de cobre ha crecido en más de 500% en ese medio siglo, pasando de ron- dar los 5.000 millones de toneladas métri- cas a finales de los 60’ a llegar a cerca de 25.000 millones de toneladas en el 2010. Expresando así la disparidad abismal exis- tente entre estas dos variables. Y desde 1980 el negocio le ha salido re- dondo a las empresas mineras (Ver Gráfi- ca N°2). Desde ese momento se instaló un diferencial en el que el precio del metal supera considerablemente al costo de pro- ducción. Esa diferencia se ha mantenido. Sumado a esto, las ganancias aumentan ex- traordinariamente a partir de 2000 con un alza en el precio del “commodity”. Gráfica N°1 Producción de cobre vs. Porcentaje de Mena. Producción de cobre (rojo), producción de mena (azul), tenor de la mena de cobre (verde) Los recursos naturales se agotan, no son infinitos. Por ello para acumular cada vez más capital y seguir produciendo las mismas cantidades, las compañías del sector deben ex- plotar cada vez más. Y como se puede observar en la Gráfica N°3, los accidentes graves y muy graves han aumentado vertiginosamente desde 1950 involucrando progresivamen- te una mayor cantidad de toneladas de desechos. Gráfica N°2 Producción de Cobre entre 1910-2010: Producción de cobre (rojo), producción de mena (azul), tenor de la mena de cobre (verde), costo de la producción de cobre (amarillo), precio del cobre (marrón). Gráfica N°3 Relación entre la producción de mena (verde) y las fallas severas (azul) y muy severas (azul oscuro). Se toma en cuenta el Costo de producción de Cobre (amarillo) y Tenor de la Mena (rojo).
  • 13. 21 22 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la ficción de la “Minería ecológica” Ninguna empresa minera arriesgaría su rentabilidad por considerar las conse- cuencias de su actividad. El desquicio por atesorar inmensas fortunas las impulsa a querer explotar todo lo que puedan. Este ritmo de explotación y atesoramiento es mucho más acelerado que los avances de la ciencia. Por ello, en el fondo lo que está en debate es ¿a quién beneficia la minería? La explotación de los yacimientos minera- les es una actividad de alto riesgo econó- mico, ya que supone unas inversiones a largo plazo que muchas veces se sustentan en precios del producto minero sujetos a altas oscilaciones. A su vez, la exploración supone también un elevado riesgo econó- mico, al conllevar gastos que solamente se recuperan en caso de que la misma tenga éxito y la explotación minera sea fructífera. Más del 50% de los recursos del planeta ya no se pueden reutilizar, los yacimientos con altos tenores son escasos y el agotamiento de los recursos hídricos es tan acelerado que, hoy por hoy, se pone en cuestión si el agua dulce es para el consumo de amplias poblaciones o se destina para la actividad minera, la cual consume enormes cantida- des del líquido vital para su óptimo fun- cionamiento. Para abordar el tema con se- riedad, evitando que las medidas a tomar no sean meros paliativos, es necesario que como sociedad reflexionemos sobre las siguientes cuestiones: ¿Cuáles minerales necesitamos y podemos explotar, y cuáles no? ¿cómo se van a explotar? ¿cuánto se va a explotar? ¿en cuáles zonas del plane- ta no se puede realizar actividad minera? Finalmente, ¿para qué se va a explotar el mineral? ¿para beneficiar a la sociedad en su conjunto, ejerciendo el menor impacto posible, o para seguir atendiendo a intere- ses de grupos económicos transnacionales y de multinacionales que sólo conducen al endeudamiento de países y a la hipoteca de territorios? No es un debate sencillo ni existe una sola alternativa, pero dejar a un lado estos temas a la espera de alguna sali- da mágica es poner directamente en cues- tión el futuro y estabilidad de las futuras generaciones. César Alejando Romero del Giudice. Ingeniero Metalúrgico y Ciencia de los Materiales de la Uni- versidad Central de Venezuela (UCV). Accionante legal del recurso de nulidad del decreto 2248 (Arco Minero del Orinoco) introducido en la sala político-administrativa del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en Mayo de 2016. Co-Autor de la investigación “Dinámica de la minería a pequeña escala como sistema emergente” enfocada en los municipios del sur del estado Bolívar. Articulista del sitio web www.aporrea.org, con publicaciones de artículos referentes a la mega-minería y sus impactos. Militante de la organización política Marea Socialista. (3) Newland Bowker, L. and Chambers, D.M. (Julio 21, 2015). The risk, public liability, & economics of tailings storage facility failures. Disponible en: https://earthworks.org/cms/assets/uploads/archive/ files/pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_EconomicsOfTailingsStorageFacility%20Fai- lures-23Jul15.pdf (4) Idem. (5) Departamento de Pastoral Social de la Diócesis de San Carlos de Bariloche (Octubre, 2004). La mi- nería del oro a cielo abierto utilizando la lixiviación con cianuro. Disponible en: http://www.incasur.org/ noticias/documentos/doc261_2.pdf (6) Wilson, G. W. (2008). Why Are We Still Struggling Acid Rock Drainage? Geotechnical News. Disponi- ble en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.604.5591&rep=rep1&type=pdf (7) Odriozola, V. (Enero, 2003). No todo lo que es oro brilla. Resumen de impactos ambientales de la mine- ría de oro. Campaña de Tóxicos de Greenpeace Argentina. Disponible en: http://www.greenpeace.org/ argentina/Global/argentina/report/2006/4/no-todo-lo-que-es-oro-brilla.pdf Figuras Las Figuras N°1, N°2 y N°3 son extraídas de: INAP (Octubre 21, 2014). The International Network for Acid Prevention Global Acid Rock Drainage Guide. Disponible en: http://www.gardguide.com/images/5/5f/ TheGlobalAcidRockDrainageGuide.pdf Tablas Tabla N°1. extraída de: Newland Bowker, L. and Chambers, D.M. (Julio 21, 2015). The risk, public liabi- lity, & economics of tailings storage facility failures. Disponible en: https://earthworks.org/cms/assets/ uploads/archive/files/pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_EconomicsOfTailingsStora- geFacility%20Failures-23Jul15.pdf Gráficas La Gráfica N°1 corresponde a un informe de RAW MATERIALS GROUP para el Banco Mundial respecto a la pro- duccióndecobre.Informede2006.Disponibleen:https://earthworks.org/cms/assets/uploads/archive/files/ pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_EconomicsOfTailingsStorageFacility%20Failures-23Jul15. pdf.Enelinformetitulado“ChinaCopperCon”de2015sepuedevisualizarcomoloexpresadoenlaGráficaN°1 se mantuvo en la década siguiente, con un incremento de la demanda de cobre y un agotamiento progresivo de los yacimientos en el mundo. KITCO (Marzo 3, 2015). “China Copper Con”. Kitco (en línea). Disponible en: https://www.kitco.com/ind/Mills/2015-03-06-China-Copper-Con.html [Consultado: Agosto, 2018] Las gráficas N°2 y N°3 son extraídas de: Newland Bowker, L. and Chambers, D.M. (Julio 21, 2015). The risk, public liability, & economics of tailings storage facility failures. Disponible en: https://earthworks. org/cms/assets/uploads/archive/files/pubs-others/BowkerChambers-RiskPublicLiability_Economic- sOfTailingsStorageFacility%20Failures-23Jul15.pdf Referencias INAP (Octubre 21, 2014). The International Network for Acid Prevention Global Acid Rock Drainage Guide. Disponible en: http://www.gardguide.com/images/5/5f/TheGlobalAcidRockDrainageGuide.pdf (1) Bello, C. L. (1985). Consideraciones Ecológicas de los Caños de la Región Carbonífera del Guasare del Es- tado Zulia. Ediciones Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del Zulia, Colección Ciencias Básicas y Formales, 10. Maracaibo. pp 73. Disponible en: Biblioteca Central-CIDHIZ (ZUBCZ). ISBN: 980232110. (2)Younger,P.L.(2002).Minewasteorminevoids:whichisthemostimportantlong-termsourceofpollutedmine drainage?, United Nations Environment Programme, Mineral Resources Forum: Current Feature paper, p. 12.
  • 14. 23 24 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica” Anexos Anexo 1 “Chronology of major tailings dam failure” (1960-2018). WORLD INFORMATION SERVICE ON ENERGY – URANIUM PROJECT. Última actualización: agosto 2018. Cronología de las mayores fallas en presas de cola que se han registrado desde 1960. Para nuestro caso tomamos únicamente el período comprendido entre 1994 hasta el 2018. La información se encuentra disponible en el siguiente enlace: http://www.wise-uranium.org/mdaf.html
  • 15. 25 26 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
  • 16. 27 28 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
  • 17. 29 30 Minería Ecológica: una oferta engañosa Desmontando la falacia de la “Minería ecológica”
  • 18. 1. ¿Minería ecológica en el Arco Minero del Orinoco? El problema con el término “minería eco- lógica” es que no existe prácticamente una actividad humana que no impacte el am- biente, en función de lo cual este concep- to resulta una contradicción en sí misma. De entrada existe un impacto minero por el solo hecho de llevar a cabo la actividad, y esto es así también en otras actividades como en la construcción de ciudades, en la actividad ganadera, en la agricultura; incluso el turismo denominado ecológico afecta en algún grado ciertos comparti- mientos ambientales, siendo nuestra Gran Sabana uno de los territorios testigo de esta aseveración. Las diferencias en todo caso residen en la escala y el tipo de afec- tación generado por cada actividad, y más considerando que la minería tiene particu- laridades con respecto a otras actividades, como lo son: su valor localizado, es decir, la extracción minera se hace en el sitio don- de está el recurso, por tanto la afectación debe realizarse ahí, independientemente de la complejidad del ecosistema presen- te; la segunda particularidad es su tempo- ralidad dado que al terminarse el recurso, la actividad cesa y el área se abandona; y por último, el hecho de que la cantidad de desechos generados superan en mucho la cantidad de mineral aprovechado. Para te- ner una idea de esto último, tomemos un ejemplo sencillo: para extraer 1 kilogramo de oro a partir de una mena con un tenor de 16 gramos por tonelada, haría falta pro- cesar 62.5 toneladas de material asumien- do una eficiencia de 100% en el proceso, generándose así 62.499 kilogramos de de- sechos de material “estéril” por cada kilo de oro obtenido, 62,49 toneladas de ma- terial que deben ser manejados después de la extracción. Resultaría por tanto más razonable hablar en los casos en los que se realice la actividad minera en una forma razonablemente amigable con el ambiente hablar de minería de bajo impacto, ya que darle la cualidad de “ecológica” daría paso a pensar que esa actividad va a favorecer de alguna manera o que no afectará el eco- sistema en el que se desarrolla, y esto no es cierto, jamás ocurrirá. Desde esta óptica lo más adecuado es hablar de minería de alto impacto o bajo impacto en función del grado de afectación que se generará y de las medidas planeadas para el cuido y la remediación de los compartimientos am- bientales que vayan a ser afectados. CONSIDERACIONES CLAVES PARA LA MINERÍA EN GUAYANA Santiago Marrero Foto: Eduardo Peña
  • 19. 33 34 Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana Foto: Danny Franco En el caso del Arco Minero del Orinoco, la extracción se dará en terrenos de los más antiguos del planeta, con edades compren- didas entre los cuatro mil quinientos y quinientos millones de años, con una altí- sima biodiversidad producto de los equi- librios alcanzados durante estos miles de millones de años, lo que convierte a estos terrenos en un sistema sumamente frágil. Al romper ese equilibrio ecológico (que ha llevado tanto tiempo establecer) es prác- ticamente imposible restaurarlo a su con- dición original, al menos en una escala de tiempo humana, esto hay que tenerlo claro. Igualmente hay que tener claro que no solo existe un potencial minero en estas áreas, también existe potencial hídrico estratégi- co para la nación, potencial farmacológico, potencial maderero, y otros, que podrían colidir con la actividad minera. Aceptando la necesidad de realizar la extracción del recursoenestoscasos,la visiónderealizar- la con el menor impacto posible debe ser el norte a seguir pero teniendo claridad de que no será una actividad ecológica. Será una actividad con un impacto que puede ser bajo o alto dependiendo del compro- miso real del estado por llevar adelante los planes de remediación necesarios durante la explotación y al cierre de la mina. Por otro lado, además de los aspectos técni- cos que han sido hasta ahora los únicos con- siderados, también se debe tomar en cuenta elaspectosocialdela¨MineriaEcologica¨esa parte de la renta minera dirigida al desarrollo de planes asistenciales o asignaciones directas, y la presencia de comunidades indígenas previamente establecidas que pueden tener intereses distintos a los de una empresa minera, con otra vocación y relación con el entorno. El contexto descrito genera que el ámbito de control de posibles impactos sobre el ecosistema sea una tarea compleja, con la necesidad de estudios e inversión conside- rable que permita desarrollar una actividad minera con bajo impacto. Probablemente, en terrenos donde no existen esas compleji- dades y características sea posible desarro- llar una minería de bajo impacto con mayor facilidad. Si tomamos el caso del desierto de Atacama en Chile, donde se desarrolla ac- tividad minera de cobre y otros elementos calcófilos es probable que tanto el estado como las empresas y los habitantes tengan menos problemas debido a la baja diversi- dad biológica, a que la densidad de pobla- ción es pequeña y a la escasa diversidad de recursos más allá de los extraídos. 2. Consecuencias directas e indirectas de la minería: ausencia de estudios e instrumentos Resulta importante tomar en cuenta las denuncias ciudadanas y desarrollar los estudios de impacto ambiental y sociocultural. Es preciso hacer un esfuerzo por predecir el nivel de afectación que generaría la actividad minera, tomando en cuenta en el mismo nivel de importancia tanto las consecuencias directas como las indirectas. Cuando hablamos de directas nos referimos a las consecuencias propias de la actividad: generación de polvo, afectación de suelos y sistemas hídricos por lixiviación de metales, contaminación sónica, cambio del paisaje, entre otros impactos que se deben prever e incorporar a los planes de remediación a medida que se desarrolla la actividad. Por otro lado, las indirectas están referidas a dinámicas como las posibles tensiones entre los pobladores y la empresa minera por conflicto de intereses, las migraciones internas, o el surgimiento y propagación de enfermedades. Parte de los conflictos se acentúan precisa- mente porque las instituciones estatales no llevan a cabo esos estudios de impacto, las empresas arrancan con la explotación sin suficiente conocimiento del sistema a inter- venir. Esto debe evitarse, deben tomarse las previsiones correspondientes, tratando de minimizar estos impactos, y esto solo puede hacerse con organización y generando el co- nocimiento necesario del sistema en el que se quiere actuar. Si se hace un repaso histó- rico de la minería en Guayana, podríamos verificar que nunca ha habido una política de explotación que sea realmente organiza- da, ni a gran escala ni a pequeña escala. Esto a pesar de que a finales de la década del 80’ empresas de cierto peso como Placer Dome habían obtenido concesiones de explotación enLasCristinasatravésdelaconstituciónde la empresa mixta MINCA con CVG. Cristallex también obtuvo concesiones del estado para trabajar en este sector, ambas compañías con todas las características necesarias para emprender una minería organizada, sin em- bargo al revisar la bibliografía sobre los estu- dios de las áreas a intervenir y los planes de remediación se puede verificar que fueron pocos los casos en los que estos se presenta- ron, y que más bien se expusieron propues- tas generales basadas en experiencias lleva- das a cabo en otros países. Casi todos los países que tienen actividad minera, han elaborado mapas metalogéni- cos y geoquímicos que permiten orientar la búsqueda de las áreas con mayor potencial económico a bajo costo y con un bajo im- pacto ambiental. Esta es una tarea urgente, compilar la información que ha sido gene- rada en investigaciones aisladas, depurarlas y colocarlas en mapas para luego generar los datos en las zonas donde existan vacíos de información. En Venezuela tenemos un mapa metalogénico pero de una escala muy pequeña con información general. Tampoco existe un mapa geoquímico que establezca las concentraciones de elementos dentro del territorio y que permita orientar la bús- queda de posibles áreas piloto para la ex- ploración de minerales metálicos o no me- tálicos. Esos instrumentos, que representan requerimientos que pueden llevarse a cabo a costos mínimos para ejecutar una activi- dad minera organizada y de bajo impacto, no se han elaborado. 3.MineríaapequeñaescalaenGuayana Encuantoalosimpactosdelamineríaapeque- ñaescalaysuintensidadpodríamosvisualizar- los al igual que en la minería a gran escala, es decir: aquellos impactos relacionados a la eta- pa de exploración y extracción, y aquellos que ocurrenduranteelprocesamientodelmetal. En algunos de los territorios incorporados al denominado proyecto Arco Minero del Orinoco ya desde hace muchos años se ha llevado a cabo la extracción de varios minerales de interés económico por parte de la llamada pequeña minería, principalmente para oro y diamantes, y las consecuencias ambientales de la actividad han sido realmente desafortunadas. Las prácticas de búsqueda y extracción de estos minerales usadas por el pequeño minero son agresivas para varios compartimentos ambientales.
  • 20. 35 36 Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana El oro y el diamante tienen densidades su- periores 2,89 gramos por centímetro cú- bico, por lo que una vez liberados de las rocas que los contienen son transportados por las aguas en el mismo tipo de mate- rial. Los sedimentos pesados, ya sea que se acumulen en los cauces de los ríos o en los sedimentos aluvionales o coluvionales, los mineros proceden de manera similar para separarlos de la matriz en la que se encuentran. Si están asociados a material detrítico o gravas en el cauce de los ríos, una práctica común del pequeño minero es el empleo de chupadoras en algún área del río para transportar sedimento desde el fondo del río hacia la superficie y verterlo en un Tame inclinado donde en función del equivalente hidráulico de cada grano mineral se sepa- ran los sedimentos pesados de los livianos; en la fracción pesada el diamante se sepa- ra manualmente y el oro se amalgama con mercurio. Esto crea un enorme impacto en los ríos, tanto en la zona de extracción como aguas abajo, ya que la remoción del material del lecho del río aumenta la car- ga del material suspendido en la cuenca hidrográfica, además de afectar la fauna acuática presente, sobre todo aquella que depende de la visión para mantenerse viva. Aparte de la carga de sedimentos está el problema del uso indiscriminado del mer- curio, que al ser evaporado es inhalado por el minero afectando directamente su salud. Al evaporarse, el mercurio pasa a la atmós- fera en la cual es transportado e incorpora- do a suelos y aguas. Si están asociados a material aluvional o coluvional se emplean mangueras que ex- pulsan agua a alta presión para remover el material y posteriormente se usan las chupadoras y tames en un proceso similar al descrito antes, solo que ahora la canti- dad de material fino es mucho mayor por lo que el impacto relacionado a la incor- poración de sedimentos suspendidos al cauce de los ríos cercanos se acrecienta. El impacto es grande ya que son toneladas de material removido, perdiéndose los sue- los y la vegetación y generándose grandes cantidades de material fino que al final del proceso terminan en un afluente cercano. Por ejemplo, este fenómeno puede obser- varse claramente en cuencas como las del río Icabaru y del río Quebrada Amarilla. Por otro lado, estos minerales podrían es- tar contenidos en roca dura, vetas aurífe- ras o diques de kimberlitas, en tal caso el pequeño minero se convierte en un topo, abre calicatas y túneles en busca de la veta mineralizada y una vez encontrada la si- guen a través de estos túneles. El material es transportado hasta los molinos donde es triturado y amalgamado para la extrac- ción de oro, generándose en ese sitio, ade- más de los vapores de mercurio, una gran cantidad de desechos o colas constituidas por material rocoso acumulado en la su- perficie. Estos desechos se convierten en una fuente potencial de metales hacia sue- los y aguas por lixiviación. El paisaje lunar en la localidad de Payapal es un ejemplo del impacto de este tipo de procedimiento realizado por la pequeña minería. Estos impactos se pueden minimizar si se organiza y se controla al pequeño minero, si se ordenan y controlan las metodologías de extracción, si se establecen los blancos ex- ploratorios a partir de estudios más susten- tados. No se debe disponer de instrumentos extractivos de manera improvisada. 3.1. Extracción de oro y uso indiscriminado de mercurio En cuanto al procesamiento del oro, lo que tradicionalmente se ha hecho es que los pe- queños mineros han usado mercurio, a di- ferencia de las grandes empresas que por contar con el conocimiento y la infraestruc- tura necesaria emplean cianuro por hacer del proceso una actividad más rentable. Los problemas con el uso de mercurio son diversos y no se restringen al área de la ex- plotación minera, ya que al ser evaporado este elemento, aparte de ser respirado por los presentes en la mina, se dispersa en la atmósfera dirigiéndose posteriormente ha- cia los suelos, aguas, organismos acuáticos y a los humanos que consumen algunos de estos organismos en un ciclo geoquímico complejo en el cual se presenta en distintas especies, algunas de las cuales son muy tó- xicas como el metil mercurio. El problema relacionado al mercurio se puede disminuir con organización, acor- dando con los pequeños mineros paráme- tros para su empleo, como por ejemplo: el empleo de campanas que permitan recoger el mercurio en trampas que, colocadas en los sitios donde se realice la amalgamación del material impedirían que se disperse en la atmósfera, trayendo incluso mayor be- neficio económico al minero pues podría reutilizarse. También eliminando en lo po- sible su uso, utilizando las tecnologías ade- cuadas. Muchas veces se usa mercurio en material en el cual el oro podría extraerse sin el uso de este contaminante, o en el cual el oro puede pre-concentrarse reduciendo significativamente las cantidades de mer- curio utilizadas en el proceso. 4. Las dificultades de la minería a gran escala Con la minería a gran escala existen dos posibilidades, que se haga a cielo abierto o de manera subterránea. Cada una utiliza técnicas de extracción distintas y por tanto generan diferentes impactos y de diferente magnitud a cada compartimiento ambien- tal. La minería subterránea por ejemplo, genera un menor impacto visual que la minería a cielo abierto, también afecta en menor cuantía a los suelos en el área de ex- plotación, ya que el material trabajado se encuentra a profundidad y el desmontaje de suelos se reduce a las zonas donde se construye la infraestructura necesaria, en las entradas a las galerías y en la construc- ción de las carreteras. Sin embargo, la ge- neración de drenajes ácidos y la lixiviación de metales pudieran ser impactos de con- sideración ya que el material subterráneo es sacado de sus condiciones de equilibrio y es expuesto ahora al oxígeno y al agua at- mosférica. Si comparamos con la pequeña minería, la construcción de presas de cola para verter los desechos generados podría verse como un impacto más acentuado en la minería a gran escala, debido a la cantidad de ma- terial procesado y a las dimensiones de la construcción. Sin embargo, por estar lo- calizado reduce la cuantía del impacto al impedir que las colas y sus lixiviados sean transportados hacia otros compartimien- tos. En la actualidad estas presas consti- tuyen un asunto delicado debido a que la cantidad de desechos es, como ya se ha mencionado, de las más altas entre todas las actividades extractivas. Esto resulta del agotamiento de los yacimientos a nivel mundial, por lo que cada vez son más los yacimientos de bajo tenor que se explotan. Fuente: Mendoza (2012)
  • 21. 37 38 Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana 4.1 Caso Extracción de Aluminio ¿Qué hacer con los desechos acumulados? Ese resulta uno de los grandes retos de la minería, ya que los mismos deberían ser tratados para que no se conviertan en un problema. El caso de la extracción de aluminio a partir de la Bauxita de Los Pijiguaos puede ser un buen ejemplo de lo que debería hacerse. El pro- ceso comienza con la extracción de la bau- xita, una mezcla de oxihidróxidos de hierro y aluminio, cuarzo y caolinita y otros mine- rales. En esta parte del proceso además de la contaminación aérea por polvo, el incon- veniente más grave es el impacto sobre el suelo y la vegetación, éstos son removidos ya que se trata de una explotación a cielo abierto. En este caso la empresa ha rea- lizado estudios para tratar de recuperar (una vez extraída la bauxita) parte de las especies originarias, para lo que ha dise- ñado bancos de acumulación del horizonte superficial del suelo. En este horizonte es donde están los macro y micronutrientes y los microorganismos que constituyen el soporte de la vida vegetal. Una vez cesa la extracción de la bauxita en una área se co- locan los suelos en los sitios donde fueron removidos. Aunque los resultados no son enteramente satisfactorios el problema está siendo abordado durante la explota- ción y esto es lo importante. La segunda parte del proceso de obtención del Aluminio implica transportar el mate- rial bauxítico desde Los Pijiguaos a Puerto Ordaz para obtener hidróxido de aluminio con alto porcentaje de pureza. Durante este proceso, llevado a cabo en las instalaciones de CVG Bauxilum el problema ambiental más notorio está en la generación de co- las denominadas “lodos rojos”: suspensión de material fino y licores cáusticos con va- lores de pH comprendidos entre 12 y 14. Se ha determinado que esta suspensión de alta basicidad también contiene mate- rial radiactivo y metales como antimonio, arsénico y cadmio asociados. En este caso también se han financiado estudios y se es- tán estudiando alternativas, tanto para dis- minuir la basicicidad de la suspensión de lodos rojos, como para el aprovechamiento del resto de los metales contenidos en el lodo. Dentro de las alternativas planteadas para tratar los lodos rojos está la neutralización con salmueras marinas (desechos genera- dos durante la cosecha de las sal de uso do- méstico) con el objetivo de llevar el pH bá- sico de 12-14 a valores de 8, resultando en un producto ambientalmente manejable según la normativa ambiental venezolana. Otras vías plantean evaporar las lagunas de manera forzada, uso de las soluciones en la saponificación de grasa para hacer ja- bones, recuperación de metales como Ga- lio, Hierro y radioactivos, y uso del lodo en la remediación de suelos ácidos en áreas cercanas. Piscinas de lodo rojo en las orillas del río Orinoco, Ciudad Guayana. Fuente: World Travel Server Como se observa, el problema aunque existe está siendo estudiado y se está buscando una solución viable en función de nuestras capacidades. No es imposible. Se puede y debe buscar la forma de tratar los problemas inherentes a la minería ya que estos son inevitables. La única manera de evitarlos sería no extrayendo mineral, que también es una posibilidad. Si no se quiere invertir en tecnologías y estudios de impacto entonces no se debería permitir la explotación. 5. Cinco aspectos a considerar para desarrollar una minería organizada En la búsqueda de metodologías alternati- vas para desarrollar una actividad minera diferente y de bajo impacto, se debe hacer una evaluación de cómo se ha desarrollado hasta ahora esta actividad y qué debería cambiar. Algunas realidades: 1) En torno a la ocupación económica ha existido una anarquía tremenda desde los inicios, incluyendo aquella desarrollada formalmente por empresas nacionales o internacionales. 2) Ha habido resistencia a la evaluación de la relación costo beneficio tomando en cuenta el aspecto ambiental. Ha habido re- sistencia a la inversión relacionada a los estudios y planes de remediación ecológi- ca, así como problemas para hacer cumplir la normativa ambiental. 3) El divorcio entre compañías-estado-ins- tituciones académicas, ha deparado en una completa descoordinación ejecutiva. Se han desarrollado estudios aislados que por lo general tienen poca o ninguna influencia en el rumbo del desarrollo minero del país. 4) La falta de incentivos y recursos en los centros de estudio e investigación relacio- nados con el tema. 5) La ausencia de previsiones respecto a las problemáticas que se puedan generar, pretendiendo aplacar el problema de ma- nera parcial e inmediatista una vez que la planta se encuentra en funcionamiento. 6. ¿Minería a beneficio de quién? La importancia de la variable ambiental En términos netamente económicos, esta actividad puede generar beneficios impor- tantes a la nación. Para este año (2018) la cifra que se espera entregar al Banco Cen- tral de Venezuela solo por el arrime de Oro está alrededor de los dos mil millones de dólares, según declaraciones del Minis- tro de Minería Ecológica, Víctor Cano. La posibilidad de generación de este tipo de riqueza a partir de la actividad minera es indudable. Ahora, lo deseable es que esa riqueza se transformara en otro tipo de riqueza con incidencia social significativa, que paralelo al desarrollo de la actividad minera exista un desarrollo del bienestar para la región expresado en mejor calidad de vida. Que exista inversión real en salud y educación, y que parte del beneficio de esta explotación permita el desarrollo de otras actividades no temporales para que cuando se cierre la mina la región no se convierta en un erial, y por supuesto que se incluya al medio ambiente como uno de los entes entre los cuales se debería repar- tir ese beneficio. Si realmente es necesario explotar algunas áreas nuevas de la zona denominada como Arco Minero del Orinoco a fin de obtener los ingresos necesarios para el buen funcionamiento del estado Venezolano, esta debe ser realizada de manera organizada, orientada por el conocimiento de los depósitos a explotar, por el conocimiento del entorno de este depósito (del entorno geológico y biológico) y de la manera en que se realizará la sincronización de explotación y remediación de las
  • 22. 39 40 Minería Ecológica: una oferta engañosa Consideraciones claves para la minería en Guayana Santiago Marrero. Geoquímico, profesor investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra - Univer- sidad Central de Venezuela (UCV). Jefe del Laboratorios de Prospección Geoquímica del ICT y Jefe del Laboratorio de Rayos-X de la UCV. Referencias Decreto Presidencial Nº883 (1995). Normas para la clasificación y el control de cuerpos de agua y ver- tidos de efluentes líquidos. Gaceta Oficial de la República de Venezuela 5021, Extraordinario, Diciembre 18, 1995. Disponible en: https://es.scribd.com/doc/92408301/gaceta-5021-decreto-883 Belizzia, A; De Belizzia Pimentel, N. y Rodríguez, S. (1980). Mapa Metalogénico de Venezuela. Ministerio de Energía y Minas, Dirección de Geología. Decreto Ley Nº 676 (1985). Gaceta Oficial de la República de Venezuela 3574, Extraordinario, Junio 21, 1985. Gordon, E., Alessi, F., y Estrada, A. (2011). Rehabilitación de la vegetación en una mina de bauxita (Ve- nezuela). En: F. Herrera & I. Herrera (Eds), La Restauración Ecológica en Venezuela: Fundamentos y Experiencias, pp: 177-197. Caracas, Venezuela, Ediciones IVIC. Disponible en: http://www.academia. edu/31179397/Rehabilitaci%C3%B3n_de_la_vegetaci%C3%B3n_en_una_mina_de_bauxita_en_vene- zuela_Rehabilitaci%C3%B3n_de_la_vegetaci%C3%B3n_en_una_mina_debauxita_en_Venezuela Logsdon, M. J., Hagelstein, K., y Mudder, T. I. (2001). El Manejo del Cianuro en la extracción de Oro. Pu- blicación del Consejo Internacional de Metales y Medio Ambiente. Disponible en: http://www.panora- maminero.com.ar/ICMME.pdf áreas afectadas. La propuesta es que mientras se genera este conocimiento en estas nuevas áreas pueden explotarse las zonas que ya están afectadas y en las cuales existen aún muchísimo recurso mineral. Se debe hacer énfasis en un marco legal que contemple la temática ambiental y estudios correspondientes al momento de firmar concesiones y contratos y la manera de hacer cumplir con estas obligaciones. De lo contrario seguiremos repitiendo los mismos errores del pasado, con el consecuente saldo negativo de pobreza y violencia para la mayoría de los actores en el teatro de la minería. Mendoza, Vicente (2012). Geología de Venezuela Tomo I. Evolución geológica, recursos minerales del Escudo de Guayana y revisión del precámbrico mundial. Bogotá, Colombia, Gran Colombia Gold Corp., 2da ed. Disponible en: https://es.scribd.com/document/337234555/2012-Mendoza-Vicente-Geolo- gia-Venezuela-Tomo-I-GUAYANA Oyarzun, R. y Higueras, P. y Lillo, J. (2011). Minería ambiental: una introducción a los impactos y su remedación. Manual. Ediciones GEMM-Aula2puntonet. Disponible en: https://eprints.ucm.es/14046/ Sarmiento, N. Marrero, S. Gutiérrez, J.V. (2014). “Evaluación de la efectividad de las salmueras marinas en la neutralización de los residuos producidos por la refinería de bauxita de Los Pijiguaos. Edo Bolí- var, Venezuela”. Primer Congreso Venezolano de Geoquímica. Facultad de Ciencias, 24-28 de Noviembre 2014, UCV, Caracas Nota de Prensa de AVN En Correo Del Orinoco, 14 de Junio del 2018.
  • 23. ENTREVISTAAALEJANDROÁLVAREZ Gloria Carucci Gloria Carucci: ¿Qué opinas tú de la “Minería Ecológica”? Alejandro Álvarez: “Minería ecológica” es un concepto absurdo, es como hablar de bombardeo humanitario. En algunos países que aceptan y propician la minería como parte de la economía del estado, se ha logrado un nivel aceptable de regula- ción; pero toda minería genera daños muy altos. No hay minería ecológica en ninguna parte del mundo, ni siquiera en los países donde esa actividad está bajo regulaciones muy grandes. De hecho, la minería es una actividad insustentable. Porque simple- mente las vetas se acaban, y en el momento en que la mina deja de producir, la misma se abandona, y toda la infraestructura de la comunidad alrededor es frecuentemen- te abandonada. Generalmente dejando una serie de pasivos ambientales, daños socia- les, e incluso daños culturales. Por otra parte, Eduardo Gudynas plantea en su libro más reciente que existe una relación clara entre extractivismo y co- rrupción. Se ha demostrado que en todo el mundo, incluso en los países de mayor ni- vel económico, los grupos mineros pueden llegar a influenciar en las políticas públicas e incluso en las elecciones presidenciales. Tenemos como ejemplo, en los EEUU el caso de los hermanos Koch, empresarios mineros del carbón, que tuvieron una in- fluencia importante en la campaña de Do- nald Trump y sobre los grupos negacio- nistas del cambio climático. Asimismo, en muchos países existen denuncias graves de la relación entre extractivismo y co- rrupción. Entonces, tú no puedes pensar en desarrollo sustentable, y en la susten- tabilidad ecológica bajo un sistema basado en el extractivismo. Yo no estoy en contra de la minería per se. Es un asunto de realismo. En el sentido de que gran parte de las cosas nacen de algún tipo de actividad minera. Pero creo que para regular esa actividad se necesita de regímenes sólidos y democráticos, donde la sociedad civil tenga una capacidad real de hacer auditoría sobre lo que está ocu- rriendo en las zonas mineras, a la vez que “No se puede pensar en desarrollo sustentable bajo un sistema basado en el extractivismo”
  • 24. 43 44 Minería Ecológica: una oferta engañosa Entrevista a Alejandro Álvarez el Estado tenga capacidad política y téc- nica para imponer regulaciones, en parti- cular de ordenamiento territorial, y bajo unas normas de lineamientos político-éti- cos que impliquen medidas como acordar áreas que no deben ser intervenidas con actividades extractivas sin importar lo que haya debajo del suelo. Cuando no se tienen esas condiciones surgen las contradiccio- nes: Uno de los peores casos en América Latina lo tuvimos en el gobierno de Rafael Correa, donde se aseveró que no iban a to- car jamás el Yasuní, pero al final de su man- dato dio órdenes para que se otorgarán concesiones para la explotación petrolera dentro de ese territorio. Gloria Carucci: ¿A qué te refieres con Ordenamiento Territorial? Alejandro Álvarez: El ordenamiento te- rritorial es un proceso político-técnico que se hace desde el Estado. En su ejecución técnica implica la descripción a distintos niveles de un territorio de sus caracterís- ticas, recursos existentes, potencialidades, capacidades y limitaciones con el fin de po- der tomar decisiones sobre el tipo de acti- vidades pueden desarrollarse en ese espa- cio y bajo cuáles condiciones. Ese proceso está establecido claramente en la Constitu- ción Nacional y en la legislación venezola- na. Esta técnica de planificación ambiental se realizó en Venezuela durante muchos años, quizás de forma insuficiente, pero buena parte de las de Áreas Bajo Régimen de Administración Especial, faltando los planes a nivel municipal y nacional. Estos planes eran la base para toda la permise- ría ambiental necesaria para desarrollar actividades que implicaran deterioro del ambiente, fuesen petroleras, mineras o de construcción. El ordenamiento del territorio es un pro- ceso técnico, muy profesional y complejo y por supuesto sometido a presiones econó- micas y políticas, pero a pesar de ello se lo- gró una buena base de trabajo para la pla- nificación territorial del país. Esta acción del Estado se vio reflejada en la importante superficie del país bajo protección en for- ma de Parques Nacionales, y Monumentos Naturales. Asimismo se decretaron zonas de aprovechamiento tales como: lotes bos- cosos, reservas forestales y reservas hi- dráulicas; pero bajo determinadas normas y criterios de sustentabilidad y de control en la zona. Por supuesto que no fue un proceso per- fecto, ni ideal. Los sucesivos gobiernos ma- nipularon sus resultados o ignoraron sus recomendaciones para favorecer ciertas acciones y grupos de interés. Pero aún a pesar de los errores, me parece rescatable el esfuerzo que permitió sentar las bases tanto legales como técnicas para una polí- tica de ordenamiento territorial del país. Lo que ha venido ocurriendo en estos úl- timos cinco años es la destrucción de to- dos esos avances. Ya previamente se había cometido el error de separar a nivel legal el ordenamiento del territorio del ordena- miento urbano, que son procesos necesa- riamente solapados. Pero la situación en este tema se hizo insostenible durante la gestión de Farruco Sesto, que a partir del lema “de que en Caracas caben 2 Caracas”, se construyeron edificios en zonas que no tenían ni la capacidad de agua, ni cloacas, electricidad, colegios, ni el resto de lo que legalmente se conocen como variables urbanas. Por otra parte, el ordenamiento territorial en Venezuela se comenzó a des- mantelar desde mediados del año 2006, cuando el presidente Chávez, en una alocu- ción desde Los Venados (Aló Presidente N.º 257, junio de 2006), anunció que se reali- zarían siembras de café dentro del Parque Nacional Ávila (Hoy llamado Waraira Re- pano) A partir de estas ideas se constru- yeron viviendas en el Parque Nacional La- guna de La Restinga, y el Parque Nacional Médanos de Coro. Lo peor de todo, es que tales situaciones dieron origen a permi- sos de construcción y actividades dentro de áreas protegidas incompatibles con sus objetivos, muchas veces a través de proce- sos corruptos. Desde ese momento, el ordenamiento te- rritorial del país se comenzó a diluir y a desmantelar la institucionalidad que lo sustentaba. En el año 2014 fueron secues- tradas gran parte de las competencias de Inparques, desviándose dichas atribucio- nes a los Ministerios de Turismo y de De- fensa, lo que dio paso a un proceso acelera- dodedestruccióndelordenamientodentro de los Parques Nacionales (que era uno de los más avanzados del país) Esta operación destructiva continuó con la eliminación del Ministerio del Ambiente en el 2014. Gloria Carucci: Al inicio hablabas de un tema interesante. La relación entre minería y poder. Tomando en cuenta la fuerte tensión entre ambiente y economía. ¿Qué criterios establecerías para los estudios de impacto ambiental si la minería no va a desaparecer? ¿Cómo garantizar que no ocurra daño? Alejandro Alvarez: No hay forma de ga- rantizarlo. Lo que debemos buscar es con- trolar la actividad. En este caso podemos usar la idea de las plagas como analogía de la forma como actualmente se hace minería en Venezuela. Todos los que han estudiado ecología saben que las plagas no se pueden eliminar, sólo pueden ser controladas. Gloria Carucci: ¿A qué te refieres con “controlar”? Alejandro Alvarez: Depende del punto de vista que lo mires. Desde uno económico, significa mantener su acción hasta un lími- te en el cual económicamente no generas pérdidas graves. Desde uno ecosistémico, implica que la plaga no genere un daño a los ecosistemas locales. Desde uno so- cio-ecológico, que no pongan en peligro los servicios ambientales de los cuales depen- den las comunidades. Desde uno agrícola, de que no genere daños a la siembra. Cuando hablamos de control de la minería, vale ese concepto clásico que tiene más de 60 años: “El máximo daño permisible”. Tú aceptas la idea de que cualquier actividad humana genera daños y el país debe deci- dir cuánto daño es aceptable en función de las ganancias generadas por el proyecto. El problema grave que se ha tenido du- rante muchísimo tiempo es que los costos ambientales y sociales jamás entran en la ecuación, sólo los aspectos económicos. Si tienes una actividad económica que gene- ra tantos millones de dólares al año y no tienes la contrapartida de los otros costos, lo único que ves es la ganancia. La verdade- ra valoración ambiental nace de incluir los costos reales provenientes del deterioro ambiental y social que genera la minería o cualquier otra actividad humana. Gloria Carucci: ¿Cómo se pueden evaluar los costos ambientales? Alejandro Alvarez: Valorar la naturale- za es un proceso muy complejo. La forma simple de hacerlo es asignarle valor eco- nómico a los servicios ecosistémicos. Eso es un proceso enormemente difícil, porque ¿cómo le pones precio a la belleza y vida? Gloria Carucci: ¿Y tú crees que esos valores deben ser incorporados en la evaluación? Alejandro Alvarez: Claro, pero el proble- ma es cómo hacerlo. En particular los que nombré no es posible de ponerles precio, son invaluables.
  • 25. 45 46 Minería Ecológica: una oferta engañosa Entrevista a Alejandro Álvarez Gloria Carucci: ¿Y qué tipos de valores intangibles considerarías? Alejandro Alvarez: Hay valores paisajísti- cos que se pueden colocar en una variable económica desde el punto de vista turístico. Si quieres ver el paisaje de la Gran Sabana o Canaima debes verlo en Venezuela, no existe en ningún otro sitio. Ese entorno con esos tepuyes solo puedes encontrarlo en Venezuela. Eso tiene un valor desde el pun- to de vista de quien quiera ver eso. A eso le puedes poner un valor económico, pero hay cosas a lo que no le puedes poner precio. Por ejemplo, Europa atrae grandes cantidades de turismo, entre otras cosas, por sus catedra- les antiguas. Podemos cuantificar la cantidad de dinero que generan esos bienes culturales. Ahora bien, una catedral de 400 años tiene un valor religioso y cultural imponderable. Igual- mente, en nuestro caso ¿Cómo le pones precio a los sitios sagrados indígenas o al valor de las culturasindígenassobrelaidentidadnacional? Asimismo, necesitas ponderar los costos derivados del proyecto. Este es un proce- so igualmente complejo ya que frecuente- mente los impactos generados por un pro- yecto, por ejemplo minero, son difusos, es decir que no afectan sólo a personas espe- cíficas, sino a grandes grupos de personas. Por ejemplo, la contaminación por mercu- rio derivada de la minería de pequeña y mediana escala afecta a un porcentaje im- portante de la población, tanto en los alre- dedores de las zonas de explotación, sino incluso en territorios alejados a la misma. Igualmente, será necesario identificar y darle valor a aquellos impactos que inci- den sobre elementos relacionados con el desarrollo del país y superan los límites territoriales del proyecto. Por ejemplo, de- bemos considerar el impacto de la minería sobre la cuenca del Caroní, generadora de la mayor parte de la electricidad que se consume en el país, así como los daños so- bre las cuencas que contienen el 80% del agua disponible en Venezuela. Todos esos temas hay que tomarlos en cuenta en un proceso de ordenación territorial, para po- der tomar decisiones sobre cuales elemen- tos y territorios pueden ser modificados y aquellos que no deben ser tocados de nin- guna manera. Estas decisiones no son sólo técnicas sino que atañen a toda la sociedad, son políticas. Son problemas que deben ser enfrentados con cada vez más y mejor democracia. Sólo una sociedad democrática con sólidos va- lores ambientales puede enfrentar esos desafíos. En este sentido, yo tengo la hipótesis de que el pensamiento y la acción ambientalista sólo se desarrolla en democracia. Eso puede verse en la historia del desarrollo del ambientalismo global. Es posible postular que para que se desarrolle una conciencia ambiental en una sociedad son necesarias ciertas condiciones: El desarrollo de una ciencia fuerte, libre, comprometida y responsable; una sociedad con capacidad real para incidir en la toma de decisiones a través de la participación, una prensa libre y una sociedad educada. Esas condiciones sólo se dan de manera completa en democracia. En particular es muy importante el tema educativo. Sólo países con un nivel de formación adecuada pueden encontrar soluciones justas a los complejos proble- mas derivados del desarrollo humano, en particular el sustentable. Por lo contrario, la ignorancia es un factor que favorece la destrucción ambiental y por lo tanto el de la calidad de vida de la población. Ya lo dijo Bolívar: “Un pueblo ignorante es instru- mento ciego de su propia destrucción”. Esa frase sigue siendo totalmente válida. Por eso, es que todos los gobiernos autori- tarios del mundo, de izquierda a derecha, desde Trump al gobierno de Venezuela atacan a esos factores. Tenemos que en- tender que la democracia es un proceso de balances que impiden el desarrollo de poderes excesivos en ninguna parte de la sociedad. Y aquí volvemos a la idea de la mina como poder. Uno que destruye y co- rrompe. Por eso tiene que tener el control de una sociedad participativa, educada, científicamente empoderada y con liber- tad de expresarse para ponerle límites a los daños que genera. Gloria Carucci: Alejandro, una última reflexión sobre el ¿qué hacer con la minería? Alejandro Alvarez: No hay respuestas simples a esa pregunta. Lo primero que se le puede ocurrir a uno es prohibirla del todo. Quizás en algunos casos habría que hacerlo por los enormes costos que gene- ra. Esa fue la idea detrás de la recién apro- bada, en primera discusión, Ley que prohí- be la minería en la zona delimitada por el Arco Minero del Orinoco. Lo que no estoy seguro es si esa ley sería aplicable en la práctica, peor aún, si la misma no es discu- tida y consultada con las comunidades de esa región. Volvemos al tema de la demo- cracia. No es suficiente con tener buenas intencio- nes y tomar decisiones que a primera vis- ta suenan buenas, tales como crear Áreas Protegidas o prohibir la minería. En el primero de los casos tenemos un antecedente importante en el caso de la creación del Parque Nacional Caura, idea que fue rechazada por las comunidades indígenas presentes en ese territorio des- de mucho antes de que esta ABRAE fuese decretada. Las comunidades indígenas argumentan que esa figura jurídica puede impedir la realización de su derecho a la demarcación de los territorios indígenas y a su uso pleno de los mismos. Si ese proce- so fuese menos “efectista” y si más efectivo deberíamos buscar alternativas para la ad- ministración de áreas protegidas por parte de las comunidades que existen dentro de las mismas. Esto ya se ha probado en diver- sas partes del mundo.
  • 26. 47 Minería Ecológica: una oferta engañosa HISTORIARECIENTEDELAMINERÍAENIMATACA:RESISTENCIAS Dorixa Monsalve Dam Inicio de la destrucción de la densa selva de Imataca. Hoja de Lata, 2009 Crédito: J. Lozada ¿Qué se va a hacer con los mineros? ¿Qué alternativas se le pueden ofrecer? En particular porque muchos de ellos son personas pobres que fueron empujadas a la pobreza y la desesperación, para luego quedar bajo el control de las bandas delincuenciales que controlan la minería. Por otra parte, tienes el problema del in- volucramiento de las propias comunida- des indígenas en la actividad minera. Per- sonas que expresan como algunos líderes Ye´kuana que “El oro puede con todo” o “Si yo tengo que pagar a precio de oro todo, la gasolina con que me muevo, la comida, la ropa… ¿lo puedo obtener de un conuco tradicional?”, o en el caso de las comuni- dades pemón de la Gran Sabana que sien- ten que viven en una enorme precariedad económica y la minería les permite tener la capacidad de resolver algunos de sus pro- blemas más urgentes. No es fácil decirles a esas comunidades que no van a poder hacer minería. Estamos hablando de temas enormemente comple- jos, humanos, económicos y sociales. Toda la gente que dice: “Hay que sacar a los mi- neros de allí”, no saben de qué están ha- blando. Eso es un tema que no han podido solucionar ni siquiera países que tienen situaciones menos complejas que la vene- zolana. Pero la constatación de esas dificultades no es resignación, ni abandono. Es decir que las situaciones difíciles necesitan de soluciones creativas, serias y muy bien discutidas y negociadas con todos los actores involucrados. Pensando en voz alta, deberíamos apostar a la creación de modelos de sustentabilidad local que impliquen la mezcla de recursos sustentables de bosque y turismo con otras alternativas posibles locales que permitan ir avanzando hacia modelos de vida económica, social, y ambientalmente sostenibles ¿Cómo se trabaja eso? Con paciencia, con democracia, con conciencia, y a parte de todo eso con mucha ética. Una ética profunda, ética de la tierra, ética de la gente y del respeto. Existen excelentes antecedentes y expe- riencias que podemos usar. Un caso es el trabajo que se viene haciendo en comu- nidades en El Caura donde se vienen pro- moviendo procesos de participación y formación con comunidades locales que permiten acuerdos de conservación de bosques, en los cuales la comunidad pue- den extraer semillas de alto valor en el mercado internacional. No es un trabajo para nada fácil en nuestra realidad actual. Pero es un camino muy interesante. Es el único camino que tenemos ante la destruc- ción total que nos plantea la minería que destruye vidas, culturas e incluso a la pro- pia democracia. Alejandro Álvarez. Licenciado en Biología y Doctor en Ciencias. Ambientalista y defensor de los dere- chos humanos ambientales. Coordinador de la Coalición Clima 21. “Imataca posee árboles gigantes que compiten con las aves por llegar al cielo…” J.C. Centeno La Reserva Forestal Imataca (RFI) fue crea- da por decreto presidencial en enero de 1963. Conocida con el nombre de “Selva el Dorado”, se encuentra ubicada al sureste del país, en la región biogeográfica Guaya- na, al sur del Delta del Orinoco. Forma par- te de los municipios Casacoima y Antonio Díaz del estado Delta Amacuro y de los mu- nicipios Sifontes, Padre Pedro Chien, Ros- cio y Piar del estado Bolívar. Posee una su- perficie aproximada de 37.500 km², siendo la reserva forestal de mayor extensión del país. El objetivo de creación es suminis- trar la materia prima para la industria de la madera nacional, sin menoscabo de las demás funciones conservacionistas y su aprovechamiento debe regirse por Planes de Ordenación y Manejo (1). Esta área concentra una de las biodiversi- dades más ricas y variadas de Latinoaméri- ca, debido a la gran diversidad de ecosiste- mas que posee, siendo esta biodiversidad parcialmente desconocida. El 80% de su territorio se encuentra cubierto por va- rias modalidades de bosques ombrófilos de gran desarrollo, que contituye un gran patrimonio forestal. Además, posee un te- soro etnocultural de más de 29 mil habi- tantes ancestrales de las etnias Pemón, Ka- riña, Warao, Arawak, y Akawaio (1,2,3,4,5). Cumple funciones de relevancia global y regional en los procesos de regulación cli- mática, en la protección de suelos y aguas así como otros importantes servicios am- bientales (3). Este territorio es también el asiento de importantes reservas minerales (principalmente oro y diamantes), de ma- nera que al gran interés maderero se suma el potencial minero, lo cual supone una do- ble presión sobre la integridad de tan ex- traordinarios y únicos recursos biológicos y culturales (2). Historia reciente de la minería en Imataca. Resistencias En el caso de Imataca, es necesario hacer un recuento de la historia reciente “del uso” de este espacio natural, para entender la lógica de la explotación de oro “legal-ile- gal” actual que se ha apoderado de grandes áreas de la RFI.
  • 27. 49 50 Minería Ecológica: una oferta engañosa Historia reciente de la minería en Imataca: resistencias La exuberancia del bosque natural en un sector al sur de Bochinche Crédito: Morales En Venezuela, una Reserva Forestal es un territorio boscoso, de carácter público, de- limitado para la explotación sostenible y permanente de madera con fines industria- les, de acuerdo a un Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso (PORU) (3). La explo- tación se realiza normalmente a través de concesiones forestales otorgadas por el es- tado por períodos de 40 años, de acuerdo con principios de manejo cuya intención es garantizar la sostenibilidad de la activi- dad industrial y la conservación del recur- so explotado (3). Para el Observatorio de Ecología Política de Venezuela, esta región ha sido el epicentro de una pronunciada conflictividad socioambiental que tiene su origen en la decisión de convertir a la Sie- rra de Imataca en reserva forestal (4). La RFI, desde su creación hasta el año 1997, no tuvo PORU, lo cual no fue impedimento para el otorgamiento de concesiones fo- restales y mineras en ese territorio. Para el experto forestal, J.C. Centeno, en este patrimonio forestal y de biodiversidad, ha reinado la improvisación y la impunidad, y se ha facilitado la corrupción a través de la discrecionalidad con que funcionarios pú- blicos tomaron decisiones sobre la explo- tación de los recursos naturales de este te- rritorio (5,6). De acuerdo a este experto, en Imataca se ha venido repitiendo el patrón de devastación de la mayor parte de las re- servas forestales entregadas en concesión en el resto del país, especialmente al norte del Orinoco. Bosques centenarios se ex- plotan como si fuesen minas, destruyendo progresivamente las especies más valio- sas, degradando los ecosistemas natura- les y erosionando la sustentabilidad de la actividad industrial. Además se han dado concesiones mineras, que constituyen un conflicto de uso con la figura de protección y productividad de la reserva (5,6). Sin embargo, J. R. Lozada, otro experto fores- tal de experiencia en Imataca, indica que la destrucción de los ecosistemas no ha sido responsabilidad de la gestión forestal, sino la expansión sin control y hasta auspicia- da desde el gobierno, especialmente en las últimas dos décadas, de la agricultura y ganadería, prácticas con conflictos de uso respecto a la vocación forestal del área (7). En 1986 se formaliza el otorgamiento de una concesión a la Corporación Venezola- na de Guayana (CVG) para la explotación de oro y diamantes en el sur de la RFI, para explotar los yacimientos localiza- dos principalmente entre Las Claritas, El Dorado y el Alto Cuyuní. Otras concesio- nes más puntuales habían sido otorgadas en las adyacencias de San Martín de Tu- rumbán y Bochinche (5,6). En 1992, un informe del MARN-SEFORVEN indica lo siguiente: “…el desarrollo de la actividad minera de oro y diamantes en esta zona está generando impactos negativos sobre los recursos naturales. Cientos de hectá- reas son depredadas diariamente, el cur- so natural de caños y ríos es desviado y envenenadas sus aguas con mercurio, se talan árboles centenarios y la deforesta- ción en las cabeceras de los ríos, viene también acompañada con la destrucción de la fauna acuática y silvestre” (8). En 1997, cobra relevancia el cambio de uso de la RFI, cuando el entonces presidente Caldera, emitió el Decreto 1.850, contentivo del Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso, donde se destinaba un 40% para la ex- plotación forestal y minera, estableciéndose mecanismos para legalizar y promover el crecimiento de concesiones mineras adjudi- cadas de manera no cónsonas con la ABRAE señalada (4,9,10,11). El Decreto asignaba 1.4 millones de hectáreas, el 37% de la reserva, para la explotación minera en áreas parcial- mentesuperpuestasaconcesionesforestales (5,6,10). A través de un conjunto de medidas sin precedentes y aparentemente desvincu- ladas, la RFI fue repartida entre concesiona- rios madereros y mineros, usurpando terri- torios indígenas, violando el ordenamiento jurídico nacional y contraviniendo acuerdos internacionales en materia de derechos hu- manos y de protección ambiental (5,6). El Decreto 1850 generó inmediata resis- tencia en las comunidades indígenas y en diversos entornos políticos, académicos, científicos, ambientalistas y de organizacio- nes civiles (4,5,6,10,11,12). Fue promulgado sin realizar una adecuada consulta pública como establece la Ley Orgánica para la Or- denación del Territorio y violando los acuer- dos internacionales firmados por la nación, tales como el Convenio de Diversidad Bioló- gica y la Convención de Washington para la Protección de la Flora, de la Fauna y de las Bellezas Escénicas de los Países de Américas (4,11). Sorprendentemente no contempló ni reconoció los territorios indígenas. El trata- miento de los derechos de las comunidades indígenas es vergonzosamente deficiente, li- mitándose a su importancia como “atractivo turístico” y como mano de obra para los “de- sarrollos” propuestos (6). Además, no sólo se les ignoran sus derechos territoriales, se les impide, explícitamente, la expansión de sus actividades de subsistencia (Artículo 64, Plan Ordenamiento) (6,9). Desarrollo Endógeno en Bochinche, Reserva Forestal Imataca Crédito: J. Lozada La Federación de Indígenas del Estado Bo- lívar emitió un comunicado el 9 de Junio de 1997, en donde establece: “La reciente aprobación en Consejo de Ministros del Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso de la RFI reafirma una vez más la polí- tica discriminatoria y violatoria de los de- rechos humanos de los pueblos indígenas por parte del Estado Venezolano. Decreto que cambia totalmente la figura de la reser- va forestal de Imataca, dándole apertura a la explotación minera, turística, industrial, forestal y poblamiento, sin consulta e in- formación alguna a los principales afecta- dos, que son los pueblos indígenas Warao, Arawako, Kariña, Akawaio y Pemón” (6).