La asociación de padres y madres de un colegio debatió sobre el disfraz de los niños para la fiesta de fin de curso. Propusieron disfraces de piratas pero surgieron discrepancias sobre si los niños debían llevar armas, ya fueran reales o de cartón. Tras un debate ético sobre la naturaleza de la piratería, decidieron que los niños irían disfrazados de paisaje campestre para promover valores pacíficos, ecológicos y sin armas.