El documento describe la dimensión espiritual como el núcleo de la vida de una persona y el centro de su liderazgo personal, ya que define el rumbo de toda su vida. Señala que tres aspectos importantes para desarrollar esta dimensión son la meditación, participar en talleres espirituales y escuchar música clásica. De no mejorar en su desarrollo espiritual, la persona no estaría bien consigo misma ni con los demás, y su sueño es llegar a estar espiritualmente bien consigo misma.