Las hormonas sexuales como el estrógeno y la testosterona juegan un papel clave en el desarrollo de características sexuales y reproductivas. El estrógeno regula el ciclo menstrual y afecta diversos órganos y sistemas en las mujeres, mientras que la testosterona promueve el desarrollo de características masculinas y la fertilidad en los hombres. Los niveles de estas hormonas varían durante la vida de una persona.