El documento presenta una discusión sobre los elementos conceptuales y las dificultades institucionales en torno al ordenamiento y planificación territorial en Chile. Define el ordenamiento territorial como una acción disciplinaria orientada a establecer parámetros para compatibilizar sustentablemente las actividades humanas y el medio ambiente, mientras que la planificación territorial corresponde a la aplicación de objetivos y estrategias de manera técnico-política. Asimismo, analiza las dificultades que genera la estructura política e institucional chilena para intervenciones territoriales integrales,
En el marco de la Cátedra Abierta Jorge Cárdenas Nannetti, el economista Harold Cardona Trujillo presentó un análisis sobre la importancia de gestionar el desarrollo sostenible en los territorios desde una perspectiva local.
Más info.:
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad de Antioquia
http://economicas.udea.edu.co/
comunicacioneseconomicas@udea.edu.co
Fijo: (57 4 ) 219 88 05-219 58 00
Medellín
En el marco de la Cátedra Abierta Jorge Cárdenas Nannetti, el economista Harold Cardona Trujillo presentó un análisis sobre la importancia de gestionar el desarrollo sostenible en los territorios desde una perspectiva local.
Más info.:
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad de Antioquia
http://economicas.udea.edu.co/
comunicacioneseconomicas@udea.edu.co
Fijo: (57 4 ) 219 88 05-219 58 00
Medellín
El 7 de marzo de 2020 iniciaremos con la 5ª versión del Curso Avanzado de Planificación Urbana, CAPU, dictado por el arq. Fernando Prado Salmon, director de CEDURE, en conjunto con la UNIFRANZ.
Enseñanzas de la implementación de la Gestión Social Integral (GSI) en Bogotá...Isags Unasur
El caso Enseñanzas de la implementación de la Gestión Social Integral (GSI) en Bogotá., 2010-2011, presentado por Román Vega Romero, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana, tuve como objetivo el análisis de la implementación de la estrategia de Gestión Social Integral en siete localidades de la ciudad de Bogotá, Colombia. La investigación se utilizó de talleres, entrevistas y documentos y observó la relación entre el discurso y la práctica de gestión del municipio. Entre los resultados, se observó que los presupuestos ideológicos del método de planeamiento estudiado no se traducen en la práctica, con un potencial no desarrollado de emporar la población. Se verificaron conflictos entre racionalidades institucionales de los servidores públicos y de representantes de la comunidad, con la predominancia del discurso oficial sobre lo de los ciudadanos, lo que los sujeta à verticalización del planeamiento/gestión.
Esta presentación es parte del Taller sobre la Gobernanza de la Salud, del Ambiente y del Desarrollo Sustentable, organizada por ISAGS en conjunto con IDRC, de Canadá.
The case Project Learning with the experience of GSI/APS/EPCVS in Bogotá, presented by Román Vega Romero, professor at the Pontificia Universidad Javeriana, aimed to analyze the implementation of the Comprehensive Social Management (GSI in Spanish) in 7 localities of Bogotá, Colombia. Workshops, interviews and documents were used as a method of investigation, which also aimed to observe the relation between speech and practice in the management field of the municipality. Among the results, it was observed that the ideological premises of the method studied (GSI) do not translate into practice, with a non-developed potential to empower the population. Conflicts between the civil servants and the citizen´s rationalities were verified, as well as that the former´s speech was the predominant one, what subject the population to the verticalization of the planning/management.
This presentation was part of the Workshop on Governance of Health, Environment and Sustainable Development, organized by ISAGS in partnership with the IDRC, from Canada.
CLYP Investigaciones_ Panel CLAD Montevideo 2013
PARTE DEL PANEL: "EXPERIENCIAS ACADÉMICAS, INVESTIGATIVAS Y ADMINISTRATIVAS DE LA PLANEACIÓN LOCAL DEL DESARROLLO TERRITORIAL EN EL MARCO DE POLÍTICAS NACIONALES: ENTRE LA AUTONOMÍA Y LA CAPACIDAD INSTITUCIONAL"
Contacto: Humedales@esap.gov.co & ClypConsultores@gmail.com
EQUIPO DE INVESTIGACIÓN CLYP:
ADMINISTRADORES PÚBLICOS.
- Carlos Andrés Acosta Naranjo
- Pedro Andrés Barrera Carrillo
- Andrés Felipe Barrios Navarro
- Luis Camilo Castiblanco Sarmiento
- Amanda Paola Vargas Vaca
- Christian Tomás Pastrana Bonilla
- David Hernando Cruz Camacho
- Giovani Andres Moreno Rozo
- Yeimy Carolina Agudelo Hernández
- Diana Marcela Delgado Jerez
Documento: CLAD Montevideo 2013. Ponencia Carolina Agudelo y Tomas Pastrana - Clyp Investigaciones _ Agudeloyei
Presentación FODA aplicada al PDUL COMUNAL del Municipio Alberto Adriani, Est...elhijodelasestrellas
Una innovación importante del “Plan de Desarrollo Urbano Local” (PDUL, 1990), aún vigente, elaborado por la Facultad de Arquitectura de la ULA, a través de la Unidad de Consultoría Externa y Proyectos (UCEP), con la colaboración de MARAVEN, fue la promulgación de la primera Ley Orgánica de Ordenación Urbanística el 16 de diciembre de 1987, a objeto de salvaguardar los recursos ambientales y la calidad de vida en los centros urbanos. Sin embargo, así como tenía logros en la visión del conjunto urbano de El Vigía y su función de área estratégica e histórica, por lo cual llega a proponer una delimitación de la poligonal urbana, basada en el estudio del territorio, también tenía una gran debilidad como lo controvertido del compulsivo crecimiento del desarrollo urbano de la ciudad, la cual ha generado desigualdades espaciales e impactos difíciles de reconciliar, derivando en un proyecto que flaquea en la definición de la ciudad exterior o periférica (ciudad dispersa) y en ciertas estrategias para articular el conjunto.
La idea del Gobierno Bolivariano, plasmada en el «Plan de la Patria 2025. Hacia la Prosperidad Económica» (2019), es alcanzar los medios para conciliar el desarrollo económico con la forma de ocupación del espacio, por lo que es importante destacar que se considera a la primera, es decir, el desarrollo económico, como un medio para lograr la coherencia entre las relaciones sociales de producción y la articulación del espacio; mientras que la idea del cambio en la estructura espacial postula en los objetivos la sustitución del modelo de desarrollo capitalista por otro alternativo de carácter socialista, y cuando ello ocurre requiere modificar la organización, distribución y relación de los elementos sobre el territorio.
La necesidad de conocer y comprender la organización espacial de un territorio para implementar una política de ordenación territorial efectiva y pertinente a las demandas sociales, la confección popular del plan de gobierno (no es un Plan más, es “haciendo de todos los logros sociales un derecho para las futuras generaciones”: Nicolás Maduro), es prioritaria en el diagnóstico biofísico, económico y social, el cual debemos elaborar para presentar un PDUL coherente y pertinente a las nuevas necesidades de compromiso revolucionario que demanda la República Bolivariana de Venezuela en el umbral de la tercera década del Socialismo del Siglo XXI.
Para ello, se hace imprescindible la Aplicación del Análisis FODA Institucional, a objeto de evaluar las estrategias del ente rector en la implementación del Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL) Comunal, actualmente en II Fase de Elaboración.
Geóg. Eudes A Zambrano A : Inspector de Catastro Municipal y Georeferencial y Funcionario Enlace PDUL-Catastro de la Alcaldía Bolivariana Alberto Adriani, Estado Bolivariano de Mérida, República Bolivariana de Venezuela.
El ordenamiento y planificación territorial en chile
1. contempla a otras intervenciones públicas y privadas que pueden tener
tanta o mayor trascendencia territorial.
DEPARTAMENTO DE HISTORIA, GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Profesor Antonio Rojas Basualto-NM4
Año académico 2013
EL ORDENAMIENTO Y PLANIFICACIÓN TERRITORIAL EN CHILE:
ELEMENTOS PARA SU DISCUSIÓN
INTRODUCCION
El ordenamiento territorial es un concepto que en los ámbitos políticos,
científicos y técnico-profesionales es ampliamente utilizado al referirse
especialmente a las dificultades que genera la aplicación del actual
modelo de desarrollo en cuanto a hacer compatibles las distintas
actividades humanas, y éstas con el medio natural, incorporándolo
también al analizar la heterogeneidad en los niveles de integración y
crecimiento de los distintos territorios que conforman el país. Por tanto,
su utilización aborda no solamente aspectos físicos del territorio, sino
que también involucra aspectos económicos y sociales.
En Chile, esto es palpable en las discusiones, estudios y análisis, por
ejemplo, en la asincronía de la expansión de la metrópoli respecto del
desarrollo de infraestructuras de transporte y de comunicaciones; la
improvisación con que se aborda el tema de las basuras, la
vulnerabilidad en aumento de las zonas litorales, la escasa protección de
las cuencas y los recursos hídricos, los niveles de calidad de vida de las
áreas urbanas, la integración y desarrollo de zonas postergadas del
territorio, entre otros.
Lo anterior, efectivamente, tiene relación con lo que científicamente se
ha llamado la ordenación del territorio, pero, al parecer, aún carecemos
como país de un cuerpo disciplinario integrado a la realidad territorial
chilena, tal como el existente en Europa en su Carta Europea de
Ordenamiento del Territorio (1983), cuyo objetivo es la utilización
racional del mismo.
Las discusiones parecen, en general, presentar cierta distancia de una
concepción precisa, ya que, como es común, los “expertos” generan
definiciones amoldadas a su quehacer particular. Sin embargo, un hecho
queda de manifiesto, cual es la asociación directa que se hace del
ordenamiento territorial con el desarrollo de los instrumentos chilenos
de planificación territorial, especialmente urbanos, y escasamente se
RESUMEN
El presente artículo aborda algunos aspectos del tratamiento que se ha
dado al ordenamiento territorial en Chile. Resume algunas definiciones y
entrega ciertos elementos que permitan superar las distorsiones
subyacentes en las discusiones públicas de la materia.
Asimismo, aborda las dificultades que nuestra organización política y
administrativa presenta en materia de intervenciones territoriales,
analizando al proceso de descentralización como una respuesta a estas
dificultades. Por último se entregan algunas ideas a considerar en una
acción futura
ALGUNA DEFINICIONES
El nivel de la discusión actual del tema conlleva necesariamente al
desarrollo de aportaciones conceptuales que han enmarcado al
ordenamiento territorial en márgenes no bien precisos.
Como lo expresan Pujadas y Font (1998), “la ordenación del territorio es
una disciplina bastante nueva y con unos contenidos no muy bien
acotados, no tanto debido a su juventud como a las diferentes
interpretaciones que ha recibido, y que continúa recibiendo”.
Estos mismos autores rescatan la definición hecha por la Carta Europea
de Ordenación del Territorio, donde se define al ordenamiento territorial
como “la expresión espacial de las políticas económicas, sociales,
culturales y ecológicas de la sociedad. Es, a la vez, una disciplina
científica, una técnica administrativa y una política concebida como un
enfoque interdisciplinario y global, cuyo objetivo es un desarrollo
equilibrado de las regiones y la organización física del espacio según un
concepto rector”.
Otra definición (Márquez, 1997), dice que la acción de ordenar el
territorio se refiere al proceso organizado institucionalmente de
planificar y regular sus funciones, utilizaciones y su organización
espacial.
Asimismo, señala que en definitiva la tarea es resolver los conflictos por
el uso del espacio, teniendo presentes las capacidades y limitaciones del
sistema natural.
Como mencionamos en el apartado introductorio, en Chile el concepto
ordenamiento del territorio ha estado y se ha institucionalizado en el
1
2. ámbito público desde nuestra perspectiva negativamente en los
instrumentos de planificación territorial urbanos. Una muestra de ello es
el documento
Ordenamiento Territorial en Chile (1993) del ministerio encargado de las
políticas habitacionales y del desarrollo urbano. El documento en
cuestión presenta bajo ese título la planificación urbana en Chile, las
normas y políticas que rigen la materia y resume cada uno de los
distintos instrumentos de planificación urbana existentes en el país en
sus distintas escalas.
Este documento no define el objetivo del denominado ordenamiento
territorial en Chile, no lo conceptualiza, ni tampoco considera las
intervenciones y aportes que actores distintos al ministerio propiamente
tal y a las municipalidades pueden y efectivamente ejercen en el
territorio.
Como lo señalan autores europeos, es necesario destacar el carácter
horizontal de la ordenación del territorio, con un enfoque
interdisciplinario y sistémico-integral que supere la acción fragmentada
e incompleta de los enfoques estrictamente sectoriales.
Lo anterior reviste gran importancia para revaluar la manera como
hemos enfrentado el tema en Chile. Las características del documento
mencionado anteriormente son la antítesis de un enfoque
interdisciplinario y sistémico integral, carente de definiciones y
principios orientadores.
Entre muchos aspectos, otro elemento que no ha permitido generar el
alma del ordenamiento territorial en Chile es la falta de integración
entre la comunidad científica y los actores políticos responsables de las
decisiones, porque, al parecer, no hemos logrado transar y reconocer
que tenemos responsabilidades distintas, pero concatenadas.
No podremos lograr el desarrollo sustentable de nuestro territorio sin
conocer los conceptos y criterios básicos ordenadores, ni tampoco si las
decisiones técnico-políticas de intervención están ajenas a estos
criterios. Es necesario reconocer y relevar la existencia en materia de
ordenamiento territorial, que tiene dos componentes generales, uno de
carácter doctrinal en donde estén los principios que como sociedad nos
damos para ocupar nuestro territorio, y otro de carácter ejecutivo y
práctico.
Un ordenamiento y una planificación.
El ordenamiento territorial correspondería a la articulación
disciplinaria orientada a establecer el cuerpo conceptual, los parámetros
y criterio que permitan compatibilizar y hacer sustentable el desarrollo
de las actividades humanas, y de éstas con el medio natural. Por lo
tanto, es una acción con una alta cuota de responsabilidad de la
comunidad científica.
La definición de objetivos y su aplicación a través de planes y
estrategias, es el ámbito propio de la planificación territorial, acción
por tanto de carácter técnico-político, en donde los actores públicos,
específicamente el Estado, son en gran parte responsables.
LA ESTRUCTURA POLITICOINSTITUCIONAL DE CHILE Y SUS
DIFICULTADES DE INTERVENCION TERRITORIAL
La institucionalidad que interviene en el territorio es amplia. Organos
nacionales, regionales, locales, centralizados y autónomos, todos con
mayor o menor nivel de intervención, complejizan el panorama para el
desarrollo de una política integrada, planes coherentes e instrumentos
efectivos
Chile presenta una estructura de organismos administrativos complejos,
muchos con competencias territoriales. No obstante los esfuerzos
institucionales realizados para disminuir las deficiencias del sistema,
subsisten insuficiencias jurídicas y reglamentarias, duplicidades y
competencia entre órganos del Estado y escasos mecanismos de
resolución de conflictos interinstitucionales.
Por otra parte, nos encontramos con dificultades de tipo ideológico,
algunas que ven cualquier intervención pública en la materia como
distorsiones a la libre iniciativa, como medidas anticuadas, propias de
economías centralistas. En el otro escenario, la no regulación extrema
es vista como una imposición del mercado y por tanto sólo buscadora de
rentabilidad despreciando el bien común. En realidad, ninguno de estos
extremos es valedero en su totalidad. La intervención pública en el
territorio es necesaria, por cuanto pretende generar los espacios que
permitan el desarrollo e iniciativa privada en un escenario con reglas
claras, que potencie sus iniciativas, pero que vele por el bien común y
proteja el medio ambiente.
Actualmente las dificultades que presenta el desarrollo territorial las
hemos enfrentado desde una perspectiva parcial y centralizada. Se han
institucionalizado comisiones, entre otras como las siguientes:
– Borde Costero
– Zonas Extremas
2
3. –
–
–
–
–
–
–
–
Desarrollo Urbano
Gestión de Áreas Metropolitanas
Infraestructura
Áreas Rurales
Desarrollo e Integración Social
Desarrollo Productivo
Fronteras Interiores
Desarrollo Turístico
Estas y otras acciones contemplan en su plan de trabajo diversas
intervenciones territoriales, las cuales, en determinadas circunstancias,
pueden carecer de la coherencia y coordinación necesarias para un
desarrollo territorial orgánico y sustentable, aunque su composición sea
de carácter intersectorial.
Últimamente, también ha salido a la luz un nuevo concepto asociado al
objetivo de planificar de forma general el crecimiento de las ciudades.
Es el denominado “Plan de Desarrollo de Reordenamiento Territorial” del
Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Este plan al parecer sólo centra su
acción sobre la estructuración de sistemas urbanos que mitiguen el
crecimiento de las grandes ciudades del país.
Esto último, que a la luz de los antecedentes no tendría una amplia
legitimidad pública, revalida la opinión de que la materia se aborda con
alguna precipitación, disminuyendo la capacidad conductora que el
ministerio en cuestión debería presentar.
LA DESCENTRALIZACION Y EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL
El ordenamiento territorial forma parte del mejoramiento de la calidad
de vida de las personas, y por tanto éstas deben ser parte activa en el
proceso.
El ordenamiento territorial debe ser una tendencia y una disciplina
voluntariamente aceptadas, y no dependen ni de una planificación
autoritaria ni de un programa impuesto (Lajudie, Delfaud y Lacour,
1979)3 . Lo anterior fortalece la necesidad de que una política nacional
de ordenamiento territorial deba ser concebida por el gobierno, pero con
una participación activa de las regiones, comunas y la ciudadanía en
general.
Para esto se requiere seguir profundizando la descentralización en Chile.
En esta década hemos logrado grandes avances como fueron la
democratización de los municipios, la institucionalización de los
gobiernos regionales, el incremento constante de los recursos hacia
estos niveles y la pronta duplicación de la inversión pública de decisión
regional.
Pero es necesario seguir avanzando. La descentralización ha creado una
superficie mucho más amplia del Estado con la sociedad, reactivando
instituciones o niveles que generan espacios de participación ciudadana
y múltiples ángulos de intervención de los sectores sociales organizados.
En cierto sentido, el Estado se horizontaliza y abre posibilidades de
contacto con los ciudadanos, lo cual el centralismo no permite.
MIDEPLAN (1992) define a la descentralización como “el objetivo de
devolver a la sociedad civil el adecuado y necesario poder de decisión
acerca de aquellos asuntos comunes y cotidianos que los afectan en
diversos niveles territoriales”...
La definición de qué tipo de territorio queremos y cuál es la proyección
que le daremos en el tiempo, es claramente una decisión de quienes
habitan cada porción del país.
En este tipo de decisiones se han logrado importantes avances con la
reforma a la ley de municipalidades, la ley de gobierno y administración
regional y en cierta medida con la ley de bases del medio ambiente.
De hecho, los gobiernos regionales y municipalidades son actores en el
proceso de planificación territorial, pero aún subsiste la aplicación de
normativas centralistas que ponen en jaque las atribuciones que estos
entes poseen. Una muestra de ello son los aún no ponderados efectos
del artículo
50 de la ley general de urbanismo y construcciones, y las decisiones
escasamente participativas del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y de
otros ministerios.
Como Estado unitario, requerimos de una política nacional con
definiciones claras que enmarquen los procedimientos para adecuar y
proyectar el territorio en busca del bien común. Pero es necesario
legitimar a los entes regionales y comunales como los responsables de
la articulación entre el sector público, el privado y la ciudadanía en
general, a la hora de realizar las definiciones precisas en cuanto al
desarrollo de potencialidades, integración física, socioeconómica, y
respecto a los usos del territorio.
ALGUNAS IDEAS FINALES
Una política efectiva que logre un territorio articulado requiere sentar a
una mesa de discusión a los actores político-institucionales, académicos,
técnicos y sociales. Tal vez no debemos seguir discutiendo
conceptualmente tratando de aparecer con la panacea del desarrollo de
3
4. nuestro territorio, sino que podemos actuar en función de las siguientes
ideas.
a) Debemos asumir nuestros errores y comenzar un proceso de
aprendizaje respecto a la evolución de nuestro territorio. Debemos
anticipar y afrontar los desafíos que éste nos plantea en sus distintos
ámbitos, ya que es previsible la cantidad de conflictos ambientales,
económicos y sociales del próximo siglo.
Un elemento relevante de tener en cuenta es que no necesariamente el
crecimiento asegura desarrollo, ya que, por el contrario, éste por sí solo
ha generado en el mundo grandes catástrofes y conflictos que nosotros
aún podemos impedir.
b) El desarrollo en todo ámbito se basa en la anticipación, por lo cual es
necesario determinar nuestras potencialidades territoriales y no gastar
recursos en priorizados problemas, crear institucionalidad, realizar
diagnóstico tras diagnóstico y anunciar plan tras plan, lo que sólo crea
un círculo vicioso y que genera frustración en la ciudadanía.
c) El desarrollo de nuestras potencialidades llevará progresivamente al
desarrollo, generado en un escenario de toma de conciencia colectiva de
nuestras dificultades. Necesitamos nuevos actores en este trabajo, por
lo cual es necesario que las regiones, provincias, comunas,
universidades y grupos ciudadanos en general participen.
Son ellos los usuarios del territorio, y quienes diariamente viven su
problemática. No podemos seguir con la actitud centralista, paternalista
y sectorial. Lo anterior fortalece la necesidad de tener un sistema
ordenador y de planificación territorial en un entorno de cambio, con
nuevos instrumentos, nuevos actores, actividades y objetivos. La
experiencia pasada es buena de tener en cuenta, pero la proyección de
nuestra sociedad al próximo siglo requiere de definiciones y
modalidades de intervención ad hoc.
Para superar algunas de las dificultades que enfrentamos en materia
territorial proponemos como inicio algunas ideas:
1. Convocar al mundo político, académico e institucional al desarrollo de
las definiciones que respecto a nuestro territorio debemos plasmar en
una
política
nacional,
que
abarque
aspectos
económicos,
sociodemográficos y medioambientales.
2. Entregar la conducción de este proceso a un órgano con mayor peso
político y legitimidad frente a los demás ministerios, servicios y órganos
del Estado.
3. Integrar las distintas temáticas mencionadas (borde costero, medio
ambiente, zonas extremas, desarrollo urbano, áreas rurales, fronteras
interiores, desarrollo turístico, etc.) a las definiciones de la política antes
mencionadas
4. Fortalecer la capacidad y legitimidad de los entes regionales y locales,
como articuladores y gestores de las intervenciones y planificación de
sus territorios, lo que implica aumentar el traspaso de competencias y
funciones desde el nivel central a los órganos regionales.
5. Diseñar mecanismos y modalidades innovadoras y participativas para
el ordenamiento y planificación territorial. Esto significa por un lado
integrar y fortalecer los instrumentos actuales (Pladecos, Planes
Reguladores, Estrategias Regionales, etc.).
Revista de Geografía Norte Grande, 25: 49-53 (194989)
NELSON BUSTOS ARANCIBIA2
Geógrafo y Licenciado en Geografía
Pontificia Universidad Católica de Chile
PLANIFICACIÓN TERRITORIAL: CONCEPTOS Y EJEMPLOS
Se entiende el ordenamiento territorial como la acción pública destinada
a armonizar las demandas de uso territorial del sector público y privado
en un contexto de utilización racional y sustentable (G. Werner, F.
Bemmerlein-Lux y F. Arenas, 1994).
Así, la acción de ordenar el territorio se refiere al proceso organizado
institucionalmente de planificar y regular las funciones, utilizaciones y
estructuras del territorio y su organización espacial.
La escala de esta planificación territorial puede desplazarse desde lo
local a lo nacional, pasando por lo comunal, intercomunal y lo regional.
Sin embargo, cualquiera sea la escala de trabajo, el objetivo último será
optimizar la estructuración y utilización territorial del espacio en función
a los usos sociales, económicos, recreacionales y ambientales posibles
de realizar en é1. En definitiva, la tarea es resolver los conflictos por el
uso del espacio, teniendo presentes las capacidades y limitaciones del
sistema natural.
Características del ordenamiento territorial en Chile.
4
5. Es claro que la planificación y el ordenamiento territorial en Chile, tanto
urbano como rural, están siendo sobrepasados por la dinámica del
mercado, en especial en las áreas urbanas (González y Márquez, 1995).
El desarrollo de los asentamientos humanos durante este siglo se ha
caracterizado por grandes corrientes migratorias a las ciudades, lo que
ha constituido un desafío permanente para las autoridades
gubernamentales frente a la premisa de un equilibrado desarrollo
territorial.
Frente a ello, la gestión territorial pública, a través de su acción directa
o indirecta, aparece comprometida fundamentalmente con metas
cuantitativas, dada la gran urgencia de resolver
problemas básicos como la vivienda, la infraestructura sanitaria y vial,
descuidando considerablemente la construcción de espacios públicos de
recreación, equipamiento, servicios y de una estructura espacial
adecuada, sin considerar en general los problemas de concentración
espacial y utilización racional del recurso suelo.
Respecto al ordenamiento territorial de las ciudades, Chile ha contado
desde sus orígenes con un estilo de planificación urbana basado
principalmente en la zonificación, con un sesgo marcadamente físico, de
carácter más bien prohibitivo y desarrollado con un gran nivel de
detalle. Esta forma, que tuvo éxito en épocas anteriores a la
consolidación de un mercado urbano, hoy se ve sobrepasada por la gran
dinámica que ha adquirido actualmente el mercado urbano en Chile
(donde las transacciones urbanas de propiedades constituyen hoy un
mercado muy activo, transformándose en un sector importante de
negocios). Así, la planificación territorial del país, especialmente la
urbana, ha sido ejercida como una actividad alternativa y más bien
opuesta al mercado, otorgando a las grandes inversiones en obras
físicas del Estado el rol de fuerza principal del desarrollo urbano.
Además, en el caso de la planificación de los espacios rurales esta es
casi inexistente, teniendo el Estado un rol bastante reducido en la
orientación adecuada del uso de los territorios localizados fuera de las
áreas urbanas.
Estas características de la planificación territorial aplicada en el país han
conducido
a
resultados
paradójicos:
ciudades
que
crecen
expansivamente sin orden formal, considerables espacios deteriorados,
socavando su patrimonio arquitectónico y agravando los problemas de
eficiencia urbana y calidad de vida de sus habitantes, especialmente en
las ciudades de mayor tamaño y constituyéndose, en los últimos años,
también en problemas de ciudades intermedias y de pequeñas
localidades. Ello también ha tenido un importante impacto sobre las
áreas rurales del país, donde se ha producido un creciente proceso de
pérdida de suelo agrícola de alta calidad debido al cambio hacia usos
urbanos. En este contexto se debe tener presente que las políticas
macroeconómicas y las demás políticas públicas tienen un fuerte
impacto en el desarrollo de las ciudades y la ocupación de las áreas
rurales que no se han considerado debidamente. Además, dada la
estructura extremadamente sectorial de la administración pública
chilena, no existe una instancia que evalúe los impactos que generan las
distintas políticas públicas en el territorio, lo que puede acarrear
consecuencias irreversibles, especialmente en el largo plazo.
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6. Es claro que la planificación y el ordenamiento territorial en Chile, tanto
urbano como rural, están siendo sobrepasados por la dinámica del
mercado, en especial en las áreas urbanas (González y Márquez, 1995).
El desarrollo de los asentamientos humanos durante este siglo se ha
caracterizado por grandes corrientes migratorias a las ciudades, lo que
ha constituido un desafío permanente para las autoridades
gubernamentales frente a la premisa de un equilibrado desarrollo
territorial.
Frente a ello, la gestión territorial pública, a través de su acción directa
o indirecta, aparece comprometida fundamentalmente con metas
cuantitativas, dada la gran urgencia de resolver
problemas básicos como la vivienda, la infraestructura sanitaria y vial,
descuidando considerablemente la construcción de espacios públicos de
recreación, equipamiento, servicios y de una estructura espacial
adecuada, sin considerar en general los problemas de concentración
espacial y utilización racional del recurso suelo.
Respecto al ordenamiento territorial de las ciudades, Chile ha contado
desde sus orígenes con un estilo de planificación urbana basado
principalmente en la zonificación, con un sesgo marcadamente físico, de
carácter más bien prohibitivo y desarrollado con un gran nivel de
detalle. Esta forma, que tuvo éxito en épocas anteriores a la
consolidación de un mercado urbano, hoy se ve sobrepasada por la gran
dinámica que ha adquirido actualmente el mercado urbano en Chile
(donde las transacciones urbanas de propiedades constituyen hoy un
mercado muy activo, transformándose en un sector importante de
negocios). Así, la planificación territorial del país, especialmente la
urbana, ha sido ejercida como una actividad alternativa y más bien
opuesta al mercado, otorgando a las grandes inversiones en obras
físicas del Estado el rol de fuerza principal del desarrollo urbano.
Además, en el caso de la planificación de los espacios rurales esta es
casi inexistente, teniendo el Estado un rol bastante reducido en la
orientación adecuada del uso de los territorios localizados fuera de las
áreas urbanas.
Estas características de la planificación territorial aplicada en el país han
conducido
a
resultados
paradójicos:
ciudades
que
crecen
expansivamente sin orden formal, considerables espacios deteriorados,
socavando su patrimonio arquitectónico y agravando los problemas de
eficiencia urbana y calidad de vida de sus habitantes, especialmente en
las ciudades de mayor tamaño y constituyéndose, en los últimos años,
también en problemas de ciudades intermedias y de pequeñas
localidades. Ello también ha tenido un importante impacto sobre las
áreas rurales del país, donde se ha producido un creciente proceso de
pérdida de suelo agrícola de alta calidad debido al cambio hacia usos
urbanos. En este contexto se debe tener presente que las políticas
macroeconómicas y las demás políticas públicas tienen un fuerte
impacto en el desarrollo de las ciudades y la ocupación de las áreas
rurales que no se han considerado debidamente. Además, dada la
estructura extremadamente sectorial de la administración pública
chilena, no existe una instancia que evalúe los impactos que generan las
distintas políticas públicas en el territorio, lo que puede acarrear
consecuencias irreversibles, especialmente en el largo plazo.
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