Pablo escribe a la iglesia de Corinto para defender su apostolado, recordándoles que fue llamado por la voluntad de Dios. Les recuerda que son santificados en Cristo Jesús y llamados a invocar el nombre del Señor. Agradece a Dios por la gracia que les fue dada y por haber sido enriquecidos en toda palabra, ciencia y confirmación del testimonio de Cristo en ellos.