La Iglesia primitiva se formó por pequeñas comunidades cristianas en el Imperio Romano entre los siglos I y V, mientras se extendía la fe y comenzaban las persecuciones. En los siglos II y III, la Iglesia continuó creciendo a pesar de las persecuciones y surgieron herejías, aunque el obispo de Roma ayudó a mantener la unidad definiendo la verdadera fe. Finalmente, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio en el siglo IV, aunque surgieron tension