El documento habla sobre el sentimiento de gratitud. Explica que la gratitud es apreciar los beneficios o favores recibidos y corresponder de alguna manera. Luego cuenta dos historias que ilustran la gratitud: la visita de 31 elefantes a la casa del difunto Lawrence Anthony, quien los rescató, y las visitas de personas a agradecerle a su hermano enfermo por su ayuda en el pasado. El documento concluye reiterando la importancia de expresar gratitud sinceramente.

1. Gratitud
Según la real Academia de la Lengua Española es:
“Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.”
He visto este sentimiento en una historia de elefantes a través de internet, tras la muerte de Lawrence Anthony en el 2012, personaje quien escribió el best seller The Elephant Whisperer, y quien rescató numerosos animales salvajes de las garras de seres humanos, ayudando a otros del Zoológico de Bagdad durante la invasión norteamericana de 2003. Dos días después de su muerte aparecieron en su casa en Sudáfrica, 31 elefantes guiados por dos enormes matriarcas y otras tantas manadas salvajes para darle el último adiós a su salvador.
Cómo estos animales percibieron su muerte es un misterio, pero es un gran ejemplo de gratitud.
También tengo algo más para recordar, una situación más personal que viví durante la enfermedad de mi hermano.

2. Vino a visitarlo en su lecho de enfermo un hombre, repartidor de prensa, trayendo fruta y un pastel para él. Me alejé para darle la libertad de hablarle y pude escuchar ya que lo hizo en un tono de voz claro y fuerte, como le agradecía sus palabras, su ayuda y le reiteraba que jamás olvidaría lo que había hecho por él.
No tengo la menor idea cuál fue la ayuda que mi hermano le brindó, pero este hombre estaba sobrecogido y con una actitud hermosa se despidió.
Poco tiempo después llegó un caballero también, cuya profesión es la de escolta, se paró frente a mi hermano y sin poder contener el llanto empezó a agradecerle, una a una las cosas en que lo escuchó y todo el apoyo que había recibido de él, contaba en sus manos cada situación, cada vez que le dio su ayuda, repetía una y otra vez que gracias a sus consejos había superado una lesión física que lo tenía en una profunda depresión y había podido ser quien era en la actualidad y que por él estaba de pie y caminaba.
Y así fueron llegando personas a quienes yo no conocía pero al igual que la manada de animales salvajes presentaron sus respetos y lo despidieron con cariño.
Y hablo de la gratitud porque es un sentimiento tan poco conocido en la actualidad, es muy fácil decir “gracias”, pero que salga sinceramente de lo profundo del corazón es otra cosa.
Cuando recuerdo el año 2012, veo los rostros de todos esos seres que rodearon a Jaime, con quienes nos unía sólo el conocimiento de que habían sido sus compañeros, colegas y amigos que por su amistad nos sentimos apoyados y que no estábamos solos ante el dolor que nos embargaba.
Hoy y siempre, unidos a una sola voz, mi hijo Jesús Enrique y yo les repetimos con sinceridad, con un agradecimiento limpio, que jamás olvidaremos la solidaridad hacia mi hermano cuando llegó el momento de despedirse.
Una vez más tras dos años de ausencia no podemos menos que reiterar aunque sea con palabras lo que sentimos y de nuevo les expresamos nuestra profunda gratitud.
Jesús Enrique Rambal Llano & Emma Llano Sierra
Cali, Octubre 22 del 2014