El cristianismo se originó en Roma después de la muerte y resurrección de Jesús. Los primeros cristianos defendieron el monoteísmo y la vida después de la muerte y sufrieron persecuciones, refugiándose en las catacumbas. Algunos cristianos fueron capturados y murieron como mártires, quemados en el circo. Finalmente, en 313 el Edicto de Milán estableció la libertad religiosa en el imperio, y en 380 el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano.