1. Los dominios bioclimáticos españoles
Comenzaremos diferenciando dos conceptos:
- Tiempo atmosférico: el estado de la atmósfera sobre un lugar en un
momento determinado. Es objeto de la Meteorología.
- Clima: es el estado habitual (medio) de la atmósfera sobre un lugar.
Este tema trata sobre los dominios bioclimáticos españoles. Por dominios
bioclimáticos entendemos zonas dotadas de una cierta homogeneidad
interna en cuanto a su clima y a la vegetación que se da en él. Generalizando
podemos decir que en la España peninsular, el archipiélago balear y los territorios
africanos españoles predomina el clima mediterráneo, aunque con matices según la
cercanía al mar, el relieve y la latitud; sólo la franja cantábrico–atlántica presenta
caracteres de clima oceánico, aunque con influencia mediterránea.
La vegetación en España presenta una enorme variedad. De hecho, la vegetación
de la península Ibérica presenta la mayor riqueza florística de Europa: se calculan
unas 6.000 especies, el 40% de las especies. También contamos con el 60% de los
hábitats de interés comunitarios identificados. Existen casi 1.200 espacios
protegidos (incluyendo los marinos), que cubren unos 60.000 Km2, es decir algo
más del 12% del solar español. Todo esto se debe a la situación en el extremo
sudoeste de Europa y al aislamiento (barrera de los Pirineos). Esta situación lejos
de ser un problema se ha convertido en un beneficio, puesto que somos el país
europeo con mayor número de especies endémicas (solo existentes en España).
Para comenzar el análisis de la vegetación española debemos diferenciar entre
vegetación real y vegetación potencial, climácica o natural, entendiendo este último
tipo como aquella que ha nacido de forma espontánea y que se adecua a las
condiciones naturales del medio, no necesitando la intervención humana para
sobrevivir. Dentro de este grupo cabe hacer una segunda distinción entre:
La vegetación propiamente climácica o madura, que es aquella que se
encuentra en un estado primigenio, cuyas características dependen de las
condiciones naturales del clima, los suelos y el relieve.
La vegetación “degradada” que es el resultado de la adaptación a
condiciones naturales que no son las más óptimas, sin que medie la acción
del hombre.
La vegetación real se debe es el resultado de las modificaciones que el hombre ha
realizado en la propia vegetación o en las condiciones naturales (clima y suelo) en
las que esta se da:
La agrarización: sustitución de la vegetación potencial por otra que permite
una explotación agraria (agricultura y ganadería).
La actuación negativa sobre el medio, que impide el natural desarrollo de la
vegetación potencial, dando lugar a formaciones degradadas o a la
sustitución (en este caso una vegetación no plantada por el hombre) de la
vegetación potencial por otra.
La sustitución de la vegetación potencial por otra por la acción repobladora
- 1 -
del hombre.
EL DOMINO BIOCLIMÁTICO EUROSIBERIANO U OCEÁNICO:
Ámbito: se localiza en el litoral septentrional y en la vertiente norte de los Montes
Vascos y la Cordillera Cantábrica y en gran parte del Macizo Galaico-leonés, por
debajo de los 1.000 metros de altura.
2. Los dominios bioclimáticos españoles
- 2 -
Las características climáticas son:
Abundantes precipitaciones (más de 800 l/m2 al año), que se distribuyen de
forma bastante regular a los largo del año, aunque las máximas
precipitaciones se producen a finales de otoño e invierno, y en verano se da
un mínimo relativo, con uno (en Galicia) o ningún mes seco (índice de
Gaussen).
Las temperaturas son también suaves, con inviernos que difícilmente bajan
de 8ºC y veranos que no suelen superar los 21ºC. La oscilación térmica
ronda los 10ºC.
Son abundantes los días nublados y no muy abundantes las horas de sol.
Las heladas son escasísimas.
Los factores que dan lugar a este clima son: la cercanía al mar, la abundante
nubosidad (poca insolación), la latitud norte. La frecuencia de las llegadas de viento
(advecciones) del NO y N, húmedos y fríos o frescos. Estos vientos al llegar a las
sierras litorales provocan fuertes precipitaciones por el efecto Föhen.
En las zonas altas del Macizo Galaico-leonés y en las zonas próximas al clima de
interior se da una variante de transición, que se caracteriza por unos inviernos
más fríos (menos de 6º), lo que ocasiona una amplitud térmica mayor, entre 12 y
15 grados, y por unas precipitaciones menos abundantes (entre 600 y 800 mm,
aunque pueden superar los 800), que pueden presentar uno o dos meses secos en
verano.
La vegetación:
En la vegetación que se da en este ámbito, en las zonas por debajo de los 1.000
metros, predominan los bosques de frondosas (árboles de hoja plana) de hoja
caduca, y los sotobosques y prados resultantes de la tala de esos bosques. En el
litoral, las fosas tectónicas, sinclinales y valles de los ríos encontramos vegetación
agraria. Se trata de formaciones vegetales muy influenciadas por las características
climáticas del dominio.
1. Los bosques de frondosas de hoja caduca son la vegetación natural, la que
se adecua a las condiciones climáticas de la zona. Es un tipo de bosque con árboles
dominantes de hoja plana y fina (en este ámbito climático la insolación no es fuerte
y necesitan una amplia superficie de exposición para realizar la fotosíntesis; no son
gruesas porque no necesitan almacenar agua) y caduca (en la época de mayores
precipitaciones, cuando el número de horas de sol es insuficiente para poder
realizar la fotosíntesis, el árbol se deshace de las hojas que no le sirven), con
alturas que superan los 30 metros (los árboles compiten porque sus hojas capten la
escasa insolación), corteza de poco grosor (no necesitan evitar la transpiración) y
madera semidura, como corresponde a zonas templadas húmedas. El bosque a que
da lugar es alto y denso (abundantes hojas), impidiendo el paso de la luz, lo que
dificulta el desarrollo del sotobosque, que es escaso y umbrófilo. El estrato
herbáceo también es escaso y umbrófilo y tiene su máximo en primavera, que es
cuando las hojas de los árboles aún crecimiento dejan pasar algo de luz.
En estos bosques se da la tendencia al dominio claro de una especie. Las más
importantes son el roble y el haya, aunque también tienen importancia el castaño,
el avellano, los arces y los serbales:
- Los robledales: son los bosques típicos de este ámbito climático. Necesitan
humedad y moderación en el frío. Los encontramos hasta los 1.000 m de
altura sobre el nivel del mar, cuando el frío supone ya un obstáculo
3. Los dominios bioclimáticos españoles
- Los hayedos: tienen una tolerancia térmica amplia, que los hace superar
los 1.000 de altitud hasta enlazar con la transición con la vegetación de
montaña. También aguanta en situaciones de menor humedad (hasta los
700 mm) que el robre. Los encontramos en Asturias, Cantabria y el País
Vasco, en Navarra (bosque de Irati), en el Pirineo (Ordesa, por ej.),
Montseny, puntos de los sistemas Ibérico y Central.
2. En las zonas de clima de transición del eurosiberiano u oceánico al
mediterráneo de interior, con precipitaciones menores y más irregulares e inviernos
más fríos, tenemos frondosas marcescentes (hoja marcescente, que aún no se ha
convertido en persistente y que, aunque muere con la llegada del invierno, no se
produce la caída) de dominio mediterráneo. También en los Pirineos, en la zona
de transición del bosque mediterráneo al de frondosas de hoja caduca (piso
montano). Los árboles más típicos son el quejigo y el roble melojo o rebollo.
3. En el piso montano de los Pirineos, en la zona en la que se produce la transición
de la vegetación de frondosas oceánicas a las coníferas, encontramos frondosas
marcescentes de dominio oceánico. Su árbol más característico es el roble
peloso. Se tratan en el apartado de dominios bioclimáticos de montaña de
montaña.
4. La acción del hombre, directa (explotación maderera, talas para conseguir pastos
para la ganadería extensiva, etc.) o indirecta (consecuencias de la contaminación
atmosférica, regulación de las aguas, etc.) ha dado lugar a la degradación del
bosque climácico:
En ocasiones, ha reducido gran parte de la extensión de los bosques,
buscando pastos para el ganado, o los ha sustituido por el castañar, de
explotación agraria.
En otras ocasiones, ha realizado talas que luego han dado lugar al
desarrollo de zonas de matorrales, tipo landa.
Las repoblaciones se han realizado con pino rodeno y con eucalipto, especies que
no son autóctonas y que tienen un impacto negativo sobre los bosques naturales,
además de aumentar notablemente el riesgo de incendios forestales.
EL DOMINIO BIOCLIMÁTICO MEDITERRÁNEO
Desde el punto de vista del clima presenta tres zonas claramente diferenciadas: el
interior, con un claro componente continental, el puro, y el semiárido, donde las
precipitaciones son inferiores a los 300 l/m2 anuales. Las tres presentan un verano
seco.
1. Clima mediterráneo de interior
Ámbito: comprende todo el interior peninsular: la Meseta, las Depresiones del Ebro
y el Guadiana (excepto la zona litoral), la Depresión Intrabética, y las zonas bajas
de las Sierras Subbéticas y Prebéticas, el Sistema Ibérico y Sierra Morena.
Las características climáticas son:
Las precipitaciones son:
- Escasas o moderadas (entre 800 y 300 mm.
- Tienen un mínimo veraniego marcado, con al menos dos meses secos.
Conforme avanzamos hacia el sur aumenta el número de meses secos.
- En el valle del Ebro se dan tres meses secos, aunque en la zona central, más
árida, se llega a cuatro, y se da otro mínimo (aunque sin meses secos) en
- 3 -
4. Los dominios bioclimáticos españoles
invierno, que puede llegar a ser el mínimo principal (formación de
anticiclones térmicos en invierno)
- En la zona del interior oriental andaluz, el mínimo veraniego presenta al
menos cuatro meses secos y dos de ellos muy secos (por debajo de 5 mm)
- Las máximas se dan en los equinoccios, fundamentalmente en primavera,
aunque en la zona occidental, septentrional (norte del Duero) y en el valle
del Guadalquivir son más abundantes y tienen su máximo en invierno (paso
de vientos del oeste, noroeste, norte y suroeste).
Las temperaturas tienen una fuerte amplitud térmica (más de 16ºC, aunque
generalmente ronda los 18ºC). Se dan los siguientes subdominios:
- Submeseta Norte y tierras altas de Guadalajara, Teruel y Cuenca:
o Veranos frescos (<22ºC)
o El mes más frío tiene menos de 6ºC
o Frecuentes heladas y nieblas.
- Submeseta Sur y bordes del valle del Ebro:
o Veranos cálidos (22ºC o más)
o Inviernos fríos (generalmente entre 4 y 6ºC)
o Heladas no muy frecuentes.
- 4 -
- En el interior andaluz oriental:
o Veranos calurosos (en torno 25ºC)
o El mes más frío por encima de los 6ºC, pero inferiores a 10º
Los factores que determinan estas características climáticas son la latitud, el relieve
(su disposición en forma de barrera que aísla estos territorios de las influencias
marítimas, la inexistencia de barreras montañosas importantes en el oeste, el
basculamiento de la Meseta hacia el oeste, hace que las zonas más elevadas de la
Meseta presenten inviernos más fríos, la desembocadura del Guadalquivir permite
que los vientos del suroeste, la abundancia de unidades de relieve montañosas
introduce modificaciones en el clima, etc.), la formación de un anticiclón térmico en
invierno en la Península Ibérica, que impide el acceso de vientos procedentes del
mar.
2. Clima mediterráneo puro
Ámbito: se localiza en todo el litoral mediterráneo, y las zonas bajas de la
vertiente mediterránea de las Sierras Prelitorales Costerocatalanas y las
alineaciones próximas al litoral del Sistema Ibérico y los Sistemas Béticos, además
de la zona litoral de la Andalucía atlántica, gran parte de Extremadura y el bajo
Guadalquivir.
Las características climáticas son:
El relieve del dominio presenta tres ámbitos bien diferenciados:
- Una franja litoral muy estrecha, excepto en el sector suroccidental
(desembocadura del Guadalquivir y parte de Extremadura), que recorre toda
la costa mediterránea, excepto la zona entre el Cabo de Huertas y Adra-
Motril (zona meridional del litoral alicantino y las llanuras costeras de Murcia
y Almería) y la atlántica andaluza.
- El valle bajo del Guadalquivir y gran parte de Extremadura, donde es
importante la influencia de los vientos del suroeste y del oeste.
- Las estribaciones litorales de los sistemas montañosos que recorren el
dominio.
Esta distribución del relieve influye notablemente en el clima del dominio: conforme
nos alejamos de la costa la altura modifica las condiciones propias del litoral.
5. Los dominios bioclimáticos españoles
El clima mediterráneo marítimo se caracteriza por unas precipitaciones escasas, con
un mínimo veraniego, en el que pueden darse dos meses o más secos, y los
máximos de precipitación en invierno (a escala mundial), aunque en las áreas
litorales mediterráneas de la península ibérica se desplazan a la primavera y otoño.
Las temperaturas se caracterizan por un verano cálido (22ºC o más) y un invierno
suave (10ºC o más). La amplitud térmica es moderada entre los 13 y los 15ºC. No
obstante, dentro del amplio conjunto del litoral se pueden diferenciar cuatro
subzonas con características climáticas propias:
- En la costa catalana, desde el cabo de Creus hasta el valle del Llobregat,
tenemos un clima “suavizado”, con precipitaciones que rondan los 600 l/m2,
un mínimo veraniego no muy acusado, y un máximo en otoño debido a la
influencia de la “gota fría” o “depresión aislada en niveles altos” (DANA).
- En la zona valenciano-balear, desde el valle del Llobregat hasta el cabo de
Huertas, muy próximo a Alicante, tenemos el clima mediterráneo litoral con
precipitaciones otoñales: precipitaciones por debajo de los 600 l/m2, con un
mínimo veraniego con tres meses secos. El máximo, muy acusado, es en
otoño debido a la frecuencia de las precipitaciones torrenciales de la “gota
fría”. El mes más cálido ronda los 25ºC, y el más frío ronda los 10-11ºC.
- En la costa meridional andaluza, desde Adra-Motril hasta la frontera
portuguesa tenemos un clima mediterráneo puro. Se caracteriza por unas
precipitaciones escasas (entre 500 y 700 mm), con un mínimo muy acusado
en verano (tres o cuatro meses secos, y dos de ellos muy secos, por debajo
de 5-10 l/m2), y el máximo es a finales de otoño e invierno, también muy
acusado.
- En gran parte de Extremadura y la zona occidental del valle del
Guadalquivir, las temperaturas veraniegas muy calurosas (25º o más), y se
plantea una oscilación térmica superior a los 18ºC. Las precipitaciones son
moderadas y tienen su máximo a finales de otoño e invierno, presentando
un fuerte estiaje veraniego: cuatro meses secos, dos de ellos muy secos.
3. El clima mediterráneo semiárido
Entre el cabo de Huertas y la zona de Adra-Motril y en las zonas centrales del valle
del Ebro se da una variedad de clima que se denomina mediterráneo seco o
semiárido. Lo incluimos en este dominio porque sus temperaturas tienen unas
características propias del dominio, pero sus precipitaciones no tienen nada que
ver: son escasísimas o esteparias (siempre por debajo de los 300 mm en la zona
sureste, y próximos a esa cifra en las zonas esteparias del interior)
La distribución de las precipitaciones varía:
En la zona suroriental los máximos son a comienzos de la primavera y
finales de otoño y principios del invierno, y los mínimos comienzan a mitad
de primavera y concluye a mediados de otoño.
En la zona central del valle del Ebro los máximos son primaverales y
otoñales y los mínimos se reparten entre el verano y el invierno (en
ocasiones el mínimo más acusado es en invierno.
Los factores que determinan estos climas varían:
En la zona suroriental son la cercanía a un mar relativamente cálido (el
Mediterráneo), que suaviza las temperaturas. La distancia y la distribución
del relieve (los Sistema Béticos) hacen que a este dominio lleguen escasas
masas de aire procedentes del Atlántico. Por el contrario, la proximidad a
África permite la influencia de los vientos procedentes del norte de este
- 5 -
6. Los dominios bioclimáticos españoles
continente, que son secos y cálidos, especialmente en verano (más de
cuatro meses secos). Estos vientos, además, mantienen a esta zona
relativamente alejada de la influencia de la DANA o “gota fría”. Las únicas
precipitaciones provienen de los vientos del suroeste (Tm) que penetran por
el Estrecho de Gibraltar o de los que llegan por el sureste.
En la zona central de valle del Ebro, además de la disposición del relieve que
aísla la zona de los vientos marítimos (atlánticos y mediterráneos) y le da
una gran “continentalidad”, hay que contar con la formación de anticiclones
térmicos invernales que dan un tiempo muy estable y disminuyen la
probabilidad de que le afecten las borrascas provenientes del Frente Polar.
En verano, las elevadas temperaturas ocasionan elevadísimos puntos de
saturación que dificultan la condensación y la posibilidad de precipitaciones,
que sólo tienen lugar en forma de tormentas a finales de ese solsticio.
3. La vegetación mediterránea
Es la que predomina en los dominios climáticos mediterráneos de interior y
mediterráneo puro.
La vegetación de este dominio está muy influenciada por el clima y por la acción del
hombre: en estos dominios climáticos, especialmente en las zonas llanas y más
bajas, predominan los usos agrarios, quedando la vegetación natural reducida a
pequeñas manchas de bosques o a bosques modificados por la acción del hombre,
que se dan en zonas de una cierta altitud como en las pequeñas sierras o los altos
páramos.
La vegetación natural presenta dos variables:
En las zonas más húmedas, frías y con menor estiaje encontramos bosques
de frondosas de robles marcescentes mediterráneos (quejigo y rebollo),
propios de la transición del dominio oceánico al de interior.
En el resto, bosque de frondosas mediterráneo.
El bosque mediterráneo de frondosas es de hoja perenne, presenta árboles
con troncos que se ramifican pronto y dan lugar copas globulares y anchas que
proyectan sombra sobre el suelo. En los bosques naturales originarios, las copas
entraban en contacto unas con otras, proyectando bastante sombra y generando un
microclima en el suelo, para protegerlo del calor y la evaporación en los períodos en
los que no hay precipitaciones. Esta sombra permitía también el desarrollo de un
estrato de arbustos. Hoy estos bosques tan apenas existen.
Los árboles no son muy altos (aunque pueden alcanzar los 20 o 25 metros) ya que
no tienen que competir por la luz y sus sistemas de raíces son poderosos para
aprovechar al máximo el agua precipitada e infiltrada.
Sus hojas, adaptadas al medio, han desarrollado mecanismos para defenderse de la
insolación, el calor y la evapotranspiración: son pequeñas (a veces espinosas),
están protegidas por una fuerte cubierta o dermis que sirve de aislante y que
refleja parte de la luz solar, sus poros, por donde transpiran y pierden agua, están
concentrados en el envés de la hoja -zona de sombra- y protegidos por pelillos, y
un grueso tejido interior les permite acumular agua en las épocas del año en que
llueve.
Las especies más importantes son:
- La encina, que domina en la zona de precipitaciones escasas, inviernos
- 6 -
frescos o fríos.
7. Los dominios bioclimáticos españoles
- El alcornoque que lo hace donde las precipitaciones son moderadas y los
inviernos no son muy fríos y los veranos cálidos o calurosas, como en el
oeste peninsular o zonas gerundenses de la Costero-catalana.
Es importante también destacar la presencia de pinos, que, como vegetación
climácica, son especies muy secundarias en este ámbito, pero han ido colonizando
amplias zonas bien por el progresivo deterioro de los encinares por la acción del
hombre, bien por las repoblaciones llevadas a cabo.
El bosque mediterráneo de frondosas marcescentes lo encontramos en el piso
montano de las zonas montañosas, donde el frío no permite el desarrollo de las
frondosas perennifolias. Los árboles más típicos son el quejigo y el roble melojo o
rebollo. Se trata en los dominios de montaña.
El matorral mediterráneo:
Se da en tres circunstancias:
1. Donde las precipitaciones son muy escasas, los inviernos muy fríos o los
suelos muy pobres, el bosque ya no puede subsistir y se dan formas
arbustivas. En este caso forma parte de la vegetación potencial.
2. Cuando la acción del hombre no es netamente destructiva y se limita a la
tala periódica sin arrancar las raíces (lo que provoca el recrecimiento del
árbol a partir de los brotes de las raíces superficiales), favoreciendo la
erosión de los suelos y una disminución de las defensas del bosque frente a
la aridez de los meses secos, se desarrolla un bosque de encinas que
adoptan formas arbustivas: de 2 a 4 metros de altura y copas poco densas y
achaparradas. En la actualidad casi todos los encinares que quedan
presentan ese estado.
3. Donde el hombre ha talado de forma definitiva el bosque, y este encuentra
serias dificultades para regenerarse o se encuentra en una fase intermedia
de su largo proceso de recuperación.
En los dos últimos casos forma parte de la vegetación real, y sufre un ciclo de
recuperación o de degradación, según las condiciones naturales en las que se
encuentra. Sus tipologías obedecen a la fase en la que esté.
El matorral mediterráneo, que puede adoptar tipologías diferentes:
Maquis o maquia. Presenta matorrales densos de más de 2 metros de
- 7 -
altura.
Garriga es una fase de degradación del maquis. Presenta matorral de entre
2 y 0,6 metros de altura, también denso
Brolla es el aclarado de la garriga, que permite la llegada de la luz al suelo,
resecándolo y empobreciéndolo en humedad.
Tomillares, con el 50% del suelo sin cubrir, presenta especies leñosas que
no sobrepasan los 0,5 metros, muy adaptadas a condiciones de gran aridez.
Una de las características de este matorral es su gran variedad de especies.
Destacan los rosales silvestres, las jaras, los brezos, las aliagas, el romero o el
tomillo.
En las zonas de clima semiárido mediterráneo predomina la vegetación
adaptada a esa extrema sequía y al número de meses con temperaturas elevadas.
Está formada por la fase más pobre de matorral mediterráneo (matorral
mediterráneo termófilo), que se corresponde con el tomillar, aunque las especies
vegetales sean termófilas. En las zonas en las que es mayor la escasez de agua se
8. Los dominios bioclimáticos españoles
da vegetación esteparia formada por algunas hierbas bajas y dispersas. En las
ramblas, donde hay un abastecimiento irregular de agua, encontramos adelfas y
palmitos.
5. El dominio bioclimático de montaña
Se trata de los climas de los territorios situados por encima de los 1.000 m
sobre el nivel del mar. Se caracterizan por tener unas precipitaciones más
abundantes que las zonas limítrofes y por tener unas temperaturas más bajas
según la altura (6,4º C menos cada 1.000 metros). En España, podemos diferenciar
tres tipos de climas de montaña:
1. Climas de montaña del dominio eurosiberiano o de influencia
marítima, que afecta a los montes de Galicia, Cordillera Cantábrica, Montes
Vascos, Pirineos, Costero–catalana y zona oriental del Sistema Ibérico, en
altitudes superiores a los 1.000 metros. Las precipitaciones son superiores
a los 1.000 mm. y bastante regulares. A partir de los 1.500 metros se hace
importante la innivación (de 30 a 50 días al año). Las temperaturas son frías
y disminuyen con la altura.
2. Climas de montaña interior (afecta a las zonas central y occidental del
Sistema Ibérico, Sistema Central y puntos elevados de los Montes de Toledo
y Sierra Morena). Las precipitaciones son relativamente abundantes, aunque
el verano ya tiene algún mes seco. Los inviernos son largos y fríos.
3. Climas de montaña de influencia subtropical (Sistema Bético). Las
precipitaciones no son tan abundantes como en los otros tipos de montaña,
y se concentran fundamentalmente en otoño e invierno, siendo los veranos,
como en su entorno, secos: generalmente cuatro meses secos y dos muy
secos. Las temperaturas también son más cálidas que en el resto de las
zonas montañosas, teniendo máximas elevadas e inviernos no muy fríos.
La vegetación
La altitud, con su descenso en las temperaturas, mayor pluviosidad, aumento en el
número de precipitaciones en forma de nieve y su aumento del tiempo de
permanencia de la nieve actúan sobre la vegetación:
- Seleccionándola en función de la altura, lo que da lugar a la aparición de
diferentes formaciones vegetales ordenados en pisos o cliseries, según la
altura a la que se encuentren. También intervienen en la organización de
estas cliseries la orientación de la ladera en solana o umbría.
- Produciendo sustituciones en la vegetación propia de la zona.
1. LA MONTAÑA EN EL DOMINIO EUROSIBERIANO
1.a. LA MONTAÑA ALPINA. PIRINEOS:
- Hasta 1.200-1.600 m. (Base y piso montano) hay una evolución desde la
vegetación de frondosas perennifolias a las marcescentes mediterráneas
(quejigos y rebollos), para pasar después a las frondosas caducifolias y,
acabar, con marcescentes eurosiberianas (roble peloso) (bosques de encima
y matorral) a las oceánicas de transición (robles marcescentes de dominio
eurosiberiano).
- De 1.200-1.600 a 2.300-2.400 (Piso subalpino): formaciones de coníferas
naturales, que forman masas discontinuas, porque en verano hace
- 8 -
9. Los dominios bioclimáticos españoles
demasiado calor para la creación de extensos bosques. Las especies más
importantes son los abetos, el pino silvestre y el pino negro.
- De los 2.300-2.400 a los 3.000 metros (Piso alpino), está cubierto por las
nieves de 7 a 8 meses y aparecen formaciones herbáceas (pradera alpina),
favorecidas por el hombre que las utiliza como pastos en verano.
- A partir de los 3.000 metros (Piso nival) la nieve cubre el suelo todo el
año, excepto en zonas de fuerte pendiente, donde desaparece un corto
período de tiempo, para que aparezcan pequeñas plantas adoptadas a estas
durísimas condiciones.
1.b. MONTAÑAS DE TRANSICIÓN I. En la vertiente norte de la Cordillera
Cantábrica y los Montes Vascos, con una pluviosidad muy elevada, desaparece
el piso subalpino porque las coníferas no soportan una humedad tan elevada.
2. LA MONTAÑA EN EL DOMINIO MEDITERRÁNEO
2.a. MONTAÑAS DE TRANSICIÓN II. En la zona de transición hacia el
Mediterráneo (vertiente Sur de la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico, el
Sistema Central, Montes de Toledo, Sierra Morena, Bética -excepto Sierra
Nevada- y la Cordillera Costero-Catalana), la sequía veraniega también impide
la existencia de un piso subalpino, y nos encontramos con un piso montano,
con bosque de frondosas de hoja caduca y marcescente (de dominio
mediterráneo), y pino silvestre (no hay un piso subalpino dominado por las
coníferas, con pino negro y abetos), que da paso a un piso superior
(supraforestal) de matorral.
CLIMAS DE LAS ISLAS CANARIAS
La situación latitudinal, el relieve, la insularidad, etc. hacen del clima de las islas
Canarias algo muy diferente a los climas peninsulares, además el relieve
montañoso de las islas hace que tengamos que hablar de diferentes variedades
climáticas, y no de un solo clima canario.
De forma general podemos hablar de tres grandes ámbitos climáticos
canarios: el litoral, el del mar de nubes (laderas de barlovento que reciben los
alisios, entre los 700 y los 1.000 metros) y el de montaña canaria.
- Las temperaturas. Los tres tienen una baja oscilación térmica a lo largo del
año, si bien el de montaña, con inviernos más fríos, la tiene mayor. Excepto
este caso, los inviernos son templados y los veranos cálidos. La amplitud
térmica suele rondar los 7,5º C.
- 9 -
- En cuanto a las precipitaciones:
o El ámbito litoral es muy seco. Suele tener más de seis meses secos
(la estación cálida) y varios de ellos sin precipitaciones.
o La zona del mar de nubes se caracteriza por las precipitaciones
horizontales abundantísimas, y las verticales dejan un total anual que
ronda los 1.000 mm. Estas se localizan en la estación fría. La
estación cálida tiene cuatro o cinco meses secos, pero ninguno carece
de precipitaciones.
o La zona de montaña tiene precipitaciones por debajo de los 800 o
1.000 mm, pues los vientos húmedos han dejado gran parte de su
humedad en la zona del mar de nubes. La estación cálida tiene varios
10. Los dominios bioclimáticos españoles
meses (más de 4 o 5) secos, algunos de ellos son muy secos, aunque
es difícil que no haya alguna precipitación.
La vegetación canaria es el resultado de la adaptación a esos tres ámbitos, que
originan la siguiente cliserie:
1. Piso basal (hasta 300 o 400 metros), es una zona de extrema aridez (menos
de 250 mm), sólo compensada por la proximidad al mar. El suelo volcánico,
tan poco propicio a la infiltración, acentúa esta aridez. La formación vegetal
propia es esteparia y casi desértica: un matorral de poca densidad, muy
adaptado a las largas sequías. En zonas con mayor humedad (barrancos...)
o en altura, especialmente en las islas más húmedas del oeste aparecen
palmeras, dragos y sabinas moras.
2. LAURISILVA o bosque tropical (de 500 a 1.200 m). Se produce en las zonas
de “mares de nubes” o donde la altura favorece la condensación. Sus
bosques muy frondosos y muy cerrados, de árboles de hoja perenne, de
tamaño medio-grande y fuertes. Presenta una gran variedad de especies,
aunque predominan las lauráceas.
3. Piso de coníferas (entre los 1.200-1.400 y los 2.000 en las vertientes N
donde hay mar de nubes, y en las vertientes secas a partir de los 700
metros). Favorecidos por el hombre, por su explotación maderera,
presentan una especie autóctona, el pino canario, adaptado a condiciones
secas y con una amplia tolerancia térmica
4. A partir de los 2.000 metros (sólo en Tenerife y la Palma) desaparece el
bosque y sólo queda el matorral de escobas, retamas, etc.
LA VEGETACIÓN EDAFÓFILA.
La vegetación de ribera
En las riberas de los ríos, la existencia de cursos de agua modifica las condiciones y
tenemos una formación vegetal propia. Cabe diferenciar entre aquellos ríos que
tienen un caudal regular a lo largo del año y los que presentan un claro estiaje
veraniego. En los primeros, próximos al río, se disponen especies que necesitan
abastecerse constantemente de agua y que no sobreviven en los segundos. A partir
de ahí, conforme nos alejamos del curso del ríos, se disponen en bandas “sotos” o
bosques de árboles que requieren humedad pero lo hacen en menor grado o que
pueden soportar más tiempo de estiaje, como los sauces, los álamos, los fresnos o
los olmos.
La vegetación de ribera es muy importante medioambientalmente porque supone
un elemento básico de la biodiversidad, ya que permite el desarrollo de especias
vegetales y animales en dominios que no son propicios para ellos.
Suelos con yesos
La concentración de yeso impone su poder selector en zonas del valle del Ebro, del
Duero y en pequeñas zonas de los del Tajo y Guadiana. Las plantas que viven en
este medio son las llamadas GIPSÓFILAS, y presentan formaciones de matorral
ralo, compuesto de pequeños arbustos, acompañados de gramíneas primaverales
Suelos con sales. Se localizan en:
Zonas de marismas, deltas y estuarios, hasta el lugar donde llegan las
- 10 -
mareas.
Lagunas interiores que reciben aguas con sales en disolución.
11. Los dominios bioclimáticos españoles
Las plantas tolerantes con la sal son las llamadas plantas HALÓFILAS. Son típicos
los carrizales, los espadañares y los cañaverales.
Suelos de arenas móviles. Cuando el viento acumula sistemáticamente capa tras
capa de arena (en zonas del Parque Natural de Doñana o al Sur del Duero entre
Valladolid, Ávila y Segovia...), se genera un suelo inestable, que es un obstáculo
para la vegetación. Las plantas PSAMÓFILAS se establecen en esos suelos y con sus
raíces los estabilizan, originando un proceso que conduce hacia el matorral.
- 11 -