El documento describe el modelo agroexportador de Argentina en el período del gran imperialismo, basado en la ganadería, la mejora de razas, la producción de granos, azúcar y vino, y el aprovechamiento de recursos como el quebracho, impulsado por inversiones extranjeras en ferrocarriles y frigoríficos para exportar a otros países, lo que generó un importante movimiento migratorio y una economía protegida por el gobierno.