Un paisaje cárstico se forma en rocas carbonatadas como la caliza que se disuelven lentamente por el agua de lluvia. Esto causa la formación de características geomorfológicas como dolinas, simas, cavernas y surgencias. La caliza es porosa pero resistente, lo que permite la formación de pendientes verticales, bóvedas y conductos subterráneos. Las formas de relieve cárstico incluyen poljés, uvalas, dolinas, valles en fondo de saco y sumideros.