2. Declaración de Jesús acerca de sí mismo
48 —¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano, y
que estás endemoniado? —replicaron los judíos.
49 —No estoy poseído por ningún demonio —contestó Jesús
—. Tan sólo honro a mi Padre; pero ustedes me deshonran a
mí. 50 Yo no busco mi propia gloria; pero hay uno que la
busca, y él es el juez. 51 Ciertamente les aseguro que el que
cumple mi palabra, nunca morirá.
52 —¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado!
—exclamaron los judíos—. Abraham murió, y también los
profetas, pero tú sales diciendo que si alguno guarda tu
palabra, nunca morirá. 53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro
padre Abraham? Él murió, y también murieron los profetas.
¿Quién te crees tú?
Juan 8:48-58
3. Declaración de Jesús acerca de sí mismo
54 —Si yo me glorifico a mí mismo —les respondió Jesús—, mi
gloria no significa nada. Pero quien me glorifica es mi Padre, el
que ustedes dicen que es su Dios, 55 aunque no lo conocen.
Yo, en cambio, sí lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería
tan mentiroso como ustedes; pero lo conozco y cumplo su
palabra. 56 Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al
pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró.
57 —Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y
has visto a Abraham?
58 —Ciertamente les aseguro que, antes de que Abraham
naciera, ¡yo soy!
Juan 8:48-58
4. • Buscar a alguien como modelo de confianza es muy sencillo al
leer las palabras de Jesús.
• Desde los doce años, cuando respetuosamente confronta a
sus padres terrenales, Jesús sabía quién era Él (Lucas 2:43-49).
• Durante sus tres años de ministerio se describió a sí mismo
diciéndole a la gente: Yo Soy el pan de vida; Yo Soy el Mesías,
Yo Soy el Eterno; Yo Soy la Luz del mundo; Yo Soy el Hijo de
Dios; Yo Soy la resurrección y la Vida; Yo Soy la vid verdadera;
Yo Soy el alfa y la omega; Yo Soy el primero y el último; Yo Soy
el camino, la verdad y la vida.
Jesús sabía muy bien quién era Él y lo que significaba
5. Sobreponerse a los demoledores de la confianza
• El miedo es el demoledor número uno de la
confianza.
• La falta de objetivos es el demoledor número
dos de la confianza.
• El tercer golpe crítico contra la edificación de
la confianza es la necesidad de autojustificarse
constantemente.
6. • El dar es el comienzo de la confianza.
• La preparación pone la bases para la confianza:
Práctica=Habilidad=Rendimiento=Confianza
• La objetividad edifica la confianza.
• La libertad y la autoridad hacen que la
confianza vuele muy alto.
Claves de la confianza
7. La confianza no será algo seguro hasta que se logre el
cuarto nivel de jerarquía de la delegación:
1. Tráigame la información. Yo lo decidiré.
2. Ofrézcame una decisión y explíquemela. Yo la aprobaré
o la rechazaré.
3. Haga algo al respecto. Luego me informa sobre los
resultados, sean buenos o malos.
4. Haga algo al respecto. No necesito seguir los
resultados.
El cuarto nivel de la jerarquía
8. 1. Descubra cuál es su miedo y enfréntelo.
2. Dé más de sí cada día.
3. Estudie, prepárese y entrénese para hacer lo que
siempre quiso hacer.
4. Busque el consejo de individuos sabios y vaya con el
consenso.
5. Dé autoridad a las personas a su alrededor,
incluyéndose a Usted mismo.
Consejos prácticos
9. Hechos 6:1-7
Elección de los siete
6 En aquellos días, al aumentar el número de los
discípulos, se quejaron los judíos de habla griega
contra los de habla aramea[a] de que sus viudas eran
desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.
2 Así que los doce reunieron a toda la comunidad de
discípulos y les dijeron: «No está bien que nosotros los
apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de
Dios para servir las mesas. 3 Hermanos, escojan de
entre ustedes a siete hombres de buena reputación,
llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta
responsabilidad.
10. Hechos 6:1-7
Elección de los siete
4 Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al
ministerio de la palabra.»
5 Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron
a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a
Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a
Nicolás, un prosélito de Antioquía. 6 Los presentaron a
los apóstoles, quienes oraron y les impusieron las
manos.
7 Y la palabra de Dios se difundía: el número de los
discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén,
e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.