Este poema homenajea a un amigo llamado Doctor Montoya que falleció. Describe cómo varias criaturas como palomas, gallos de pelea, perros de caza y peces reaccionaron a su muerte de formas inusuales. También menciona que sus cuentos y poemas esperan ser publicados para que otros puedan disfrutar de su trabajo, de la misma forma humilde y silenciosa como era él cuando vivía. Desde su muerte, los versos del poeta son atacados por perros y su propia voz se siente apr

1. HOMENAJE A UN AMIGO
El día que murió el Doctor Montoya una paloma sangró el alar de mi casa
y ensució los juguetes de mis hijos.
Pensé que un adolescente armado le había disparado jugando a la muerte,
la tomé, la curé, pero nada, el ingenuo animal dejó de latir en mis manos.
Desde la altura, una rapiña me arrancó el poema que escribía
debajo del mango del patio,
se lo llevó y luego lo trajo corregido con caligrafía conocida.
Los gallos de pelea del Mono Zapa se alborotaron, siguen asustado por el mundo
y peleando con las águilas en el espacio.
Los perros de caza de Lucho Támara gruñeron acobardados en la Mojana,
oraron arrodillados porque las nubes le indicaron el final de quien varias
veces les curó cuando Saínos les herían.
Los peces de los ríos, ciénagas y mares que amó flotaron en la superficie como simples
bolsas plásticas, pescadores y bulteros de esos puertos comieron una semana del milagro.
Luchito , reducido a la nada miraba las fotos y los títulos de sus padres como trozos de
papel incendiados de dolor, y el estetoscopio con el que revisó miles corazones, una
serpiente dormida azotando la vida de quienes le quisimos.
Sus cuentos y poemas, uno encima del otro esperando en una esquina del tiempo que
alguien les publique, o que no les publique.
Ellos se parecen a su autor: humildes y silenciosos, soportan con decoro el abandono
oficialy las zancadillas del destino.
Desde el día que marchó Blas Reynaldo una jauría de perros muerde mis versos
y un enredo de anzuelos aprisiona la garganta y la voz de los poetas.
WILLIAM FUENTES RAMOS