Las niñas Candy y Aurora alimentaban a los animales del bosque cada mañana. Un día se encontraron con un lobo blanco llamado Copo de Sal y huyeron asustadas. Candy reflexionó que no debía juzgar a los animales por su apariencia y decidió llevarle comida al lobo también. Al día siguiente, cuando volvieron a ver a Copo de Sal, Candy le ofreció comida a pesar de los gruñidos del lobo. Desde entonces Candy y el lobo Copo de Sal se hicieron amigos, enseñando a las niñas que