El documento discute la importancia de apoyar iniciativas de prevención de la violencia sexual, especialmente en países en desarrollo. Se necesitan más intervenciones documentadas y evaluadas rigurosamente. Las estrategias exitosas son multifacéticas, abordan factores de riesgo específicos como la pobreza y desigualdad de género, y tienen objetivos concretos como trabajar con mujeres vulnerables y jóvenes. Las evaluaciones muestran que intervenciones integrales en escuelas y comunidades pueden reducir la violencia sexual.
1. Es indispensable apoyar fuertemente los servicios de salud y medicolegales para las víctimas de la
violencia sexual, pero también es prudente pensar en apoyar económicamente las iniciativas de
prevención y su evaluación rigurosa.
Puntos clave
Se necesita que más intervenciones para prevenir las relaciones sexuales no consensuales en
el mundo en desarrollo se documenten y se evalúen bien.
Se recomienda una estrategia multifacética para la prevención.
Las intervenciones deben tener objetivos concretos y abordar factores de riesgo particulares.
El doctor Alexander Butchart, coordinador de la prevención de la violencia de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) opina: "Parecería que también hay muchos programas dirigidos a la prevención de
las relaciones sexuales no consensuales en los países en desarrollo, pero la mayoría de estos
programas no están documentados, lo cual dificulta describir la variedad actual de intervenciones que
ofrecen y los factores de riesgo y los grupos destinatarios en los que procuran ejercer influencia. Dado
que se han evaluado tan pocos programas, también es difícil decir cuánto éxito tienen".
No obstante, basándose en análisis de programas evaluados en todo el mundo y en los diálogos entre
los expertos en la prevención, se han determinado algunas características generales que al parecer
ayudan a que la labor de prevención tenga éxito.
Muchos factores contribuyentes y estrategias
A nivel individual, cuando un hombre joven abusa del alcohol o de las drogas, esto puede aumentar
las probabilidades de que obligue a una mujer a tener relaciones sexuales. O es posible que una mujer
no se dé cuenta de que las relaciones sexuales no consensuales son inapropiadas. Tal vez opine que
son normales o que incluso se las merece. Pero las relaciones sexuales no consensuales no son de
ninguna manera un problema individual. Las pruebas indican que también contribuyen factores que
tienen que ver con la relación, la comunidad y la sociedad. Y la mayoría de las causas subyacentes del
coito forzado, que parecen relacionarse con la baja condición de la mujer y con inequidades por razón
de género, están profundamente arraigadas.
Dados estos factores contribuyentes múltiples, las actividades de prevención deben aplicarse en
muchos niveles. Como consecuencia de ello, se ha documentado una variedad de estrategias
generales e intervenciones preventivas particulares (véase el gráfico de abajo).
2. Dentro de una actividad particular de prevención, se pueden emplear ya sea una sola estrategia o
varias de las estrategias. Los beneficios posibles de aplicar — pero también las posibles dificultades de
evaluar — una estrategia multifacética se han demostrado en un estudio para prevenir la violencia,
incluidas las relaciones sexuales no consensuales, realizadas con revendedoras jóvenes en Nigeria.
La reventa, que es común en África Occidental entre las mujeres de todas las edades, es una manera
informal de ganar dinero negociando con alimentos, ropa y otros enseres domésticos. El estudio se
realizó entre abril de 2000 y agosto de 2001 en seis de los parques más grandes de vehículos
automotores donde se practica la reventa en el sudoeste de Nigeria. La investigación, financiada por el
Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), incluyó en el momento inicial 345
entrevistas semiestructuradas con revendedoras, una intervención de cinco meses y una evaluación
mediante entrevistas con 374 revendedoras un año más tarde.
La intervención de cinco meses consistió en la distribución de más de 1.000 copias de materiales
didácticos relativos a diversas formas de violencia contra la mujer. Seis talleres de tres días para casi
600 revendedoras (y un taller de un día para miembros de la comunidad que estaban interesados en
prevenir la violencia en los parques de vehículos) incluían información acerca de la definición y las
consecuencias de la violencia, desarrollo de aptitudes de confianza en sí mismas y atención y apoyo
para las víctimas. Finalmente, un grupo de revendedoras seleccionadas recibió préstamos de US$20
para finalidades personales o educacionales, con miras a promover inversiones sólidas y la
responsabilización.
La tasa notificada de relaciones sexuales forzadas disminuyó de 11,3 por ciento en el momento inicial
a 1,9 por ciento después de la intervención, y la tasa notificada de violación disminuyó de 5,5 por
3. ciento a casi 0 por ciento. Las tasas de acoso sexual y de intento de violación también disminuyeron
considerablemente.
Sin embargo, el equipo de estudio del Hospital del Colegio Universitario de Ibadán, Nigeria, y FHI
reconocen que el estudio tiene ciertas limitaciones. Estos afirman que la reducción de la violación debe
interpretarse con cuidado porque la subnotificación de la violación es común en los parques de
vehículos y debido al corto intervalo transcurrido entre la intervención y la evaluación. Además, las
poblaciones entrevistadas en el momento inicial y en el momento de la evaluación de un año no
fueron idénticas. Esto es porque no todas las revendedoras participaron necesariamente en las
entrevistas y es posible que algunas revendedoras hayan entrado en la zona, mientras que
posiblemente otras hayan dejado de revender o se hayan mudado a otro sitio después de la
intervención.
"Las revendedoras son un grupo muy móvil, pero esperamos que los conocimientos y las aptitudes
que adquirieron durante la intervención les queden cuando se vayan a otro sitio e influyan en sus
decisiones futuras", opina el investigador principal del estudio, doctor Olufunmilayo Fawole del
Hospital del Colegio Universitario. No se ha llevado a cabo una reevaluación prevista de la intervención
debido a la falta de financiamiento, pero el doctor Fawole y sus colegas pusieron en práctica
recientemente un proyecto similar entre aprendices vulnerables del sector de la peluquería, la costura
y la venta de medicamentos en el sudoeste de Nigeria. Se espera tener los resultados en 2005.
Objetivos apropiados
Los expertos tienden a estar de acuerdo en que las estrategias de prevención multifacética como la
descrita deben tener objetivos muy concretos. En un análisis internacional reciente de la violencia
interpersonal, la OMS recomienda encarecidamente actividades de prevención en entornos de bajos
recursos para beneficiar a las subpoblaciones que corren el riesgo más alto.4
Existen muchas poblaciones en alto riesgo porque las relaciones sexuales no consensuales se perpetra
en tantos entornos y en diversas circunstancias. En muchos países, una población que corre alto
riesgo es la de las mujeres casadas. Las relaciones sexuales no consensuales en el matrimonio a
menudo ocurren debido a una suposición fundamental, reforzada por normas sociales, leyes y
políticas, de que un hombre no necesita el consentimiento de su esposa para tener relaciones sexuales
con ella. CHANGE, organización no gubernamental internacional con sede en Londres, está trabajando
para cambiar esta suposición mediante actividades dirigidas a promover los derechos sexuales y
humanos de las mujeres en el matrimonio y ayudar a los hombres a reconocer y respetar tales
derechos.5
En la labor de prevención realizada en Nigeria, se eligió a las revendedoras como población objetivo
porque "son vulnerables debido a su edad, condición socio- económica baja y, en último término, su
pobreza", declaró el doctor Fawole. Por lo tanto, la intervención incluía actividades para reducir los
4. riesgos de las mujeres de tener relaciones sexuales no consensuales ofreciéndoles oportunidades
educacionales y económicas.
Otro factor de riesgo de las revendedoras era el entorno en el que trabajaban. Los parques de
vehículos son frecuentados por camioneros, conductores de autobús, mecánicos de autos y otros
trabajadores predominantemente de sexo masculino a quienes se suele acusar de faltas graves
sociales y morales, incluida la explotación sexual de las revendedoras jóvenes.6
En general, los hombres son un grupo especialmente importante que se debe incluir en la labor de
prevención ya que son "los perpetradores principales de la mayoría de los distintos tipos de violencia",
dice el doctor Butchart. Los hombres mismos pueden actuar como defensores de las políticas o las
leyes que desalientan o sancionan las relaciones sexuales no consensuales. También pueden participar
en programas y organizaciones para aumentar la concienciación o realizar cambios (a nivel individual,
familiar o social) en cuanto a normas de género, percepciones y creencias que toleran el coito
forzado.7
Una de esas organizaciones es la Campaña de la Cinta Blanca, la iniciativa mundial más
amplia de hombres que trabajan para poner fin a la violencia contra la mujer. Los miembros trabajan
para aumentar la concienciación acerca del problema, apoyar los grupos de mujeres locales y recaudar
dinero para actividades educacionales internacionales. Establecida hace más de un decenio en Canadá,
la campaña se realiza ahora en más de 30 países, incluido Brasil, Camboya, China y Filipinas.8
Algunos programas de prevención secundaria también se han dirigido a los hombres mediante el
establecimiento de programas de tratamiento para los que cometen actos de violencia (véase Los
hombres renuncian a la violencia). Pero para ser eficaz, opina el doctor Butchart, la prevención
primaria debe abordar los factores de riesgo fundamentales del comportamiento de los hombres y de
las mujeres, como por ejemplo las experiencias durante el desarrollo temprano, las prácticas de
crianza deficientes y la disfunción familiar, la pobreza y el aislamiento social, y las normas sociales y
culturales que mantienen o aumentan las desigualdades económicas y sociales.
Trabajo con los jóvenes
Los jóvenes son otra meta general pero importante, dado que las investigaciones indican
sistemáticamente que los jóvenes corren mayor riesgo de victimización sexual.9
El trabajo con los
jóvenes también brinda la oportunidad de cambiar completamente las normas de género que
fomentan la violencia sexual al enseñar maneras más igualitarias en que los hombres y las mujeres
jóvenes pueden interactuar y al introducir conceptos de equidad, respeto y justicia social.
Un análisis reciente acerca de la prevalencia, los factores de riesgo y las consecuencias de la agresión
sexual entre los jóvenes destaca la necesidad de que las intervenciones empiecen a educar a los
niños, incluso antes de la pubertad, respecto a cuestiones relacionadas con las relaciones sexuales no
consensuales.10
"La intervención temprana puede ayudar a configurar las actitudes, los conocimientos
y el comportamiento de los niños cuando éstos son más receptivos a las influencias positivas y puede
influir en su comportamiento a lo largo de su vida", opina el doctor Butchart.
5. Sin embargo, la mayoría de las intervenciones se han realizado entre jóvenes de más edad. Muchas
de ellas han tenido lugar en entornos educacionales, quizás porque la investigación es más
conveniente en esos sitios.11
No obstante, las escuelas son un entorno ideal para la labor de
prevención ya que muchas jóvenes son víctimas de relaciones sexuales no consensuales allí.12
Las
escuelas también son "lugares donde los estudiantes aprenden valores, y obtienen la información y las
aptitudes necesarias para aprobar exámenes", dice Judith Mirsky, codirectora del Programa de Salud
Reproductiva y Género del Instituto Panos, en un informe reciente acerca de cómo abordar la violencia
sexual en el sector educacional.13
Y agrega: "Como tales, las escuelas pueden ayudar a romper el ciclo
de la violencia. Deben abordarlo enérgicamente donde esto ocurra, y cerciorarse de que las
oportunidades curriculares y extracurriculares preparan a los jóvenes para vivir su vida sexual sin
violencia".
En 1996, el proyecto TANESA de la infección por el VIH/SIDA en Tanzanía puso en práctica un
programa para proteger a los estudiantes de 185 escuelas primarias contra la explotación sexual, y
una evaluación del programa efectuada ese año demostró que desde su inicio éste había tenido
éxito.14
En cada escuela, se eligió y se capacitó como "guardiana" a una maestra con quien los estudiantes
podrían consultar acerca de violencia sexual, acoso sexual y otras cuestiones de salud reproductiva y
sexual. Las entrevistas estructuradas realizadas con estudiantes de sexo femenino, guardianas y otras
maestras de 40 escuelas que tenían guardiana y 22 escuelas que no la tenían revelaron que tener a
una guardiana había hecho aumentar considerablemente las probabilidades de que las niñas
estudiantes solicitaran ayuda de las guardianas o de otras maestras en cuanto a violencia sexual,
acoso sexual y otras cuestiones.
Las guardianas notificaron a las juntas de educación, a los tribunales o a las autoridades distritales
acerca de casos de violación, la mayoría de los cuales fueron perpetrados por maestros y hombres de
la comunidad. Aunque a menudo el castigo era leve y los perpetradores supuestos no siempre fueron
atrapados, las autoridades educacionales sí impidieron que por lo menos dos maestros siguieran
enseñando en sus escuelas después de haber sido acusados de violar a estudiantes. Uno de los
efectos iniciales más importantes del programa, al parecer, fue que el "abuso sexual de niñas
estudiantes por parte de maestros es algo que se guarda menos en secreto y puede que ahora sea
más difícil que en el pasado, y que la publicidad negativa acerca de ese tipo de actos tal vez ha tenido
un efecto preventivo", informó el equipo del estudio.
En lo relativo a casos de acoso sexual, la mayoría de los cuales fueron perpetrados por muchachos, las
guardianas conversaron en privado con los estudiantes afectados, y a menudo se castigó a los
muchachos apaleándolos o se les amenazó con suspenderlos de la escuela. La investigación realizada
en Nigeria indica que la violación tiende no a ser un incidente aislado; más bien, a menudo va
precedido de acoso sexual y un comportamiento cada vez más violento15
Por lo tanto, es posible que
el programa de guardianas haya impedido violaciones al aumentar la concienciación de la escuela
respecto al acoso sexual y al castigar a los perpetradores antes de que sus actos se agravaran.
6. Evaluaciones
En la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, EE.UU., la doctora Vangie Foshee y sus colegas
han realizado el primer ensayo controlado aleatorizado para determinar los efectos a largo plazo de
una intervención escolar que es un componente del programa denominado Citas Seguras, a fin de
prevenir las relaciones sexuales no consensuales y otras formas de violencia durante citas con un
compañero.16
El componente escolar incluye una producción teatral, clases y un concurso de carteles para cambiar
las normas relativas al abuso durante las citas con un compañero y para enseñar las aptitudes de
manejo de conflictos para prevenir la violencia. También se alienta a todos los participantes a que
soliciten ayuda si son víctimas de violencia. El programa Citas Seguras también tiene un componente
comunitario que mejora los servicios a fin de prevenir la violencia durante las citas, como servicio de
consulta telefónica directa en caso de crisis y grupos de apoyo. El componente comunitario también
incluye capacitación para proveedores locales a fin de que ayuden más eficazmente a los
perpetradores adolescentes y a las víctimas de abuso durante las citas con un compañero.
Entre octubre de 1994 y marzo de 1999, se realizó el ensayo controlado aleatorizado con casi 2.000
estudiantes de octavo y noveno grados (aproximadamente de 13 y 14 años) de 14 escuelas públicas
de la zona rural de Carolina del Norte. Los estudiantes de siete escuelas asignadas aleatoriamente
estuvieron expuestos a actividades escolares y comunitarias, mientras que los estudiantes de otras
siete escuelas estuvieron expuestos sólo a actividades comunitarias y sirvieron de grupo testigo.
Luego se evaluó el proyecto varias veces durante cuatro años para determinar resultados que incluían
tasas de relaciones sexuales forzadas.
Los análisis revelaron que los adolescentes que habían estado expuestos a actividades escolares y
comunitarias del programa Citas Seguras notificaron menos perpetración de violencia sexual durante
las citas al cabo de uno, dos, tres y cuatro años después del programa, que los adolescentes del grupo
testigo. Sin embargo, entre las limitaciones posibles del estudio estaban la alta deserción escolar de
los estudiantes participantes y la dependencia de la autonotificación de actos de violencia durante las
citas. Esto ilustra la dificultad considerable de evaluar rigurosamente tales intervenciones.
El doctor Butchart dice: "Sea cual sea la estrategia, sea cual sea la intervención y sea cual sea el
sector que participe en la ejecución, todo programa de prevención debe proporcionar respuestas
basadas en datos para tres preguntas clave: '¿Cuál es el problema? ¿Cuáles son las causas? Y ¿qué
sirve para prevenir la violencia?' Los programas responden a la tercera pregunta al indicar cómo se
diseñan, se someten a prueba y se evalúan las intervenciones en cuanto a su eficacia. De esta forma,
las evaluaciones de la eficacia se basan en pruebas empíricas sólidas".
Hincapié en la prevención primaria
7. La labor de prevención se divide en dos categorías principales que son la prevención primaria y la
secundaria. La prevención primaria procura intervenir antes de que puedan ocurrir las relaciones
sexuales no consensuales; por ejemplo, poniendo en práctica campañas comunitarias para modificar
las normas de género. La prevención secundaria procura prevenir los actos posteriores a las relaciones
sexuales no consensuales o reducir al mínimo sus consecuencias adversas mediante la prestación de
servicios de rehabilitación para los perpetradores y los servicios de atención y apoyo para las
víctimas.
Recurso en la Web
Este sitio en la web del Departamento de Prevención de Lesiones y de la Violencia, parte de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), da acceso a nueve publicaciones relacionadas con la
prevención de la violencia, incluidas las relaciones sexuales no consensuales. También proporciona
enlaces a hojas informativas de prevención y boletines informativos y a información sobre la
Campaña Mundial de Prevención de la Violencia, de la OMS.
El doctor Alexander Butchart, coordinador de la prevención de la violencia en la Organización Mundial
de la Salud (OMS) afirma: "Hasta la fecha, en lo relativo a la violencia sexual, se ha hecho hincapié en
la prevención secundaria. La prestación de tales servicios siempre será esencial, pero las pruebas
indican que los servicios en sí para los perpetradores y las víctimas tienen un valor limitado cuando se
trata de reducir el número de nuevos casos de comportamiento violento. Por lo tanto, no está de más
volver a afirmar lo importante que son las estrategias de prevención primaria".
La OMS recomienda priorizar las siguientes actividades de prevención primaria:
los programas de prevención en las comunidades, las escuelas y los entornos donde hay
refugiados
los programas que abordan las causas socio-económicas fundamentales de la violencia sexual,
reducen la vulnerabilidad de las mujeres y promueven entre los hombres las normas
equitativas de género
los programas que abordan la prevención de la violencia sexual mediante la promoción de la
igualdad entre los géneros
los enfoques sensibles desde el punto de vista cultural y participativos para el cambio de
actitudes y comportamiento.
Entretanto, la OMS recomienda que el problema de las relaciones sexuales no consensuales también
se aborde mediante estrategias que traten de modificar los factores sociales, conductuales y
ambientales causantes de la violencia mediante reformas legales o normativas, y tratados
internacionales que establezcan normas para una legislación nacional que sancione la violencia sexual.
8. PREVENCION DESDE EL CENTRO EDUCATIVO
Los estudios realizados sobre la violencia domestica demuestran que en su
aprendizaje desempeñan un papel decisivo las experiencias que ninos y niñas
viven con las personas más cercanas. Muchas de las situaciones violentas que
Ocurren en la escuela, tienen su origen en la familia, en el barrio o en los
medios de comunicación donde se transmiten modelos violentos que influyen de
forma decisiva en su comportamiento futuro.
A pesar del papel que la escuela tiene como transmisora de normas, valores,
actitudes y modelos de comportamiento, las familias tienen el papel más
relevante en la educación de ninos, niñas y adolescentes. La influencia de la
familia dependerá de la comunicación, del tiempo que se dedique a estar con
ellos y ellas y del tipo de relación que establezca.
Cómo prevenir la violencia en el contexto
educativo
A continuación aportamos algunas propuestas, que contribuyen a prevenir la
Violencia en el contexto educativo:
1. Dar relevancia a las relaciones en la práctica educativa, a través de:
• Programar jornadas de acogida al comienzo de curso.
• Reservar tiempos definidos para trabajar sobre la convivencia dentro del
horario lectivo.
• Escuchar lo que ninos y niñas expresan sobre sus vivencias.
• Valorar formas de estar y convivir basadas en el dialogo y en el conocimiento
de la realidad concreta.
2. Constatar si en la realidad de nuestras aulas se manifiestan estereotipos
Sexista:
• Si se constatan diferencias en actitudes, comportamientos, intereses y
capacidades entre alumnas y alumnos.
• Si el profesorado tiene las mismas expectativas, mismo trato y estimula por
igual a niñas y ninos
9. 3. Crear un clima en el centro educativo que elimine los estereotipos que aun se
mantienen en muchos ambitos para chicos y chicas:
• La distribucion de responsabilidades en el aula debe favorecer la igualdad
entre sexos: potenciar que las ninas sean delegadas, portavoces, encargadas de
grupo…; que todo el mundo colabore en las tares comunes de limpieza, orden.
En definitiva, dar el mismo grado de responsabilidad a chicos y chicas en las
tareas que se les encomienden.
• Establecer unos criterios claros y coeducativos a la hora de planificar las
actividades.
• Mostrar en el aula una representacion equilibrada de hombres y mujeres
realizando indistintamente todo tipo de actividades.
• Controlar aquellas actitudes de los chicos, como el hablar por hablar, con el
unico objetivo de llamar la atencion y obtener liderazgo.
• No utilizar a las chicas como apaciguadoras y/o mediadoras de las actitudes
violentas de los chicos.
• Analizar colectivamente frases hechas estereotipadas con las que se valora
sin haberlo evaluado el comportamiento del alumnado: “Los chicos son mas
brutos que las chicas”, “Las chicas son mas quejicas que los chicos”, “Las chicas
son mas trabajadoras”, “Los chicos son mas creativos”.
• No permitir actitudes despreciativas y violentas hacia las chicas, donde se
hace alarde de una falsa superioridad masculina por parte de los chicos: “Eres
un nenaza”; este tipo de expresiones crean una imagen simbolica negativa de lo
que es ser nina.
• Desarrollar habilidades para identifi car y rechazar los estereotipos
sexistas, que contribuyen a la violencia contra las mujeres, y para generar
esquemas alternativos, aplicando dichas habilidades a todos los niveles en los
que se produce el sexismo y la violencia sexista
(uno/a mismo/a, la relacion con la pareja, otras personas, el lenguaje, los
medios de comunicacion.)
4. Plantear un cambio de perspectiva en el tratamiento de los contenidos
curriculares:
• Critica de los sesgos sexistas mas evidentes de las diversas Areas;
cuestionamiento de la objetividad y neutralidad del conocimiento cientifi co,
critica del androcentrismo.
• Incorporacion a los contenidos de ensenanza de las experiencias de las
mujeres, planteando un nuevo enfoque que supere la hegemonía de un sexo
sobre otro y explique el mundo desde una perspectiva mas integradora.
10. • Incluir la lucha contra el sexismo y la violencia contra las mujeres en el
curriculum escolar.
• Revision de las formas y modos de transmitir los contenidos; análisis de las
actitudes, normas y valores implicitos en el curriculo oculto.
5.- Ofrecer un marco para que alumnos y alumnas confronten sus puntos de
vista, teniendo en cuenta:
• Uso equitativo de la palabra no reforzando conductas negativas, por ejemplo:
“hacer mas caso a quien mas chilla”
• Uso de distintas tecnicas de debate que posibiliten que todo el mundo
exprese, de una manera u otra, su opinion.
• No permitir que estereotipos y falsedades queden como conclusión de un
debate, aportando informacion y trabajando sobre los estereotipos.
6. Elaborar estrategias para abordar y resolver el confl icto que surge en la
convivencia entre ninas y ninos: agresiones, uso de los espacios, etc…
• Refl exionar sobre las normas de convivencia, su asuncion y la manera en que
se sanciona o permite su transgresion.
• Reparto equitativo del uso y disfrute de espacios comunes: patios, pistas
deportivas, etc.
• Establecer una estructura organizativa que asegure el respeto por las
diferencias de género.
• Desarrollar habilidades interpersonales alternativas a la violencia, que
permitan expresar los conflictos y resolverlos de forma constructiva; así como
habilidades que protejan contra la victimización, para evitar situaciones de
riesgo o salir de ellas y pedir ayuda.
7. Integrar la intervención que se lleva en la escuela con la que debe llevarse a
cabo en todos los contextos desde los que se estructura la sociedad:
• Analizar que las causas de la violencia sexista son múltiples y complejas, que
se producen en todos los contextos y niveles en los que transcurre nuestra
vida: la familia, el ocio y la escuela.
• Analizar las relaciones que existen entre dichos contextos y otras influencias
sociales como la que ejercen los medios de comunicación o el mercado laboral,
así como el conjunto de estructuras y creencias sociales que caracterizan a la
sociedad en la que se encuentran.