Este documento resume un diario escrito por Juan Larrea entre 1940 y 1947 cuando vivía en México y luego en Nueva York tras exiliarse de España. Aunque Larrea no consideraba sus escritos autobiográficos como "diarios" en el sentido estricto, este diario muestra su proceso de observación obsesiva de su propia conciencia y sus intentos de presenciar transformaciones espirituales. Relata de forma escueta los hechos dolorosos de su vida pero sobredimensiona otros para ver en ellos revelaciones místicas que forman parte de
Programa electoral del PSOE para las elecciones europeas
Diario del Nuevo Mundo, libro de la semana
1. Acasoenlamalacota-
da nómina de los dia-
ristas españoles –el
Diccionariodelosmis-
mos que hace unos
meses dio a la im-
prenta Anna Caballé
no es más que una
muy somera aproxi-
mación al asunto– la
figura disonante de
Juan Larrea (Bilbao,
1895-Córdoba,Argen-
tina, 1980) no haga
más que complicar la
pregunta de partida
que parecen hacerse
todos los estudiosos:
¿qué es un diario?, ¿y
qué requisitos debe
cumplir para que
mantenga un perfil
genérico claro, que lo
distinga, por una par-
te, del cuaderno de
anotaciones dictadas
por intereses varios y,
por otra, de las cada
vez más numerosas
obras de ficción urdi-
das a partir de la vida
de sus autores?
Larreanuncadefi-
niósusabundososes-
critos autobiográficos
como “diarios”, ni asumió los
compromisos de veracidad, asi-
duidadydisciplinaqueparecen
caracterizar al diarista típico.
Discontinuo, inconexo y des-
bordado es, por ejemplo, Orbe,
que compuso en París entre
1926y1932,ycuyapublicación
quedofrustradaporlaguerraci-
vil española, hasta que una ver-
sión reducida del mismo vio la
luz en 1990. Orbe anunciaba lo
que había de ser la escritura au-
tobiográfica de Larrea: los he-
chos externos –la salsa de cual-
quier diario convencional– sólo
comparecen en cuanto que aci-
cates de lo que el autor entien-
decomorevelaciones,
en un proceso obse-
sivo de observación
de la propia concien-
ciaenesperadeasistir
a lo que él mismo en-
tendía como transfor-
maciones o renaci-
mientos de su espíri-
tu.Lomilagroso–para
el lector incauto, al
menos–, es que, en
estas condiciones, lo
escritoalcanceatener
consistenciaderelato,
y que el autor ejerza
uneficacísimocontrol
sobre las leves tramas
que lo articulan, has-
ta el punto de que el
lector,privadodeotras
claves respecto a lo
que está sucediendo,
dé por buenas las
arriesgadísimas inter-
pretaciones, más o
menos simbólicas,
que el autor asigna a
esos hechos. Nace así
elLarreavisionario;el
que, después de re-
nunciar a la poesía,
brillantemente culti-
vada hasta entonces,
seentregaalatareade
convencerse de que su modes-
ta existencia es el instrumento
que una hipotética conciencia
poéticauniversalhaelegidopara
manifestarse.
Noesdeextrañarquelague-
rra civil y el exilio contribuye-
ran a consolidar en él estas con-
viccionessalvadoras.Ydeunade
las fases más delicadas de ese
proceso viene a dar testimonio
esteDiariodelNuevoMundoque
se conservaba en los archivos
de Larrea custodiados por su al-
bacea, Alejandro Finisterre, y
quehaeditadoelhispanistaGa-
briele Morelli. Escrito, con al-
gunas discontinuidades, entre
abrilde1940yagostode1947,se
corresponde, en efecto, con los
añosdeestrecheceseconómicas
ydificultadesfamiliaresqueLa-
rreaysufamiliavivieronenMé-
xicoantesdelatraumáticasepa-
ración del matrimonio y el
traslado del escritor a Nueva
York. Hubiera podido esperar-
se que estas páginas dieran
cuenta del caudal de dolor hu-
manoquecabeatribuiraesascir-
cunstancias. Pero, por el contra-
rio, lo que el autor hace, en la
estela de sus escritos parisinos,
esconsignarmuyescuetamente
loshechosmásdolorosos–lasen-
fermedades,porejemplo,quese
ceban en el propio Larrea, en
su hijo y en su mujer–, a la vez
que se sobredimensionan otros
de apariencia nimia –la pérdida
de una estilográfica, por ejem-
plo–, para convertir unos y otros
en meros acicates del relato de
una transformación personal de
resonancias místicas. La nueva
tierra de promisión, llamada a
sustituir a la Europa destruida
porlaguerrayelagotamientode
susenergíascreativas,vieneaser
tambiénelsímbolodeunanue-
va fase en el desarrollo de la hu-
manidad, una prometida “edad
delespíritu”enlaqueelhombre
cobrará conciencia de que a tra-
vés de sus hechos y percepcio-
nes opera una redescubierta
conciencia universal, que es
L E T R A S
1 4 E L C U L T U R A L 2 3 - 1 0 - 2 0 1 5
JUAN LARREA
Edición de Gabrielle Morelli. Prólogo de Juan Manuel Díaz de Guereñu. Fundación Banco Santander. Madrid, 2015. 183 páginas, 10E Ebook: 2’99E
Diario del Nuevo Mundo
Podemos pronosticar que
este fascinante diario pasa-
rá a ocupar un destacado lu-
gar en el todavía dudoso ca-
non del género en castellano
SECCIÓN:
E.G.M.:
O.J.D.:
FRECUENCIA:
ÁREA:
TARIFA:
PÁGINAS:
PAÍS:
LETRAS
925000
147877
Semanal
648 CM² - 120%
46800 €
14-15
España
23 Octubre, 2015
2. también–diceLarreaen1945,
cuando su discurso ha alcan-
zado ya un notable grado de
elaboración– “el proceso de
transformación de lo humano
desde la actitud pasiva de la
criaturaalaactivadelcreador”.
Lo verdaderamente origi-
nal de estas formulaciones es
que suponen una incorpora-
ciónalpensamientoespañolde
ideas y principios que había
ejercido una benéfica influen-
ciasobrelacivilizacióneuropea
sigloymedioantes.Enellasse
condensaladoctrinaromántica
de la imaginación creadora, tal
como la entendieron místicos
como Blake y contemplativos
comoWordsworth,améndere-
volucionarios como Shelley. A
propósito de este último, por
cierto, hay que señalar que,
aunque estos diarios son más
bien parcos en declaraciones
políticas –apenas hay alguna
alusión a las amenazas totali-
tarias que representan tanto el
nazismocomoelcomunismo–,
sí se percibe en ellos la certi-
dumbre de que esa “edad del
espíritu”enciernesvaunidaal
triunfo de las democracias so-
brelostotalitarismos;conlacu-
riosaparadojadequeelgranlí-
derdelacoalicióndepotencias
democráticas, el presidente
Roosevelt,murióantesdeasis-
tir a esa victoria; y que, al igual
que al Moisés bíblico, la tierra
prometida le fue negada, qui-
zá, por haber incurrido en un
imperdonablepecadonefando,
que no fue otro que
el cometido “contra
la democracia en el
casodeEspaña”.Es
significativo tam-
bién que, en la apa-
rente arbitrariedad
con la que el autor
destacaunoshechos
sobreotros,leafecte
profundamente la
recepción del reloj
que quiso legarle la
militante antifascis-
taAliciaRühleantes
desuicidarse.Lalle-
gada a sus manos de
ese simbólico reloj
seconvierteparaLa-
rrea en una muestra
del modo de operar
de esa “conciencia”
sobrehumana que
opera a través de las
accionesparticulares
de los individuos.
Tal es el mundo mental
que refleja este fascinante
“diario”deLarreaapenascon-
cebidocomotal;yque,sinem-
bargo, podemos pronosticar
que pasará a ocupar un desta-
cado lugar en el todavía du-
doso canon del género en cas-
tellano. También en esto su
incomprendidoautorabrióca-
mino.JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA
2 3 - 1 0 -
L I B R O D E L A S E M A N A L E T R A S
LARREA EL RARO
Era un hombre de insólitas certezas, las
suyas, las que sólo él podía explicar. Tam-
bién de arcanos y premoniciones: un asi-
duo morador del reino del espíritu. Dis-
cernía en la historia humana tramas
complejas de la cuales él tenía la clave. Re-
dactó vastas lucubraciones convencido de
que nada es aleatorio, todo tiene un ocul-
to sentido. Su amistad con Gerardo Diego,
interrumpida con ocasión de la Guerra Ci-
vil, le procuró un puesto, bien que mar-
ginal, en el elenco de poetas de la Genera-
ción del 27. Fue un visionario con el nimbo
de los santos de su religión cultural. Antes
de exiliarse ya era un exiliado. Y fueron
muchos los que se ahorraron la molestia
de comprenderlo. Un sábado del 78 im-
partió una conferencia en mi ciudad. Yo
tenía 18 años y un dilema: conocer en per-
sona al admirable autor de Versión ce-
leste o ir a la discoteca. Se impusieron
las hormonas. FERNANDO ARAMBURU
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O.J.D.:
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14-15
España
23 Octubre, 2015