2. Épica medieval:
Mester de Juglaría,
Cantares de Gesta
(siglos XII al XV)
De carácter popular
Romancero viejo
(siglos XIV y XV)
Poesía narrativa
medieval castellana
De carácter culto
Mester de Clerecía
(siglos XIII al XV)
3. Los romances son breves composiciones épico-líricas que
surgen de la fragmentación de los cantares de gesta, según
la tesis de Menéndez Pidal. Otros estudiosos consideran
que se trata de textos escritos por un solo individuo.
Romancero viejo: conjunto de romances que se cantaban a
finales de la Edad Media.
Las primeras manifestaciones se remontan a finales del s. XIV.
Se transmiten oralmente durante el s. XV.
Son recogidos por autores cultos en sus Cancioneros y Romanceros
a lo largo de los ss. XVI y XVII , o son difundidos en los llamados
pliegos sueltos (cuadernillos de cuatro hojas que se vendían a bajo
precio).
En la segunda mitad del s. XVII empieza a olvidarse el Romancero
viejo (o tradicional) y se refugia nuevamente en el pueblo.
4. Romancero nuevo:
Durante los siglos XVI y XVII los poetas más
importantes (Cervantes, Lope de Vega, Góngora,
Quevedo…) continúan escribiendo romances a la
manera tradicional.
Romancero oral moderno: inmenso conjunto de
romances de tradición oral recogido desde finales del
siglo XIX hasta la actualidad en la Península, Canarias,
Hispanoamérica y en las distintas comunidades
sefardíes del mundo. Es un género únicamente del
ámbito hispánico.
5. 1.
Teoría tradicionalista:
Surgen de la
fragmentación de los
cantares de gesta.
Los hemistiquios iniciales
dan lugar a los versos
impares sin rima de los
romances y los segundos
hemistiquios , a los pares
asonantados.
Se explica así la
abundancia de temas
épicos en el Romancero
viejo.
6. Teoría individualista:
2.
•
•
3.
Nace como un género
independiente de los
cantares de gesta, fruto
de la invención de
poetas individuales.
De ahí la abundancia
de romances de temas
líricos y novelescos.
Conclusión: el
romance se puede
definir, sea cual sea su
origen, como un
género épico-lírico.
7. Se pueden clasificar en:
1) Histórico- nacionales: proceden de los antiguos cantares de
gesta castellanos y exaltan a sus héroes (Bernardo del Carpio, el
Conde Fernán González, Los Infantes de Lara, el Cid).
2) Novelescos y líricos: creados por la imaginación popular.
3) Fronterizos y moriscos: relatan episodios bélicos de la
frontera entre los reinos moros y cristianos o se centran en la
figura del moro idealizado (maurofilia).
4) Carolingios: se centran en la figura de Carlomagno y los
personajes relacionados con él (Roldán y su esposa doña Alda).
5) Bretones: inspirados en la leyenda del rey Arturo.
Aquí tienes un enlace para que leas los que quieras.
8. Versos octosílabos (es una serie indeterminada) con rima
asonante en los pares, y quedan sueltos los impares.
¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.
A veces aparecen escritos en versos de dieciséis sílabas divididos
en dos hemistiquios de 8+8 y con rima asonante en todos ellos.
¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería,
el día que tú naciste grandes señales había!
Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace no debe decir mentira.
9.
Rasgos propios de la épica y del lenguaje oral:
Invocaciones a los oyentes.
Uso de fórmulas y epítetos épicos.
Lenguaje arcaizante.
Otros:
Tendencia a lo fragmentario: se ciñe a lo esencial. En general tienen
comienzo abrupto (in medias res) y final trunco, es decir, en el momento de
mayor intensidad dramática, se acaba. Esta concentración da como resultado
un enorme poder expresivo y dramático.
Tendencia a la repetición: de fonemas, de palabras, de sintagmas (anáforas,
aliteraciones, paralelismos, reduplicaciones…)
Absoluta libertad en el uso de los tiempos verbales:
Imperfecto de subjuntivo con valor de pretérito perfecto simple. Ejemplo: “Allí
respondiera el moro,/bien oiréis lo que dirá”.
Condicional en lugar de futuro: “ Por tanto, pregunta, rey/ que la verdad te diría”.
Imperfecto de indicativo en lugar de presente: “Qué castillos son aquellos?/ Altos
son y relucían”.
Abundancia de diálogos.
Sencillez sintáctica.