1) El documento analiza definiciones comunes del concepto de historia de obras como el Tratado del método histórico de Bernheim y la Introducción al estudio de la Historia de Bauer.
2) Bernheim define historia como "la ciencia de la evolución del hombre considerado como ser social" pero luego añade detalles sobre los hechos históricos.
3) Bauer define historia como "la ciencia que intenta describir y explicar volviendo a vivir los fenómenos de los cambios que las relaciones de los hombres han sufrido
Thompson, La formación de la clase obrera, pp. xiii-xviii y 197-222 Rodrigo Diaz
E. P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra (1963), tr. Elena Grau, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, 2 t., pp. xiii-xviii y 197-222
Thompson, La formación de la clase obrera, pp. xiii-xviii y 197-222 Rodrigo Diaz
E. P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra (1963), tr. Elena Grau, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, 2 t., pp. xiii-xviii y 197-222
Un ensayo escrito en mancuerna por dos filósofos franceses de nuestros tiempos. Sobre el talante mítico del nazismo y la aberración histórica subyacente en la apelación a cualquier mito nacional
Braudel, El mediterráneo..., pp. 79-91 y 375-388. Rodrigo Diaz
F. Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (1949), tr. Mario Monteforte y Wenceslao Roces, México, FCE, 1953, 2 t., pp. t. 1, 79-91 y 375-388; t. 2, 529-537
Levi, "Sobre Microhistoria", pp. 119-143Rodrigo Diaz
Levi, Giovanni, “Sobre Microhistoria” en Peter Burke, Formas de hacer Historia, trad. José Luis Gil Aristu, Alianza Editorial, Madrid, 1994, pp. 119-143.
Un ensayo escrito en mancuerna por dos filósofos franceses de nuestros tiempos. Sobre el talante mítico del nazismo y la aberración histórica subyacente en la apelación a cualquier mito nacional
Braudel, El mediterráneo..., pp. 79-91 y 375-388. Rodrigo Diaz
F. Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (1949), tr. Mario Monteforte y Wenceslao Roces, México, FCE, 1953, 2 t., pp. t. 1, 79-91 y 375-388; t. 2, 529-537
Levi, "Sobre Microhistoria", pp. 119-143Rodrigo Diaz
Levi, Giovanni, “Sobre Microhistoria” en Peter Burke, Formas de hacer Historia, trad. José Luis Gil Aristu, Alianza Editorial, Madrid, 1994, pp. 119-143.
Iggers, "La ciencia histórica marxista..." pp. 129-158.Rodrigo Diaz
Iggers, Georg G., “Capítulo 7. La ciencia histórica marxista desde el materialismo histórico a la antropología crítica” en Georg Iggers, La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno, trad. Iván Jaksić, Fondo de Cultura Económica, Chile, 2012, pp. 129-158.
Iggers, Georg, "El historicismo clásico ...", pp. 49-83Rodrigo Diaz
Iggers, Georg, La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno, trad. Iván Jaksić, Fondo de Cultura Económica, Chile, 2012.
Philippe Ariès, Morir en Occidente, pp. 19-52.Rodrigo Diaz
Philippe Ariès, Morir en Occidente: desde la Edad Media hasta nuestro días (1975), tr. Víctor Goldstein, Buenos Aires, Ariana Hidalgo Editora, 2008, pp. 19-52
Gaskell, "Historia de las imágenes", pp. 209-239Rodrigo Diaz
Gaskell, Ivan, “Historia de las imágenes” en Peter Burke, Formas de hacer Historia, trad. José Luis Gil Aristu, Alianza Editorial, Madrid, 1994, pp. 209-239.
White, Hayden, “3. Teoría literaria y escrito histórico”, pp. 141-188.Rodrigo Diaz
White, Hayden, “3. Teoría literaria y escrito histórico” [1988] en El texto histórico como artefacto literario y otros escritos, trad. Verónica Tozzi y Nicolás Lavagnine, España, Ediciones Paidós, 2003, pp. 141-188.
Burke, Peter, “Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro” en Peter Burke, Formas de hacer Historia, trad. José Luis Gil Aristu, Alianza Editorial, Madrid, 1994, pp. 11-37.
Scott, "Historia de las mujeres", pp. 59-88Rodrigo Diaz
Scott, Joan, “Historia de las mujeres” en Peter Burke, Formas de hacer Historia, trad. José Luis Gil Aristu, Alianza Editorial, Madrid, 1994, pp. 59-88.
Iggers, "Francia: La escuela de los Annales", pp. 87-107Rodrigo Diaz
Georg Iggers, La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno, trad. Iván Jaksić, Fondo de Cultura Económica, Chile, 2012.
Matute, El historicismo en México, pp. 15-42Rodrigo Diaz
Matute, Álvaro (compilador), El historicismo en México. Historia y Antología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2002.
LA HISTORIA EN EL PERÚ
En toda hipótesis, a nuestra Patria le corresponde ser la mantenedora de una tradición, de ese espíritu en que estriba la fuerza de una nación y es como el alma de la Patria. Llamado a ser el Perú, desde sus comienzos la metrópoli de esta parte de la América, le cupo recibir con más afluencia la savia vivificadora de la cultura hispánica; asiento, además de uno de los más avanzados y poderosos señoríos de la época Precolombina, disfrutó el privilegio de aportar a la creación de la nacionalidad dos vigorosos elementos. No lo olvidemos y, combatiendo el pesimismo que pudiera invadimos al fijar la vista en los errores del pasado, contribuyamos a reafirmar el concepto de Patria, inspirándonos en la tradición, en los valores auténticos sobre que se asienta nuestra grandeza y con clara conciencia de nuestra misión histórica trabajemos porque ella se cumpla.
Lima, 1938.
RUBÉN VARGAS UGARTE, S. J.
Decano de la Facultad de Letras de La Universidad Católica del Perú
Trabajo sobre la relación entre historia y literatura, partiendo de la oposición mímesis/ficción, representación de la realidad/invención, verdadero/falso.
Sin embargo, esta oposición es un problema solo comprensible desde la concepción modernista del conocimiento. Esta concepción empirista/positivista asume que nuestro conocimiento tiene acceso a una verdad objetiva y absoluta que se basa en la concepción de lo real en sí. Pero, si como Nietzsche, recordamos que estas verdades sobre las que construimos nuestro conocimiento y en las que fundamentamos nuestra realidad son "una ilusión de las que se ha olvidado de que lo son", los límites que separan ficción y mímesis, -ilusión y realidad- quedan disueltos.
A través del presente trabajo haremos un recorrido partiendo de algunos de los problemas de las presunciones del empirismo y positivismo que se han hecho con el dominio de la epistemología científica para demostrar 1) que la historia no refleja la realidad, 2) que nuestro conocimiento tampoco refleja lo real y 3) que "mímesis" y "ficción" no son conceptos opuestos, sino íntimamente ligados. Así, "tocando palos" en apariencia tan diversos como la ciencia histórica, la filosofía antigua, la epistemología, la ontología y, por supuesto, la estética; nos meteremos en un tema complicado como es la ficción y su naturaleza. Complicado por sus implicaciones y sus aseveraciones ya que, como veremos, abarca una realidad tan compleja e indescifrable como lo es la naturaleza del conocimiento humano y su acceso a la realidad.
FORMAS DE HACER HISTORIA, NARRATIVA Y MICROHISTORIA. Paco Gracia
Un trabajo basado en el libro de Peter Burke, Formas de hacer historia, en concreto sobre tres de sus capítulos: los dos escritos por Peter Burke (su "obertura" -un pequeño antecedente de los que nos ofrece su libro- y el titulado “Historia de los acontecimientos y renacimiento de la narración”,) y el interesantísimo capítulo sobre la microhistoria de Giovanni Levi.
Las filosofías racionalistas y la teología de la Iglesia ocultaron a lo largo de dos mil años el verdadero significado de los mitos y de la mitología antigua, para reducir su significado a aquello que, presentado como verdad aparente en un discurso, resultaba ser falso en realidad. En este sentido, un mito vendría determinado por la narración a través de la cual se ofrecería realidad a algo o a alguien que carecería de ella. En este orden, el mito implicaba falsedad. Pero los mitos y las mitologías de la prehistoria y el mundo antiguo fueron otra cosa muy diferente.
La biografía y la autobiografía han atravesado por diversas estaciones historiográficas. Su pertinencia como textos de asignación cognoscitiva ha sido cuestionada en distintos momentos de la historia. En este artículo podremos indagar acerca de los aspectos vertebrales y diferenciadores de la escritura del “ yo” en el pasado y el presente, la distinción entre ejemplaridad y experiencia singular; la asunción de este último modelo como andamiaje para la construcción de los textos biográficos en clave intelectual, su relación con las nociones de identidad, contexto y estrategia (con todas las posibilidades y dificultades que ellas conllevan), y las especificidades que caracterizan y diferencian la escritura biográfica de la autobiográfica.
J. Gustav Droysen, Histórica: Lecciones sobre la enciclopedia y metodología de la historia, tr. de Ernesto Garzón y Rafael Gutiérrez, Barcelona, Alfa, 1983, 390 p., pp 337-390 (del § 87 al § 93)
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
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La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
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A. ¿Qué es la soledad?
• En el Antiguo Testamento la palabra hebrea que más se utiliza para “solitario” es shamem, que significa “desolado”.
• En el Nuevo Testamento la palabra griega eremos significa “lugares desiertos”.
• La soledad es el estado emocional de tristeza causado por sentirse solo, aislado o alejado de los demás.
• Una persona puede sentir la falta de cercanía con otros aún cuando estén en su presencia.
• David exclamó al Señor en tiempo de soledad:
“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido”.
(Salmos 25:16)
B. ¿Qué significa estar solo?
• En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce solo es badad, que significa “estar con uno mismo”.
• En el Nuevo Testamento, la palabra griega monos denota “sin compañía, solo, solitario”.
• Estar solo es la condición de estar sin compañía, separado de otros.
• Con frecuencia, Jesús buscó estar a solas. Se apartaba de los demás para poder tener comunión con el Padre.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.
(Mateo 14:23)
C. ¿Cuál es la diferencia entre estar a solas y sentir soledad?
• La soledad se refiere al estado emocional (por sentirse rechazado y desolado).
• Estar a solas se refiere al estado físico (el estado de estar separado de los demás).
• La soledad generalmente es una experiencia negativa (que va acompañada de un sentimiento de desesperanza).
• Estar a solas puede ser una experiencia positiva (convirtiéndola en un momento de creatividad y comunión con el Señor).
D. Ejemplos bíblicos de soledad
DAVID EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR EL RECHAZO.
“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.
(Salmos 142:4)
JOB EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR SUS AMIGOS DESLEALES.
“El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas”.
(Job 6:14–15)
ELÍAS EXPERIMENTÓ SOLEDAD PORQUE TEMIÓ LA IRA DE DIOS.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
(1 Reyes 19:3–4)
E. Ejemplos bíblicos de estar solo
PABLO ESTUVO SOLO CUANDO SUS AMIGOS LO ABANDONARON.
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.
(2 Timoteo 4:16–17)
JOB ESTUVO SOLO CUANDO
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
1. EN TORNO A LA DEFINICION DEL CONCEPTO
DE HISTORIA
2. UNa surNr definición debe ser concisa, es decir, exponer el con-
cepto que se trara de definir con toda precisión y de un modo
completo, en el menor número de palabras. La definición des-
cribe el significado de una determinada palabra, usada para desig.
nar un determinado fenómeno. En la definición debe quedar
inscrito, incluído el fenómeno en su totalidad. si quedan fuera
de ella partes esenciales del fenómeno, la definición no es buena.
En cambiq una definición no necesita entrar en detalles.
Examinemos a la luz de esros postulados algunas de las defi.
niciones usuales del concepto Historia. La mayoria de las obras
que tratan de la teoría del conocimiento histórico se abstienen
de definir expresamente el concepto fundamental en torno al
cual giran. Presuponen el fenómeno mismo como una magni-
tud dada y conocida. En cambio, los manuales y los tratados del
¡nétodo histórico sí suelen dar definiciones. Tomemoe dos de estas
t'bras: el conocido l-elubuch der hístgrischm Methúe md der
Gescchbhtsphilosophie ["Tratado del método histórico y de la fi.
Iosofía de la historia"] de E. Bernheim y el libro más moderno y
¡nas breve de'V(/. Bauer, Einführung in d"as S:lud.iun der Geschiclw
tc ["Introducción al estudio de la Historia,,].r
En la primera edición de su obra, publicada en 1889, Bernheim
rla la siguiente definición: "Historia es la ciencia de la evolu-
, itin def hombre considerado como ser social,,. A poco de esto,
cstalló la viva disputa, desencadenada por Lamprecht, sobre la
rr;rturaleza del conocimiento histórico. Esto movió a Bernheim,
('n la ter'cera edición de su obra (la segunda vió la luz en 1894)
;r cxpresar en la definición la posición mantenida por él frente a
l,'s p.o6¡.-"s puestos a debate. Y así, en las ediciones tercera
y ('uarta, publicadas en 1903, nos encontramos con la definición
',rt:uiente¡ "Ciencia histórica es aquella que investiga y expone
I Segunda edición. aumenhda, Tubinga, Lgn, b primera apareció cn
l'r,¡l-
3. . ... , ¡ir I ilit¡ 89
88 DEFINICION DEL CONCEIrrO DE HISTORIA
del hombre en tisfactorio desde todos los puntos de vista. Desde luegq dada la
en su conexión causal los hechos de la evolución división establecida por Bernheim, es posible que para él tenga
que las típicas y co'
sus manifestaciones (lo mismo las singulares una importancia insignificante el saber si las creaciones de fases
quinta y sexta,
i#;rt como ser social". Por fin, en las edicionesmás' como "los
precisando anteriores y superadas de la Historia caen o no dentro de su de.
á. fgOá, se describen "los hechos", giro "en.su finición.
i".h* áeterminados en el tiempo y el espacio", .el su conexión
tten Bauer parte de la palabra "historia", pero la reduce inmedia-
conexión casual" aparece sustituido por este otro:
tamente a su acepción de ttciencia". Y a continuación describe
de causalidad Psicofísica"' como su función y su naturaleza algo que se refiere, indudable,
Bauer, por su parte, define asi:2,"Historia es
la ciencia que
los fenómenos mente, lo mismo que ocurre con la definición de Bernheim, a la
intenta describir y .*píi.",, volviendo a vivirlos' función y a la naturaleza de la moderna ciencia histórica. Es cier-
á"," t¡¿".r, "q.rltü--"i-q"t t" trata de loe cambios que las rela'
socialef to que el propio Bauer reconoce este alcance limitado de su defi.
ciones de 10s hombres .án hs diversas colectividades nición y concluye con la declaración siguiente: "Toda época tiene,
tt.rr"r, consigg ,.1...io,,"á"dolos desde el punto de vista de su
a sus cua' en realidad, su rnodo propio y específico de concebir la naturaleza
influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto y las funciones de Ia Historia". No obstante, si la palabra histo¡ia
lidades típicas y concent;ndo la atención'
fundamentalmente' en
en el tiempo cncierra un significado general, necesariamente tiene que ser posi.
cambios que no pueden volver a reperirse
"q,r"lloe esPacio".4 ble definirla de modo que en la definición se exprese la concep.
ni en el que ción común a todos los tiempos.
A p"rai de la condensación a que ha sido sometida desde Apenas hace falta recordar que la palabra "historia", enten,
se formuló por vez primera, la concisión
de la definición de Bauer
preguntarse si este de' dida prima facie, no designa en modo alguno una ciencia eñ sen,
no es muy p"L"¡l p,ecisamente, y cabe tido moderno.s Indica: 1c algo que ha acaecidq 2a el relato de
fecto queda compensado en ella por el cuidado con que procura
algo que acaeció, 3e la ciencia que se esfuerza en relatar lo acae.
intercalar U aoJpción un breve concepto de la metodología'
"r, y es que cido. No será arbitrario afirmar que en el lenguaje. general la
IJn reparo grave puede ponerse a am-bas definiciones'
el alcance de ¡ralabra historia suele emplearse en el segundo de estos tres sen.
tanto Bauer .o*o B"r,'hti* li-it"tt de antemano tidos. El primero apenas se emplea ya hoy: la palabra historia
la palabra "historia". Bernheim se circunscribe expresamente'a la
¡rara designar "algo que ha acaecido" ha sido desplazada por el
' ;ti"i"i" histórica", es decir, a la Historia comolaciencia' Lo hace
cual Historia recolre tórmino equivalente de suceso o acontecimiento.* Sin embargq
así en consonancia con su teoría, según la
sucesivamente las fases de Historia narrativa e Historia pragmá- :rrin se conserva el rasffo del antiguo sentido en giros como los de
fase' que él llama "bonita historia, la que me cuentas". La palabra latina historia es
tica o didáctica, para alcanzar en su tercera
completo de ciencia' No vamos a crsi sinónima, en nuestra lengua, de la alemana Geschichte. Pero
;;;.; o evolutiva, el rango tripartita' en la forma en qt'e lo l,:r llegado a la doble acepción que encierra también ésta por el
examinar aqui si t'quáa
"ri"
presenta el viejo y prestigioeo maestro'
puede ser considerado sa' l:rclo opuesto. Ambos términos recorren el trecho que separa "lo
:,t'aecido" de t'la ciencia de los acaecimientos". El griego icropícl
2 restrictiva: "Sin atribuir cspeciel
Loc, cit,,p. 1?. Con la sigr'tiente cláusula ti Cf. también G. Masur, "Geschehen und Geschichte", en Archiv tür
importancia al valor ;; ;;" iefinición del concepto de 'historia"" Véanse
tluln¿rgeschichte, xtx, p. 183.
,"Ábiér, alli algunos otros ejemplos de definiciones'
3 I¡ primera .¿i.iÁ" (1'921j, dit": "con la sociedad human¿'' ' No nos atreveriamos a decir oüo tanto por lo que respecta al español.
cn
4 Primera cdición: "cuyo carácter conc¡cto c incpetiblc va implícito
I lr:,toria tiene el sentido de lo acaecido: "la historia no se repite"; el sentido
'pot un dctcrminado ticmpó y e ,l, narración: "eso son historias", y el sentido de ciencia o a¡te que expone
cl hecho de caractcrizar'" supeditación 'a
"' I ' r.xecido3 la Historia. [T.]
un determinado csPacio'1
4. significa, por el contrario, lo etimológico, "aquello que llega a sa. gracia a esa conexión que ambas definiciones presuponen como
berse preguntando", y
se halla por tantq ya de suyq más cerca algo esencial para la Historia.
de la acepción t'ciencia" o t'saber". iNo valdrá la pena de buscar una definición del concepto de
Ahora bien, si al hablar de "historia" hacemos hincapié en su Historia que consiga el efecto deseado sin establecer unx separa-
carácter de ciencia,o se ve inmediatamente que sólo violentando ción entre la ciencia histórica y la historiografía y que sea capaz
las cosas pueden la mayoría de los grandes historiadores de tiem. de abarcar también y recqnocer en todo lo que valen las fases
pos anteriores incluirse en las definiciones transcritas más arriba. anteriores de la historia? Cabría preguntarse, naturalmente, si una
Apliquemos la definición de Bernheim o la de Bauer a Herodotq definición así concebida será de alguna utilidad práctica para riues-
a Gregorio de Tours, a Joinville, -a Villani, a Michelet, a Macau' tra ciencia; pero esto no es lo primordial: 1o que interesa es llegar
Ia¡ y nos será difícil reprimir un cierto sentimiento de desaso' a un concepto claro de lo que sea la Historia.
siego. Veremos que es imposible encontrar confirmada cualquiera Las dos definiciones que comentamos parten de la Historia
de aquellas dos definiciones en la obra de estos historiadores sin como ciencía modemL y determinan la esencia del concepto ate.
incurrir en un violento anacronismq y no saldremos ganando niéndose a los postulados que esta restricción intrínseca impone.
nada con el hecho de que algunas otras figuras' como las de Tu' Abordemos nosotros el problema desde un punto de vista com-
cídides y Maquiavelq encajen algo mejor en este marco. Para pletamente distinto y partamos de la Historia como fenómeno
mantener en pie la definición nos vemos obligados, primerq a cultural: preguntémonos cuáles son la forma y función constante¡t
establecer una funesta e imposible separación entre la modalidad de este fenómeno. Cuando lo hayamos hechg podremos contras-
de describir Historia, la de investigarla y la de considerarla, Y des' tar, como prueba final, los resultados obtenidos sobre nuestra cien-
pués a arrojar de la casa de la ciencia, como una Agar, a la histo- cia moderna.
riografía de tiempos anteriores. Y si, por últimq alguien saca de Para comprender certeramente la forma y la función del fenó-
esto la conclusión de que tiene que ser así porque la historiogra- lneno Historia, es necesario ante todo desembarazarse de este sim-
fía es en realidad un arte, la confusión conceptual será ya com' t)lista realismo histórico que representa la actitud inicial del espí-
pleta. ritu del hombre culto en general y de una considerable parte de
Aunque es posible que, con un poco de buena voluntad, todo Itx mismos historiadores en particular. Por lo general, se cree
hecho históricq escrito de cualquier modo y por cualquierá¡ pue' <¡ue la Historia aspira a ofrecernos el relato del pasadq aunque
da ponerse en consonancia con las categorías establecidas por sca en el sentido restringido de las definiciones de Bernheim y
Bernheim y Bauer, es evidente que sus definiciones no se refie' lJauer. En realidad, lo único que nos ofrece la Historia es una
ren para nada al afán espiritual que empuja a la humanidad a la cicrta idea de un cierto pasado, una imagen inteligible de un frag.
Historia. iQué es lo que relata Herodoto y por qué lo relata? rncnto del pasado. No es nunca la reconstrucción o la reproduc-
Ninguna de las dos definiciones contestan a esta pregunta. El hom' r iirn de un pasado dado. El pasado no es dado nunca. Lo único
bre no aspira a conocer los hechos históricos, ya se trate de gran'
.lrrclo es la tradición. Si la tradición pudiera hacernos asequible
des sucesos o de pequeños detalles dentro de una conexión o en
,'rr cualquier punto la realidad total e íntegra de los tiempos que
0 La ciencia jamás llegó a ocupar un lugar propio en el antiguo sistema de lrrcron, esto no sería todavía Historia; o, mejor dicho, sería menos
las ciencias. En cambio, tiene su musa propia. Todavía Schopenhauer le nie' llistoria que nunca. La imagen histórica surge cuando se indagan
ga el rango de ciencia. En Inglaterra aún es conveniente hoy, aunque no ne' ,l('tcrminadas conexiones, cuya naturaleza se determina por el va-
'Watson,
cesario, hacer la de{ensa de la Historia como ciencia: véase R. Seton
History", en la revista Histoty, xv, l,
l,,r que se les atribuye. Y los términos del problema así planteado
''A Plea for the study of contemporary
1929. r,(,r) los mismos ya se trate de una Historia investigada por méto-
5. dos rigurosamente críticos o de canciones y epopeyas históricas pro,
todo punto ajena al elemento juego que sirve de base a la lite.
cedentes de épocas culturales pasadas.
ratura desde el primer momento y le servirá de base hasta el fin.
Expresándose así, es posible hablar en la misma alentada de
- La Historia es siempre, por lo que se refiere al pasadq una
los que escriben la Historia y de loe que la investigan; del que
manera de darle forina, y no puede aspirar a ser otra cosa. Es
redacta sus propias memorias y del que indaga el más remoto pa.
siempre la captación e interpretación de un sentido que se busca
sado; del cronista local y del que levanta sobre el papel el gran
en el pasado. También el simple relato es ya la transmisión de un
edificio de la Historia universal; del esfuerzo histórico más pri,
sentido, y la asimilación de este sentido puede revestir un carác.
mitivo y del mas moderno.
ter semiestético.
Sería una equivocación pensar que el reconocer estas cosas El modo como la Historia se sitúa ante el pasado podria desig
equivale a dejar el campo libre a un escepticismo histórico. Todo narse sobre todo como una "rendición de cuentas hecha ante uno
escepticismo histórico que desdeñe el valor de un conocimiento mismo". En el sentido de esta expresión va implicita aquella total
así adquirido trae como consecuencia un escepticismo filoeófico ge. seriedad de que hablábamos hace pocq aquella necesidad de lle.
neral, del que no se libra ni la vida misma ni ninguna ciencia, gar a un conocimiento auténtico y seguro Además, esta expresión
aun la más exacta. sirve muy bien para cancelar esa aparente oposición entre una
Si la Historia, como actividad del espíritu, consiste en dar for. historiografia científica, que Bemheim postula como esencial. La
ma al pasadq podemos decir que como producto es una forma. "rendición de cuentas" a que nos referimos abarca estos ffes es.
Una forma espiritual para comprender el mundo dentro de ella, fuerzos al mismo tiempo Finalmente, la expresión citada da a
como lo son también la filosofia, la literatura, el derechq las cien, entender que esta t'rendición de cuentas" ha de realizarse siem.
cias naturales. La Historia se distingue de estas otras formas del pre bajo las rúbricas que son siempre decisivas, "determinantes",
esplritu en que se proyecta sobre el pasado y solamente sobre para el hombre que considera la historia. Según que los acontc
el pasado.T Pretende comprender el mundo en el pasado y a tra. cimientos que se trata de explicar en su conexión se enfoquen a
vés de é1. El esfuerzo espiritual que sirve de base a la forma His- traves de la antítesis de virtud y pecadq sabiduria y necedad, ami.
toria tiende a comprender el sentido de lo acaecido anteriormente. go y enemigq fuerza y derechq orden y libertad, interés e idea,
El espíritu se pone en tensión, poseído por la idea del pasado. El voluntad y condicionalidad, personalidad y masa, la conformación
brío y el valor de este impulso espiritual y de su producto, la His- de la Historia que se obtenga será distinta en cada uno de estoo
toria, residen en la perfecta seriedad que lo caracteriza. El hom. casos. Cada cual se rinde cuentas del pasado con arreglo a las
pautas que le señalan su cultura y su concepción del mundo
bre siente necesidad absoluta de llegar al conocimiento auténtico
de lo que verdaderamente acaeciq aunque tenga conciencia de la Nos queda todavía por ver quien se rinde cuentas y de qué, I-a
pobreza de los medios de que para ello dispona La nítida diviso, contestación a la pregunta de quién es el sujeto que se preocupa
,le la historia va,ya implícita en lo que acabamos de decir. Sólo
ria entre la Historia y la literatura reside en que la primera es de
¡'uede ser una cultura, puesto que esta palabra es la más útil
? Huelga decir que algunas de las ciencias naturales, por ejcmplo, Ia geo. y utilizable para caracterizar aquel complejo coherente de visión y
logía, encierran también un importante elemento histórico. Recordaremos, de plasmación formal que nos permite conocer a deterlninados gru,
otra parte, que la palabra inglesa History guarda todavia huellas de una acep ¡xx humanos en el espacio y en el tiempo como las unidades del
ción con la que no se halla indispensablemente relacionado el elemento "pa. rnundo del espíritu. Cada culrura crea y tiene necesariamente
sado". Es el sentido que tiene también nuestra palabra "historia" en Ia terml. (tue crear su propia forma de Historia. El tipo de cultura deter.
nologia específica de "histo¡ia naftral". Este rumbo abre la posibilidad dc
rnina lo que es para ella Historia y cómo ha de ser esta. Cuando
una determinación conceptual completamcnte distina.
6. ct L-rnente anüguo y modernq es decir, las culturas primitivas del
una cultura coincide con un pueblo, con un reino o con una tribu'
su Historia es tanto más fácil. Si una cultura general aparece
di' r¡rrrndo enterq se han convertidq gracias al conocimiento que de
y éstas, a su vez, en grupos, clasef¡ t'llls tenemos y a la comprensión de su sentido con que las aco,
ferenciada en distintas naciones
t:('rn()s, en parte integrante de nuestra propia formación cultural
y partidos, de aquí se sigue, lógicamenter.la correspondiente dife' ,'rr un sentido mucho más profundo y esencial de lo que nosotros
ienciación de la forma Historia.s El interés histórico se determina, nrismos sabemos la mayor parte de las veces.
€n lo tocante a toda cultura parcial, por el problema de cuáles El pasado de nuestra cultura es ho¡ por vez primera, el del
son las cosas que a esa cultura parcial le preocupan'
La cultura
nrrrndo; nuestra Historia es por vez primera una Historia Uni-
no tiene sentido sino como algo proyectado hacia una metat es un
mani- r'.'rsal.
concepto teleológico, como la Historia es un conocimiento
un fin. Pero es también algo más y algo distinto. Una Historia ade-
fiestamente dirigido hacia ( u:r(la a nuestra cultura sólo puede ser una Historia cientifica. La
Con ello queda señalado al mismo tiempo, más de cerca' cuál
pasado sin de- l,rr.rna de saber propia de la cultura occidental moderna, en lo que
es el objeto d. la Hirto.ia. Ya lo hemos dicho: el
rr lo5 ¿6e¡¡ssimientos del mundo se refiere, es la forma de la cien-
terminación alguna no es más que el caos' También la materia
r r:r crítica. No podríamos renunciar al requisito de lo científica-
histórica requiere ser determinada conceptualmente con mayor
pr..iti¿". Et pasudo se delimita en cada caso concreto por la nr('nte seguro sin lesionar con ello la conciencia de nucstra cultura.
I ls fábulas míticas sobre el pasado pueden seguir teniendq y tie-
cl"s. d. sujeto que se esfuerza en comprenderlo' Cada cultura n('r), un valor literariq como formas de juegq para el hombre de
ii.n. ,r, pasado. Pero esto no debe interpretarse en el sentido de
grupo lroy, p€ro no son ya Historia, para él.e
que este p"s"do aparezca circunscrito por las vicisitudes del
Y así, conjugando todas las notas que hemos ido destacando,
.*po"."á de la cultura, sino en el sentido de que el pasado sólo llc¡1aríamoo a la siguiente concisa definición:
p.r"d" convertirse en Historia para él en la medida en que llegue
I'Iistoria es La, forma espirituaL en que una anltura se rind.e'
I *pr.r,aerlo. Culturas de visión estrecha o limitada suminis- t'u(rrtas de su pasado.
*"" ri.-p." una Historia estrecha o limitada y, al revés, las de Tal vez pareceiá esto algo tan simplg tan evidentg eue se s€ri*
.-ofi" horizonte hacen surgir una Historia mucho más amplia y rir:i probablemente la tentación de hablar de montañas gimiendo
.o*pr.rrrirr". La naturaleza de la cultura lleva consigo el par-
que
(r,n l()6 dolores del parto para dar a luz un ratoncito. Sin embar,
todo aquello que su espíritu comprenda se convierta en
toda' ¡1,', t'l simplismo no puede considerarse como defecto en una defi-
te de eila misma. La cultura merovingia podía contemplar rri, iirrl, siempre y cuando que ésta exprese todo lo que es esencial
vía de cerca una pequeña parte de la Antigüedad' pero la veía -a
de su propia .rr <.1 fenómeno que se trata de definir. Examinemos un poco
través de una luz turbia. Y fué ésta la parte mejor
r,,,i,; rle cerca la estructura conceptual de nuestra definición con la
cultura. En adelante, cada nueva época vió la Antigüedad
con
mirada más amplia y más profunda: primero el siglo x' luego rr'.r:r puesta en este requisito.
*u, en seguida el xv, y en cada una de estas épocas s€ con' f n Historia se califica aquí de "forma espiritual". Esta expre.
r!r,,n ('s más amplia que la de ttciencia", concepto incluído en ella,
"t il Antigtiedad de un modo más esencial en parte de la
"l,i¿ y creciente cultura. Para nosotros, tanto la Antigüedad
propia
y ;r l:r par más precisa, puesto que formula la esencia del fenó.
y vuelta a descifrar una y otra vez- como n¡'n{) nlismo. Al definir la Historia como forma espiritual, nos
"láti." -descifrada general ',,,1 'r,'ponemos a la separación violenta y perturbadora entre la
8 De esta consecuencia en lo tocante a las ciencias del espíritu cn ¡,, rrviilad consistente en investigar la Historia y la consistente en
hablóEduardSpranger,..DerSinnderVo¡aussetzungslasigkeitindenGcis-
-t-o*i.."tr.h"ft"rr",
un Sier¿ng der ph"h' Klasse de¡ Pre¿ssischen AkoÁemic
" t f. Th. Litt, Tissenschatt, Bílilung, 'Welu¡schauung, pp. 97 s.
de¡ Wissenschaften, l0 enero 1929'
7. l)Ll,lNlLlL,li f.rL:L 'vr-Lr -r
Nuestra definición circunscribe la materia de la Historia al
escribirla, y soslayamos al mismo tiempo el problema no
es-encial
guarda la Historia afinidad alguna con el arta ¡'lsado de la cultura que es exponente de ella. Da a entender así
de hasta qué punto r¡rrc todo conocimiento de la verdad histórica se halla delimiado
El sujeto en que esta forma cobra conciencia de sí misma es'
lx)r una capacidad de asimilación que surge, a su vez, de la con-
a"grin ,rrot a definición, "una cultura"' Toda cultura crea de sicleración de la historia. La historia misma y la conciencia his.
,r,.i"rro esta forma con arr.glo al estilo
peculiar de ella' Con las
tirrica se convierten en parte integrante de la cultura; sujeto y
;;l"bt"t "una cultura" se enuncia todo lola medidade inevitable'
que hay
en que todo objeto S€ reconocen aquí en su fnutua condicionalidad.
L.r,," subjetivo en toda Historia' Y en
dentro de la misma cultura por Considerada en su conjunto, esta definición tiene además la
gró" *"",eniendo en cohesión vcntaja de que, dentro de la arnplirud con que está concebida
lrr" d.t".-inada concepción del mundo representa un círculo cul'
-amplitud que no es, a mi modo de ver, confusión-, deja ma¡.
tural de por sí, ,".o,,ot" al mismo tiempo -pues ello va-im'
,. t:('n para los distintos sistemas y concepciones en disputa. No
;if.il; las palabras "una cultura"- que laque una Histo'ria
Historia católica
tr:rcia e'' la controversia entre la idea de una construcción cíclica
ir.r.n,"rá necesaria-ente un aspecto distinto
,lc la Historia universal y la de su continuidad. Deja una salida
I*i¡ist", .r". Cada cultura y cada circulo cultural tiene por r¡l dilema de si el conocimienro histórico es más bien conceptual
fuerza que reputar s¿ Historia como la verdadera y tiene derecho
a hacerlo así, siempre y cuando que la construya
con arreglo a los ' rnás bien intuitivo; no obliga a determinar lo que es indeter.
postulados críticos que su conciencia cultural le impone' Nuestra ^inable: la significación histórica, ni a oprar entre lo particular y
lo ficneral como objeto del interés histórico. Son, si se quiere, mé-
r ittx negativos, pero méritos al fin y al cabo.
".t,r"lculturacientíficatieneeldudosoprivilegiodehallarsepor
la mirada' consciente'
oti."*" en condiciones de abarcar con de la Historia' Y si se
"* la posible pluralidad de las formas
-..i", el
;;;".; lo t"rt"r,t" bien para ellq podrá confesar sin empacho
valor relativo de sus propias creaciones espirituales'
se des'
La clase de activiiad espiritual que produce la Historia
cribe como un "rendirse cuentas"' También esta expresión tiende
que investigan la Histo'
,rn o.r..t,. sobre la cima que separa a loo
queda
,i" á" l* que la escriben. Y supera al mismo tiempo' como prag
narrativa'
dicho, la supuesta antítesis enffe la historiografía
las formas de la
;i;.; y g.rré,i.". Esta expresión abarca todas memorias' la del
iiiri;ri".Lrita, la del cronista, la del autor de Abarca la más
filósofo de la historia, la del sabio investigador'
que la
ÁJor" monografía arqueológica en el mismo sentidoentender
más grandiosa concepció" at t" historia
universal' Da a
que el elemento pragrnático existe siempre' Se trata siempre de
re'
el mundq áe obtt"er enseñanzas acerca de algo Que
"rrt.rrd.,
basa el conocimiento de los mismos hechos'
Y las palabras "ren'
aquella seriedad inexo'
dirse cuentas" expresan al mismo tiempo
oil" a" q,r. hablábamos y que sirve de base a toda actividad
histórica. Ne quid la/;sí u'deat