La guerra de sucesión española (1700-1713) resultó en la pérdida de territorios españoles a favor de Austria, Gran Bretaña y Saboya según el Tratado de Utrecht de 1713. Felipe V de la casa de Borbón se convirtió en el nuevo rey de España, iniciando reformas político-administrativas como la centralización a través de los decretos de Nueva Planta y la modernización militar y fiscal, debilitando la autonomía de reinos como Aragón y Cataluña.