1. EL POLEN DE LAS IDEAS:
LA MITOLOGÍA COMO EXCUSA ESTÉTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL
MITOLOGÍA Y LITERATURA PARA 1º BACHILLER
SINOPSIS
-LUGAR EN EL CURRICULUM
-LA MITOLOGÍA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL (TEXTOS)
• Narrativa
• Teatro
-AUTORES AURISECULARES
-RELACIONES ENTRE MITOLOGÍA-LITERATURA AURISECULAR-ARTE Y CINE
+CONCEPTO DE RENACIMIENTO
+CONCEPTO DE BARROCO
+ANÁLISIS DE TEXTOS
+ANÁLISIS DE MITOS CLÁSICOS
+ANÁLISIS DE OBRAS DE ARTE: PINTURA Y ESCULTURA
+PROYECCIÓN Y ANÁLISIS DE UNA PELÍCULA (FRAGMENTOS): RELACIONES
ENTRE CINE Y MITOLOGÍA.
3. MARCELO ¿De qué seno infernal, oh pensamiento,
o por dónde has venido,
si de tus alas torpes huye el viento?
De plumas no, de ingratitud vestido,
y dos veces vendado, 5
ciego dos veces para mí es Cupido.
Sin luz procede el más despabilado,
y al amor más despierto
sombras viste de sueño su cuidado.
Si tinieblas no pisa con pie incierto, 10
entre escollos y arenas,
con leño frágil solicita el puerto.
Descansa, publicando al fin sus penas;
yo solo, mudo amante,
los hierros callaré de mis cadenas. 15
¡Oh paredes, con quien el fuerte Atlante,
que ya sostuvo estrellas,
sus espaldas trocara de diamante!
Vosotras incluís dos luces bellas,
tales, que abrevia el cielo 20
sus faroles clarísimos en ellas.
Octava maravilla sois del suelo;
nido de un fénix raro,
que argenta el aire con su dulce vuelo.
¡Oh bella hermana de mi amigo caro! 25
¿Qué dices? Lo que digo.
¿Negóme el sol? ¿Turbóse el aire claro?
Bien podías temer ese castigo,
y otro mayor podías,
pues la fe adulteraste de un amigo. 30
Culpas tan graves, y más culpas mías,
infamen el lenguaje:
no privilegie amor alevosías.
Ofenda las orejas este ultraje,
pues hoy tan violada 35
llora su religión el hospedaje.
En esta casa, para ti sagrada,
¿deseó tu deseo
o de amistad o de lisonja nada?
En los palacios de un señor no creo 40
que sirven su persona
con mayor ceremonia o más aseo.
A diligencia alguna no perdona,
leyes haciendo el gusto,
tirano con imperio y sin corona. 45
No por tantas delicias lo robusto
trocó el griego mancebo,
4. (Entra FABIO.)
FABIO Marcelo amigo, ¿qué es eso?
¿qué andas pagando perdido
hospedajes de escondido
con melancolías de preso? 65
¿Son ya memorias de Libia
las que te tienen de esa arte,
o en servirte y regalarte
hallas a Violante tibia?
Que me diera mil enojos 70
y no fuéramos hermanos,
si remitiera a las manos
el servirte con los ojos.
Cuando yo en tu casa malo
a lo último llegué, 75
milagros hizo tu fe
y finezas tu regalo;
y así mi vida se allana,
que la debo por mitad
a la fe de tu amistad 80
y al regalo de tu hermana.
Aliéntate, que confío,
cual yo con devoto ejemplo
di la mortaja a tu templo,
darás tu cadena al mío. 85
5. MARCELO Creía que en la gloria
no había, Fabio, penas;
y que en la libertad no había cadenas.
Glorioso ya y penado,
libre y aprisionado, 90
al desengaño acude la memoria:
no ya de Livia ausente
que, como Libia ardiente,
engendradora fuera
de toda cosa ponzoñosa y fiera. 95
Del artesón dorado,
que ilustra el edificio,
no perdona el gusano al artificio:
de púrpura y de nieve
flores al áspid breve 100
le arman pabellones en el prado:
yo en los gustos me aflijo
de ser huésped prolijo;
y esto me roe y muerde
en la gran sala y en el jardín verde. 105
FABIO Muy flaco, Marcelo, os siento
en confiar este día,
de la voluntad mía,
de mi agradecimiento.
Sed mi huésped años ciento, 110
que en los cien años que os pido
seréis siempre bien servido;
porque a mis hombros, Marcelo,
ni aun la máquina del cielo
les hará dar un gemido. 115
MARCELO ¡Oh Hércules toledano!
y aún más fuerte, pues no hay duda
que Hércules pidió ayuda
al que hoy es monte africano:
las estrellas cuenta en vano 120
quien tus grandezas alaba.
Sospecha tengo, pues, brava
de ser (con igual asombro)
cuando no esfera a tu hombro,
segundo Caco a tu clava. 125
FABIO ¿Qué vacas, di, por la cola,
en tu cueva has escondido?
6. MARCELO Las vacas que te he comido,
si no te hurto una sola;
la mejor vaca española, 130
que al Tajo y a su espesura
debe cristal y verdura:
porque en destierros tan largos,
vigilantes ojos de Argos
no tendrán vaca segura. 135
(Aparte.)
Loco estoy en cuanto digo:
un yerro añado a otro yerro.
TEXTO 2
Mandó, Júpiter, que luego a consejo viniesen todos los dioses trompicando. Marte, don
Quijote de las deidades, entró con sus armas y capacete y la insignia de viñadero enristrada,
echando chuzos, y a su lado, el panarra de los dioses, Baco, con su cabellera de pámpanos,
remostada la vista, y en la boca, por lagar vendimias de retorno derramadas, la palabra bebida,
el paso trastornado y todo el celebro en poder de las uvas. Por otra parte, asomó con pies
descabalados Saturno, el dios marimanta, comeniños, engulléndose sus hijos a bocados. Con él
llegó, hecho una sopa, Neptuno, el dios aguanoso, con su quijada de vieja por cetro, que eso es
tres dientes en romance, lleno de cascarrias y devanado en ovas, oliendo a viernes y vigilias,
haciendo lodos con sus vertientes en el cisco de Plutón, que venía en su seguimiento. Dios
dado a los diablos, con una cara afeitada con hollín y pez, bien sahumado con alcrebite y
pólvora, vestido de cultos tan escuros, que no le amanecía todo el buchorno del sol, que venía
en su seguimiento con su cara de azófar y sus barbas de oropel. Planeta bermejo y andante,
devanador de vidas, dios dado a la barbería, muy preciado de guitarrilla y pasacalles, ocupado
en ensartar un día tras otro y en engarzar años y siglos, mancomunado con las cenas para
fabricar calaveras.
7. LA HORA DE TODOS Y LA FORTUNA CON SESO. FRANCISCO DE QUEVEDO
TEXTO 3
Convaleciente ya de las heridas
de los crueles celos
de Micifuf, Marrarnaquiz valiente
(aquellos que han costado tantas vidas,
y que en los mismos cielos
a Júpiter, señor del rayo ardiente,
con disfraz indecente,
fugitivo de Juno,
su rigor importuno
tantas veces mostraron,
que en fuego, en cisne,
en buey le trasformaron
por Europa, por Leda y por Egina),
con pálida color y banda verde,
para que la sangría se le acuerde
(que amor enfermo a condolerse inclina).
paseaba el tejado y la buharda
de aquella ingrata cuanto hermosa fiera.
Quien ama fieras, ¿qué firmeza espera?
¿Qué son, qué premio aguarda?
La Gatomaquia de Lope de Vega
TEXTO 4
Espantáronse Rinconete y Cortadillo de la nueva invención de la escoba, porque hasta
entonces nunca la habían visto. Conociólo Maniferro y díjoles:
-¿Admíranse de la escoba? Pues bien hacen, pues música más presta y más sin pesadumbre,
ni más barata, no se ha inventado en el mundo; y en verdad que oí decir el otro día a un
estudiante que ni el Negrofeo, que sacó a la Arauz del infierno; ni el Marión, que subió sobre el
delfín y salió del mar como si viniera caballero sobre una mula de alquiler; ni el otro gran
músico que hizo una ciudad que tenía cien puertas y otros tantos postigos, nunca inventaron
mejor género de música, tan fácil de deprender, tan mañera de tocar, tan sin trastes, clavijas ni
cuerdas, y tan sin necesidad de templarse; y aun voto a tal, que dicen que la inventó un galán
desta ciudad, que se pica de ser un Héctor en la música.
Rinconete y Cortadillo. Miguel de Cervantes
8. TEXTO 5
Estábase la Efesia cazadora
dando en aljófar el sudor al baño,
en la estación ardiente, cuando el año
con los rayos del Sol el Perro dora.
De sí (como Narciso) se enamora
(vuelta pincel de su retrato extraño),
cuando sus ninfas vieron cerca el daño,
hurtaron a Acteón a su señora.
Tierra le echaron todas por cegalle,
sin advertir primero que era en vano,
pues no pudo cegar con ver su talle.
Trocó en áspera frente el rostro humano,
sus perros intentaron de matalle,
mas sus deseos ganaron por la mano.
9. FRANCISCO DE QUEVEDO
TEXTO 6
A tu divina frente ¡oh poderoso
niño! Una venda con trabajo y arte
tejí de oro y colores, donde parte
dibujé de tu triunfo glorioso.
En ella se ve atado al victorioso
carro el gran Febo, que la luz reparte,
preso Mercurio, encadenado Marte,
y Vulcano con muestras de celoso
No se pudo librar con las reales
insignias Iove; mal pudiera Psique
resistir, si a éstos rinde tu fiereza.
Agravan mi prisión mayores males,
pues es fuerza que a un niño sacrifique
mi firme amor, y a un ciego mi belleza.
JUAN DE ARGUIJO
TEXTO 7
POBRE BARQUILLA MÍA
¡Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvela,
y entre las olas sola!
¿Adónde vas perdida?
¿Adónde, di, te engolfas?
Que no hay deseos cuerdos
con esperanzas locas.
[…]
Laureles de la orilla
solamente coronan
navíos de alto bordo
10. que jarcias de oro adornan.
No quieras que yo sea,
por tu soberbia pompa,
Faetonte de barqueros
que los laureles lloran.
Pasaron ya los tiempos
cuando, lamiendo rosas,
el céfiro bullía
y suspiraba aromas.
Ya fieros huracanes
tan arrogantes soplan
que, salpicando estrellas,
del sol la frente mojan.
Ya los valientes rayos
de la vulcana forja,
en vez de torres altas,
abrasan pobres chozas.
LOPE DE VEGA