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EN TORNO   A LA DEFINICION   DEL CONCEPTO
               DE HISTORIA
UNa surNr definición debe ser concisa, es decir, exponer el con-
  cepto que se trara de definir con toda precisión y de un modo
  completo, en el menor número de palabras. La definición des-
  cribe el significado de una determinada palabra, usada para desig.
  nar un determinado fenómeno. En la definición debe quedar
  inscrito, incluído el fenómeno en su totalidad. si quedan fuera
  de ella partes esenciales del fenómeno, la definición no es buena.
  En cambiq una definición no necesita entrar en detalles.
      Examinemos a la luz de esros postulados algunas de las defi.
  niciones usuales del concepto Historia. La mayoria de las obras
 que tratan de la teoría del conocimiento histórico se abstienen
 de definir expresamente el concepto fundamental en torno al
 cual giran. Presuponen el fenómeno mismo como una magni-
  tud dada y conocida. En cambio, los manuales y los tratados del
 ¡nétodo histórico sí suelen dar definiciones. Tomemoe dos de estas
 t'bras: el conocido l-elubuch der hístgrischm Methúe md der
 Gescchbhtsphilosophie ["Tratado del método histórico y de la fi.
 Iosofía de la historia"] de E. Bernheim y el libro más moderno y
 ¡nas breve de'V(/. Bauer, Einführung in d"as S:lud.iun der Geschiclw
 tc ["Introducción al estudio de la Historia,,].r
     En la primera edición de su obra, publicada en 1889, Bernheim
rla la siguiente definición: "Historia es la ciencia de la evolu-
, itin def hombre considerado como ser social,,. A poco de esto,
cstalló la viva disputa, desencadenada por Lamprecht, sobre la
rr;rturaleza del conocimiento histórico. Esto movió a Bernheim,
('n la ter'cera edición de su obra (la segunda vió la luz en 1894)
;r cxpresar en la definición la posición mantenida por él frente a
l,'s p.o6¡.-"s puestos a debate. Y así, en las ediciones tercera
y ('uarta, publicadas en 1903, nos encontramos con la definición
',rt:uiente¡ "Ciencia histórica es aquella que investiga y expone

    I     Segunda edición. aumenhda, Tubinga,   Lgn,   b   primera apareció cn
l'r,¡l-
. ... , ¡ir I ilit¡         89
88              DEFINICION DEL CONCEIrrO DE HISTORIA

                                                        del hombre en                         tisfactorio desde todos los puntos de vista. Desde luegq dada la
 en su conexión causal los hechos de la evolución                                             división establecida por Bernheim, es posible que para él tenga
                                                   que las típicas y co'
 sus manifestaciones (lo mismo las singulares                                                 una importancia insignificante el saber si las creaciones de fases
                                                         quinta y sexta,
 i#;rt como ser social". Por fin, en las edicionesmás' como "los
                                          precisando                                          anteriores y superadas de la Historia caen o no dentro de su de.
 á. fgOá, se describen "los hechos",                         giro "en.su                      finición.
 i".h* áeterminados en el tiempo y el espacio", .el su conexión
                                                       tten                                        Bauer parte de la palabra "historia", pero la reduce inmedia-
  conexión casual" aparece sustituido   por este otro:
                                                                                              tamente a su acepción de ttciencia". Y a continuación describe
  de causalidad Psicofísica"'                                                                 como su función y su naturaleza algo que se refiere, indudable,
        Bauer, por su parte, define asi:2,"Historia es
                                                         la ciencia que
                                                          los fenómenos                       mente, lo mismo que ocurre con la definición de Bernheim, a la
  intenta describir y .*píi.",, volviendo a vivirlos'                                         función y a la naturaleza de la moderna ciencia histórica. Es cier-
  á"," t¡¿".r, "q.rltü--"i-q"t t" trata    de loe cambios que las rela'
                                                                 socialef                     to que el propio Bauer reconoce este alcance limitado de su defi.
  ciones de 10s hombres .án hs diversas colectividades                                        nición y concluye con la declaración siguiente: "Toda época tiene,
   tt.rr"r, consigg ,.1...io,,"á"dolos desde   el punto de vista de su
                                                               a sus cua'                     en realidad, su rnodo propio y específico de concebir la naturaleza
   influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto                                    y las funciones de Ia Historia". No obstante, si la palabra histo¡ia
   lidades típicas y concent;ndo la atención'
                                                  fundamentalmente' en
                                                            en el tiempo                      cncierra un significado general, necesariamente tiene que ser posi.
              cambios que no pueden volver a reperirse
   "q,r"lloe esPacio".4                                                                       ble definirla de modo que en la definición se exprese la concep.
   ni en el                                                           que                     ción común a todos los tiempos.
         A p"rai de la condensación a que ha sido sometida desde                                   Apenas hace falta recordar que la palabra "historia", enten,
    se formuló por vez primera, la concisión
                                               de la definición de Bauer
                                                  preguntarse si este de'                      dida prima facie, no designa en modo alguno una ciencia eñ sen,
    no es muy p"L"¡l p,ecisamente, y cabe                                                     tido moderno.s Indica: 1c algo que ha acaecidq 2a el relato de
    fecto queda compensado en ella     por el cuidado con que procura
                                                                                              algo que acaeció, 3e la ciencia que se esfuerza en relatar lo acae.
    intercalar      U aoJpción un breve concepto de la metodología'
                "r,                                              y es que                     cido. No será arbitrario afirmar que en el lenguaje. general la
    IJn reparo grave puede ponerse a am-bas definiciones'
                                                            el alcance de                     ¡ralabra historia suele emplearse en el segundo de estos tres sen.
     tanto Bauer .o*o B"r,'hti* li-it"tt de antemano                                          tidos. El primero apenas se emplea ya hoy: la palabra historia
     la palabra "historia". Bernheim se  circunscribe expresamente'a la
                                                                                              ¡rara designar "algo que ha acaecido" ha sido desplazada por el
' ;ti"i"i" histórica", es decir, a la Historia comolaciencia' Lo hace
                                                  cual Historia recolre                       tórmino equivalente de suceso o acontecimiento.* Sin embargq
     así en consonancia con su teoría, según la
      sucesivamente las fases de Historia  narrativa e Historia pragmá-                       :rrin se conserva el rasffo del antiguo sentido en giros como los de
                                                      fase' que él llama                      "bonita historia, la que me cuentas". La palabra latina historia es
      tica o didáctica, para alcanzar en su tercera
                                      completo de ciencia' No vamos a                         crsi sinónima, en nuestra lengua, de la alemana Geschichte. Pero
      ;;;.; o evolutiva, el rango tripartita' en la forma en qt'e lo                          l,:r llegado a la doble acepción que encierra también ésta por el
      examinar aqui si        t'quáa
                        "ri"
      presenta el viejo y prestigioeo maestro'
                                               puede ser considerado sa'                      l:rclo opuesto. Ambos términos recorren el trecho que separa "lo
                                                                                              :,t'aecido" de t'la ciencia de los acaecimientos". El griego icropícl
        2                                               restrictiva: "Sin atribuir cspeciel
           Loc, cit,,p. 1?. Con la sigr'tiente cláusula                                          ti Cf. también G. Masur, "Geschehen und Geschichte", en Archiv tür
     importancia al valor ;; ;;" iefinición        del concepto de 'historia"" Véanse
                                                                                              tluln¿rgeschichte, xtx,   p.   183.
     ,"Ábiér, alli algunos otros ejemplos de definiciones'
         3 I¡ primera .¿i.iÁ" (1'921j, dit": "con la sociedad human¿''                           ' No nos      atreveriamos a decir oüo tanto por lo que respecta al español.
                                                                                        cn
         4 Primera cdición: "cuyo carácter conc¡cto c incpetiblc va implícito
                                                                                              I lr:,toria tiene el sentido de lo acaecido: "la historia no se repite"; el sentido
                                 'pot                       un dctcrminado ticmpó y e         ,l, narración: "eso son historias", y el sentido de ciencia o a¡te que expone
      cl hecho de caractcrizar'"           supeditación 'a
                                       "'                                                     I ' r.xecido3 la Historia. [T.]
      un determinado csPacio'1
significa, por el contrario,    lo etimológico, "aquello que llega a sa.             gracia a esa conexión que ambas definiciones presuponen como
berse preguntando",       y
                        se halla por      tantq ya de suyq más cerca                 algo esencial para la Historia.
de la acepción t'ciencia" o t'saber".                                                      iNo valdrá la pena de buscar una definición del concepto de
    Ahora bien, si al hablar de "historia" hacemos hincapié en su                    Historia que consiga el efecto deseado sin establecer unx separa-
carácter de ciencia,o se ve inmediatamente que sólo violentando                      ción entre la ciencia histórica y la historiografía y que sea capaz
las cosas pueden la mayoría de los grandes historiadores de tiem.                    de abarcar también y recqnocer en todo lo que valen las fases
pos anteriores incluirse en las definiciones transcritas más arriba.                 anteriores de la historia? Cabría preguntarse, naturalmente, si una
Apliquemos la definición de Bernheim o la de Bauer a Herodotq                        definición así concebida será de alguna utilidad práctica para riues-
a Gregorio de Tours, a Joinville, -a Villani, a Michelet, a Macau'                   tra ciencia; pero esto no es lo primordial: 1o que interesa es llegar
Ia¡ y nos será difícil reprimir un cierto sentimiento de desaso'                     a un concepto claro de lo que sea la Historia.
siego. Veremos que es imposible encontrar confirmada cualquiera                            Las dos definiciones que comentamos parten de la Historia
de aquellas dos definiciones en la obra de estos historiadores sin                   como ciencía modemL y determinan la esencia del concepto ate.
incurrir en un violento anacronismq y no saldremos ganando                           niéndose a los postulados que esta restricción intrínseca impone.
 nada con el hecho de que algunas otras figuras' como las de Tu'                     Abordemos nosotros el problema desde un punto de vista com-
 cídides y Maquiavelq encajen algo mejor en este marco. Para                         pletamente distinto y partamos de la Historia como fenómeno
 mantener en pie la definición nos vemos obligados, primerq a                        cultural: preguntémonos cuáles son la forma y función constante¡t
 establecer una funesta e imposible separación entre la modalidad                    de este fenómeno. Cuando lo hayamos hechg podremos contras-
 de describir Historia, la de investigarla y la de considerarla, Y des'              tar, como prueba final, los resultados obtenidos sobre nuestra cien-
 pués a arrojar de la casa de la ciencia, como una Agar, a la histo-                 cia moderna.
 riografía de tiempos anteriores. Y si, por últimq alguien saca de                         Para comprender certeramente la forma y la función del fenó-
 esto la conclusión de que tiene que ser así porque la historiogra-                  lneno Historia, es necesario ante todo desembarazarse de este sim-
 fía es en realidad un arte, la confusión conceptual será ya com'                    t)lista realismo histórico que representa la actitud inicial del espí-
 pleta.                                                                              ritu del hombre culto en general y de una considerable parte de
     Aunque es posible que, con un poco de buena voluntad, todo                      Itx mismos historiadores en particular. Por lo general, se cree
 hecho históricq escrito de cualquier modo y por cualquierá¡ pue'                    <¡ue la Historia aspira a ofrecernos el relato del pasadq aunque
 da ponerse en consonancia con las categorías establecidas por                       sca en el sentido restringido de las definiciones de Bernheim y
 Bernheim y Bauer, es evidente que sus definiciones no se refie'                     lJauer. En realidad, lo único que nos ofrece la Historia es una
 ren para nada al afán espiritual que empuja a la humanidad a la                     cicrta idea de un cierto pasado, una imagen inteligible de un frag.
 Historia. iQué es lo que relata Herodoto y por qué lo relata?                       rncnto del pasado. No es nunca la reconstrucción o la reproduc-
 Ninguna de las dos definiciones contestan a esta pregunta. El hom'                  r iirn de un pasado dado. El pasado no es dado nunca. Lo único
 bre no aspira a conocer los hechos históricos, ya se trate de gran'
                                                                                     .lrrclo es la tradición. Si la tradición pudiera hacernos asequible
 des sucesos o de pequeños detalles dentro de una conexión o en
                                                                                     ,'rr cualquier punto la realidad total e íntegra de los tiempos que
     0 La ciencia jamás llegó a ocupar un lugar propio en el antiguo sistema de      lrrcron, esto no sería todavía Historia; o, mejor dicho, sería menos
 las ciencias. En cambio, tiene su musa propia. Todavía Schopenhauer le nie'          llistoria que nunca. La imagen histórica surge cuando se indagan
 ga el rango de ciencia. En Inglaterra aún es conveniente hoy, aunque no ne'         ,l('tcrminadas conexiones, cuya naturaleza se determina por el va-
                                                                         'Watson,
 cesario, hacer la de{ensa de la Historia como ciencia: véase R. Seton
                                           History", en la revista Histoty, xv, l,
                                                                                      l,,r que se les atribuye. Y los términos del problema así planteado
 ''A Plea for the study of contemporary
 1929.                                                                                r,(,r) los mismos ya se trate de una Historia investigada por méto-
dos rigurosamente críticos o de canciones y epopeyas históricas pro,
                                                                                 todo punto ajena al elemento juego que sirve de base a la lite.
cedentes de épocas culturales pasadas.
                                                                                 ratura desde el primer momento y le servirá de base hasta el fin.
                                                                                     Expresándose así, es posible hablar en la misma alentada de
- La Historia es siempre, por lo que se refiere al pasadq     una
                                                                                 los que escriben la Historia y de loe que la investigan; del que
manera de darle forina, y no puede aspirar a ser otra cosa. Es
                                                                                 redacta sus propias memorias y del que indaga el más remoto pa.
siempre la captación e interpretación de un sentido que se busca
                                                                                 sado; del cronista local y del que levanta sobre el papel el gran
en el pasado. También el simple relato es ya la transmisión de un
                                                                                 edificio de la Historia universal; del esfuerzo histórico más pri,
sentido, y la asimilación de este sentido puede revestir un carác.
                                                                                 mitivo y del mas moderno.
ter semiestético.
     Sería una equivocación pensar que el reconocer estas cosas                      El modo como la Historia se sitúa ante el pasado podria desig
equivale a dejar el campo libre a un escepticismo histórico. Todo                narse sobre todo como una "rendición de cuentas hecha ante uno
escepticismo histórico que desdeñe el valor de un conocimiento                   mismo". En el sentido de esta expresión va implicita aquella total
así adquirido trae como consecuencia un escepticismo filoeófico ge.              seriedad de que hablábamos hace pocq aquella necesidad de lle.
neral, del que no se libra ni la vida misma ni ninguna ciencia,                  gar a un conocimiento auténtico y seguro Además, esta expresión
aun la más exacta.                                                               sirve muy bien para cancelar esa aparente oposición entre una
     Si la Historia, como actividad del espíritu, consiste en dar for.           historiografia científica, que Bemheim postula como esencial. La
ma al pasadq podemos decir que como producto es una forma.                       "rendición de cuentas" a que nos referimos abarca estos ffes es.
Una forma espiritual para comprender el mundo dentro de ella,                    fuerzos al mismo tiempo Finalmente, la expresión citada da a
como lo son también la filosofia, la literatura, el derechq las cien,            entender que esta t'rendición de cuentas" ha de realizarse siem.
cias naturales. La Historia se distingue de estas otras formas del               pre bajo las rúbricas que son siempre decisivas, "determinantes",
esplritu en que se proyecta sobre el pasado y solamente sobre                    para el hombre que considera la historia. Según que los acontc
el pasado.T Pretende comprender el mundo en el pasado y a tra.                   cimientos que se trata de explicar en su conexión se enfoquen a
vés de é1. El esfuerzo espiritual que sirve de base a la forma His-              traves de la antítesis de virtud y pecadq sabiduria y necedad, ami.
 toria tiende a comprender el sentido de lo acaecido anteriormente.              go y enemigq fuerza y derechq orden y libertad, interés e idea,
 El espíritu se pone en tensión, poseído por la idea del pasado. El              voluntad y condicionalidad, personalidad y masa, la conformación
 brío y el valor de este impulso espiritual y de su producto, la His-            de la Historia que se obtenga será distinta en cada uno de estoo
 toria, residen en la perfecta seriedad que lo caracteriza. El hom.              casos. Cada cual se rinde cuentas del pasado con arreglo a las
                                                                                 pautas que le señalan su cultura y su concepción del mundo
 bre siente necesidad absoluta de llegar al conocimiento auténtico
 de lo que verdaderamente acaeciq aunque tenga conciencia de la                      Nos queda todavía por ver quien se rinde cuentas y de qué, I-a
 pobreza de los medios de que para ello dispona La nítida diviso,                contestación a la pregunta de quién es el sujeto que se preocupa
                                                                                 ,le la historia va,ya implícita en lo que acabamos de decir. Sólo
 ria entre la Historia y la literatura reside en que la primera es de
                                                                                 ¡'uede ser una cultura, puesto que esta palabra es la más útil
    ? Huelga decir que algunas de las ciencias naturales, por ejcmplo, Ia geo.   y utilizable para caracterizar aquel complejo coherente de visión y
logía, encierran también un importante elemento histórico. Recordaremos, de      plasmación formal que nos permite conocer a deterlninados gru,
otra parte, que la palabra inglesa History guarda todavia huellas de una acep    ¡xx humanos en el espacio y en el tiempo como las unidades del
ción con la que no se halla indispensablemente relacionado el elemento "pa.      rnundo del espíritu. Cada culrura crea y tiene necesariamente
sado". Es el sentido que tiene también nuestra palabra "historia" en Ia terml.   (tue crear su propia forma de Historia. El tipo de cultura deter.
nologia específica de "histo¡ia naftral". Este rumbo abre la posibilidad dc
                                                                                 rnina lo que es para ella Historia y cómo ha de ser esta. Cuando
una determinación conceptual completamcnte distina.
ct L-rnente anüguo y modernq es decir, las culturas primitivas del
una cultura coincide con un pueblo, con un reino o con una tribu'
su Historia es tanto más fácil. Si una cultura general aparece
                                                                    di'           r¡rrrndo enterq se han convertidq gracias al conocimiento que de
                                  y éstas, a su vez, en grupos, clasef¡           t'llls tenemos y a la comprensión de su sentido con que las aco,
ferenciada en distintas naciones
                                                                                  t:('rn()s, en parte integrante de nuestra propia formación cultural
y partidos, de aquí se sigue, lógicamenter.la correspondiente dife'               ,'rr un sentido mucho más profundo y esencial de lo que nosotros
ienciación de la forma Historia.s El interés histórico se determina,              nrismos sabemos la mayor parte de las veces.
€n lo tocante a toda cultura parcial, por el problema de cuáles                         El pasado de nuestra cultura es ho¡ por vez primera, el del
son las cosas que a esa cultura parcial le preocupan'
                                                           La cultura
                                                                                  nrrrndo; nuestra Historia es por vez primera una Historia Uni-
no tiene sentido sino como   algo proyectado hacia una metat es un
                                                                mani-             r'.'rsal.
concepto teleológico, como la Historia es un conocimiento
                            un fin.                                                     Pero es también algo más y algo distinto. Una Historia ade-
fiestamente dirigido hacia                                                        ( u:r(la a nuestra cultura sólo puede ser una Historia cientifica. La
      Con ello queda señalado al mismo tiempo, más de cerca' cuál
                                                       pasado sin de-             l,rr.rna de saber propia de la cultura occidental moderna, en lo que
 es el objeto d. la Hirto.ia. Ya lo hemos dicho: el
                                                                                  rr lo5 ¿6e¡¡ssimientos del     mundo se refiere, es la forma de la cien-
 terminación alguna no    es más que el caos' También la materia
                                                                                  r r:r   crítica. No podríamos renunciar al requisito de lo científica-
 histórica requiere ser determinada conceptualmente con mayor
 pr..iti¿". Et pasudo se delimita en cada caso concreto por la                    nr('nte seguro sin lesionar con ello la conciencia de nucstra cultura.
                                                                                  I ls fábulas míticas sobre el pasado pueden seguir teniendq y tie-
 cl"s. d. sujeto que se esfuerza en comprenderlo' Cada cultura                    n('r), un valor literariq como formas de juegq para el hombre de
 ii.n. ,r, pasado. Pero esto no debe interpretarse en el sentido de
                                                                 grupo            lroy, p€ro no son ya Historia, para él.e
 que este p"s"do aparezca circunscrito por las vicisitudes del
                                                                                         Y así, conjugando todas las notas que hemos ido destacando,
  .*po"."á de la cultura, sino en el sentido de que el pasado sólo                llc¡1aríamoo a la siguiente concisa definición:
  p.r"d" convertirse en Historia para él en la medida en que llegue
                                                                                         I'Iistoria es La, forma espirituaL en que una anltura se rind.e'
  I *pr.r,aerlo. Culturas de visión estrecha o limitada suminis-                  t'u(rrtas de su pasado.
  *"" ri.-p." una Historia estrecha o limitada y, al revés, las de                       Tal vez pareceiá esto algo tan simplg tan evidentg eue se s€ri*
  .-ofi" horizonte hacen surgir una Historia mucho más amplia y                   rir:i probablemente la tentación de hablar de montañas gimiendo
  .o*pr.rrrirr". La naturaleza de la cultura lleva consigo el par-
                                                                   que
                                                                                  (r,n l()6 dolores del parto para dar a luz un ratoncito. Sin embar,
  todo aquello que su espíritu comprenda se convierta en
                                                                  toda'           ¡1,', t'l simplismo no puede considerarse como defecto en una defi-
  te de eila misma. La cultura merovingia podía contemplar                        rri, iirrl, siempre y cuando que ésta exprese todo lo que es esencial
  vía de cerca una  pequeña parte de la Antigüedad' pero la veía -a
                                                          de su propia            .rr <.1 fenómeno que se trata de definir. Examinemos un poco
  través de una luz turbia. Y fué ésta la parte mejor
                                                                                  r,,,i,; rle cerca la estructura conceptual de nuestra definición con la
  cultura. En adelante, cada nueva época vió la Antigüedad
                                                                    con
  mirada más amplia     y más profunda: primero el siglo x' luego                 rr'.r:r puesta en este requisito.
      *u, en seguida el xv, y en cada una de estas épocas s€ con'                        f n Historia se califica aquí de "forma espiritual". Esta expre.
                                                                                  r!r,,n ('s más amplia que la de ttciencia", concepto incluído en ella,
   "t    il Antigtiedad de un modo más esencial en parte de la
   "l,i¿ y creciente cultura. Para nosotros, tanto la Antigüedad
   propia
                                                                                  y ;r l:r par más precisa, puesto que formula la esencia del fenó.
                       y vuelta a descifrar una y otra vez- como                  n¡'n{) nlismo. Al definir la Historia como forma espiritual, nos
 "láti." -descifrada                                                    general   ',,,1 'r,'ponemos a la separación violenta y perturbadora entre la
    8 De esta consecuencia en lo tocante a las ciencias del espíritu cn           ¡,, rrviilad consistente en investigar la Historia y la consistente en
 hablóEduardSpranger,..DerSinnderVo¡aussetzungslasigkeitindenGcis-
 -t-o*i.."tr.h"ft"rr",
                       un Sier¿ng der ph"h' Klasse de¡ Pre¿ssischen AkoÁemic
                                                                                      " t f. Th. Litt,   Tissenschatt, Bílilung, 'Welu¡schauung, pp. 97 s.
 de¡ Wissenschaften, l0 enero 1929'
l)Ll,lNlLlL,li   f.rL:L 'vr-Lr   -r

                                                                                  Nuestra definición circunscribe la materia de la Historia al
escribirla, y soslayamos al mismo tiempo el problema no
                                                           es-encial
                     guarda la Historia afinidad alguna con el arta          ¡'lsado de la cultura que es exponente de ella. Da a entender así
de hasta qué punto                                                          r¡rrc todo conocimiento de la verdad histórica se halla delimiado
   El sujeto en que esta forma cobra conciencia de sí misma es'
                                                                             lx)r una capacidad de asimilación que surge, a su vez, de la con-
a"grin    ,rrot a definición, "una cultura"' Toda cultura crea de           sicleración de la historia. La historia misma y la conciencia his.
,r,.i"rro esta forma con arr.glo al estilo
                                           peculiar de ella' Con las
                                                                             tirrica se convierten en parte integrante de la cultura; sujeto y
;;l"bt"t "una cultura" se enuncia todo lola medidade inevitable'
                                          que hay
                                                   en que todo              objeto S€ reconocen aquí en su fnutua condicionalidad.
L.r,," subjetivo en toda Historia' Y en
                                dentro de la misma cultura por                    Considerada en su conjunto, esta definición tiene además la
gró" *"",eniendo en cohesión                                                vcntaja de que, dentro de la arnplirud con que está concebida
lrr" d.t".-inada      concepción del mundo representa un círculo cul'
                                                                                -amplitud que no es, a mi modo de ver, confusión-, deja ma¡.
tural de por sí,   ,".o,,ot" al mismo tiempo -pues ello va-im'
                    ,.                                                      t:('n para los distintos sistemas y concepciones en disputa. No
;if.il; las palabras "una cultura"- que laque una Histo'ria
                                                Historia católica
                                                                            tr:rcia e'' la controversia entre la idea de una construcción cíclica
ir.r.n,"rá necesaria-ente   un aspecto distinto
                                                                            ,lc la Historia universal y la de su continuidad. Deja una salida
I*i¡ist", .r". Cada cultura y cada circulo cultural tiene por               r¡l dilema de si el conocimienro histórico es más bien conceptual
fuerza que reputar s¿ Historia como la verdadera y tiene derecho
a hacerlo así, siempre y cuando que la construya
                                                   con arreglo a los        ' rnás bien intuitivo; no obliga a determinar lo que es indeter.
postulados críticos que su conciencia cultural le impone' Nuestra           ^inable: la significación histórica, ni a oprar entre lo particular y
                                                                            lo ficneral como objeto del interés histórico. Son, si se quiere, mé-
                                                                            r ittx negativos, pero méritos al fin y al cabo.
".t,r"lculturacientíficatieneeldudosoprivilegiodehallarsepor
                                           la mirada' consciente'
     oti."*" en condiciones de abarcar con de la Historia' Y si se
"* la posible pluralidad de las formas
-..i",                                                                el
;;;".;    lo t"rt"r,t" bien para ellq podrá confesar sin empacho
 valor relativo de sus propias creaciones espirituales'
                                                                 se des'
      La clase de activiiad espiritual que produce la Historia
 cribe como un "rendirse cuentas"'     También esta expresión tiende
                                              que investigan la Histo'
 ,rn o.r..t,. sobre la cima que separa a loo
                                                                  queda
 ,i" á" l* que la escriben. Y supera al mismo tiempo' como prag
                                                        narrativa'
 dicho, la supuesta antítesis enffe la historiografía
                                                      las formas de la
 ;i;.; y g.rré,i.". Esta expresión abarca todas memorias' la del
 iiiri;ri".Lrita, la del cronista, la del autor de Abarca la más
  filósofo de la historia, la del sabio investigador'
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  ÁJor" monografía arqueológica en el mismo sentidoentender
  más grandiosa concepció" at t" historia
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  que el elemento pragrnático existe    siempre' Se trata siempre de
                                                                      re'
             el mundq áe obtt"er enseñanzas acerca de algo Que
  "rrt.rrd.,
   basa el conocimiento de los mismos hechos'
                                                  Y las palabras "ren'
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Huizinga (1946)

  • 1. EN TORNO A LA DEFINICION DEL CONCEPTO DE HISTORIA
  • 2. UNa surNr definición debe ser concisa, es decir, exponer el con- cepto que se trara de definir con toda precisión y de un modo completo, en el menor número de palabras. La definición des- cribe el significado de una determinada palabra, usada para desig. nar un determinado fenómeno. En la definición debe quedar inscrito, incluído el fenómeno en su totalidad. si quedan fuera de ella partes esenciales del fenómeno, la definición no es buena. En cambiq una definición no necesita entrar en detalles. Examinemos a la luz de esros postulados algunas de las defi. niciones usuales del concepto Historia. La mayoria de las obras que tratan de la teoría del conocimiento histórico se abstienen de definir expresamente el concepto fundamental en torno al cual giran. Presuponen el fenómeno mismo como una magni- tud dada y conocida. En cambio, los manuales y los tratados del ¡nétodo histórico sí suelen dar definiciones. Tomemoe dos de estas t'bras: el conocido l-elubuch der hístgrischm Methúe md der Gescchbhtsphilosophie ["Tratado del método histórico y de la fi. Iosofía de la historia"] de E. Bernheim y el libro más moderno y ¡nas breve de'V(/. Bauer, Einführung in d"as S:lud.iun der Geschiclw tc ["Introducción al estudio de la Historia,,].r En la primera edición de su obra, publicada en 1889, Bernheim rla la siguiente definición: "Historia es la ciencia de la evolu- , itin def hombre considerado como ser social,,. A poco de esto, cstalló la viva disputa, desencadenada por Lamprecht, sobre la rr;rturaleza del conocimiento histórico. Esto movió a Bernheim, ('n la ter'cera edición de su obra (la segunda vió la luz en 1894) ;r cxpresar en la definición la posición mantenida por él frente a l,'s p.o6¡.-"s puestos a debate. Y así, en las ediciones tercera y ('uarta, publicadas en 1903, nos encontramos con la definición ',rt:uiente¡ "Ciencia histórica es aquella que investiga y expone I Segunda edición. aumenhda, Tubinga, Lgn, b primera apareció cn l'r,¡l-
  • 3. . ... , ¡ir I ilit¡ 89 88 DEFINICION DEL CONCEIrrO DE HISTORIA del hombre en tisfactorio desde todos los puntos de vista. Desde luegq dada la en su conexión causal los hechos de la evolución división establecida por Bernheim, es posible que para él tenga que las típicas y co' sus manifestaciones (lo mismo las singulares una importancia insignificante el saber si las creaciones de fases quinta y sexta, i#;rt como ser social". Por fin, en las edicionesmás' como "los precisando anteriores y superadas de la Historia caen o no dentro de su de. á. fgOá, se describen "los hechos", giro "en.su finición. i".h* áeterminados en el tiempo y el espacio", .el su conexión tten Bauer parte de la palabra "historia", pero la reduce inmedia- conexión casual" aparece sustituido por este otro: tamente a su acepción de ttciencia". Y a continuación describe de causalidad Psicofísica"' como su función y su naturaleza algo que se refiere, indudable, Bauer, por su parte, define asi:2,"Historia es la ciencia que los fenómenos mente, lo mismo que ocurre con la definición de Bernheim, a la intenta describir y .*píi.",, volviendo a vivirlos' función y a la naturaleza de la moderna ciencia histórica. Es cier- á"," t¡¿".r, "q.rltü--"i-q"t t" trata de loe cambios que las rela' socialef to que el propio Bauer reconoce este alcance limitado de su defi. ciones de 10s hombres .án hs diversas colectividades nición y concluye con la declaración siguiente: "Toda época tiene, tt.rr"r, consigg ,.1...io,,"á"dolos desde el punto de vista de su a sus cua' en realidad, su rnodo propio y específico de concebir la naturaleza influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto y las funciones de Ia Historia". No obstante, si la palabra histo¡ia lidades típicas y concent;ndo la atención' fundamentalmente' en en el tiempo cncierra un significado general, necesariamente tiene que ser posi. cambios que no pueden volver a reperirse "q,r"lloe esPacio".4 ble definirla de modo que en la definición se exprese la concep. ni en el que ción común a todos los tiempos. A p"rai de la condensación a que ha sido sometida desde Apenas hace falta recordar que la palabra "historia", enten, se formuló por vez primera, la concisión de la definición de Bauer preguntarse si este de' dida prima facie, no designa en modo alguno una ciencia eñ sen, no es muy p"L"¡l p,ecisamente, y cabe tido moderno.s Indica: 1c algo que ha acaecidq 2a el relato de fecto queda compensado en ella por el cuidado con que procura algo que acaeció, 3e la ciencia que se esfuerza en relatar lo acae. intercalar U aoJpción un breve concepto de la metodología' "r, y es que cido. No será arbitrario afirmar que en el lenguaje. general la IJn reparo grave puede ponerse a am-bas definiciones' el alcance de ¡ralabra historia suele emplearse en el segundo de estos tres sen. tanto Bauer .o*o B"r,'hti* li-it"tt de antemano tidos. El primero apenas se emplea ya hoy: la palabra historia la palabra "historia". Bernheim se circunscribe expresamente'a la ¡rara designar "algo que ha acaecido" ha sido desplazada por el ' ;ti"i"i" histórica", es decir, a la Historia comolaciencia' Lo hace cual Historia recolre tórmino equivalente de suceso o acontecimiento.* Sin embargq así en consonancia con su teoría, según la sucesivamente las fases de Historia narrativa e Historia pragmá- :rrin se conserva el rasffo del antiguo sentido en giros como los de fase' que él llama "bonita historia, la que me cuentas". La palabra latina historia es tica o didáctica, para alcanzar en su tercera completo de ciencia' No vamos a crsi sinónima, en nuestra lengua, de la alemana Geschichte. Pero ;;;.; o evolutiva, el rango tripartita' en la forma en qt'e lo l,:r llegado a la doble acepción que encierra también ésta por el examinar aqui si t'quáa "ri" presenta el viejo y prestigioeo maestro' puede ser considerado sa' l:rclo opuesto. Ambos términos recorren el trecho que separa "lo :,t'aecido" de t'la ciencia de los acaecimientos". El griego icropícl 2 restrictiva: "Sin atribuir cspeciel Loc, cit,,p. 1?. Con la sigr'tiente cláusula ti Cf. también G. Masur, "Geschehen und Geschichte", en Archiv tür importancia al valor ;; ;;" iefinición del concepto de 'historia"" Véanse tluln¿rgeschichte, xtx, p. 183. ,"Ábiér, alli algunos otros ejemplos de definiciones' 3 I¡ primera .¿i.iÁ" (1'921j, dit": "con la sociedad human¿'' ' No nos atreveriamos a decir oüo tanto por lo que respecta al español. cn 4 Primera cdición: "cuyo carácter conc¡cto c incpetiblc va implícito I lr:,toria tiene el sentido de lo acaecido: "la historia no se repite"; el sentido 'pot un dctcrminado ticmpó y e ,l, narración: "eso son historias", y el sentido de ciencia o a¡te que expone cl hecho de caractcrizar'" supeditación 'a "' I ' r.xecido3 la Historia. [T.] un determinado csPacio'1
  • 4. significa, por el contrario, lo etimológico, "aquello que llega a sa. gracia a esa conexión que ambas definiciones presuponen como berse preguntando", y se halla por tantq ya de suyq más cerca algo esencial para la Historia. de la acepción t'ciencia" o t'saber". iNo valdrá la pena de buscar una definición del concepto de Ahora bien, si al hablar de "historia" hacemos hincapié en su Historia que consiga el efecto deseado sin establecer unx separa- carácter de ciencia,o se ve inmediatamente que sólo violentando ción entre la ciencia histórica y la historiografía y que sea capaz las cosas pueden la mayoría de los grandes historiadores de tiem. de abarcar también y recqnocer en todo lo que valen las fases pos anteriores incluirse en las definiciones transcritas más arriba. anteriores de la historia? Cabría preguntarse, naturalmente, si una Apliquemos la definición de Bernheim o la de Bauer a Herodotq definición así concebida será de alguna utilidad práctica para riues- a Gregorio de Tours, a Joinville, -a Villani, a Michelet, a Macau' tra ciencia; pero esto no es lo primordial: 1o que interesa es llegar Ia¡ y nos será difícil reprimir un cierto sentimiento de desaso' a un concepto claro de lo que sea la Historia. siego. Veremos que es imposible encontrar confirmada cualquiera Las dos definiciones que comentamos parten de la Historia de aquellas dos definiciones en la obra de estos historiadores sin como ciencía modemL y determinan la esencia del concepto ate. incurrir en un violento anacronismq y no saldremos ganando niéndose a los postulados que esta restricción intrínseca impone. nada con el hecho de que algunas otras figuras' como las de Tu' Abordemos nosotros el problema desde un punto de vista com- cídides y Maquiavelq encajen algo mejor en este marco. Para pletamente distinto y partamos de la Historia como fenómeno mantener en pie la definición nos vemos obligados, primerq a cultural: preguntémonos cuáles son la forma y función constante¡t establecer una funesta e imposible separación entre la modalidad de este fenómeno. Cuando lo hayamos hechg podremos contras- de describir Historia, la de investigarla y la de considerarla, Y des' tar, como prueba final, los resultados obtenidos sobre nuestra cien- pués a arrojar de la casa de la ciencia, como una Agar, a la histo- cia moderna. riografía de tiempos anteriores. Y si, por últimq alguien saca de Para comprender certeramente la forma y la función del fenó- esto la conclusión de que tiene que ser así porque la historiogra- lneno Historia, es necesario ante todo desembarazarse de este sim- fía es en realidad un arte, la confusión conceptual será ya com' t)lista realismo histórico que representa la actitud inicial del espí- pleta. ritu del hombre culto en general y de una considerable parte de Aunque es posible que, con un poco de buena voluntad, todo Itx mismos historiadores en particular. Por lo general, se cree hecho históricq escrito de cualquier modo y por cualquierá¡ pue' <¡ue la Historia aspira a ofrecernos el relato del pasadq aunque da ponerse en consonancia con las categorías establecidas por sca en el sentido restringido de las definiciones de Bernheim y Bernheim y Bauer, es evidente que sus definiciones no se refie' lJauer. En realidad, lo único que nos ofrece la Historia es una ren para nada al afán espiritual que empuja a la humanidad a la cicrta idea de un cierto pasado, una imagen inteligible de un frag. Historia. iQué es lo que relata Herodoto y por qué lo relata? rncnto del pasado. No es nunca la reconstrucción o la reproduc- Ninguna de las dos definiciones contestan a esta pregunta. El hom' r iirn de un pasado dado. El pasado no es dado nunca. Lo único bre no aspira a conocer los hechos históricos, ya se trate de gran' .lrrclo es la tradición. Si la tradición pudiera hacernos asequible des sucesos o de pequeños detalles dentro de una conexión o en ,'rr cualquier punto la realidad total e íntegra de los tiempos que 0 La ciencia jamás llegó a ocupar un lugar propio en el antiguo sistema de lrrcron, esto no sería todavía Historia; o, mejor dicho, sería menos las ciencias. En cambio, tiene su musa propia. Todavía Schopenhauer le nie' llistoria que nunca. La imagen histórica surge cuando se indagan ga el rango de ciencia. En Inglaterra aún es conveniente hoy, aunque no ne' ,l('tcrminadas conexiones, cuya naturaleza se determina por el va- 'Watson, cesario, hacer la de{ensa de la Historia como ciencia: véase R. Seton History", en la revista Histoty, xv, l, l,,r que se les atribuye. Y los términos del problema así planteado ''A Plea for the study of contemporary 1929. r,(,r) los mismos ya se trate de una Historia investigada por méto-
  • 5. dos rigurosamente críticos o de canciones y epopeyas históricas pro, todo punto ajena al elemento juego que sirve de base a la lite. cedentes de épocas culturales pasadas. ratura desde el primer momento y le servirá de base hasta el fin. Expresándose así, es posible hablar en la misma alentada de - La Historia es siempre, por lo que se refiere al pasadq una los que escriben la Historia y de loe que la investigan; del que manera de darle forina, y no puede aspirar a ser otra cosa. Es redacta sus propias memorias y del que indaga el más remoto pa. siempre la captación e interpretación de un sentido que se busca sado; del cronista local y del que levanta sobre el papel el gran en el pasado. También el simple relato es ya la transmisión de un edificio de la Historia universal; del esfuerzo histórico más pri, sentido, y la asimilación de este sentido puede revestir un carác. mitivo y del mas moderno. ter semiestético. Sería una equivocación pensar que el reconocer estas cosas El modo como la Historia se sitúa ante el pasado podria desig equivale a dejar el campo libre a un escepticismo histórico. Todo narse sobre todo como una "rendición de cuentas hecha ante uno escepticismo histórico que desdeñe el valor de un conocimiento mismo". En el sentido de esta expresión va implicita aquella total así adquirido trae como consecuencia un escepticismo filoeófico ge. seriedad de que hablábamos hace pocq aquella necesidad de lle. neral, del que no se libra ni la vida misma ni ninguna ciencia, gar a un conocimiento auténtico y seguro Además, esta expresión aun la más exacta. sirve muy bien para cancelar esa aparente oposición entre una Si la Historia, como actividad del espíritu, consiste en dar for. historiografia científica, que Bemheim postula como esencial. La ma al pasadq podemos decir que como producto es una forma. "rendición de cuentas" a que nos referimos abarca estos ffes es. Una forma espiritual para comprender el mundo dentro de ella, fuerzos al mismo tiempo Finalmente, la expresión citada da a como lo son también la filosofia, la literatura, el derechq las cien, entender que esta t'rendición de cuentas" ha de realizarse siem. cias naturales. La Historia se distingue de estas otras formas del pre bajo las rúbricas que son siempre decisivas, "determinantes", esplritu en que se proyecta sobre el pasado y solamente sobre para el hombre que considera la historia. Según que los acontc el pasado.T Pretende comprender el mundo en el pasado y a tra. cimientos que se trata de explicar en su conexión se enfoquen a vés de é1. El esfuerzo espiritual que sirve de base a la forma His- traves de la antítesis de virtud y pecadq sabiduria y necedad, ami. toria tiende a comprender el sentido de lo acaecido anteriormente. go y enemigq fuerza y derechq orden y libertad, interés e idea, El espíritu se pone en tensión, poseído por la idea del pasado. El voluntad y condicionalidad, personalidad y masa, la conformación brío y el valor de este impulso espiritual y de su producto, la His- de la Historia que se obtenga será distinta en cada uno de estoo toria, residen en la perfecta seriedad que lo caracteriza. El hom. casos. Cada cual se rinde cuentas del pasado con arreglo a las pautas que le señalan su cultura y su concepción del mundo bre siente necesidad absoluta de llegar al conocimiento auténtico de lo que verdaderamente acaeciq aunque tenga conciencia de la Nos queda todavía por ver quien se rinde cuentas y de qué, I-a pobreza de los medios de que para ello dispona La nítida diviso, contestación a la pregunta de quién es el sujeto que se preocupa ,le la historia va,ya implícita en lo que acabamos de decir. Sólo ria entre la Historia y la literatura reside en que la primera es de ¡'uede ser una cultura, puesto que esta palabra es la más útil ? Huelga decir que algunas de las ciencias naturales, por ejcmplo, Ia geo. y utilizable para caracterizar aquel complejo coherente de visión y logía, encierran también un importante elemento histórico. Recordaremos, de plasmación formal que nos permite conocer a deterlninados gru, otra parte, que la palabra inglesa History guarda todavia huellas de una acep ¡xx humanos en el espacio y en el tiempo como las unidades del ción con la que no se halla indispensablemente relacionado el elemento "pa. rnundo del espíritu. Cada culrura crea y tiene necesariamente sado". Es el sentido que tiene también nuestra palabra "historia" en Ia terml. (tue crear su propia forma de Historia. El tipo de cultura deter. nologia específica de "histo¡ia naftral". Este rumbo abre la posibilidad dc rnina lo que es para ella Historia y cómo ha de ser esta. Cuando una determinación conceptual completamcnte distina.
  • 6. ct L-rnente anüguo y modernq es decir, las culturas primitivas del una cultura coincide con un pueblo, con un reino o con una tribu' su Historia es tanto más fácil. Si una cultura general aparece di' r¡rrrndo enterq se han convertidq gracias al conocimiento que de y éstas, a su vez, en grupos, clasef¡ t'llls tenemos y a la comprensión de su sentido con que las aco, ferenciada en distintas naciones t:('rn()s, en parte integrante de nuestra propia formación cultural y partidos, de aquí se sigue, lógicamenter.la correspondiente dife' ,'rr un sentido mucho más profundo y esencial de lo que nosotros ienciación de la forma Historia.s El interés histórico se determina, nrismos sabemos la mayor parte de las veces. €n lo tocante a toda cultura parcial, por el problema de cuáles El pasado de nuestra cultura es ho¡ por vez primera, el del son las cosas que a esa cultura parcial le preocupan' La cultura nrrrndo; nuestra Historia es por vez primera una Historia Uni- no tiene sentido sino como algo proyectado hacia una metat es un mani- r'.'rsal. concepto teleológico, como la Historia es un conocimiento un fin. Pero es también algo más y algo distinto. Una Historia ade- fiestamente dirigido hacia ( u:r(la a nuestra cultura sólo puede ser una Historia cientifica. La Con ello queda señalado al mismo tiempo, más de cerca' cuál pasado sin de- l,rr.rna de saber propia de la cultura occidental moderna, en lo que es el objeto d. la Hirto.ia. Ya lo hemos dicho: el rr lo5 ¿6e¡¡ssimientos del mundo se refiere, es la forma de la cien- terminación alguna no es más que el caos' También la materia r r:r crítica. No podríamos renunciar al requisito de lo científica- histórica requiere ser determinada conceptualmente con mayor pr..iti¿". Et pasudo se delimita en cada caso concreto por la nr('nte seguro sin lesionar con ello la conciencia de nucstra cultura. I ls fábulas míticas sobre el pasado pueden seguir teniendq y tie- cl"s. d. sujeto que se esfuerza en comprenderlo' Cada cultura n('r), un valor literariq como formas de juegq para el hombre de ii.n. ,r, pasado. Pero esto no debe interpretarse en el sentido de grupo lroy, p€ro no son ya Historia, para él.e que este p"s"do aparezca circunscrito por las vicisitudes del Y así, conjugando todas las notas que hemos ido destacando, .*po"."á de la cultura, sino en el sentido de que el pasado sólo llc¡1aríamoo a la siguiente concisa definición: p.r"d" convertirse en Historia para él en la medida en que llegue I'Iistoria es La, forma espirituaL en que una anltura se rind.e' I *pr.r,aerlo. Culturas de visión estrecha o limitada suminis- t'u(rrtas de su pasado. *"" ri.-p." una Historia estrecha o limitada y, al revés, las de Tal vez pareceiá esto algo tan simplg tan evidentg eue se s€ri* .-ofi" horizonte hacen surgir una Historia mucho más amplia y rir:i probablemente la tentación de hablar de montañas gimiendo .o*pr.rrrirr". La naturaleza de la cultura lleva consigo el par- que (r,n l()6 dolores del parto para dar a luz un ratoncito. Sin embar, todo aquello que su espíritu comprenda se convierta en toda' ¡1,', t'l simplismo no puede considerarse como defecto en una defi- te de eila misma. La cultura merovingia podía contemplar rri, iirrl, siempre y cuando que ésta exprese todo lo que es esencial vía de cerca una pequeña parte de la Antigüedad' pero la veía -a de su propia .rr <.1 fenómeno que se trata de definir. Examinemos un poco través de una luz turbia. Y fué ésta la parte mejor r,,,i,; rle cerca la estructura conceptual de nuestra definición con la cultura. En adelante, cada nueva época vió la Antigüedad con mirada más amplia y más profunda: primero el siglo x' luego rr'.r:r puesta en este requisito. *u, en seguida el xv, y en cada una de estas épocas s€ con' f n Historia se califica aquí de "forma espiritual". Esta expre. r!r,,n ('s más amplia que la de ttciencia", concepto incluído en ella, "t il Antigtiedad de un modo más esencial en parte de la "l,i¿ y creciente cultura. Para nosotros, tanto la Antigüedad propia y ;r l:r par más precisa, puesto que formula la esencia del fenó. y vuelta a descifrar una y otra vez- como n¡'n{) nlismo. Al definir la Historia como forma espiritual, nos "láti." -descifrada general ',,,1 'r,'ponemos a la separación violenta y perturbadora entre la 8 De esta consecuencia en lo tocante a las ciencias del espíritu cn ¡,, rrviilad consistente en investigar la Historia y la consistente en hablóEduardSpranger,..DerSinnderVo¡aussetzungslasigkeitindenGcis- -t-o*i.."tr.h"ft"rr", un Sier¿ng der ph"h' Klasse de¡ Pre¿ssischen AkoÁemic " t f. Th. Litt, Tissenschatt, Bílilung, 'Welu¡schauung, pp. 97 s. de¡ Wissenschaften, l0 enero 1929'
  • 7. l)Ll,lNlLlL,li f.rL:L 'vr-Lr -r Nuestra definición circunscribe la materia de la Historia al escribirla, y soslayamos al mismo tiempo el problema no es-encial guarda la Historia afinidad alguna con el arta ¡'lsado de la cultura que es exponente de ella. Da a entender así de hasta qué punto r¡rrc todo conocimiento de la verdad histórica se halla delimiado El sujeto en que esta forma cobra conciencia de sí misma es' lx)r una capacidad de asimilación que surge, a su vez, de la con- a"grin ,rrot a definición, "una cultura"' Toda cultura crea de sicleración de la historia. La historia misma y la conciencia his. ,r,.i"rro esta forma con arr.glo al estilo peculiar de ella' Con las tirrica se convierten en parte integrante de la cultura; sujeto y ;;l"bt"t "una cultura" se enuncia todo lola medidade inevitable' que hay en que todo objeto S€ reconocen aquí en su fnutua condicionalidad. L.r,," subjetivo en toda Historia' Y en dentro de la misma cultura por Considerada en su conjunto, esta definición tiene además la gró" *"",eniendo en cohesión vcntaja de que, dentro de la arnplirud con que está concebida lrr" d.t".-inada concepción del mundo representa un círculo cul' -amplitud que no es, a mi modo de ver, confusión-, deja ma¡. tural de por sí, ,".o,,ot" al mismo tiempo -pues ello va-im' ,. t:('n para los distintos sistemas y concepciones en disputa. No ;if.il; las palabras "una cultura"- que laque una Histo'ria Historia católica tr:rcia e'' la controversia entre la idea de una construcción cíclica ir.r.n,"rá necesaria-ente un aspecto distinto ,lc la Historia universal y la de su continuidad. Deja una salida I*i¡ist", .r". Cada cultura y cada circulo cultural tiene por r¡l dilema de si el conocimienro histórico es más bien conceptual fuerza que reputar s¿ Historia como la verdadera y tiene derecho a hacerlo así, siempre y cuando que la construya con arreglo a los ' rnás bien intuitivo; no obliga a determinar lo que es indeter. postulados críticos que su conciencia cultural le impone' Nuestra ^inable: la significación histórica, ni a oprar entre lo particular y lo ficneral como objeto del interés histórico. Son, si se quiere, mé- r ittx negativos, pero méritos al fin y al cabo. ".t,r"lculturacientíficatieneeldudosoprivilegiodehallarsepor la mirada' consciente' oti."*" en condiciones de abarcar con de la Historia' Y si se "* la posible pluralidad de las formas -..i", el ;;;".; lo t"rt"r,t" bien para ellq podrá confesar sin empacho valor relativo de sus propias creaciones espirituales' se des' La clase de activiiad espiritual que produce la Historia cribe como un "rendirse cuentas"' También esta expresión tiende que investigan la Histo' ,rn o.r..t,. sobre la cima que separa a loo queda ,i" á" l* que la escriben. Y supera al mismo tiempo' como prag narrativa' dicho, la supuesta antítesis enffe la historiografía las formas de la ;i;.; y g.rré,i.". Esta expresión abarca todas memorias' la del iiiri;ri".Lrita, la del cronista, la del autor de Abarca la más filósofo de la historia, la del sabio investigador' que la ÁJor" monografía arqueológica en el mismo sentidoentender más grandiosa concepció" at t" historia universal' Da a que el elemento pragrnático existe siempre' Se trata siempre de re' el mundq áe obtt"er enseñanzas acerca de algo Que "rrt.rrd., basa el conocimiento de los mismos hechos' Y las palabras "ren' aquella seriedad inexo' dirse cuentas" expresan al mismo tiempo oil" a" q,r. hablábamos y que sirve de base a toda actividad histórica. Ne quid la/;sí u'deat