Este documento discute la función de la iglesia y los pastores de preservar la reputación de los miembros y evitar hablar mal de ellos. Propone una nueva forma de realizar juntas y nombrar personas para roles eclesiásticos sin criticar a otros, sino enfocándose en las virtudes de cada uno. También aborda cómo llevar a cabo la disciplina de una manera que restaure a los miembros en lugar de dañar su reputación.