El documento discute la evolución como un hecho científico establecido, no como una teoría. Ofrece tres líneas de evidencia principales a su favor: 1) el registro fósil que muestra la evolución de especies a lo largo del tiempo, 2) las similitudes anatómicas entre organismos que indican un ancestro común, y 3) las semejanzas en el desarrollo embrionario que también apuntan a ancestros compartidos.