Don Quijote y Sancho Panza divisan a lo lejos unos molinos de viento que Don Quijote confunde con gigantes. Arremete contra uno con su lanza pero es derribado cuando esta se rompe contra las aspas en movimiento. Aunque herido, Don Quijote culpa al mago Frestón de haber convertido a los gigantes en molinos para quitarle la gloria de derrotarlos.