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SEMINARIO MAYOR DE HERMOSILLO
“JUAN NAVARRETE Y GUERRERO”
ETAPA ESTRUCTURADORA-DISCIPULAR
“IMPLICACIONES BIOÉTICAS ANTE EL TRANSHUMANISMO
A PARTIR DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO
DE ELENA POSTIGO”
Andrés Canale Segovia
Carlos Jesús Gutiérrez Bobadilla
Pbro. Mtro. Carlos Mario Jiménez Vargas
Asesor
Hermosillo, Sonora, mayo de 2024
Este trabajo está dedicado a un varón justo,
hombre de fe y lleno de virtudes.
Un abrazo fuerte y un beso grande hasta el cielo,
porque sabe que una taza de café es saber saborear la vida.
Para Carlos Enrique Navarro Gómez (†)
Con la gracia de nuestro Señor Jesucristo
y el cuidado de la Santísima Virgen María,
San José custodia este trabajo.
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………1
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA…………………………………...3
1. Objetivo general……………………………………..………...…….…3
2. Objetivos específicos………………………...…………..………….….3
3. Preguntas de investigación………….…………………………….…...3
4. Justificación……………………………...……………………….…….4
CAPÍTULO I: EL TRANSHUMANISMO…………………………...…….7
1. Definición, fines y presupuestos del transhumanismo……………….8
2. Recorrido histórico del transhumanismo…………………………...15
2.1 Antecedentes remotos del transhumanismo………………………..15
2.2 Antecedentes próximos del transhumanismo…………….………..19
2.3El transhumanismo en la actualidad………………………………..22
3. Principales propuestas del transhumanismo……………………….26
3.1 Superinteligencia………………………………………………….29
3.2 Superlongevidad…………………………………………………..32
3.3 Superbienestar…………………………………………………….33
3.4 La inmortalidad cibernética………………………………………34
3.5 El programa transhumanista……………………………………...35
4 Posturas en torno al transhumanismo…………………………………38
4.1Argumentos a favor………….…………..…………………………38
4.2Argumentos en contra……………………..……………………….40
CAPÍTULO II: LA BIOÉTICA EN EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO
DE ELENA POSTIGO: UNA AUTORA DE CONTRASTE ANTE EL
TRANSHUMANISMO……………………………………………………..43
1. Punto de partida para una bioética personalista……...…………….43
1.1 Naturaleza humana………………………………………….44
1.2 Persona humana…………………………………………….50
1.3 Dignidad humana…………………………..……………….56
2. Una mirada a lo humano desde la bioética personalista…………..60
2.1 Importancia de la bioética ante las investigaciones
tecnocientíficas………………………………….....……….60
2.1.1 Definición y finalidad de la bioética……………60
2.1.2 El origen de la bioética y su desarrollo…………62
2.1.3 Principios de la bioética………………………..64
2.1.4 Fundamentos de la bioética…………………….66
2.1.5 Bioética y tecnociencias………………………..69
2.1.6 Principales corrientes bioéticas………………...71
2.2 La bioética personalista de Elena Postigo………………..….76
2.2.1 ¿Quién es Elena Postigo?....................................77
2.2.2 Principios centrales de la bioética personalista de
Elena Postigo…………………………………..79
3. Aciertos y alternativas frente al transhumanismo………………….83
3.1 Aciertos del transhumanismo desde el pensamiento de Elena
Postigo………………………………………………………84
3.2 Alternativa frente al transhumanismo según el pensamiento de
Elena Postigo…….………………………………………….86
3.3 El “humanismo avanzado” de Albert Cortina como alternativa
al transhumanismo………….………………………………87
CAPÍTULO III: ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE EL
TRANSHUMANISMO Y LA BIOÉTICA PERSONALISTA…………...91
1. Consideraciones críticas de la bioética personalista de Elena Postigo
ante el transhumanismo……………………………………………...91
1.1 Intervenciones directas sobre los seres humanos:
biomejoramiento y experimentación……..………………...92
1.2 Desigualdad social entre humanos, transhumanos y
posthumanos……………………………………..………...94
1.3 Reducción de la naturaleza humana a la dimensión material y
neuronal……………….…………………………………...96
2. Retos emergentes ante el desarrollo de la propuesta
transhumanista……………………………………………………...100
2.1 La política y la economía………………………………..…101
2.3 El aumento de la esperanza de vida……………………..…103
2.3 El rechazo a los seres humanos vulnerables………………..104
2.4 La religión en la era transhumanista……………………….105
3. Aportes del pensamiento cristiano al debate entre bioética
personalista y transhumanismo……………..………………….….107
CONCLUSIÓN………………………………….…………………………119
REFERENCIAS………………………………………………………..….121
1
INTRODUCCIÓN
En la época actual, marcada por avances exponenciales en las ciencias y
tecnologías convergentes –nanotecnología, biotecnología, tecnología de la
información y ciencias cognitivas-, el avance del proyecto transhumanista no
puede ser considerado como una mera utopía, pues varias de sus propuestas son
ya técnicamente posibles gracias al poder que ofrecen los avances
tecnocientíficos.
Pero, ¿qué es el transhumanismo? El transhumanismo es un movimiento
cultural, intelectual y científico que recientemente ha ido ganando popularidad,
a la par de los grandes avances en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, a la
vez que genera opiniones contrarias, el transhumanismo suscita desafíos en
muchos campos, incluida la filosofía, la bioética y la religión.
En palabras del filósofo Ambrosio Velasco: «El poder tecnológico que
han generado las ciencias de la vida vuelve cada día más urgente la continua
supervisión ética de las acciones y sistemas tecnocientíficos, pues como nunca
antes se ha ampliado el poder transformador del ser humano».1
El transhumanismo, al proponer intervenciones tecnocientíficas directas
en la vida de los seres humanos, amerita ser evaluado exhaustivamente por la
bioética, de manera que se pueda establecer una valoración ética de cada una de
las propuestas de este movimiento en rápida expansión, teniendo como principal
fundamento el respeto a la dignidad del ser humano.
1
Ambrosio VELASCO GÓMEZ, «Prólogo: La revolución filosófica de la bioética», en Juliana GONZÁLEZ
VALENZUELA (coord.), Dilemas de bioética, Fondo de Cultura Económica, México, 2007, 13.
2
El objetivo del presente trabajo es investigar cuáles son los desafíos a la
bioética que surgen con el transhumanismo, tomando como punto de referencia
el análisis crítico de Elena Postigo, filósofa y bioeticista personalista, quien
recientemente ha dedicado gran parte de su investigación científica a evaluar,
con base a la bioética personalista, las propuestas del transhumanismo,
advirtiendo sobre los riesgos que éste implica para el ser humano.
En el primer capítulo se ofrece un acercamiento al transhumanismo para
comprender en qué consiste este movimiento, describiendo sus rasgos
generales, a saber: definición, fines, desarrollo histórico, presupuestos,
propuestas y posturas en torno al mismo. Posteriormente, en el segundo
capítulo, se explicitan los principios y fundamentos antropológicos de la
bioética personalista –con base a la cual será examinado el transhumanismo en
el presente trabajo-, profundizando en los principios centrales de la propuesta
bioética personalista de Elena Postigo, para culminar con algunos aciertos y
alternativas frente al transhumanismo.
En el tercer capítulo, se presenta un análisis comparativo entre el
transhumanismo y la bioética personalista, estableciendo inicialmente las
consideraciones críticas de la bioética personalista de Elena Postigo ante el
transhumanismo, para después hacer un elenco de retos emergentes ante el
desarrollo de la propuesta transhumanista, finalizando el apartado con algunos
aportes del pensamiento cristiano al debate entre la bioética personalista y el
transhumanismo. Por último, se presentan las conclusiones a las cuales los
autores han llegado.
Se espera que esta investigación suscite interés y deseo de profundización
en el transhumanismo –aún desconocido por muchos-, y motive al lector a la
reflexión sobre las implicaciones del mismo para la vida del ser humano.
3
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
1. Objetivo general
Determinar cuáles son los desafíos bioéticos ante el transhumanismo a
partir del análisis crítico de Elena Postigo, para así advertir los riesgos en las
propuestas que presenta este movimiento de gran relevancia en la actualidad.
2. Objetivos específicos
a) Conocer en qué consiste el movimiento filosófico denominado
“transhumanismo”, así como sus raíces históricas y sus principales
propuestas.
b) Exponer los argumentos a favor y en contra en relación al
transhumanismo.
c) Conocer la valoración de la bioética personalista ante las
propuestas del transhumanismo.
4. Preguntas de investigación
a) ¿Qué es el transhumanismo? ¿Cuáles son sus raíces históricas?
¿Cuáles son sus principales propuestas?
b) ¿Cuáles son los argumentos que están a favor y cuáles son los
argumentos que están en contra del transhumanismo?
c) ¿Cuál es la valoración que ofrece la bioética personalista ante las
propuestas del transhumanismo?
4
5. Justificación
El transhumanismo representa un nuevo paradigma sobre el futuro del
hombre que reúne a científicos, filósofos y hombres de cultura en un solo
objetivo: modificar la naturaleza humana con el fin de mejorarla y prologar su
existencia, lo cual exige un necesario esfuerzo de investigación sistemática,
necesario para comprender el impacto de tales propuestas y avances logrados
hasta hoy, así como sus consecuencias a largo plazo.2
Ante la reciente aparición del movimiento denominado
“transhumanismo”, y los riesgos bioéticos que sus propuestas implican, se
considera necesaria una investigación detallada sobre el mismo y sus orígenes,
sobre las implicaciones bioéticas de sus objetivos y sobre los fundamentos que
permitan argumentar los motivos por los cuales éste, desde la bioética
personalista, supone graves riesgos para el ser humano.
La presente investigación es motivada por la necesidad actual de realizar
un análisis crítico de las implicaciones bioéticas de las propuestas
transhumanistas, tomando como autora de base a la filósofa, investigadora y
bioeticista personalista Elena Postigo, quien ha dedicado gran parte de su
actividad científica en los últimos años a estudiar las implicaciones bioéticas
del transhumanismo.
Para lograr dicho objetivo, se llevó a cabo una metodología de la
investigación con enfoque cualitativo, disponiendo el contenido con base a los
criterios metodológicos y tipográficos para la redacción y presentación de un
2
Cfr. Elena POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas», en
Medicina y Ética, vol. 21, n. 1 (2010), https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3648895, 10.10.2023,
67.
5
trabajo científico establecidos oficialmente por parte del Seminario Mayor de
Hermosillo.
Se indagó, en un primer momento, sobre los antecedentes, el origen, el
desarrollo y los postulados del movimiento transhumanista. Después, se
investigó sobre la bioética personalista -sus principios y fundamentos
antropológicos- ahondando en la propuesta de la filósofa y bioeticista
personalista Elena Postigo, para así desarrollar, en un tercer momento, un
análisis comparativo entre la bioética personalista y el transhumanismo,
resaltando las consideraciones críticas de la bioética personalista ante el
transhumanismo con base en el pensamiento de dicha autora y atisbando
algunos retos emergentes ante el desarrollo de la propuesta transhumanista.
Es menester afirmar que la ejecución de esta investigación fue viable,
pues se contó, desde un inicio, con las referencias bibliográficas suficientes para
el cumplimiento de los objetivos establecidos y la elaboración de los capítulos
proyectados, así como con el invaluable apoyo de un asesor versado en materia
de transhumanismo, filosofía, ética, bioética y antropología filosófica.
Finalmente, es preciso constatar que este proyecto de investigación fue
juzgado conveniente desde su concepción, toda vez que, en el Seminario Mayor
de Hermosillo, no se había realizado con anterioridad un trabajo académico de
investigación filosófica sobre el transhumanismo, motivo por el cual el presente
estudio puede constituir una herramienta de conocimiento e interés en el tema,
y ser fuente de inspiración para el desarrollo de investigaciones ulteriores
relativas al mismo.
6
7
CAPÍTULO I:
EL TRANSHUMANISMO
En los albores del siglo pasado, marcado por profundos cambios sociales,
políticos, económicos e ideológicos, surgen, en el mundo occidental, los
preámbulos de un complejo movimiento multidisciplinar denominado
“transhumanismo”. El término fue acuñado por el biólogo y eugenista británico
Julian Huxley en su obra de 1927 “Religion without Revelation” (“Religión sin
Revelación”), para referirse a que:
La especie humana puede trascenderse a sí misma, si lo desea, trascenderse a
sí misma —no sólo esporádicamente, un individuo aquí de un modo, otro allá
de otro modo—, sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un
nombre para esta nueva creencia. Tal vez transhumanismo pueda servir: el
hombre permaneciendo hombre, pero trascendiéndose a sí mismo, al
actualizar nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana.3
A partir de esta cita es conveniente caracterizar el término
“transhumanismo”, por un lado, para profundizar en la definición del mismo,
así como en el recorrido histórico que testifica el surgimiento de este
movimiento; y, por otro lado, ahondar en las principales propuestas por las que
éste aboga y las posturas que se han establecido en torno al mismo.
3
Julian HUXLEY, Religion without Revelation, Londres, Benn, 1927, 21.
8
1. Definición, fines y presupuestos del transhumanismo
La definición clásica y más aceptada de transhumanismo la ha propuesto
el filósofo sueco Nick Bostrom, uno de sus máximos representantes:
El transhumanismo es un movimiento cultural, intelectual y científico que
afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la
especie humana y de aplicar las nuevas tecnologías al hombre, con el fin de
que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición
humana, como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento, e incluso, el
ser mortales.4
Se trata de un movimiento interdisciplinar, que involucra a personas en
el ámbito de la cultura y del arte, de las humanidades, investigadores y
profesionales de distintas ciencias en general, así como empresarios e
inversionistas, que aboga por la idea de que el ser humano en la actualidad se
encuentra en versión susceptible de ser ampliamente mejorada –tanto en el
ámbito físico como en el cognitivo- con la intervención directa sobre sí mismo
de las nuevas tecnologías, entendiendo este cometido como un “deber moral”.
El transhumanismo concibe como taras innecesarias y merecedoras de
eliminación, con el auxilio de la ciencia y la tecnología, aspectos propios de la
naturaleza humana como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento y la
muerte.
A la luz de esta definición se deduce la importancia de profundizar en el
análisis sobre este movimiento. Es notable la visión del hombre que tiene el
transhumanismo y a partir de la cual desarrolla su pensamiento. Sin duda, un
aspecto que define esta postura de pensamiento es una forma distinta de abordar
4
Nick BOSTROM, Intensive Seminar on Transhumanism, Yale University, 2003.
9
el problema antropológico del mal, en relación a aquellos “aspectos no deseados
y no necesarios de la condición humana”.
No obstante, ésta se trata de la definición de transhumanismo propuesta
por una sola persona, y aunque es la definición más utilizada en las distintas
publicaciones y estudios sobre el tema, no agota por completo todos los aspectos
que implica este movimiento, como se verá más adelante.
Ahora bien, con la definición propuesta, Nick Bostrom -el cofundador de
la Asociación Transhumanista Mundial, actualmente renombrada
“Humanity+”- establece que el transhumanismo representa un nuevo paradigma
sobre el futuro del hombre, reuniendo a científicos de distintas áreas, filósofos
y hombres de cultura para trabajar en conjunto por un mismo objetivo:
modificar y mejorar la naturaleza humana, prolongando su existencia.5
Éste
sería, pues, el principal fin del transhumanismo.
De esta manera, el transhumanismo se presenta como una nueva manera
de pensar en el futuro, basada en la siguiente premisa: la especie humana en su
forma actual no representa el final de su desarrollo, sino más bien una etapa
relativamente preliminar. Sorprendentemente, los transhumanistas no dudan en
concebir este movimiento como una preocupación por los seres humanos en
general y por los individuos en particular, afirmando que es deseable -y
necesario- modificar la naturaleza humana para mejorarla, empleando medios
racionales para lograrlo.6
5
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 67.
6
Cfr. Albert CORTINA, «Transhumanismo. La deconstrucción biotecnológica de la naturaleza humana», en
Oscar Nicasio LAGUNES LÓPEZ – Mauricio URREA CARRILLO (coords.), De la deconstrucción a la confección de
lo humano: género y derechos humanos, Editores de Textos Mexicanos, Ciudad de México, 2020, 316.
10
No son pocos los investigadores que respaldan estas ideas, como es el
caso de la doctora Natasha Vita-More, quien publicó en 1983 el “Manifiesto
Transhumanista”7
, en el cual establece los principios fundamentales de este
movimiento, a saber: «El Manifiesto Transhumanista desafía a la condición
humana. Esta condición asegura que envejecer es una enfermedad, que el
mejoramiento del cuerpo humano y del cerebro es esencial para prevalecer, y
que el bienestar es esencial para prosperar dentro de ambientes seguros y
saludables».8
No obstante, el transhumanismo no sería el punto final, sino solo la fase
de transición necesaria para dar paso a una condición ulterior, el
“posthumanismo”9
. De manera que el ser “posthumano” sería un ser con
capacidades físicas, intelectuales y psicológicas superiores respecto a un ser
humano “común”: su expectativa de vida sería superior a los 500 años de edad,
sus capacidades cognitivas estarían dos veces por encima del máximo posible
para el hombre actual, tendría control de la información que le llega por medio
de los sentidos, dispondría de control emocional total y no sufriría. Sería un ser
radicalmente distinto y “más perfecto”.10
La misma definición de transhumanismo, propuesta por Bostrom,
plantea ya interrogantes fundamentales: ¿Qué se entiende por “mejoramiento”
(“enhancement”, en inglés) de la especie humana? ¿Dónde está el límite entre
7
Actualizado en su más reciente versión en el 2020.
8
Natasha VITA-MORE, «The Transhumanist Manifesto», v.4, https://www.humanityplus.org/the-transhumanist-
manifesto, 01.11.2023.
9
El término “posthumanismo” no es equivalente al de “transhumanismo”. El posthumanismo, como corriente
filosófica, surge en la postmodernidad como un rechazo ante el humanismo clásico, e implica una
reconsideración de lo “humano” y su puesto en el universo. En el paradigma posthumanista no tiene sentido la
distinción entre lo natural (lo humano) y lo artificial (la tecnología), pues lo artificial pasaría a formar parte del
nuevo ser “posthumano”, anunciando así la aparición no ya de seres humanos modificados, sino de una nueva
realidad no humana (seres “posthumanos”).
10
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 67.
11
terapia médica y “mejoramiento” del hombre? ¿Existen límites éticos para estas
acciones? ¿Cuándo un hombre pasa a ser “transhumano” o “posthumano”»?11
Siguiendo esta línea de cuestionamientos, más adelante se profundizará en
establecer el límite entre lo “permitido” y lo “no permitido” en la propuesta
transhumanista en relación a las intervenciones en seres humanos, a través de
juicios de valor con base en la bioética.
La historia revela que, en gran medida, lo que ha permitido al hombre
sobreponerse a la vida -no sólo a nivel orgánico- y encontrar el sentido de la
misma, son precisamente realidades que el transhumanismo pretende eliminar,
como el sufrimiento y la enfermedad. Además, éstas constituyen una fuente de
inspiración para que el ser humano desarrolle su espíritu y esté en una constante
búsqueda del sentido de su vida. Por tanto, se desconoce si en ausencia de dichas
motivaciones vitales (por la intervención del transhumanismo) el hombre
continuará con esa búsqueda. Si no hay dolor, sufrimiento ni enfermedad, surge
la interrogante: ¿de dónde surgirán y cuáles serán las principales motivaciones
en la vida del ser humano?
Ciertamente, las propuestas más atractivas del transhumanismo son las
más radicales y utópicas, que amalgaman tesis filosóficas, posturas científicas,
herramientas tecnológicas y proyecciones sociales, teniendo como base, sobre
todo, el progreso exponencial de las tecnociencias. Como ya se ha mencionado,
éstas pretenden asegurar la “muerte de la muerte”, tratar el envejecimiento
como una enfermedad que puede y debe ser curada, pronosticar el advenimiento
de superinteligencias, de superbienestar, de superlongevidad, etcétera. No
puede perderse de vista que el transhumanismo cifra su credibilidad y confianza
11
Cfr. Ibid.
12
en el dominio de las tecnociencias, que convergen en el acrónimo “NBIC”, a
saber: nanotecnología, biotecnologías, informática y ciencias cognitivas.12
Ahora bien, siguiendo este panorama inicial sobre el transhumanismo,
conviene presentar la “Declaración Transhumanista”13
, la cual es un texto
sintetizador de ocho puntos, como resultado de la reflexión de varios pensadores
transhumanistas, cuyo objetivo es difundir de forma breve las ideas clave de
este movimiento cultural y filosófico, sin dejar de presentar, como se verá a
continuación, lo que más bien parece ser un plan de trabajo del conjunto
transhumanista.
Su versión actualizada, del 2009, es difundida por varias organizaciones
transhumanistas, entre ellas “Humanity+”. A continuación, se despliega el texto
completo de la Declaración, en su traducción del original en inglés:
1. La humanidad se verá profundamente afectada por la ciencia y la
tecnología en el futuro. Visualizamos la posibilidad de ampliar el potencial
humano superando el envejecimiento, las deficiencias cognitivas, el
sufrimiento involuntario y nuestro confinamiento en el planeta Tierra.
2. Creemos que el potencial de la humanidad aún no se ha aprovechado en
su mayor parte. Hay posibles escenarios que conducen a condiciones
humanas mejoradas maravillosas y sumamente valiosas.
3. Reconocemos que la humanidad se enfrenta a graves riesgos,
especialmente por el mal uso de las nuevas tecnologías. Hay posibles
escenarios realistas que conducen a la pérdida de la mayor parte, o incluso
de todo, de lo que consideramos valioso. Algunos de estos escenarios son
drásticos, otros son sutiles. Aunque todo progreso es cambio, no todo
cambio es progreso.
12
Cfr. Adela CORTINA, «Los Desafíos Éticos del Transhumanismo», en PENSAMIENTO, vol. 78, n. 298 (2022),
https://revistas.comillas.edu/index.php/pensamiento/article/view/18740, 12.10.2023, 472 – 473.
13
Distinta al “Manifiesto Transhumanista” de Natasha Vita-More.
13
4. Es necesario realizar un esfuerzo de investigación para comprender estas
perspectivas. Necesitamos deliberar cuidadosamente sobre la mejor
manera de reducir los riesgos y acelerar las aplicaciones beneficiosas.
También necesitamos foros donde las personas puedan discutir de manera
constructiva lo que se debe hacer, y un orden social donde se puedan
implementar decisiones responsables.
5. La reducción de los riesgos existenciales y el desarrollo de medios para la
preservación de la vida y la salud, el alivio del sufrimiento grave y el
mejoramiento de la previsión y sabiduría humanas deben perseguirse como
prioridades urgentes y contar con una gran financiación.
6. La formulación de políticas debe estar guiada por una visión moral
responsable e inclusiva, tomando en serio tanto las oportunidades como
los riesgos, respetando la autonomía y los derechos individuales, y
mostrando solidaridad y preocupación por los intereses y la dignidad de
todas las personas en todo el mundo. También debemos considerar
nuestras responsabilidades morales hacia las generaciones que existirán
en el futuro.
7. Abogamos por el bienestar de todo ser sintiente, incluidos los humanos, los
animales no humanos y cualquier inteligencia artificial futura, formas de
vida modificadas u otras inteligencias a las que los avances tecnológicos y
científicos puedan dar lugar.
8. Estamos a favor de permitir a las personas una amplia elección personal
sobre cómo habilitar sus vidas. Esto incluye el uso de técnicas que pueden
desarrollarse para ayudar a la memoria, la concentración y la energía
mental; terapias para prolongar la vida; tecnologías de elección
reproductiva; procedimientos criónicos; y muchas otras posibles
tecnologías de modificación y mejoramiento humano.14
14
HUMANITY+, «The Transhumanist Declaration», en https://www.humanityplus.org/the-transhumanist-
declaration, 05.10.2023.
14
Como se puede apreciar en este octálogo, los transhumanistas abordan las
posibilidades y beneficios que las nuevas tecnologías ofrecen a los seres
humanos, los riesgos que el mal uso de esas tecnologías implicaría, el
discernimiento y debate racional sobre el desarrollo y aplicación en humanos
de estas tecnologías, el aspecto moral, la consideración de seres sintientes no
humanos, así como la libertad de cada individuo para elegir las modificaciones
y mejoras que desee implementar en sí mismo. Naturalmente, estas ideas han
de ser sometidas a la reflexión filosófica en sus distintas áreas, de manera
especial desde la bioética y la antropología, al poner en el centro de su mirada
el valor del ser humano mismo.
La “Declaración Transhumanista” deja más en claro las principales
finalidades que persiguen los transhumanistas, aunque existen otras que no se
han señalado en la misma. Como se puede deducir, a pesar de que el
transhumanismo ha cobrado mucho peso en los últimos años, no deja de tener
rasgos utópicos en varias de las propuestas que plantea.
Hasta el momento, se han abordado, de manera general, la definición, la
finalidad y los presupuestos del transhumanismo. A continuación, se presentará
un breve recorrido histórico del transhumanismo, cuya finalidad es brindar una
“arqueología” del concepto, pero, sobre todo, de la historia del pensamiento que
ha permitido sentar las bases para el desarrollo de este movimiento tal y como
se le conoce en la actualidad.
15
2. Recorrido histórico del transhumanismo
2.1 Antecedentes remotos del transhumanismo
Según el consenso de los transhumanistas, el deseo humano por adquirir
nuevas capacidades es tan antiguo como la especie misma, sin embargo, la
empresa de trascender los límites humanos naturales ha sido vista con
ambivalencia desde hace mucho tiempo.15
Entre algunos de los principales
límites del ser humano que se han pretendido mejorar están las condiciones
físicas y mentales.16
Esta búsqueda transhumanista hunde sus raíces más profundas en la
antigua Grecia, según la visión de Bostrom. De acuerdo a la mitología griega,
Prometeo robó el fuego de Zeus y se lo entregó a los humanos, mejorando así
la condición humana de modo permanente, pero por este acto fue severamente
castigado por Zeus. Los dioses son retados repetidamente, con bastante éxito,
por Dédalo, el inteligente ingeniero y artista, que usa medios no mágicos para
ampliar las capacidades humanas. Sin embargo, al final, el desastre aparece
cuando su hijo Ícaro ignora las advertencias de su padre y vuela demasiado
cerca del sol, haciendo que la cera de sus alas se derrita.17
De acuerdo a Bostrom «la viciada filosofía escolástica que dominó
Europa durante la Edad Media dio paso a un renovado vigor intelectual en el
Renacimiento». Así, el humanismo renacentista de los siglos XV y XVI inspiró
a las personas a confiar en sus propias observaciones y juicios en lugar de
15
Cfr. Nick BOSTROM, «A History of Transhumanist Thought», en Journal of Evolution & Technology, vol. 14,
n. 1 (2005), https://philpapers.org/rec/BOSAHO-2, 1.
16
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 69.
17
Cfr. N. BOSTROM, «A History of Transhumanist Thought» (Cfr. nota 15), 2.
16
confiarlo todo a las autoridades religiosas, y creó el ideal de la persona
completa, desarrollada en los ámbitos científico, moral, cultural y espiritual.18
Cuatro figuras cobran importancia y preparan el terreno para lo que
posteriormente, durante el transcurso de la Modernidad, dará lugar a un nuevo
modo de pensar europeo: René Descartes, Thomas Hobbes, Immanuel Kant y
Friedrich Nietzsche.19
Como se verá a continuación, en el curso de la época
Moderna, particularmente con estos autores, se pasa de una visión
espiritual/metafísica del hombre que prevaleció durante la Antigüedad y la Edad
Media, a una visión francamente materialista del ser humano.20
René Descartes (1596 – 1650), es considerado el “Padre de la Filosofía
Moderna”. En la sexta de sus “Meditaciones Metafísicas”, titulada “De la
existencia de las cosas materiales, y de la distinción real entre alma y cuerpo”,
concibe al ser humano como la unión de dos realidades entera y verdaderamente
distintas entre sí: el cuerpo (“res extensa”) y el alma (“res cogitans”), la cual
le confiere la capacidad de pensar.21
Así, a partir de Descartes se volvió a
sostener un dualismo en el modo de concebir la naturaleza humana. Por una
parte, el hombre se entiende como un ente pensante -y por tanto frecuentemente
reducido al uso puntual y concreto de sus capacidades racionales-, y, por otra
parte, la naturaleza humana será entendida reduciéndola a sus cualidades
meramente materiales. De este reduccionismo del hombre a materia, bajo una
óptica funcionalista, surge la idea del ser humano entendido en sentido
18
Ibid.
19
Nietzsche, no obstante, pertenece a la Filosofía Contemporánea.
20
Cfr. Miguel ACOSTA, «El camino hacia el transhumanismo: Génesis y evolución de un fenómeno posmoderno
a partir del «Mito del Hombre Nuevo» de Dalmacio Negro», en Persona y Derecho, vol. 84 (2021),
https://dadun.unav.edu/handle/10171/64130, 11.10.2023, 138.
21
Cfr. René DESCARTES, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y Respuestas, Madrid, Alfaguara, 1977, 61-
75.
17
neurobiologicista, a través del cual el hombre es solamente su capacidad
racional y la identificación de ésta con la realidad material.22
Por su parte, Thomas Hobbes (1588 - 1679), en la primera parte titulada
“Del Hombre” de su obra “Leviatán”, niega completamente la res cogitans, es
decir, la dimensión espiritual del hombre, y se decanta por la res extensa
(cuerpo). De esta manera, sólo las causas materiales son las que determinarían
las acciones del ser humano.23
Su concepción negativa de la naturaleza humana
(homo homini lupus24
) le lleva a desear un Estado fuerte que controle a los
individuos. Ahora el hombre se rige exclusivamente –según Hobbes– por el
derecho positivo, y está destinado a ser un hombre artificial, o por lo menos
moldeable, regido exclusivamente por las leyes del soberano.25
Un siglo después, el prestigiado filósofo prusiano Immanuel Kant (1724
– 1804), en el capítulo titulado “El fundamento de la distinción de todos los
objetos en general en fenómenos y noúmenos” de su obra “Crítica de la razón
pura” establece que es imposible conocer la cosa en sí (noúmeno) y sólo cabe
interpretarlo según se aparece a nuestra conciencia (fenómeno). El nóumeno -la
realidad por como existe en sí misma-, no es accesible al hombre, pues el
hombre no logra penetrar en las cosas en sí mismas, sino sólo en como aparecen
ante sus sentidos.26
De esta manera, se abre el campo al relativismo
gnoseológico, porque no habría verdades objetivas, sino sólo subjetivismo.
Además, Kant, al negar la metafísica como ciencia y separar lo natural de lo
22
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 69-70.
23
Cfr. Thomas HOBBES, Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2005, 3-21.
24
Célebre locución latina popularizada por Hobbes, que se traduce al español como “el hombre es un lobo para
el hombre”.
25
Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 139.
26
Cfr. Immanuel KANT, Crítica de la razón pura, Madrid, Taurus, 2005, 188 – 200.
18
espiritual, abrió campo al surgimiento del nihilismo. Si bien es cierto que Kant
no alcanzó a desarrollar una reflexión filosófica profunda sobre el hombre, con
su propuesta filosófica sugiriere de manera implícita que posiblemente no
existiese una naturaleza humana, o bien, pone en duda su realidad ontológica,
por ser ésta incognoscible al entendimiento humano.27
Resumido el ser humano a su dimensión material y su destino nihilista,
aparece en la escena filosófica Friedrich Nietzsche (1844 – 1900), uno de los
máximos exponentes del nihilismo y teórico del transhumanismo. En su obra
“Así habló Zaratustra”, propone el ampliamente conocido concepto de
“Superhombre” (“Übermensch” en alemán).28
Para Nietzsche, muerto Dios y
descartado el cristianismo, el hombre queda “libre” y puede obrar según su
voluntad. Anuncia que el hombre debe ser superado, e interpela al individuo
haciéndolo el principal responsable de su propia superación, de manera que
podrá entonces inventar al “hombre nuevo”, precisamente al “Superhombre”,
es decir, el hombre que va más allá del hombre y cuyos valores son la salud, la
voluntad fuerte, el amor, la ebriedad dionisíaca y un nuevo orgullo.29
Hasta aquí es posible constatar cómo desde los antecedentes remotos del
transhumanismo entran en juego las reflexiones filosóficas de diversos autores
en relación a la naturaleza humana surgidos a partir del Renacimiento. El ser
humano pasaría a ser comprendido como una compleja máquina racional con
una variedad inmensa de funciones, sin espíritu, sin una naturaleza propia que
lo defina como tal –o al menos no podría ésta ser conocida-, llamado a ser “la
27
Cfr. M. ACOSTA, (Cfr. nota 20), 142.
28
Cfr. Friedrich NIETZSCHE, Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza, 2006, 36-37.
29
Cfr. M. ACOSTA, (Cfr. nota 20), 142.
19
mejor versión” de sí mismo en ese afán de trascender sus propios límites, sin
que nada ni nadie se lo impida.
2.2 Antecedentes próximos del transhumanismo
En el apartado anterior queda de manifiesto el realce que se le da a la
dimensión corporal del hombre, a la dificultad para hablar de naturaleza
humana, así como de la pérdida de la comprensión metafísica y el destino
nihilista de lo humano. En este apartado se presentarán a otros autores que
fueron contribuyendo a la visión transhumanista actual desde la ciencia y la
filosofía utilitarista.
A finales del siglo XVIII, la revolución industrial inglesa se apoyó en la
idea del “progreso continuo” del filósofo Francis Bacon, contenida en su célebre
obra “Novum Organum” (1620). Así, el método científico debía aplicarse a la
vida práctica y al mejoramiento de la humanidad: la ciencia debía ir
progresando de forma lineal y ascendente, siguiendo la dinámica intrínseca del
mecanicismo.30
Más aún, con la revolución industrial la tecnología pasó a ser
parte casi imprescindible de gran parte del trabajo humano en el mundo
occidental. Así, paulatinamente el hombre fue teniendo cada vez mayor
contacto con la tecnología en su día a día.
Una vez que la idea de “progreso” logró fincarse en el terreno de la
filosofía social, la misma se abrió paso en otros rubros, como se verá a
continuación en la teoría de la evolución.
30
Cfr. Ibid., 143.
20
Un momento del pensamiento occidental relevante para el
transhumanismo es la teoría evolucionista enunciada por Charles Darwin en “El
origen de las especies” (1859), donde se corrobora la tesis materialista del
empirista inglés David Hume sobre la naturaleza humana. Según esta teoría, la
evolución es un fenómeno exclusivamente material, y se encuentra todavía en
curso. Siguiendo la línea evolucionista, los transhumanistas afirman que
vivimos en la época en la cual el ser humano sería capaz de “evolucionar”
modificando su naturaleza mediante la biotecnología y otros medios,
orientándola así hacia una especie más perfecta.31
En el siglo XX, la teoría evolucionista de Darwin fue integrada con la
genética de Mendel, dando lugar a la “teoría sintética de la evolución”
(Dobzhansky, Mayr, Simpson).32
Para muchos, ésta se reduce a una explicación
materialista que niega la posibilidad de un primer motor (creador divino) y
admite tanto el naturalismo como el positivismo, de manera que la biología pasa
a ser “biologismo”, el cual consiste en la interpretación del mundo físico o del
comportamiento humano por analogía con los seres vivos.33
El biologismo es el germen de las “bio-ideologías”, del cual se sucede
que, una vez descartado Dios, el siguiente bastión a derribar es el concepto de
“naturaleza humana” otorgándole el nuevo nombre de “condición humana”. La
condición humana no es lo mismo que la naturaleza humana: la suma total de
actividades y capacidades que corresponden a la condición humana no
constituye nada semejante a la naturaleza humana. Las condiciones de
existencia humana –la propia vida, la natalidad y mortalidad, la mundanidad, la
31
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 70.
32
Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145.
33
Cfr. Nicola ABBAGNANO, Diccionario de Filosofía, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 2004,
135.
21
pluralidad y la Tierra, nunca pueden explicar “lo que somos” o responder a la
pregunta de “quiénes somos” por la sencilla razón de que jamás condicionan al
ser humano de manera absoluta. Mientras la “condición” humana es
manipulable, la “naturaleza” humana no lo es.34
Además de todos estos pensadores y teorías, influye también fuertemente
en los transhumanistas la ética utilitarista propuesta inicialmente por los
británicos Jeremy Bentham y John Stuart Mill.35
El utilitarismo es una doctrina ética formulada explícitamente a finales
del siglo XVIII, cuyo contenido esencial es definir la corrección de toda acción
por su utilidad, es decir, por los resultados o consecuencias producidos por ella.
Para su fundador, el filósofo inglés Jeremy Bentham (1748 – 1832), el hombre
se mueve por el principio de la mayor felicidad: éste es el criterio de todas sus
acciones, tanto privadas como públicas. De tal manera que una acción será
correcta si, con independencia de su naturaleza intrínseca, resulta útil o
beneficiosa para ese fin de la máxima felicidad posible. Una felicidad que
concibe, además, de modo hedonista: se busca en el siempre, en el fondo,
aumentar el placer y disminuir el dolor.36
Esta corriente ética ha presentado un gran auge hasta la actualidad, y
como se verá más adelante, empata con la propuesta transhumanista, sobre todo
en relación a la eliminación de aspectos no deseados y no necesarios de la
condición humana, tal y como afirman quienes la apoyan.
34
Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145.
35
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 70.
36
Cfr. Sergio SÁNCHEZ-MIGALLÓN, «Utilitarismo», en Philosophica: Enciclopedia filosófica online,
https://www.philosophica.info/voces/utilitarismo/Utilitarismo.html#toc0, 18.10.2023.
22
De tal manera que, con el amplio desarrollo de la teoría de la evolución y
el consecuente surgimiento de las “bio-ideologías”, el apogeo del método
científico y del mecanicismo, así como la difusión de la ética utilitarista, queda
el terreno preparado para el surgimiento, en el siglo XX, del transhumanismo
tal y como se le conoce.
2.3 El transhumanismo en la actualidad
En el presente apartado, se presentará de manera general la historia del
surgimiento del transhumanismo constituido como tal. Habiéndose presentado
importantes cambios en la concepción filosófica del hombre, como se ha
descrito, así como con el auge de la técnica científica y una visión ética
utilitarista cada vez más extendida, hacia finales del siglo pasado, de manera
organizada, y sumando esfuerzos de múltiples científicos, filósofos y
académicos, logra consolidarse el movimiento transhumanista.
La primera mitad del siglo XX estuvo profundamente marcada por
diversos acontecimientos socio-políticos, acompañados del impresionante
progreso de la ciencia con sus aplicaciones tecnológicas, el auge del positivismo
y la ruptura de los idealismos filosóficos, que cambiaron el modo de pensar de
la Modernidad.37
Como ya se ha dicho, el término “transhumanismo” fue acuñado por
primera vez por Julian Huxley en 1927, sin embargo, en 1924, el biólogo
británico John B. S. Haldane, uno de los padres de la teoría sintética de la
evolución, ya había publicado una breve obra titulada “Daedalus; or, Science
and the Future” (“Dédalo; o, la Ciencia y el Futuro”), en la que se enuncian
37
Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145.
23
propuestas mucho más cercanas al transhumanismo actual. En ella, Haldane
promovía la necesidad del mejoramiento biomédico del ser humano y
pronosticaba que en algún tiempo no lejano este iniciaría la modificación de sus
características como especie y terminaría tomando el control de su propia
evolución.38
Hacia 1950, el británico Alan Turing, considerado como uno de los
padres de las ciencias computacionales, propone un test según el cual podría
juzgarse que un ordenador posee “inteligencia” si un experimentador humano
no es capaz de diferenciar las respuestas que le brinde el ordenador de las que
le brinde otro ser humano. Para Turing, existía la posibilidad de que las
máquinas pensaran en el mismo modo general que los seres humanos, sentando
así las bases teóricas para lo que posteriormente se denominaría “Inteligencia
Artificial”.39
Un transhumanista temprano fue el norteamericano F. M. Esfandiary, que
más tarde cambió su nombre por “FM-2030”. Considerado uno de los primeros
profesores universitarios de estudios del futuro, enseñó en la New School for
Social Research (Nueva Escuela para Investigación Social) de Nueva York en
los años 1960’s, y consideraba que las aportaciones de genetistas, biólogos,
biotecnólogos, científicos nucleares e inclusive escritores de ciencia ficción,
entre otros, estarían revolucionando la condición humana de un modo
fundamental.40
En las décadas de 1970 y 1980 surgieron muchas organizaciones que se
concentraron en un asunto particular –más tarde asociados al movimiento
38
Cfr. Antonio DIÉGUEZ, Transhumanismo. La búsqueda tecnológica del mejoramiento humano, Barcelona,
Herder, 2017, 34.
39
Cfr. N. BOSTROM, «A History of Transhumanist Thought» (Cfr. nota 15), 7.
40
Cfr. Ibid, 11.
24
transhumanista-, tal como la prolongación de la vida, la criogenia, la
colonización del espacio, entre otros. Sin embargo, estas agrupaciones estaban
aisladas entre sí.41
En 1989, “FM-2030” publicó su obra “Are you a transhuman?” (“¿Eres
un transhumano?”), en la cual describió los que consideraba signos de la
emergencia de lo “transhumano”, tales como: «prótesis, cirugía plástica, uso
intensivo de telecomunicaciones, un perfil cosmopolita y un modo de vida
trotamundos, andrógino, de reproducción mediada (p.ej. fertilización in vitro),
ausencia de creencia religiosa, y un rechazo de los valores familiares
tradicionales».42
Desde este momento se logra apreciar una difusión cada vez
más amplia del término “transhumanismo”, aunque aún sin una definición
precisa, o al menos consensada.
Es hasta 1992 cuando el filósofo británico Max More, junto con Tom
Morrow, fundan el “Extropy Institute” (“Instituto de la Extropía”), el cual es
considerado como un punto de unión entre los diversos grupos de personas con
ideas afines y futuristas. El instituto llevó a cabo una serie de conferencias, y
conformó una gran lista de correos electrónicos de sus miembros, lo cual
representó un foro de discusión en línea donde ideas novedosas fueron
compartidas y debatidas. Poco a poco, una enorme cantidad de discusión en
torno a ideas de corte transhumanista fue teniendo lugar en dichas listas de
correos electrónicos. Así, Internet jugó un rol importante en la incubación del
transhumanismo moderno facilitando este intercambio y difusión de ideas entre
personas de todo el mundo.43
41
Cfr. Ibid, 11.
42
Ibid, 11.
43
Cfr. Ibid., 11.
25
Hacia 1998 el filósofo británico David Pearce y el filósofo sueco Nick
Bostrom constituyen la fundación llamada “World Transhumanist Association”
(“Asociación Transhumanista Mundial”), ahora renombrada “Humanity+”. La
finalidad de dicha asociación es proporcionar una base organizativa general
para todos los grupos e intereses transhumanistas a lo largo del espectro político,
y además desarrollar una forma de transhumanismo más madura y
académicamente respetable.44
Entre los autores que promueven este movimiento, además de los dos ya
mencionados, están los norteamericanos S. Young, J. Hughes, R. Naan y R.
Hanson, los ingleses M. More, T. Morrow, y J. Harris, el ruso A. Chislencko,
y muchos más.45
La tesis transhumanista tomó fuerza con los resultados de los estudios
sobre la Inteligencia Artificial de las últimas décadas del siglo XX desarrollados
por varios científicos, entre los cuales se pueden destacar E. Dexler, C. Peterson,
y R. Ettinger. Recientemente, destaca en materia de Inteligencia Artificial el
sueco Anders Sandberg, quien trabajó en el “Oxford Uehiro Centre for
Practical Ethics” (“Centro Oxford Uehiro de Ética Práctica”) de la Facultad
de Filosofía de la Universidad de Oxford, y actualmente es investigador en el
“Future of Humanity Institute” (“Instituto del Futuro de la Humanidad”) de la
misma institución educativa.46
Otra figura que cobra gran importancia en el transhumanismo hoy en día
es el norteamericano Raymond Kurzweil, experto en ciencias de la computación
y en Inteligencia Artificial, y director de ingeniería de Google© desde 2012. En
44
Cfr. Ibid,, 12.
45
Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota
02), 71.
46
Cfr. Ibid.
26
su obra de 2005 titulada “The Singularity Is Near: When Humans Transcend
Biology” (“La Singularidad está Cerca: Cuando los Humanos Trascendamos
la Biología”), propone el término “singularidad”47
, ampliamente difundido en
el transhumanismo de corte tecnocientífico.48
En la actualidad, es posible constatar cómo el transhumanismo es un
movimiento que, en tan sólo un par de décadas, ha aumentado
considerablemente su fuerza, se ha divulgado y ha crecido el interés por el
mismo, logrando así involucrar cada vez más a numerosos filósofos, científicos,
políticos, empresarios, estudiantes universitarios, y personas en general a
adherirse al mismo.
En años recientes el transhumanismo ha seguido evolucionando con los
avances en materia de nanotecnología, biotecnología, informática y ciencias
cognitivas. Se ha convertido en un movimiento diverso y en evolución, que
abarca una variedad de perspectivas y enfoques, altamente influyente en los
debates sobre el futuro de la tecnología y su impacto en la existencia humana,
que no deja de suscitar reflexión y cuestionamientos filosóficos -sobre todo en
materia de bioética- como se expondrá más adelante.
3. Principales propuestas del transhumanismo
Una vez presentado el recorrido histórico de la evolución del
transhumanismo, desde las bases más remotas ubicadas en la antigüedad hasta
su conformación en la actualidad, se procederá, en el presente apartado, a
47
Sobre el concepto de “singularidad” y la propuesta de Kurzweil, se profundizará en el apartado 3.1 del
presente capítulo.
48
Cfr. Antonio Luis TERRONES RODRÍGUEZ, «Una aproximación general al transhumanismo y su
problematización», en ANÁLISIS, vol. 51, n. 95 (2019), https://www.redalyc.org/journal/5155/515559481002/,
18.10.2023, 334-335.
27
exponer las tres principales propuestas del transhumanismo: superinteligencia,
superlongevidad y superbienestar, así como el programa transhumanista en su
conjunto.
Como ya se ha mencionado, el transhumanismo es una propuesta que
tiene como objetivo el biomejoramiento de los seres humanos, cuyo alcance
comprende tanto a individuos como a la sociedad en su conjunto, a través de
manipulación tecnológica. Esto, bajo el entendido de que esa mejora sería
intrínsecamente buena, conveniente e irrenunciable.49
Lo que impera en el pensamiento transhumanista es la superación de los
límites de la naturaleza humana en sintonía con un estado de permanente
mejoramiento. Para alcanzar este propósito precisa que los individuos de la
especie humana se contemplen como sujetos de investigación e intervenciones
diversas, utilizando todo lo que se considere conveniente con base los avances
científicos y tecnológicos, sin tomar en consideración la dignidad de la persona
humana, o el sentido de vida de cada individuo, o el aporte cultural favorecedor
para explorar nuevas habilidades en las personas de manera natural.
Uno de los autores que ha estudiado con agudo sentido crítico la
propuesta transhumanista es el investigador y catedrático español Albert
Cortina, quien en su obra literaria más reciente afirma:
En la base del movimiento transhumanista - que niega la condición de límite
en el ser humano, así como su condición corporal, vulnerabilidad y mortalidad
- está el cambio de modelo evolucionista a una redirección selectiva mediante
la ciencia y la tecnología que establece la corriente de lo humano mejorado o
aumentado, fundamentado en tres pilares: la superinteligencia, la
superlongevidad y el superbienestar.50
49
Cfr. Héctor VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ, «Transhumanismo, libertad e identidad humana», en Thémata Revista
de Filosofía, n. 41 (2009), https://institucional.us.es/revistas/themata/41/36velazquez.pdf, 15.10.2023, 578.
50
Albert CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana, Madrid, Palabra, 2022, 70.
28
Desde el punto de vista de Héctor Velázquez Fernández51
, estas
propuestas suponen una especial interacción entre ciencia, medicina y sociedad,
en las diferentes intervenciones que el transhumanismo propone, así como
múltiples implicaciones en distintos niveles, a saber: ético, antropológico,
económico, etc.52
Ciertamente, la ciencia y la tecnología han logrado avances significativos
en los últimos años, y se han obtenido grandes beneficios al servicio del ser
humano en el terreno de las intervenciones médicas, por ejemplo: prótesis de
distintos tipos, marcapasos, implantes cocleares, etc. Todas ellas tienen como
fin el tratamiento de una patología específica. Sin embargo, con el advenimiento
de los avances científicos y tecnológicos, también han surgido intervenciones
de naturaleza ética cuestionable, tales como la fecundación in vitro, la
modificación genética, las implementaciones biónicas, la clonación, etc.53
El transhumanismo se apoya en la tecnociencia, lo cual no consiste en un
cambio de paradigma con respecto al conocimiento científico, sino que se trata
de una modificación radical en la actividad científica.54
La racionalidad
tecnológica nos obliga a producir y a transformar, mostrando que
efectivamente, como dijo C.S. Lewis, «todo poder conquistado por el hombre
es también un poder ejercido sobre el hombre».55
Sin duda, ante el advenimiento de todas estas intervenciones, es
razonable, y hasta cierto punto inevitable, que surjan, por parte de diversos
filósofos, científicos, médicos, investigadores y demás académicos,
51
Doctor en filosofía por la Universidad de Navarra. Investigador y catedrático de Historia y Filosofía de la
Ciencia, así como de Antropología de la Tecnología en la Universidad del Desarrollo en Santiago (Chile), y
consejero del Colegio de Bioética de Nuevo León (México) desde 2010.
52
Cfr. H. VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ (Cfr. nota 49), 579.
53
Cfr. Ibid.
54
Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145.
55
C.S. LEWIS, La abolición del hombre, Madrid, Encuentro, 1998, 59.
29
interrogantes como: ¿Cuáles son los límites en las intervenciones dirigidas al
ser humano? ¿Hasta dónde es ético llegar? ¿Estos cometidos son prometedores
para la humanidad o tienen un potencial de destrucción?
A continuación, se profundizará en cada una de las tres propuestas
principales del transhumanismo, a saber: la superinteligencia, la
superlongevidad y el superbienestar.
3.1 Superinteligencia
La “superinteligencia” puede entenderse como «la capacidad radical de
superar los mejores cerebros humanos prácticamente en cada campo,
incluyendo la creatividad científica, la sabiduría en general y las habilidades
sociales».56
Se trata, en esencia, de incrementar considerablemente la capacidad
cognitiva de los seres humanos.
La superinteligencia se basaría en la superación radical de las capacidades
del cerebro humano en sus aspectos más diversos, como la creatividad, las
habilidades sociales, la memoria, la concentración, etc. Tal superinteligencia se
alcanzaría, por un lado, mediante la farmacología de mejora cognitiva, y, por
otro lado, a través de herramientas informáticas, tales como: computadoras
portátiles, dispositivos móviles, biosensores implantados, tatuajes biométricos,
sistemas de filtrado de la información, software de visualización, interfaces
neuronales, implantes cerebrales y, en suma, todos los desarrollos de la llamada
56
Jorge WALKER VÁSQUEZ DEL ÁGUILA – Elena POSTIGO SOLANA, «Transhumanismo, neuroética y persona
humana», en Revista Bioética, n. 23 (2015),
https://www.scielo.br/j/bioet/a/PjkgX9vsygNQv594FJnNHpQ/?lang=es, 25.10.2023, 507.
30
Inteligencia Artificial. Los transhumanistas más osados preanuncian la
posibilidad de volcar los contenidos cerebrales en dispositivos electrónicos.57
Ante estas posibilidades, la comunidad tecnocientífica ha comenzado a
plantearse la urgencia por desarrollar métodos de control para la Inteligencia
Artificial, aunque esta siga haciéndose más y más “inteligente”.58
Este alcance
inédito de los últimos años de la Inteligencia Artificial lo constata la empresa
que está logrando conquistar con éxito el programa mundial de
transhumanismo. Frente al posible advenimiento de inteligencias
independientes, Albert Cortina afirma: «Estamos hablando de máquinas que
serán capaces de autoproclamarse y de construir otras máquinas inteligentes».59
Los “tecnoentusiastas” quieren ir más allá de la Inteligencia Artificial.
Quieren desarrollar una mente artificial consciente y autónoma.60
En la apuesta
de los transhumanistas -incluidos filósofos, científicos y empresarios-, esta es
una de los propuestas más llamativas.
En las últimas dos décadas, la propuesta de superinteligencia dentro del
terreno del transhumanismo tecnocientífico se ha concretizado en el concepto
de “singularidad” acuñado por Raymond Kurzweil, el cual ha cobrado gran
relevancia:
Kurzweil utiliza el concepto de singularidad para referirse al momento en el
que acontezca una explosión de superinteligencia capaz de perfeccionarse a sí
misma y de fabricar otros sistemas inteligentes al margen de la intervención
humana, y así sucesivamente por medio de un crecimiento exponencial que
57
Cfr. Héctor PALMA, Mejoramiento genético en humanos. De la eugenesia al transhumanismo, Buenos Aires,
Teseo, 2019, 166.
58
Cfr. A. CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana (Cfr. nota 50), 74.
59
Cfr. Ibid.
60
Cfr. Ibid.
31
derivará en una entidad global con una inteligencia artificial y superior a la
de los seres humanos.61
En adición, la propuesta de Kurzweil implica la integración del ser
humano con dicho sistema de superinteligencia artificial, en un proceso de
síntesis que consistiría en la transferencia de la mente humana hacia dicho
sistema. De esta manera, la singularidad podría ser reconocida desde dos
perspectivas: por un lado, como la creación de sistemas con superinteligencia
artificial, y por otro, como la potenciación de la inteligencia humana gracias a
la integración de la mente a dicho sistema.
En los potenciales alcances de la propuesta de la superinteligencia, a decir
de los transhumanistas, Albert Cortina afirma:
Seremos capaces de escanear todos los detalles más destacados del interior de
nuestro cerebro, utilizando miles de millones de nanobots. Utilizando la
nanotecnología, podremos recrear el cerebro, o mejor aún, según aspiran los
transhumanistas, reinstalarlo en un sustrato de computación más eficaz. Una
pulgada cúbica de circuitos de nanotubos sería alrededor de cien millones de
veces más potentes que el cerebro humano.62
En este sentido, la superinteligencia por la que apuestan los
transhumanistas evoca una serie de cuestionamientos que habrán de
responderse: ¿Existirá un límite “definitivo” en la inteligencia? ¿O la
inteligencia humana, naturalmente limitada, podrá progresar ilimitadamente?
¿Logrará realmente esta propuesta crear una “superinteligencia” tal y como lo
61
Antonio Luis TERRONES RODRÍGUEZ, «Una aproximación general al transhumanismo y su problematización»,
en ANÁLISIS, vol. 51, n. 95 (2019), https://www.redalyc.org/journal/5155/515559481002/, 18.10.2023, 334-
335.
62
A. CORTINA, «Transhumanismo. La deconstrucción biotecnológica de la naturaleza humana» (Cfr. nota 06),
320.
32
plantea? ¿Quedará superada la inteligencia humana? ¿Llegará el momento en el
que la inteligencia humana se fusionará con la Inteligencia Artificial?
3.2 Superlongevidad
Otra de las promesas ofrecida por el transhumanismo es la
“superlongevidad”, la cual estima no sólo que la vida se alargará mucho más,
sino también que los humanos tendrán el derecho de elegir cómo morir y
cuándo. Esto ha motivado en algunos autores la posibilidad de alcanzar la
inmortalidad.63
A decir de los transhumanistas, esta propuesta (así como las demás) no
se limitaría sólo a beneficio de unos cuantos, sino que estaría al alcance de toda
la humanidad. Así lo aseveran en su medio de difusión oficial: «El
transhumanismo no aboga por el concepto de inmortalidad para los elitistas,
sino que sugiere una longevidad saludable o una esperanza de vida ilimitada
para toda la humanidad».64
Las tecnologías que apoyan la longevidad mitigan lo que se considera
como la “enfermedad” del envejecimiento, prometen curar la enfermedad y la
reparación de las lesiones. Sus objetivos se van abriendo con rapidez, hasta el
punto en el que también pueden aumentar el rendimiento humano fuera de los
límites de lo que se considera “normal” para los seres humanos. Las tecnologías
con las que se apoyarían para ampliar las capacidades humanas fuera de la
fisiología implicarían a la Inteligencia Artificial, la robótica y la integración
63
Cfr. H. PALMA (Cfr. nota 57), 166.
64
HUMANITY+, «Our Mission», en https://www.humanityplus.org/about, 10.11.2023.
33
cerebro-ordenador, que forman el dominio de la biónica, así como la
transferencia de memoria.65
A decir de quienes abogan por este movimiento, en ninguna parte del
mundo hay un grupo de personas más apasionado por la extensión de la vida y
los avances en la investigación biomédica y el futuro de la nanomedicina que
dentro de la cultura transhumanista.66
La superlongevidad suscita importantes cuestionamientos que ameritan
reflexión ulterior: ¿Tendrá algún costo o se ofrecerá de forma gratuita? ¿Los
costos serán asequibles para todas las personas o sólo accederían a ella los ricos?
¿Su finalidad será realmente vivir vidas más largas y saludables, o hay otro
objetivo de fondo? ¿Qué desafíos e implicaciones antropológicas, bioéticas,
económicas, políticas, sociales, culturales y medioambientales surgirían con un
difundido aumento considerable de la esperanza de vida humana? ¿Llegará el
momento en que el ser humano sea inmortal?
3.3 Superbienestar
El transhumanismo también pone su mira en el “superbienestar”, el cual
promete tener vidas más saludables, cómodas y felices con el uso de tecnologías
biomédicas y farmacológicas. Aunque esto parezca lejano, se han de reconocer
algunas tecnologías que ya están en uso, y otras que seguramente aparecerán:
medicina personalizada, fármacos nano-transportados, medicina regenerativa,
terapias génicas, etc.67
Un ejemplo de esto es la existencia actual de fármacos capaces de incidir
en el estado emocional de ser humano ante ciertos estados patológicos, tales
65
Cfr. Ibid.
66
Cfr. Ibid.
67
Cfr. H. PALMA (Cfr. nota 56), 166.
34
como los antidepresivos y los ansiolíticos, lo cual hace pensar a los
transhumanistas que, con el progreso de la ciencia, será posible en un futuro el
desarrollo de fármacos que podrían neutralizar de manera definitiva aquellas
emociones consideradas negativas y asociadas al sufrimiento, como la tristeza
y el miedo. Básicamente, se trataría de mantener al ser humano en un estado de
perpetua felicidad.
Gracias al entusiasmo tecnófilo de los transhumanistas, que, al parecer,
no tiene límites, el superbienestar promete una felicidad indescriptible, no sólo
confort psíquico, sino armonía interior y plenitud subjetiva alcanzadas a través
de píldoras, implantes y estimulación transcraneal.68
Ante la propuesta de superbienestar, es razonable que surjan diversos
cuestionamientos a tomar en consideración, por ejemplo: ¿Quiénes podrían
acceder a las intervenciones que generarían superbienestar? ¿Cómo se
aseguraría que esta propuesta esté disponible y sea asequible para todas las
personas? ¿Qué consecuencias tendría la ausencia de sufrimiento, dolor, miedo
y tristeza en los seres humanos? Al no existir estas emociones y sensaciones,
¿serían distintas las motivaciones humanas? ¿Cambiaría la forma de relación
interpersonal?
3.4 La inmortalidad cibernética
Otro elemento interesante a resaltar en la visión propia de los
transhumanistas es la propuesta de alcanzar la inmortalidad cibernética. Para
ello se trabaja en la posibilidad de transferir la conciencia humana a una entidad
68
Cfr. José Ramón AMOR PAN, «Eugenesia 2.0: superinteligencia, superlongevidad y superbienestar», en Razón
y Fe, vol. 275, n. 1422 (2017), https://revistas.comillas.edu/index.php/razonyfe/article/view/9350, 15.10.2023,
351.
35
artificial, no orgánica, tal y como plantea el proyecto ruso de corte
transhumanista denominado “Iniciativa 2045”.69
El principal megaproyecto científico de la Iniciativa 2045 tiene como
objetivo crear tecnologías que permitan la transferencia de la personalidad de
un individuo a un portador no biológico más avanzado y que se extienda la vida,
incluso hasta el punto de la inmortalidad.70
A decir de quienes promueven esta iniciativa, se está trabajando en crear
un centro de investigación internacional que reúna a científicos dedicados a la
investigación y desarrollo en los campos de robótica antropomórfica,
modelamiento cerebral y de conciencia, entre otras ramas afines, con el fin de
transferir la conciencia de un individuo humano a una entidad artificial.71
De acuerdo a lo expuesto con antelación, se puede deducir que la
inmortalidad cibernética está estrechamente relacionada con la propuesta de
“singularidad” de Kurzweil, la cual, además de la creación de sistemas de
superinteligencia artificial, también implicaría la integración de la mente de un
ser humano con uno de dichos sistemas, constituyendo así una de las propuestas
más radicales y utópicas del proyecto transhumanista.
3.5 El programa transhumanista
El filósofo español y experto en transhumanismo Antonio Diéguez, en el
prólogo a la obra “Transhumanismo y tecnologías de mejoramiento humano”,
describe, de manera sintetizada y cronológica, el programa de trabajo del
transhumanismo en su proyección a futuro, tomando en consideración las
diversas propuestas del mismo.
69
Cfr. A. CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana (Cfr. nota 50), 74.
70
Cfr. 2025 INITIATIVE, «About Us», en http://www.2045.com/dialogue/, 10.11.2023.
71
Cfr. Ibid.
36
Los objetivos de los transhumanistas -quienes confían en que la
biotecnología conseguirá transformar la vida humana y se aumentará
significativamente el bienestar de los seres humanos- se lograrían de manera
gradual a lo largo de los próximos años:
La primera etapa puede ser nombrada “transhumanismo farmacológico”,
el cual propone el uso de nuevos medicamentos potenciadores de las facultades
físicas y mentales.
En una segunda etapa, el “transhumanismo biogenético”, que podría
aplicarse de forma segura en la edición del genoma humano, ya sea a través de
la modificación genética de las células somáticas, o bien, mediante la
modificación de los genes en la línea celular germinal (óvulos y
espermatozoides). Esta última modalidad de edición genética podría producir
cambios que heredarían las generaciones posteriores.
Los cambios más radicales han de venir posteriormente, con la
incorporación cada vez más extendida de la tecnología al organismo humano.
En esta tercera etapa, la del “transhumanismo cíborg”72
, se implantarían al
cuerpo humano de forma gradual, a medida que se vayan perfeccionando, las
prótesis biónicas, los neuroimplantes y las interfaces cerebro/máquina. Sus
resultados finales, a decir de los científicos transhumanistas, serían asombrosos.
Todo el proceso terminaría por conducir a individuos que habrán conseguido
una integración permanente con las máquinas.
Más aun, esta potenciación mediante la creciente integración de
componentes mecánicos y computacionales en el organismo humano sería,
72
Del inglés “cyborg” -acrónimo de “cybernetic organism” (“organismo cibernético”) - el cíborg es un ser
formado por materia viva y dispositivos electrónicos (Cfr. Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española, https://dle.rae.es/c%C3%ADborg, 20.11.2023).
37
además, el único modo efectivo de competir con las máquinas superinteligentes,
que, para entonces, la humanidad habrá contribuido a crear. La narrativa
transhumanista asegura que una vez que se consigan tener máquinas con un
nivel de inteligencia general comparable a la del ser humano, éstas serán
capaces de crear máquinas aún más inteligentes que ellas, en un rápido proceso
de crecimiento exponencial de inteligencia al que se ha dado el nombre de
“singularidad”73
.
Desde el punto de vista de Antonio Diéguez, llegado a este punto, nada
se podrá hacer entonces para evitar que estas máquinas dominen al hombre o
incluso lo destruyan, excepto si el hombre –ya transhumanizado, claro- se une
a ellas.
En esta última etapa se implicaría el volcado de la mente humana en esas
mismas máquinas que ya almacenan a las superinteligencias artificiales creadas
por otras inteligencias artificiales. El cuerpo biológico será entonces cosa del
pasado. Incluso, cabría la posibilidad de pensar en una fusión de múltiples
inteligencias dentro de las máquinas, generando así inteligencias colectivas
mediante un proceso complejo en el que perdería todo sentido la noción de
identidad personal.74
Una vez que se han expuesto los objetivos y estrategias del
transhumanismo, conviene pasar al planteamiento de la postura que ha de
asumirse ante esta propuesta, lo cual se abordará en el siguiente aparado.
73
Para ampliar este concepto, ver el apartado 3.1 sobre “Superinteligencia”.
74
Cfr. Antonio DIÉGUEZ, «Prólogo: El programa transhumanista», en Jorge Enrique LINARES SALGADO – Edgar
TAFOYA LEDESMA (coords.), Transhumanismo y tecnologías de mejoramiento humano, Heúresis, Ciudad de
México, 2020, 7-9.
38
4. Posturas en torno al transhumanismo
Una vez conocida la propuesta transhumanista, ha de asumirse una
postura: ya sea –total o parcialmente- a favor, o bien, en contra del mismo. A
continuación, se presentarán los principales argumentos a favor del
transhumanismo, partiendo desde la perspectiva de los propios transhumanistas,
para posteriormente exponer los principales argumentos en contra del
transhumanismo, tomando como base lo reflexionado por quienes critican este
movimiento y sus propuestas.
4.1 Argumentos a favor
Los transhumanistas sostienen trabajar distintas propuestas para tomar la
dirección del desarrollo evolutivo humano. Su objetivo es influir
profundamente en una nueva generación de pensadores que se atrevan a
imaginar los próximos pasos de la humanidad. Sus programas combinan
conocimientos únicos sobre los desarrollos de las tecnologías emergentes y
especulativas que se centran en el bienestar de la especie humana y los cambios
a los que se enfrenta y se enfrentará. «¡Estamos construyendo el movimiento de
longevidad saludable en todo el mundo! ¡Únete a nosotros!»75
, exhortan los
transhumanistas.
1) De acuerdo con la organización Humanity+, el proyecto
transhumanista se dedica a elevar la condición humana. Esto se
concretaría a través de las tres principales propuestas descritas con
antelación: superinteligencia, superbienestar y superlongevidad.76
75
HUMANITY+, «Humanity+ Membership», en https://www.humanityplus.org/membership, 10.11.2023.
76
Cfr. HUMANITY+, «Our Mission», en https://www.humanityplus.org/about, 10.11.2023.
39
2) El transhumanismo como una visión del mundo y la
organización Humanity+ como la mayor organización transhumanista del
mundo abogan por la conciencia y el respeto por la sinergia de la vida en
las diversas características y comportamientos que componen las formas
de vida de la Tierra.77
3) El transhumanismo pretende prolongar la esperanza de vida
humana y procurar una vida saludable tanto física como mental para
todos los seres humanos.78
4) Los transhumanistas afirman estimular un «uso seguro y ético
de la tecnología», no sólo en la prolongación del tiempo de vida humana,
sino también en la cura de enfermedades y en la reparación del daño
producido por heridas, incluso más allá de los límites considerados
“normales” para un ser humano.79
5) Los transhumanistas afirman estimular un «uso seguro y ético
de la tecnología», no sólo en la prolongación del tiempo de vida humana,
sino también en la cura de enfermedades y reparación del daño producido
por heridas, incluso más allá de los límites considerados “normales” para
un ser humano.80
77
Cfr. Ibid.
78
Cfr. Ibid.
79
Cfr. Ibid.
80
Cfr. Ibid.
40
4.2 Argumentos en contra
Diversos autores han planteado argumentos en contra de dichas
propuestas, sobre los cuales es posible discurrir. Enseguida se expondrán cuáles
son algunos de los principales argumentos en contra del movimiento
transhumanista.
1) La comunidad tecno-científica se ha planteado la necesidad de
desarrollar métodos de control para la Inteligencia Artificial. Se tiene
conciencia que los simpatizantes del transhumanismo están creando
algo que sería muy inteligente y que podría ser también muy poderoso.
Si los seres humanos no son capaces de saber cómo controlarlo, podría
surgir un sistema superinteligente que daría prioridad a alcanzar sus
propios valores en detrimento de los actuales. Entonces, ¿cómo podrá
definirse? ¿Cuál será la autodeterminación de un programa
sumamente potente intelectualmente gracias a la vasta cantidad de
información que podrá captar, desarrollar, discriminar? ¿Tendrá ese
“transhumano” la capacidad de intuición? ¿Buscará la felicidad?81
2) Las potenciales desigualdades en la estructura social que se generarían
entre los seres humanos “biomejorados” y aquellos que no tengan
acceso al biomejoramiento (sobre todo por limitante de índole
económica y pobre acceso a los medios biotecnológicos), con los
problemas sociales que esto implicaría.82
81
Cfr. A. CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana (Cfr. nota 50), 74.
82
Cfr. Elena POSTIGO, «Transhumanismo, ¿hacia una superación de lo humano?», conferencia dictada en
Madrid el 20.03.2021, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=8uieATLFji8, 15.10.2023.
41
3) No es posible realizar todo tipo de experimentación e intervención en
seres humanos, ante todo, ha de salvaguardarse el bien de la persona
sujeta de experimentación o intervención, así como el de su
descendencia. No porque una intervención en humanos sea
técnicamente posible quiere decir que sea éticamente aceptada.83
4) Muchas de las propuestas transhumanistas son, en la actualidad,
consideradas utópicas, motivo por el cual se duda de que algún día
puedan concretarse en la realidad.84
5) Se duda de que la amplia gama de ofertas transhumanistas tenga
realmente una intención de generar un auténtico bien al ser humano y
su descendencia, con la sospecha de que, como trasfondo, estén a la
base intereses económicos, pues, a fin de cuentas, son grandes
cantidades de dinero las que se invierten en la investigación y
desarrollo de las iniciativas transhumanistas.85
Hasta aquí se han abordado las principales características del
transhumanismo, tales como su definición, su desarrollo a lo largo de la
evolución del pensamiento filosófico, así como sus principales propuestas y los
argumentos surgidos en torno al mismo. Es lógico deducir que, ante la miríada
de implicaciones que se derivarían del transhumanismo para la vida del ser
humano, surjan, desde el ámbito filosófico –específicamente bioético-
cuestionamientos sobre la eticidad de cada propuesta transhumanista.
83
Cfr. Ibid.
84
Cfr. Ibid.
85
Cfr. Ibid.
42
Como se profundizará en el siguiente capítulo, una de las corrientes de la
ética aplicada cuyas tesis contrastan con aquellas del transhumanismo es la
bioética personalista –a la cual se adhiere la filósofa y bioeticista española Elena
Postigo-, que centra su atención en el cuidado de la vida humana atendiendo al
respeto de la naturaleza y dignidad del ser humano en todo momento y bajo
cualquier circunstancia.
43
CAPÍTULO II:
LA BIOÉTICA EN EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO
DE ELENA POSTIGO: UNA AUTORA DE CONTRASTE
ANTE EL TRANSHUMANISMO
1. Punto de partida para una antropología personalista
La palabra “antropología” es derivada de dos términos griegos:
“ἄνθρωπος” -que significa “hombre”- y “λογία” –que significa “estudio”. Es
decir, la antropología es el estudio del hombre86
, y pretende descifrar qué es lo
que hace ser hombre al hombre. Ramón Lucas Lucas87
, en su obra “El hombre,
espíritu encarnado: compendio de antropología filosófica” define a la
antropología filosófica como «la disciplina que toma al hombre como objeto de
su investigación para aclarar los aspectos fundamentales de su ser»88
. En efecto,
el hombre puede ser estudiado desde diversos ámbitos: biológico, anatómico,
psicológico, sociológico, etc. No obstante, la antropología filosófica pretende
realizar una reflexión profunda sobre el hombre, para descubrir los aspectos
fundamentales que definen al hombre ser lo que es y no otra cosa.
A continuación, se profundizará en los conceptos de “naturaleza
humana”, “persona humana” y “dignidad humana”, los cuales constituyen un
punto de partida básico para comprender la antropología filosófica de corte
personalista, sobre la cual está fundada la bioética personalista, corriente de
interés en el presente trabajo de investigación.
86
Entiéndase por “hombre” cualquier individuo de la especie humana, sin importar su sexo.
87
Doctor en Filosofía especializado en Antropología Filosófica. Profesor titular de la cátedra de Antropología
Filosófica y Bioética en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y profesor adjunto en el Pontificio
Ateneo Regina Apostolorum, donde además se desempeña como investigador en Antropología Filosófica.
88
Ramón LUCAS LUCAS, El hombre, espíritu encarnado: compendio de antropología filosófica, Salamanca,
Sígueme, 2019, 20.
44
1.1 Naturaleza humana
El punto de partida de la reflexión filosófica sobre la naturaleza humana
procede de la pregunta sobre el hombre. «La pregunta ¿qué es el hombre? busca
aquello que todos tenemos en común. A esto se le suele llamar esencia o
naturaleza».89
De manera general, una de las características de los seres vivos
es su principio teleológico, que en el hombre se manifiesta por la búsqueda que
lo conduce a alcanzar su fin último; así, el hombre se cuestiona a sí mismo sobre
su propia identidad como hombre. Es auxiliado por sus facultades, a saber, su
voluntad y su libertad, que en un constante proceso de autoperfeccionamiento
lo conducen y lo dirigen hacia su fin último. En consecuencia, se puede decir
que la naturaleza del hombre encuentra entonces su carácter fundamental de
forma inmanente.90
Así lo afirman Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren Echevarría91
en
su obra “Fundamentos de Antropología: Un ideal de excelencia humana”:
¿Qué es lo natural en el hombre? Lo que le es propio: ejercer sus facultades.
Lo natural en el hombre es, por tanto, el desarrollo de sus capacidades. Ese
desarrollo se dirige a conseguir lo que es objeto de esas facultades. Lo natural
y propio del hombre es alcanzar su fin. Y el fin del hombre es perfeccionar al
máximo sus capacidades, en especial las superiores (inteligencia y voluntad;
verdad y bien). La inteligencia busca el conocimiento de la realidad. Cuando
lo logra, alcanza la verdad, que es el bien de la inteligencia: abrirse a lo real.
Querer lo verdaderamente bueno es ejercer la voluntad perfeccionándola.92
89
Ricardo YEPES STORK – Javier ARANGUREN ECHEVARRÍA, Fundamentos de Antropología: Un ideal de
excelencia humana, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 2001, 77.
90
Cfr. Ibid., 77.
91
Doctores en Filosofía. Yepes Stork (†) fue investigador, escritor y catedrático de la Universidad Complutense
(Madrid) y de la Universidad de Navarra (Pamplona). Aranguren Echevarría es investigador, escritor y
catedrático de Antropología Filosófica en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid).
92
Ibid., 79.
45
De acuerdo con Aristóteles, lo primero y más evidente es que el hombre
es un ser viviente y, por ello, es un ente natural. Como todos los entes naturales,
está compuesto de materia y forma. En el hombre la materia es el cuerpo y la
forma es el alma, que vivifica al cuerpo.93
Respecto de las notas esenciales del hombre, Aristóteles dirá: «la razón
por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal gregario, un animal
social es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y
el hombre es el único animal que tiene palabra».94
Además de la facultad
discursiva, señala una facultad distintiva del hombre que lo diferencia
esencialmente del resto de los animales: el intelecto.95
En el pensamiento del
estagirita, estas facultades, inherentes a su naturaleza, provienen del alma, y son
las que fundamentan el carácter social y político del hombre.96
Es importante mencionar que, para Aristóteles, «el bien humano viene a
ser la actividad del alma conforme a la virtud»97
, de manera que la noción
directriz de toda la ética, la del bien supremo del hombre, se deriva precisamente
de la naturaleza humana, concluyendo que esta naturaleza consiste justamente
en la racionalidad, como función gobernante de la vida humana.98
En la época medieval, Santo Tomás de Aquino, basado en la filosofía de
Aristóteles, afirma la noción de que el ser humano, creado por Dios, consiste en
una unidad sustancial compuesta por dos principios, cuerpo y alma, siendo el
alma –de naturaleza racional- la forma esencial del cuerpo material. De esta
93
Cfr. Antoni PREVOSTI MONCLÚS, «La naturaleza humana en Aristóteles», en Espíritu, n. 141 (2011),
https://www.researchgate.net/publication/273317816_La_naturaleza_humana_en_Aristoteles, 10.04.2024, 40-
41.
94
ARISTÓTELES, Política, Madrid, Gredos, 1988, 50-51.
95
Cfr. ARISTÓTELES, Acerca del alma, Madrid, Gredos, 1978, 108.
96
Cfr. A. PREVOSTI MONCLÚS (Cfr. nota 93), 47
97
ARISTÓTELES, Ética nicomáquea, Madrid, Gredos, 1985, 142.
98
Cfr. A. PREVOSTI MONCLÚS (Cfr. nota 93), 47.
46
manera, lo propio del hombre es el pensamiento, en virtud del alma racional que
posee y que le confiere su esencia.99
En este tenor, afirma santo Tomás de Aquino: «El alma, al ser parte de la
naturaleza humana, no posee su perfección natural más que en cuanto unida al
cuerpo. Por ello no sería congruente que fuera creada antes de que el cuerpo».100
En definitiva, de acuerdo con el Aquinate la actividad propia del ser
humano es el pensamiento, y es precisamente el principio de la actividad
pensante lo que determina la naturaleza específica del hombre, superando a
todos los demás seres vivos. Como lo específico en un ente es su forma
esencial, para santo Tomás de Aquino el principio del pensamiento -el alma
racional-, es la forma esencial del hombre, esto es, su aspecto más importante y
sublime.101
En continuidad con el pensamiento de Aristóteles y de santo Tomás de
Aquino, para el filósofo personalista Juan Manuel Burgos102
el concepto de
naturaleza humana que prevalece entre los filósofos personalistas admite la
concepción aristotélico-tomista de naturaleza basada en la definición de esencia
como principio de operaciones -la cual, en el ser humano, corresponde al alma
racional-, sin embargo, para los filósofos personalistas dicha concepción de
99
Cfr. Eval Antonio ARAYA VEGA, «Esencia de la naturaleza humana según Santo Tomás de Aquino», en
Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, n. 29 (1991),
https://es.scribd.com/document/343764419/Esencia-de-la-naturaleza-humana-segun-Santo-Tomas-de-
Aquino-pdf,10.04.2024, 91-92.
100
TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2001, 815.
101
Cfr. E. A. ARAYA VEGA (Cfr. nota 99), 92.
102
Filósofo personalista español, fundador y presidente de la Asociación Española de Personalismo y de la
Asociación Iberoamericana de Personalismo. Ha publicado numerosas obras sobre antropología y
personalismo, además de estudios sobre bioética, familia y psicología.
47
naturaleza humana, aunque verdadera, resulta insuficiente, pues no dice nada
concreto sobre el hombre, es decir, sobre el modo de ser del hombre.103
En esta línea de pensamiento, Emmanuel Mounier104
sostiene: «El
personalismo coloca entre sus ideas claves la afirmación de la unidad de la
humanidad en el espacio y en el tiempo, presentida por algunas escuelas de fines
de la Antigüedad y afirmada en la tradición judeocristiana».105
Por lo tanto, es
posible afirmar que el concepto clásico (aristotélico-tomista) de naturaleza
humana es válido en términos generales para el grueso de los filósofos
personalistas, pues el concepto clásico de naturaleza humana sirve como
referencia para aludir a la unidad del género humano.
Retomando el pensamiento antropológico de Yepes Stork y de Aranguren
Echevarría, es el hombre quien posee elementos propios, a saber, inteligencia y
voluntad, los cuales le permiten buscar la verdad y el bien, para así alcanzar la
plenitud. Además, el hombre está dotado de una tendencia innata que le mueve
a la apertura a los demás hombres. «Si el hombre busca la perfección, si en él
hay un anhelo, una inquietud de ser más, es precisamente porque por naturaleza
está hecho para ese crecimiento».106
De tal modo que el hombre, en la búsqueda
por el hombre, se encuentra con él mismo, se dirige hacia los otros y de manera
consecuente anhela la trascendencia. Trascendencia que lo lleva en un primer
momento a desempeñar en su existencia al grado máximo de expresión la
potencia de sus inherentes humanos dados desde la concepción; en un segundo
momento, a la determinación de encontrarse con lo superior a él reconociendo
103
Cfr. Juan Manuel BURGOS, «Tres propuestas para un concepto personalista de naturaleza humana», en
VERITAS, n. 21 (2009), https://www.redalyc.org/pdf/2911/291122930002.pdf, 10.04.2024, 254.
104
Filósofo francés (1905 – 1950), uno de los máximos representantes del Personalismo, y fundador del
Personalismo Comunitario.
105
Emmanuel MOUNIER, El personalismo, Madrid, Acción Cultural Cristiana, 1997, 26.
106
R. YEPES STORK – J. ARANGUREN ECHEVARRÍA, (Cfr. nota 89), 77.
48
que es superado por una inteligencia ordenadora mayor capaz de otorgar sentido
a sí mismo y al entorno en que genera su existencia.107
En este sentido, la trascendencia del hombre forma parte su naturaleza, y
ésta se consolida con el ejercicio de sus facultades que lo dirigen hacia su fin
último. Además, el hombre se encuentra con la realidad, que arroja
constantemente a los sentidos diversos tipos de información, de manera que él
es capaz de captar y convertir lo percibido en conocimiento gracias a la
capacidad de inteligir sobre las cosas y sobre sí mismo. Entonces, se puede decir
que es consciente de sí mismo y de cuanto lo rodea. Así, lo afirma Jorge Luis
Hernández Arriaga108
, en su obra “Bioética General”:
Cada hombre como ser espiritual, además de ser consciente de sí mismo es un
ente único y singular y diferente al resto de los entes. [...] por ser espiritual
entendemos la capacidad que el hombre tiene de convertirse a sí mismo y al
mundo en objeto de conocimiento.109
Entonces, el hombre logra conocer, con todo lo que es, incluida su
idiosincrasia particular, las características específicas biológicas que le son
propias, así como su personalidad: su modo de ser, su modo de pensar y su
manera de expresarse.
Raúl Garza Garza110
afirma que: «Naturaleza es esencia, lo que la cosa es
y lo que la hace distinta a cualquier otra cosa; una cosa existe para mí, en la
medida en que sé que existe y sé algo de lo que es».111
En este sentido, cada
cosa tiene su naturaleza propia y su sentido, aquello que la hace ser lo que es.
107
Cfr. Ibid., 77
108
Bioeticista mexicano, director del Centro de Investigaciones en Bioética de la Universidad de Guanajuato.
109
Jorge Luis HERNÁNDEZ ARRIAGA, Bioética general, Ciudad de México, Manual Moderno, 2002, 3.
110
Bioeticista, director del Centro de Bioética y Dignidad Humana de la Universidad de Monterrey, fundador
y profesor del Instituto de Investigaciones en Bioética Grupo Christus Muguerza, fundador y director académico
del Colegio de Bioética de Nuevo León, coordinador de la Academia de Bioética de la Universidad de
Monterrey y consejero titular de la Comisión Estatal de Bioética de Nuevo León.
111
Raúl GARZA GARZA, Bioética: La toma de decisiones en situaciones difíciles, Ciudad de México, Trillas,
2000, 33.
49
El hombre, por tanto, es potencialmente capaz de conocer las cosas por lo que
son, incluido él mismo en su naturaleza, en lo que lo define como hombre.
Se puede afirmar entonces que el hombre, por su propia naturaleza, es un
ser que conoce, que posee libertad y que tiene un fin específico. Se entiende por
naturaleza todo aquello con que se ha dotado al hombre tanto a nivel corporal
como espiritual, dándole forma y estructura a su ser individual, que lo hace ser
único e irrepetible, pero que a la vez comparte en común, a nivel esencial, con
los demás seres humanos.
Con base a lo estipulado por Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren:
«No está asegurado alcanzar el propio bien ni la verdad. Hay que quererlos. Los
fines de la naturaleza humana vienen exigidos pero se pueden conseguir o
no».112
De esta manera el hombre, con el sentido teleológico de alcanzar la
perfección a la que está condicionado en el marco de su vida, encuentra aquello
que lo orienta a su plenitud.113
Como se hizo alusión en el apartado 2.2 del capítulo uno114
, el
transhumanismo no comparte la idea de “naturaleza humana”, y opta por el
término “condición humana”, en el entendido de que la condición humana sería
fácil de manipular y modificar en vistas a una presunta mejora, pero en realidad
no es más que un grave reduccionismo de la naturaleza humana.115
Después de abordar en los rasgos esenciales del concepto “naturaleza
humana”, se profundizará a continuación en el concepto de “persona humana”
y de “dignidad humana”, como pilares de la antropología personalista.
112
Cfr. R. YEPES STORK – J. ARANGUREN ECHEVARRÍA (Cfr. nota 89), 81.
113
Cfr. Emerich CORETH, ¿Qué es el hombre? Esquema de una antropología filosófica, Barcelona, Herder,
1982, 212.
114
Cfr. páginas 20-21 del presente trabajo.
115
Sobre este punto se ahondará en el apartado 1.3 del capítulo tres.
50
1.2 Persona humana
El término “persona” proviene del vocablo griego antiguo “πρόσωπον”116
y de su equivalente latino “persona”. El “prósopon” era la máscara que
utilizaban los actores en las representaciones teatrales de la Grecia antigua, la
cual, a la vez que escondía el rostro de los actores, hacía resonar fuertemente su
voz. En los primeros siglos del cristianismo, el término perdió el antiguo
significado de “máscara” y se identificó con el término griego “ὑπόστασις”, que
se traduce como “sustancia”, “sustrato” o “fundamento”.117
La definición clásica del concepto “persona” que está a la base de la
antropología personalista es la que ofreció el filósofo romano Severino
Boecio118
en el siglo VI d.C., a saber: «rationalis naturae individua substantia»
(«sustancia individual de naturaleza racional»).119
La primera definición de persona en un sentido filosófico-teológico procede
de Boecio (480-525), que la entiende como «rationalis naturae individua
substantia»; donde las palabras «rationalis natura» indican la naturaleza
espiritual o el ser espiritual, en tanto que los términos «individua substantia»
no sólo apuntan a la sustancia particular y aislada, sino a su última
subsistencia, que no puede ser sustituida o compartida por ninguna otra
cosa.120
Esta concepción clásica del término “persona”, ofrecida por Boecio,
ofrece, no obstante ser una sentencia breve y concisa, una aproximación
profunda a lo que encierra el término “persona”, como se explicará a detalle
más adelante.
116
Pronunciado en español como “prósopon”.
117
Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 264-265.
118
Filósofo y poeta latino romano, considerado uno de los primeros exponentes de la filosofía escolástica.
Dentro de sus obras destaca “De consolatione philophiae” (“La consolación de la filosofía”), publicada en el
año 523.
119
Elio SGRECCIA, Manual de Bioética. I: Fundamentos y ética biomédica, Madrid, Biblioteca de Autores
Cristianos, 2018, 152.
120
E. CORETH (Cfr. nota 113), 213.
51
Esta definición clásica de “persona” es asimilada como integralidad de
un solo ser. En palabras de Elio Sgreccia121
, la noción del término “persona” ha
de ser «entendida como ser subsistente, consciente, libre y responsable».122
Así
la persona es comprendida de forma que el ser personal que es no puede ser otro
en grado sustancial, ya que «nadie puede ser el yo que soy yo».123
En sentido
definitivo, la persona es individual, única e irrepetible.
A continuación, se explicitan los elementos que componen la definición
clásica de “persona” ofrecida por Boecio –a saber “sustancia”, “sustancia
individual” y “naturaleza racional”, con base a la propuesta antropológica de
Ramón Lucas Lucas:
a) Sustancia: Con el término sustancia se hace referencia a un ente
que es en sí mismo, que pertenece a sí mismo y no a otro. La
sustancia es lo que es en sí; en el accidente es lo que es en otro, o
sea, en la sustancia. El accidente necesita de un sustrato para
existir. La persona, por estar contenida en la misma sustancia, de
manera irreversible y determinada, es siempre persona. Persona
que es una sustancia total y completa porque permanece de modo
inmanente.124
b) Sustancia individual: La sustancia individual, en el sentido pleno
de la palabra, es el individuo. La sustancia forma parte de una
complejidad como lo es el mundo, el universo y la realidad, en
121
Filósofo y teólogo italiano (1928 – 2019). Doctor en Bioética, considerado por muchos autores como el
“padre” de la bioética personalista. Presidente emérito de la Pontificia Academia para la Vida y ex-director del
Instituto de Bioética de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, Italia. Dentro de su vasta
producción literaria destaca el “Manual de Bioética” (1996), dividido en dos volúmenes.
122
E. SGRECCIA, Manual de Bioética. I: Fundamentos y ética biomédica (Cfr. nota 119), 142.
123
R. YEPES STORK – J. ARANGUREN ECHEVARRÍA (Cfr. nota 89), 64.
124
Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 265.
52
conjunto se le llama, el todo. Es, en el todo sin serlo, a su vez, en
un todo en sí mismo, la sustancia. En la definición de santo Tomás
de Aquino estos dos elementos, sustancia individual, están unidos
en el término “subsistens”. En efecto, el “subsistens” es una
sustancia individual que forma un todo completo.125
c) Naturaleza racional:126
La racionalidad es una propiedad exclusiva
de la persona. Esta racionalidad le permite inteligir sobre sí misma,
es decir, el retorno del hombre sobre sí mismo, la conciencia y
determinación que esto implica, es lo distintivo del hombre que lo
diferencia de entre los demás entes. Además, la persona no pierde
la propia constitución127
por el hecho de no ejecutar la
autoconciencia y autodeterminación. La segunda no se da sin la
primera, pero la primera se puede dar sin la segunda.128
Si bien es cierto que para el personalismo resulta adecuado rescatar el
concepto clásico (aristotélico-tomista) de naturaleza humana, opta por hacer la
transición hacia el término “persona”, dada la polisemia actual del término
“naturaleza” y por el empleo del mismo en un sentido naturalista-biologicista
por parte de quienes reducen la naturaleza humana a mera materialidad.
125
Cfr. Ibid., 266.
126
Algunos filósofos distinguen entre naturaleza racional y naturaleza intelectual, para mostrar la diferencia
entre el hombre y los otros seres espirituales personales –Dios y los ángeles-. La definición de Boecio, en este
sentido sería válida sólo para el hombre, pero no para los ángeles o para Dios, porque éstos, sustancias
individuales como el hombre, tienen una naturaleza intelectual pero no racional. La diferencia está en que la
naturaleza intelectual es intuitiva y atemporal; la naturaleza racional, en cambio, es discursiva y temporal. –
Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 266.
127
En el apartado previo “1.1 Naturaleza humana”, se explica cómo el hombre puede o no ejercer sus facultades
racionales (tener o no uso de razón) sin que esto sea algo que disminuya su valor.
128
Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 266.
53
Así, de acuerdo con Juan Manuel Burgos: «Todas esas confusiones y
contraposiciones desaparecen automáticamente con el recurso al término
“persona” porque éste implica conceptualmente tanto la libertad como el
psiquismo y la corporalidad: es una integración equilibrada y armónica de estos
elementos».129
A lo que añade:
Personalmente rechazo la interpretación que adscribe a la persona solo los
elementos singulares y a la naturaleza los elementos colectivos pues tal visión
conduciría a una configuración en la que el hombre sería una suma de persona
más naturaleza […]. Siguiendo la propuesta de Wojtyla130
―y del
personalismo, en general― considero que la persona describe a todo el ser
humano, con sus elementos irreductibles ―el yo, la subjetividad
irreducitble― y sus elementos colectivos. En otros términos, la naturaleza es
una dimensión o estructura del ser personal, la que refleja aquello que tiene
en común con los demás hombres.131
Con base a lo afirmado por Burgos, quien secunda a Wojtyla, en términos
metafísicos se puede entender que la naturaleza humana es el “universal” del
cual participan todos los seres humanos, y, por ende, todas las personas
humanas. Al concebir a la naturaleza humana como unión de dos principios co-
implicados: alma y cuerpo, no puede generarse una división entre ambos, ya
que al intentar separar uno del otro, sería imposible comprender a la persona en
un sentido auténtico y total.
Una vez explicada con detenimiento la definición clásica del concepto
“persona”, se desarrollará la noción de “ente sustancial” y de “unidad
129
J. M. BURGOS (Cfr. nota 103), 264.
130
Karol Wojtyla (1920 – 2005), filósofo personalista polaco. Formado en el tomismo, tomó contacto con la
Fenomenología a través del estudio de Max Scheler. La intuición que guía toda su obra es que el pensamiento
antropológico contemporáneo solo puede avanzar y superar los retos a los que se enfrenta a través de una síntesis
entre tomismo y fenomenología estructurada en torno al concepto de persona.
131
Ibid., 265.
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IMPLICACIONES BIOÉTICAS ANTE EL TRANSHUMANISMO A PARTIR DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE ELENA POSTIGO

  • 1. SEMINARIO MAYOR DE HERMOSILLO “JUAN NAVARRETE Y GUERRERO” ETAPA ESTRUCTURADORA-DISCIPULAR “IMPLICACIONES BIOÉTICAS ANTE EL TRANSHUMANISMO A PARTIR DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE ELENA POSTIGO” Andrés Canale Segovia Carlos Jesús Gutiérrez Bobadilla Pbro. Mtro. Carlos Mario Jiménez Vargas Asesor Hermosillo, Sonora, mayo de 2024
  • 2.
  • 3. Este trabajo está dedicado a un varón justo, hombre de fe y lleno de virtudes. Un abrazo fuerte y un beso grande hasta el cielo, porque sabe que una taza de café es saber saborear la vida. Para Carlos Enrique Navarro Gómez (†) Con la gracia de nuestro Señor Jesucristo y el cuidado de la Santísima Virgen María, San José custodia este trabajo.
  • 4.
  • 5. ÍNDICE GENERAL INTRODUCCIÓN……………………………………………………………1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA…………………………………...3 1. Objetivo general……………………………………..………...…….…3 2. Objetivos específicos………………………...…………..………….….3 3. Preguntas de investigación………….…………………………….…...3 4. Justificación……………………………...……………………….…….4 CAPÍTULO I: EL TRANSHUMANISMO…………………………...…….7 1. Definición, fines y presupuestos del transhumanismo……………….8 2. Recorrido histórico del transhumanismo…………………………...15 2.1 Antecedentes remotos del transhumanismo………………………..15 2.2 Antecedentes próximos del transhumanismo…………….………..19 2.3El transhumanismo en la actualidad………………………………..22 3. Principales propuestas del transhumanismo……………………….26 3.1 Superinteligencia………………………………………………….29 3.2 Superlongevidad…………………………………………………..32 3.3 Superbienestar…………………………………………………….33 3.4 La inmortalidad cibernética………………………………………34 3.5 El programa transhumanista……………………………………...35 4 Posturas en torno al transhumanismo…………………………………38 4.1Argumentos a favor………….…………..…………………………38 4.2Argumentos en contra……………………..……………………….40
  • 6. CAPÍTULO II: LA BIOÉTICA EN EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE ELENA POSTIGO: UNA AUTORA DE CONTRASTE ANTE EL TRANSHUMANISMO……………………………………………………..43 1. Punto de partida para una bioética personalista……...…………….43 1.1 Naturaleza humana………………………………………….44 1.2 Persona humana…………………………………………….50 1.3 Dignidad humana…………………………..……………….56 2. Una mirada a lo humano desde la bioética personalista…………..60 2.1 Importancia de la bioética ante las investigaciones tecnocientíficas………………………………….....……….60 2.1.1 Definición y finalidad de la bioética……………60 2.1.2 El origen de la bioética y su desarrollo…………62 2.1.3 Principios de la bioética………………………..64 2.1.4 Fundamentos de la bioética…………………….66 2.1.5 Bioética y tecnociencias………………………..69 2.1.6 Principales corrientes bioéticas………………...71 2.2 La bioética personalista de Elena Postigo………………..….76 2.2.1 ¿Quién es Elena Postigo?....................................77 2.2.2 Principios centrales de la bioética personalista de Elena Postigo…………………………………..79 3. Aciertos y alternativas frente al transhumanismo………………….83 3.1 Aciertos del transhumanismo desde el pensamiento de Elena Postigo………………………………………………………84 3.2 Alternativa frente al transhumanismo según el pensamiento de Elena Postigo…….………………………………………….86
  • 7. 3.3 El “humanismo avanzado” de Albert Cortina como alternativa al transhumanismo………….………………………………87 CAPÍTULO III: ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE EL TRANSHUMANISMO Y LA BIOÉTICA PERSONALISTA…………...91 1. Consideraciones críticas de la bioética personalista de Elena Postigo ante el transhumanismo……………………………………………...91 1.1 Intervenciones directas sobre los seres humanos: biomejoramiento y experimentación……..………………...92 1.2 Desigualdad social entre humanos, transhumanos y posthumanos……………………………………..………...94 1.3 Reducción de la naturaleza humana a la dimensión material y neuronal……………….…………………………………...96 2. Retos emergentes ante el desarrollo de la propuesta transhumanista……………………………………………………...100 2.1 La política y la economía………………………………..…101 2.3 El aumento de la esperanza de vida……………………..…103 2.3 El rechazo a los seres humanos vulnerables………………..104 2.4 La religión en la era transhumanista……………………….105 3. Aportes del pensamiento cristiano al debate entre bioética personalista y transhumanismo……………..………………….….107 CONCLUSIÓN………………………………….…………………………119 REFERENCIAS………………………………………………………..….121
  • 8.
  • 9. 1 INTRODUCCIÓN En la época actual, marcada por avances exponenciales en las ciencias y tecnologías convergentes –nanotecnología, biotecnología, tecnología de la información y ciencias cognitivas-, el avance del proyecto transhumanista no puede ser considerado como una mera utopía, pues varias de sus propuestas son ya técnicamente posibles gracias al poder que ofrecen los avances tecnocientíficos. Pero, ¿qué es el transhumanismo? El transhumanismo es un movimiento cultural, intelectual y científico que recientemente ha ido ganando popularidad, a la par de los grandes avances en la ciencia y la tecnología. Sin embargo, a la vez que genera opiniones contrarias, el transhumanismo suscita desafíos en muchos campos, incluida la filosofía, la bioética y la religión. En palabras del filósofo Ambrosio Velasco: «El poder tecnológico que han generado las ciencias de la vida vuelve cada día más urgente la continua supervisión ética de las acciones y sistemas tecnocientíficos, pues como nunca antes se ha ampliado el poder transformador del ser humano».1 El transhumanismo, al proponer intervenciones tecnocientíficas directas en la vida de los seres humanos, amerita ser evaluado exhaustivamente por la bioética, de manera que se pueda establecer una valoración ética de cada una de las propuestas de este movimiento en rápida expansión, teniendo como principal fundamento el respeto a la dignidad del ser humano. 1 Ambrosio VELASCO GÓMEZ, «Prólogo: La revolución filosófica de la bioética», en Juliana GONZÁLEZ VALENZUELA (coord.), Dilemas de bioética, Fondo de Cultura Económica, México, 2007, 13.
  • 10. 2 El objetivo del presente trabajo es investigar cuáles son los desafíos a la bioética que surgen con el transhumanismo, tomando como punto de referencia el análisis crítico de Elena Postigo, filósofa y bioeticista personalista, quien recientemente ha dedicado gran parte de su investigación científica a evaluar, con base a la bioética personalista, las propuestas del transhumanismo, advirtiendo sobre los riesgos que éste implica para el ser humano. En el primer capítulo se ofrece un acercamiento al transhumanismo para comprender en qué consiste este movimiento, describiendo sus rasgos generales, a saber: definición, fines, desarrollo histórico, presupuestos, propuestas y posturas en torno al mismo. Posteriormente, en el segundo capítulo, se explicitan los principios y fundamentos antropológicos de la bioética personalista –con base a la cual será examinado el transhumanismo en el presente trabajo-, profundizando en los principios centrales de la propuesta bioética personalista de Elena Postigo, para culminar con algunos aciertos y alternativas frente al transhumanismo. En el tercer capítulo, se presenta un análisis comparativo entre el transhumanismo y la bioética personalista, estableciendo inicialmente las consideraciones críticas de la bioética personalista de Elena Postigo ante el transhumanismo, para después hacer un elenco de retos emergentes ante el desarrollo de la propuesta transhumanista, finalizando el apartado con algunos aportes del pensamiento cristiano al debate entre la bioética personalista y el transhumanismo. Por último, se presentan las conclusiones a las cuales los autores han llegado. Se espera que esta investigación suscite interés y deseo de profundización en el transhumanismo –aún desconocido por muchos-, y motive al lector a la reflexión sobre las implicaciones del mismo para la vida del ser humano.
  • 11. 3 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 1. Objetivo general Determinar cuáles son los desafíos bioéticos ante el transhumanismo a partir del análisis crítico de Elena Postigo, para así advertir los riesgos en las propuestas que presenta este movimiento de gran relevancia en la actualidad. 2. Objetivos específicos a) Conocer en qué consiste el movimiento filosófico denominado “transhumanismo”, así como sus raíces históricas y sus principales propuestas. b) Exponer los argumentos a favor y en contra en relación al transhumanismo. c) Conocer la valoración de la bioética personalista ante las propuestas del transhumanismo. 4. Preguntas de investigación a) ¿Qué es el transhumanismo? ¿Cuáles son sus raíces históricas? ¿Cuáles son sus principales propuestas? b) ¿Cuáles son los argumentos que están a favor y cuáles son los argumentos que están en contra del transhumanismo? c) ¿Cuál es la valoración que ofrece la bioética personalista ante las propuestas del transhumanismo?
  • 12. 4 5. Justificación El transhumanismo representa un nuevo paradigma sobre el futuro del hombre que reúne a científicos, filósofos y hombres de cultura en un solo objetivo: modificar la naturaleza humana con el fin de mejorarla y prologar su existencia, lo cual exige un necesario esfuerzo de investigación sistemática, necesario para comprender el impacto de tales propuestas y avances logrados hasta hoy, así como sus consecuencias a largo plazo.2 Ante la reciente aparición del movimiento denominado “transhumanismo”, y los riesgos bioéticos que sus propuestas implican, se considera necesaria una investigación detallada sobre el mismo y sus orígenes, sobre las implicaciones bioéticas de sus objetivos y sobre los fundamentos que permitan argumentar los motivos por los cuales éste, desde la bioética personalista, supone graves riesgos para el ser humano. La presente investigación es motivada por la necesidad actual de realizar un análisis crítico de las implicaciones bioéticas de las propuestas transhumanistas, tomando como autora de base a la filósofa, investigadora y bioeticista personalista Elena Postigo, quien ha dedicado gran parte de su actividad científica en los últimos años a estudiar las implicaciones bioéticas del transhumanismo. Para lograr dicho objetivo, se llevó a cabo una metodología de la investigación con enfoque cualitativo, disponiendo el contenido con base a los criterios metodológicos y tipográficos para la redacción y presentación de un 2 Cfr. Elena POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas», en Medicina y Ética, vol. 21, n. 1 (2010), https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3648895, 10.10.2023, 67.
  • 13. 5 trabajo científico establecidos oficialmente por parte del Seminario Mayor de Hermosillo. Se indagó, en un primer momento, sobre los antecedentes, el origen, el desarrollo y los postulados del movimiento transhumanista. Después, se investigó sobre la bioética personalista -sus principios y fundamentos antropológicos- ahondando en la propuesta de la filósofa y bioeticista personalista Elena Postigo, para así desarrollar, en un tercer momento, un análisis comparativo entre la bioética personalista y el transhumanismo, resaltando las consideraciones críticas de la bioética personalista ante el transhumanismo con base en el pensamiento de dicha autora y atisbando algunos retos emergentes ante el desarrollo de la propuesta transhumanista. Es menester afirmar que la ejecución de esta investigación fue viable, pues se contó, desde un inicio, con las referencias bibliográficas suficientes para el cumplimiento de los objetivos establecidos y la elaboración de los capítulos proyectados, así como con el invaluable apoyo de un asesor versado en materia de transhumanismo, filosofía, ética, bioética y antropología filosófica. Finalmente, es preciso constatar que este proyecto de investigación fue juzgado conveniente desde su concepción, toda vez que, en el Seminario Mayor de Hermosillo, no se había realizado con anterioridad un trabajo académico de investigación filosófica sobre el transhumanismo, motivo por el cual el presente estudio puede constituir una herramienta de conocimiento e interés en el tema, y ser fuente de inspiración para el desarrollo de investigaciones ulteriores relativas al mismo.
  • 14. 6
  • 15. 7 CAPÍTULO I: EL TRANSHUMANISMO En los albores del siglo pasado, marcado por profundos cambios sociales, políticos, económicos e ideológicos, surgen, en el mundo occidental, los preámbulos de un complejo movimiento multidisciplinar denominado “transhumanismo”. El término fue acuñado por el biólogo y eugenista británico Julian Huxley en su obra de 1927 “Religion without Revelation” (“Religión sin Revelación”), para referirse a que: La especie humana puede trascenderse a sí misma, si lo desea, trascenderse a sí misma —no sólo esporádicamente, un individuo aquí de un modo, otro allá de otro modo—, sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un nombre para esta nueva creencia. Tal vez transhumanismo pueda servir: el hombre permaneciendo hombre, pero trascendiéndose a sí mismo, al actualizar nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana.3 A partir de esta cita es conveniente caracterizar el término “transhumanismo”, por un lado, para profundizar en la definición del mismo, así como en el recorrido histórico que testifica el surgimiento de este movimiento; y, por otro lado, ahondar en las principales propuestas por las que éste aboga y las posturas que se han establecido en torno al mismo. 3 Julian HUXLEY, Religion without Revelation, Londres, Benn, 1927, 21.
  • 16. 8 1. Definición, fines y presupuestos del transhumanismo La definición clásica y más aceptada de transhumanismo la ha propuesto el filósofo sueco Nick Bostrom, uno de sus máximos representantes: El transhumanismo es un movimiento cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana y de aplicar las nuevas tecnologías al hombre, con el fin de que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento, e incluso, el ser mortales.4 Se trata de un movimiento interdisciplinar, que involucra a personas en el ámbito de la cultura y del arte, de las humanidades, investigadores y profesionales de distintas ciencias en general, así como empresarios e inversionistas, que aboga por la idea de que el ser humano en la actualidad se encuentra en versión susceptible de ser ampliamente mejorada –tanto en el ámbito físico como en el cognitivo- con la intervención directa sobre sí mismo de las nuevas tecnologías, entendiendo este cometido como un “deber moral”. El transhumanismo concibe como taras innecesarias y merecedoras de eliminación, con el auxilio de la ciencia y la tecnología, aspectos propios de la naturaleza humana como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. A la luz de esta definición se deduce la importancia de profundizar en el análisis sobre este movimiento. Es notable la visión del hombre que tiene el transhumanismo y a partir de la cual desarrolla su pensamiento. Sin duda, un aspecto que define esta postura de pensamiento es una forma distinta de abordar 4 Nick BOSTROM, Intensive Seminar on Transhumanism, Yale University, 2003.
  • 17. 9 el problema antropológico del mal, en relación a aquellos “aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana”. No obstante, ésta se trata de la definición de transhumanismo propuesta por una sola persona, y aunque es la definición más utilizada en las distintas publicaciones y estudios sobre el tema, no agota por completo todos los aspectos que implica este movimiento, como se verá más adelante. Ahora bien, con la definición propuesta, Nick Bostrom -el cofundador de la Asociación Transhumanista Mundial, actualmente renombrada “Humanity+”- establece que el transhumanismo representa un nuevo paradigma sobre el futuro del hombre, reuniendo a científicos de distintas áreas, filósofos y hombres de cultura para trabajar en conjunto por un mismo objetivo: modificar y mejorar la naturaleza humana, prolongando su existencia.5 Éste sería, pues, el principal fin del transhumanismo. De esta manera, el transhumanismo se presenta como una nueva manera de pensar en el futuro, basada en la siguiente premisa: la especie humana en su forma actual no representa el final de su desarrollo, sino más bien una etapa relativamente preliminar. Sorprendentemente, los transhumanistas no dudan en concebir este movimiento como una preocupación por los seres humanos en general y por los individuos en particular, afirmando que es deseable -y necesario- modificar la naturaleza humana para mejorarla, empleando medios racionales para lograrlo.6 5 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 67. 6 Cfr. Albert CORTINA, «Transhumanismo. La deconstrucción biotecnológica de la naturaleza humana», en Oscar Nicasio LAGUNES LÓPEZ – Mauricio URREA CARRILLO (coords.), De la deconstrucción a la confección de lo humano: género y derechos humanos, Editores de Textos Mexicanos, Ciudad de México, 2020, 316.
  • 18. 10 No son pocos los investigadores que respaldan estas ideas, como es el caso de la doctora Natasha Vita-More, quien publicó en 1983 el “Manifiesto Transhumanista”7 , en el cual establece los principios fundamentales de este movimiento, a saber: «El Manifiesto Transhumanista desafía a la condición humana. Esta condición asegura que envejecer es una enfermedad, que el mejoramiento del cuerpo humano y del cerebro es esencial para prevalecer, y que el bienestar es esencial para prosperar dentro de ambientes seguros y saludables».8 No obstante, el transhumanismo no sería el punto final, sino solo la fase de transición necesaria para dar paso a una condición ulterior, el “posthumanismo”9 . De manera que el ser “posthumano” sería un ser con capacidades físicas, intelectuales y psicológicas superiores respecto a un ser humano “común”: su expectativa de vida sería superior a los 500 años de edad, sus capacidades cognitivas estarían dos veces por encima del máximo posible para el hombre actual, tendría control de la información que le llega por medio de los sentidos, dispondría de control emocional total y no sufriría. Sería un ser radicalmente distinto y “más perfecto”.10 La misma definición de transhumanismo, propuesta por Bostrom, plantea ya interrogantes fundamentales: ¿Qué se entiende por “mejoramiento” (“enhancement”, en inglés) de la especie humana? ¿Dónde está el límite entre 7 Actualizado en su más reciente versión en el 2020. 8 Natasha VITA-MORE, «The Transhumanist Manifesto», v.4, https://www.humanityplus.org/the-transhumanist- manifesto, 01.11.2023. 9 El término “posthumanismo” no es equivalente al de “transhumanismo”. El posthumanismo, como corriente filosófica, surge en la postmodernidad como un rechazo ante el humanismo clásico, e implica una reconsideración de lo “humano” y su puesto en el universo. En el paradigma posthumanista no tiene sentido la distinción entre lo natural (lo humano) y lo artificial (la tecnología), pues lo artificial pasaría a formar parte del nuevo ser “posthumano”, anunciando así la aparición no ya de seres humanos modificados, sino de una nueva realidad no humana (seres “posthumanos”). 10 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 67.
  • 19. 11 terapia médica y “mejoramiento” del hombre? ¿Existen límites éticos para estas acciones? ¿Cuándo un hombre pasa a ser “transhumano” o “posthumano”»?11 Siguiendo esta línea de cuestionamientos, más adelante se profundizará en establecer el límite entre lo “permitido” y lo “no permitido” en la propuesta transhumanista en relación a las intervenciones en seres humanos, a través de juicios de valor con base en la bioética. La historia revela que, en gran medida, lo que ha permitido al hombre sobreponerse a la vida -no sólo a nivel orgánico- y encontrar el sentido de la misma, son precisamente realidades que el transhumanismo pretende eliminar, como el sufrimiento y la enfermedad. Además, éstas constituyen una fuente de inspiración para que el ser humano desarrolle su espíritu y esté en una constante búsqueda del sentido de su vida. Por tanto, se desconoce si en ausencia de dichas motivaciones vitales (por la intervención del transhumanismo) el hombre continuará con esa búsqueda. Si no hay dolor, sufrimiento ni enfermedad, surge la interrogante: ¿de dónde surgirán y cuáles serán las principales motivaciones en la vida del ser humano? Ciertamente, las propuestas más atractivas del transhumanismo son las más radicales y utópicas, que amalgaman tesis filosóficas, posturas científicas, herramientas tecnológicas y proyecciones sociales, teniendo como base, sobre todo, el progreso exponencial de las tecnociencias. Como ya se ha mencionado, éstas pretenden asegurar la “muerte de la muerte”, tratar el envejecimiento como una enfermedad que puede y debe ser curada, pronosticar el advenimiento de superinteligencias, de superbienestar, de superlongevidad, etcétera. No puede perderse de vista que el transhumanismo cifra su credibilidad y confianza 11 Cfr. Ibid.
  • 20. 12 en el dominio de las tecnociencias, que convergen en el acrónimo “NBIC”, a saber: nanotecnología, biotecnologías, informática y ciencias cognitivas.12 Ahora bien, siguiendo este panorama inicial sobre el transhumanismo, conviene presentar la “Declaración Transhumanista”13 , la cual es un texto sintetizador de ocho puntos, como resultado de la reflexión de varios pensadores transhumanistas, cuyo objetivo es difundir de forma breve las ideas clave de este movimiento cultural y filosófico, sin dejar de presentar, como se verá a continuación, lo que más bien parece ser un plan de trabajo del conjunto transhumanista. Su versión actualizada, del 2009, es difundida por varias organizaciones transhumanistas, entre ellas “Humanity+”. A continuación, se despliega el texto completo de la Declaración, en su traducción del original en inglés: 1. La humanidad se verá profundamente afectada por la ciencia y la tecnología en el futuro. Visualizamos la posibilidad de ampliar el potencial humano superando el envejecimiento, las deficiencias cognitivas, el sufrimiento involuntario y nuestro confinamiento en el planeta Tierra. 2. Creemos que el potencial de la humanidad aún no se ha aprovechado en su mayor parte. Hay posibles escenarios que conducen a condiciones humanas mejoradas maravillosas y sumamente valiosas. 3. Reconocemos que la humanidad se enfrenta a graves riesgos, especialmente por el mal uso de las nuevas tecnologías. Hay posibles escenarios realistas que conducen a la pérdida de la mayor parte, o incluso de todo, de lo que consideramos valioso. Algunos de estos escenarios son drásticos, otros son sutiles. Aunque todo progreso es cambio, no todo cambio es progreso. 12 Cfr. Adela CORTINA, «Los Desafíos Éticos del Transhumanismo», en PENSAMIENTO, vol. 78, n. 298 (2022), https://revistas.comillas.edu/index.php/pensamiento/article/view/18740, 12.10.2023, 472 – 473. 13 Distinta al “Manifiesto Transhumanista” de Natasha Vita-More.
  • 21. 13 4. Es necesario realizar un esfuerzo de investigación para comprender estas perspectivas. Necesitamos deliberar cuidadosamente sobre la mejor manera de reducir los riesgos y acelerar las aplicaciones beneficiosas. También necesitamos foros donde las personas puedan discutir de manera constructiva lo que se debe hacer, y un orden social donde se puedan implementar decisiones responsables. 5. La reducción de los riesgos existenciales y el desarrollo de medios para la preservación de la vida y la salud, el alivio del sufrimiento grave y el mejoramiento de la previsión y sabiduría humanas deben perseguirse como prioridades urgentes y contar con una gran financiación. 6. La formulación de políticas debe estar guiada por una visión moral responsable e inclusiva, tomando en serio tanto las oportunidades como los riesgos, respetando la autonomía y los derechos individuales, y mostrando solidaridad y preocupación por los intereses y la dignidad de todas las personas en todo el mundo. También debemos considerar nuestras responsabilidades morales hacia las generaciones que existirán en el futuro. 7. Abogamos por el bienestar de todo ser sintiente, incluidos los humanos, los animales no humanos y cualquier inteligencia artificial futura, formas de vida modificadas u otras inteligencias a las que los avances tecnológicos y científicos puedan dar lugar. 8. Estamos a favor de permitir a las personas una amplia elección personal sobre cómo habilitar sus vidas. Esto incluye el uso de técnicas que pueden desarrollarse para ayudar a la memoria, la concentración y la energía mental; terapias para prolongar la vida; tecnologías de elección reproductiva; procedimientos criónicos; y muchas otras posibles tecnologías de modificación y mejoramiento humano.14 14 HUMANITY+, «The Transhumanist Declaration», en https://www.humanityplus.org/the-transhumanist- declaration, 05.10.2023.
  • 22. 14 Como se puede apreciar en este octálogo, los transhumanistas abordan las posibilidades y beneficios que las nuevas tecnologías ofrecen a los seres humanos, los riesgos que el mal uso de esas tecnologías implicaría, el discernimiento y debate racional sobre el desarrollo y aplicación en humanos de estas tecnologías, el aspecto moral, la consideración de seres sintientes no humanos, así como la libertad de cada individuo para elegir las modificaciones y mejoras que desee implementar en sí mismo. Naturalmente, estas ideas han de ser sometidas a la reflexión filosófica en sus distintas áreas, de manera especial desde la bioética y la antropología, al poner en el centro de su mirada el valor del ser humano mismo. La “Declaración Transhumanista” deja más en claro las principales finalidades que persiguen los transhumanistas, aunque existen otras que no se han señalado en la misma. Como se puede deducir, a pesar de que el transhumanismo ha cobrado mucho peso en los últimos años, no deja de tener rasgos utópicos en varias de las propuestas que plantea. Hasta el momento, se han abordado, de manera general, la definición, la finalidad y los presupuestos del transhumanismo. A continuación, se presentará un breve recorrido histórico del transhumanismo, cuya finalidad es brindar una “arqueología” del concepto, pero, sobre todo, de la historia del pensamiento que ha permitido sentar las bases para el desarrollo de este movimiento tal y como se le conoce en la actualidad.
  • 23. 15 2. Recorrido histórico del transhumanismo 2.1 Antecedentes remotos del transhumanismo Según el consenso de los transhumanistas, el deseo humano por adquirir nuevas capacidades es tan antiguo como la especie misma, sin embargo, la empresa de trascender los límites humanos naturales ha sido vista con ambivalencia desde hace mucho tiempo.15 Entre algunos de los principales límites del ser humano que se han pretendido mejorar están las condiciones físicas y mentales.16 Esta búsqueda transhumanista hunde sus raíces más profundas en la antigua Grecia, según la visión de Bostrom. De acuerdo a la mitología griega, Prometeo robó el fuego de Zeus y se lo entregó a los humanos, mejorando así la condición humana de modo permanente, pero por este acto fue severamente castigado por Zeus. Los dioses son retados repetidamente, con bastante éxito, por Dédalo, el inteligente ingeniero y artista, que usa medios no mágicos para ampliar las capacidades humanas. Sin embargo, al final, el desastre aparece cuando su hijo Ícaro ignora las advertencias de su padre y vuela demasiado cerca del sol, haciendo que la cera de sus alas se derrita.17 De acuerdo a Bostrom «la viciada filosofía escolástica que dominó Europa durante la Edad Media dio paso a un renovado vigor intelectual en el Renacimiento». Así, el humanismo renacentista de los siglos XV y XVI inspiró a las personas a confiar en sus propias observaciones y juicios en lugar de 15 Cfr. Nick BOSTROM, «A History of Transhumanist Thought», en Journal of Evolution & Technology, vol. 14, n. 1 (2005), https://philpapers.org/rec/BOSAHO-2, 1. 16 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 69. 17 Cfr. N. BOSTROM, «A History of Transhumanist Thought» (Cfr. nota 15), 2.
  • 24. 16 confiarlo todo a las autoridades religiosas, y creó el ideal de la persona completa, desarrollada en los ámbitos científico, moral, cultural y espiritual.18 Cuatro figuras cobran importancia y preparan el terreno para lo que posteriormente, durante el transcurso de la Modernidad, dará lugar a un nuevo modo de pensar europeo: René Descartes, Thomas Hobbes, Immanuel Kant y Friedrich Nietzsche.19 Como se verá a continuación, en el curso de la época Moderna, particularmente con estos autores, se pasa de una visión espiritual/metafísica del hombre que prevaleció durante la Antigüedad y la Edad Media, a una visión francamente materialista del ser humano.20 René Descartes (1596 – 1650), es considerado el “Padre de la Filosofía Moderna”. En la sexta de sus “Meditaciones Metafísicas”, titulada “De la existencia de las cosas materiales, y de la distinción real entre alma y cuerpo”, concibe al ser humano como la unión de dos realidades entera y verdaderamente distintas entre sí: el cuerpo (“res extensa”) y el alma (“res cogitans”), la cual le confiere la capacidad de pensar.21 Así, a partir de Descartes se volvió a sostener un dualismo en el modo de concebir la naturaleza humana. Por una parte, el hombre se entiende como un ente pensante -y por tanto frecuentemente reducido al uso puntual y concreto de sus capacidades racionales-, y, por otra parte, la naturaleza humana será entendida reduciéndola a sus cualidades meramente materiales. De este reduccionismo del hombre a materia, bajo una óptica funcionalista, surge la idea del ser humano entendido en sentido 18 Ibid. 19 Nietzsche, no obstante, pertenece a la Filosofía Contemporánea. 20 Cfr. Miguel ACOSTA, «El camino hacia el transhumanismo: Génesis y evolución de un fenómeno posmoderno a partir del «Mito del Hombre Nuevo» de Dalmacio Negro», en Persona y Derecho, vol. 84 (2021), https://dadun.unav.edu/handle/10171/64130, 11.10.2023, 138. 21 Cfr. René DESCARTES, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y Respuestas, Madrid, Alfaguara, 1977, 61- 75.
  • 25. 17 neurobiologicista, a través del cual el hombre es solamente su capacidad racional y la identificación de ésta con la realidad material.22 Por su parte, Thomas Hobbes (1588 - 1679), en la primera parte titulada “Del Hombre” de su obra “Leviatán”, niega completamente la res cogitans, es decir, la dimensión espiritual del hombre, y se decanta por la res extensa (cuerpo). De esta manera, sólo las causas materiales son las que determinarían las acciones del ser humano.23 Su concepción negativa de la naturaleza humana (homo homini lupus24 ) le lleva a desear un Estado fuerte que controle a los individuos. Ahora el hombre se rige exclusivamente –según Hobbes– por el derecho positivo, y está destinado a ser un hombre artificial, o por lo menos moldeable, regido exclusivamente por las leyes del soberano.25 Un siglo después, el prestigiado filósofo prusiano Immanuel Kant (1724 – 1804), en el capítulo titulado “El fundamento de la distinción de todos los objetos en general en fenómenos y noúmenos” de su obra “Crítica de la razón pura” establece que es imposible conocer la cosa en sí (noúmeno) y sólo cabe interpretarlo según se aparece a nuestra conciencia (fenómeno). El nóumeno -la realidad por como existe en sí misma-, no es accesible al hombre, pues el hombre no logra penetrar en las cosas en sí mismas, sino sólo en como aparecen ante sus sentidos.26 De esta manera, se abre el campo al relativismo gnoseológico, porque no habría verdades objetivas, sino sólo subjetivismo. Además, Kant, al negar la metafísica como ciencia y separar lo natural de lo 22 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 69-70. 23 Cfr. Thomas HOBBES, Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2005, 3-21. 24 Célebre locución latina popularizada por Hobbes, que se traduce al español como “el hombre es un lobo para el hombre”. 25 Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 139. 26 Cfr. Immanuel KANT, Crítica de la razón pura, Madrid, Taurus, 2005, 188 – 200.
  • 26. 18 espiritual, abrió campo al surgimiento del nihilismo. Si bien es cierto que Kant no alcanzó a desarrollar una reflexión filosófica profunda sobre el hombre, con su propuesta filosófica sugiriere de manera implícita que posiblemente no existiese una naturaleza humana, o bien, pone en duda su realidad ontológica, por ser ésta incognoscible al entendimiento humano.27 Resumido el ser humano a su dimensión material y su destino nihilista, aparece en la escena filosófica Friedrich Nietzsche (1844 – 1900), uno de los máximos exponentes del nihilismo y teórico del transhumanismo. En su obra “Así habló Zaratustra”, propone el ampliamente conocido concepto de “Superhombre” (“Übermensch” en alemán).28 Para Nietzsche, muerto Dios y descartado el cristianismo, el hombre queda “libre” y puede obrar según su voluntad. Anuncia que el hombre debe ser superado, e interpela al individuo haciéndolo el principal responsable de su propia superación, de manera que podrá entonces inventar al “hombre nuevo”, precisamente al “Superhombre”, es decir, el hombre que va más allá del hombre y cuyos valores son la salud, la voluntad fuerte, el amor, la ebriedad dionisíaca y un nuevo orgullo.29 Hasta aquí es posible constatar cómo desde los antecedentes remotos del transhumanismo entran en juego las reflexiones filosóficas de diversos autores en relación a la naturaleza humana surgidos a partir del Renacimiento. El ser humano pasaría a ser comprendido como una compleja máquina racional con una variedad inmensa de funciones, sin espíritu, sin una naturaleza propia que lo defina como tal –o al menos no podría ésta ser conocida-, llamado a ser “la 27 Cfr. M. ACOSTA, (Cfr. nota 20), 142. 28 Cfr. Friedrich NIETZSCHE, Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza, 2006, 36-37. 29 Cfr. M. ACOSTA, (Cfr. nota 20), 142.
  • 27. 19 mejor versión” de sí mismo en ese afán de trascender sus propios límites, sin que nada ni nadie se lo impida. 2.2 Antecedentes próximos del transhumanismo En el apartado anterior queda de manifiesto el realce que se le da a la dimensión corporal del hombre, a la dificultad para hablar de naturaleza humana, así como de la pérdida de la comprensión metafísica y el destino nihilista de lo humano. En este apartado se presentarán a otros autores que fueron contribuyendo a la visión transhumanista actual desde la ciencia y la filosofía utilitarista. A finales del siglo XVIII, la revolución industrial inglesa se apoyó en la idea del “progreso continuo” del filósofo Francis Bacon, contenida en su célebre obra “Novum Organum” (1620). Así, el método científico debía aplicarse a la vida práctica y al mejoramiento de la humanidad: la ciencia debía ir progresando de forma lineal y ascendente, siguiendo la dinámica intrínseca del mecanicismo.30 Más aún, con la revolución industrial la tecnología pasó a ser parte casi imprescindible de gran parte del trabajo humano en el mundo occidental. Así, paulatinamente el hombre fue teniendo cada vez mayor contacto con la tecnología en su día a día. Una vez que la idea de “progreso” logró fincarse en el terreno de la filosofía social, la misma se abrió paso en otros rubros, como se verá a continuación en la teoría de la evolución. 30 Cfr. Ibid., 143.
  • 28. 20 Un momento del pensamiento occidental relevante para el transhumanismo es la teoría evolucionista enunciada por Charles Darwin en “El origen de las especies” (1859), donde se corrobora la tesis materialista del empirista inglés David Hume sobre la naturaleza humana. Según esta teoría, la evolución es un fenómeno exclusivamente material, y se encuentra todavía en curso. Siguiendo la línea evolucionista, los transhumanistas afirman que vivimos en la época en la cual el ser humano sería capaz de “evolucionar” modificando su naturaleza mediante la biotecnología y otros medios, orientándola así hacia una especie más perfecta.31 En el siglo XX, la teoría evolucionista de Darwin fue integrada con la genética de Mendel, dando lugar a la “teoría sintética de la evolución” (Dobzhansky, Mayr, Simpson).32 Para muchos, ésta se reduce a una explicación materialista que niega la posibilidad de un primer motor (creador divino) y admite tanto el naturalismo como el positivismo, de manera que la biología pasa a ser “biologismo”, el cual consiste en la interpretación del mundo físico o del comportamiento humano por analogía con los seres vivos.33 El biologismo es el germen de las “bio-ideologías”, del cual se sucede que, una vez descartado Dios, el siguiente bastión a derribar es el concepto de “naturaleza humana” otorgándole el nuevo nombre de “condición humana”. La condición humana no es lo mismo que la naturaleza humana: la suma total de actividades y capacidades que corresponden a la condición humana no constituye nada semejante a la naturaleza humana. Las condiciones de existencia humana –la propia vida, la natalidad y mortalidad, la mundanidad, la 31 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 70. 32 Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145. 33 Cfr. Nicola ABBAGNANO, Diccionario de Filosofía, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 2004, 135.
  • 29. 21 pluralidad y la Tierra, nunca pueden explicar “lo que somos” o responder a la pregunta de “quiénes somos” por la sencilla razón de que jamás condicionan al ser humano de manera absoluta. Mientras la “condición” humana es manipulable, la “naturaleza” humana no lo es.34 Además de todos estos pensadores y teorías, influye también fuertemente en los transhumanistas la ética utilitarista propuesta inicialmente por los británicos Jeremy Bentham y John Stuart Mill.35 El utilitarismo es una doctrina ética formulada explícitamente a finales del siglo XVIII, cuyo contenido esencial es definir la corrección de toda acción por su utilidad, es decir, por los resultados o consecuencias producidos por ella. Para su fundador, el filósofo inglés Jeremy Bentham (1748 – 1832), el hombre se mueve por el principio de la mayor felicidad: éste es el criterio de todas sus acciones, tanto privadas como públicas. De tal manera que una acción será correcta si, con independencia de su naturaleza intrínseca, resulta útil o beneficiosa para ese fin de la máxima felicidad posible. Una felicidad que concibe, además, de modo hedonista: se busca en el siempre, en el fondo, aumentar el placer y disminuir el dolor.36 Esta corriente ética ha presentado un gran auge hasta la actualidad, y como se verá más adelante, empata con la propuesta transhumanista, sobre todo en relación a la eliminación de aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, tal y como afirman quienes la apoyan. 34 Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145. 35 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 70. 36 Cfr. Sergio SÁNCHEZ-MIGALLÓN, «Utilitarismo», en Philosophica: Enciclopedia filosófica online, https://www.philosophica.info/voces/utilitarismo/Utilitarismo.html#toc0, 18.10.2023.
  • 30. 22 De tal manera que, con el amplio desarrollo de la teoría de la evolución y el consecuente surgimiento de las “bio-ideologías”, el apogeo del método científico y del mecanicismo, así como la difusión de la ética utilitarista, queda el terreno preparado para el surgimiento, en el siglo XX, del transhumanismo tal y como se le conoce. 2.3 El transhumanismo en la actualidad En el presente apartado, se presentará de manera general la historia del surgimiento del transhumanismo constituido como tal. Habiéndose presentado importantes cambios en la concepción filosófica del hombre, como se ha descrito, así como con el auge de la técnica científica y una visión ética utilitarista cada vez más extendida, hacia finales del siglo pasado, de manera organizada, y sumando esfuerzos de múltiples científicos, filósofos y académicos, logra consolidarse el movimiento transhumanista. La primera mitad del siglo XX estuvo profundamente marcada por diversos acontecimientos socio-políticos, acompañados del impresionante progreso de la ciencia con sus aplicaciones tecnológicas, el auge del positivismo y la ruptura de los idealismos filosóficos, que cambiaron el modo de pensar de la Modernidad.37 Como ya se ha dicho, el término “transhumanismo” fue acuñado por primera vez por Julian Huxley en 1927, sin embargo, en 1924, el biólogo británico John B. S. Haldane, uno de los padres de la teoría sintética de la evolución, ya había publicado una breve obra titulada “Daedalus; or, Science and the Future” (“Dédalo; o, la Ciencia y el Futuro”), en la que se enuncian 37 Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145.
  • 31. 23 propuestas mucho más cercanas al transhumanismo actual. En ella, Haldane promovía la necesidad del mejoramiento biomédico del ser humano y pronosticaba que en algún tiempo no lejano este iniciaría la modificación de sus características como especie y terminaría tomando el control de su propia evolución.38 Hacia 1950, el británico Alan Turing, considerado como uno de los padres de las ciencias computacionales, propone un test según el cual podría juzgarse que un ordenador posee “inteligencia” si un experimentador humano no es capaz de diferenciar las respuestas que le brinde el ordenador de las que le brinde otro ser humano. Para Turing, existía la posibilidad de que las máquinas pensaran en el mismo modo general que los seres humanos, sentando así las bases teóricas para lo que posteriormente se denominaría “Inteligencia Artificial”.39 Un transhumanista temprano fue el norteamericano F. M. Esfandiary, que más tarde cambió su nombre por “FM-2030”. Considerado uno de los primeros profesores universitarios de estudios del futuro, enseñó en la New School for Social Research (Nueva Escuela para Investigación Social) de Nueva York en los años 1960’s, y consideraba que las aportaciones de genetistas, biólogos, biotecnólogos, científicos nucleares e inclusive escritores de ciencia ficción, entre otros, estarían revolucionando la condición humana de un modo fundamental.40 En las décadas de 1970 y 1980 surgieron muchas organizaciones que se concentraron en un asunto particular –más tarde asociados al movimiento 38 Cfr. Antonio DIÉGUEZ, Transhumanismo. La búsqueda tecnológica del mejoramiento humano, Barcelona, Herder, 2017, 34. 39 Cfr. N. BOSTROM, «A History of Transhumanist Thought» (Cfr. nota 15), 7. 40 Cfr. Ibid, 11.
  • 32. 24 transhumanista-, tal como la prolongación de la vida, la criogenia, la colonización del espacio, entre otros. Sin embargo, estas agrupaciones estaban aisladas entre sí.41 En 1989, “FM-2030” publicó su obra “Are you a transhuman?” (“¿Eres un transhumano?”), en la cual describió los que consideraba signos de la emergencia de lo “transhumano”, tales como: «prótesis, cirugía plástica, uso intensivo de telecomunicaciones, un perfil cosmopolita y un modo de vida trotamundos, andrógino, de reproducción mediada (p.ej. fertilización in vitro), ausencia de creencia religiosa, y un rechazo de los valores familiares tradicionales».42 Desde este momento se logra apreciar una difusión cada vez más amplia del término “transhumanismo”, aunque aún sin una definición precisa, o al menos consensada. Es hasta 1992 cuando el filósofo británico Max More, junto con Tom Morrow, fundan el “Extropy Institute” (“Instituto de la Extropía”), el cual es considerado como un punto de unión entre los diversos grupos de personas con ideas afines y futuristas. El instituto llevó a cabo una serie de conferencias, y conformó una gran lista de correos electrónicos de sus miembros, lo cual representó un foro de discusión en línea donde ideas novedosas fueron compartidas y debatidas. Poco a poco, una enorme cantidad de discusión en torno a ideas de corte transhumanista fue teniendo lugar en dichas listas de correos electrónicos. Así, Internet jugó un rol importante en la incubación del transhumanismo moderno facilitando este intercambio y difusión de ideas entre personas de todo el mundo.43 41 Cfr. Ibid, 11. 42 Ibid, 11. 43 Cfr. Ibid., 11.
  • 33. 25 Hacia 1998 el filósofo británico David Pearce y el filósofo sueco Nick Bostrom constituyen la fundación llamada “World Transhumanist Association” (“Asociación Transhumanista Mundial”), ahora renombrada “Humanity+”. La finalidad de dicha asociación es proporcionar una base organizativa general para todos los grupos e intereses transhumanistas a lo largo del espectro político, y además desarrollar una forma de transhumanismo más madura y académicamente respetable.44 Entre los autores que promueven este movimiento, además de los dos ya mencionados, están los norteamericanos S. Young, J. Hughes, R. Naan y R. Hanson, los ingleses M. More, T. Morrow, y J. Harris, el ruso A. Chislencko, y muchos más.45 La tesis transhumanista tomó fuerza con los resultados de los estudios sobre la Inteligencia Artificial de las últimas décadas del siglo XX desarrollados por varios científicos, entre los cuales se pueden destacar E. Dexler, C. Peterson, y R. Ettinger. Recientemente, destaca en materia de Inteligencia Artificial el sueco Anders Sandberg, quien trabajó en el “Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics” (“Centro Oxford Uehiro de Ética Práctica”) de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oxford, y actualmente es investigador en el “Future of Humanity Institute” (“Instituto del Futuro de la Humanidad”) de la misma institución educativa.46 Otra figura que cobra gran importancia en el transhumanismo hoy en día es el norteamericano Raymond Kurzweil, experto en ciencias de la computación y en Inteligencia Artificial, y director de ingeniería de Google© desde 2012. En 44 Cfr. Ibid,, 12. 45 Cfr. E. POSTIGO, «Transhumanismo y posthumano: principios teóricos e implicaciones bioéticas» (Cfr. nota 02), 71. 46 Cfr. Ibid.
  • 34. 26 su obra de 2005 titulada “The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology” (“La Singularidad está Cerca: Cuando los Humanos Trascendamos la Biología”), propone el término “singularidad”47 , ampliamente difundido en el transhumanismo de corte tecnocientífico.48 En la actualidad, es posible constatar cómo el transhumanismo es un movimiento que, en tan sólo un par de décadas, ha aumentado considerablemente su fuerza, se ha divulgado y ha crecido el interés por el mismo, logrando así involucrar cada vez más a numerosos filósofos, científicos, políticos, empresarios, estudiantes universitarios, y personas en general a adherirse al mismo. En años recientes el transhumanismo ha seguido evolucionando con los avances en materia de nanotecnología, biotecnología, informática y ciencias cognitivas. Se ha convertido en un movimiento diverso y en evolución, que abarca una variedad de perspectivas y enfoques, altamente influyente en los debates sobre el futuro de la tecnología y su impacto en la existencia humana, que no deja de suscitar reflexión y cuestionamientos filosóficos -sobre todo en materia de bioética- como se expondrá más adelante. 3. Principales propuestas del transhumanismo Una vez presentado el recorrido histórico de la evolución del transhumanismo, desde las bases más remotas ubicadas en la antigüedad hasta su conformación en la actualidad, se procederá, en el presente apartado, a 47 Sobre el concepto de “singularidad” y la propuesta de Kurzweil, se profundizará en el apartado 3.1 del presente capítulo. 48 Cfr. Antonio Luis TERRONES RODRÍGUEZ, «Una aproximación general al transhumanismo y su problematización», en ANÁLISIS, vol. 51, n. 95 (2019), https://www.redalyc.org/journal/5155/515559481002/, 18.10.2023, 334-335.
  • 35. 27 exponer las tres principales propuestas del transhumanismo: superinteligencia, superlongevidad y superbienestar, así como el programa transhumanista en su conjunto. Como ya se ha mencionado, el transhumanismo es una propuesta que tiene como objetivo el biomejoramiento de los seres humanos, cuyo alcance comprende tanto a individuos como a la sociedad en su conjunto, a través de manipulación tecnológica. Esto, bajo el entendido de que esa mejora sería intrínsecamente buena, conveniente e irrenunciable.49 Lo que impera en el pensamiento transhumanista es la superación de los límites de la naturaleza humana en sintonía con un estado de permanente mejoramiento. Para alcanzar este propósito precisa que los individuos de la especie humana se contemplen como sujetos de investigación e intervenciones diversas, utilizando todo lo que se considere conveniente con base los avances científicos y tecnológicos, sin tomar en consideración la dignidad de la persona humana, o el sentido de vida de cada individuo, o el aporte cultural favorecedor para explorar nuevas habilidades en las personas de manera natural. Uno de los autores que ha estudiado con agudo sentido crítico la propuesta transhumanista es el investigador y catedrático español Albert Cortina, quien en su obra literaria más reciente afirma: En la base del movimiento transhumanista - que niega la condición de límite en el ser humano, así como su condición corporal, vulnerabilidad y mortalidad - está el cambio de modelo evolucionista a una redirección selectiva mediante la ciencia y la tecnología que establece la corriente de lo humano mejorado o aumentado, fundamentado en tres pilares: la superinteligencia, la superlongevidad y el superbienestar.50 49 Cfr. Héctor VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ, «Transhumanismo, libertad e identidad humana», en Thémata Revista de Filosofía, n. 41 (2009), https://institucional.us.es/revistas/themata/41/36velazquez.pdf, 15.10.2023, 578. 50 Albert CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana, Madrid, Palabra, 2022, 70.
  • 36. 28 Desde el punto de vista de Héctor Velázquez Fernández51 , estas propuestas suponen una especial interacción entre ciencia, medicina y sociedad, en las diferentes intervenciones que el transhumanismo propone, así como múltiples implicaciones en distintos niveles, a saber: ético, antropológico, económico, etc.52 Ciertamente, la ciencia y la tecnología han logrado avances significativos en los últimos años, y se han obtenido grandes beneficios al servicio del ser humano en el terreno de las intervenciones médicas, por ejemplo: prótesis de distintos tipos, marcapasos, implantes cocleares, etc. Todas ellas tienen como fin el tratamiento de una patología específica. Sin embargo, con el advenimiento de los avances científicos y tecnológicos, también han surgido intervenciones de naturaleza ética cuestionable, tales como la fecundación in vitro, la modificación genética, las implementaciones biónicas, la clonación, etc.53 El transhumanismo se apoya en la tecnociencia, lo cual no consiste en un cambio de paradigma con respecto al conocimiento científico, sino que se trata de una modificación radical en la actividad científica.54 La racionalidad tecnológica nos obliga a producir y a transformar, mostrando que efectivamente, como dijo C.S. Lewis, «todo poder conquistado por el hombre es también un poder ejercido sobre el hombre».55 Sin duda, ante el advenimiento de todas estas intervenciones, es razonable, y hasta cierto punto inevitable, que surjan, por parte de diversos filósofos, científicos, médicos, investigadores y demás académicos, 51 Doctor en filosofía por la Universidad de Navarra. Investigador y catedrático de Historia y Filosofía de la Ciencia, así como de Antropología de la Tecnología en la Universidad del Desarrollo en Santiago (Chile), y consejero del Colegio de Bioética de Nuevo León (México) desde 2010. 52 Cfr. H. VELÁZQUEZ FERNÁNDEZ (Cfr. nota 49), 579. 53 Cfr. Ibid. 54 Cfr. M. ACOSTA (Cfr. nota 20), 145. 55 C.S. LEWIS, La abolición del hombre, Madrid, Encuentro, 1998, 59.
  • 37. 29 interrogantes como: ¿Cuáles son los límites en las intervenciones dirigidas al ser humano? ¿Hasta dónde es ético llegar? ¿Estos cometidos son prometedores para la humanidad o tienen un potencial de destrucción? A continuación, se profundizará en cada una de las tres propuestas principales del transhumanismo, a saber: la superinteligencia, la superlongevidad y el superbienestar. 3.1 Superinteligencia La “superinteligencia” puede entenderse como «la capacidad radical de superar los mejores cerebros humanos prácticamente en cada campo, incluyendo la creatividad científica, la sabiduría en general y las habilidades sociales».56 Se trata, en esencia, de incrementar considerablemente la capacidad cognitiva de los seres humanos. La superinteligencia se basaría en la superación radical de las capacidades del cerebro humano en sus aspectos más diversos, como la creatividad, las habilidades sociales, la memoria, la concentración, etc. Tal superinteligencia se alcanzaría, por un lado, mediante la farmacología de mejora cognitiva, y, por otro lado, a través de herramientas informáticas, tales como: computadoras portátiles, dispositivos móviles, biosensores implantados, tatuajes biométricos, sistemas de filtrado de la información, software de visualización, interfaces neuronales, implantes cerebrales y, en suma, todos los desarrollos de la llamada 56 Jorge WALKER VÁSQUEZ DEL ÁGUILA – Elena POSTIGO SOLANA, «Transhumanismo, neuroética y persona humana», en Revista Bioética, n. 23 (2015), https://www.scielo.br/j/bioet/a/PjkgX9vsygNQv594FJnNHpQ/?lang=es, 25.10.2023, 507.
  • 38. 30 Inteligencia Artificial. Los transhumanistas más osados preanuncian la posibilidad de volcar los contenidos cerebrales en dispositivos electrónicos.57 Ante estas posibilidades, la comunidad tecnocientífica ha comenzado a plantearse la urgencia por desarrollar métodos de control para la Inteligencia Artificial, aunque esta siga haciéndose más y más “inteligente”.58 Este alcance inédito de los últimos años de la Inteligencia Artificial lo constata la empresa que está logrando conquistar con éxito el programa mundial de transhumanismo. Frente al posible advenimiento de inteligencias independientes, Albert Cortina afirma: «Estamos hablando de máquinas que serán capaces de autoproclamarse y de construir otras máquinas inteligentes».59 Los “tecnoentusiastas” quieren ir más allá de la Inteligencia Artificial. Quieren desarrollar una mente artificial consciente y autónoma.60 En la apuesta de los transhumanistas -incluidos filósofos, científicos y empresarios-, esta es una de los propuestas más llamativas. En las últimas dos décadas, la propuesta de superinteligencia dentro del terreno del transhumanismo tecnocientífico se ha concretizado en el concepto de “singularidad” acuñado por Raymond Kurzweil, el cual ha cobrado gran relevancia: Kurzweil utiliza el concepto de singularidad para referirse al momento en el que acontezca una explosión de superinteligencia capaz de perfeccionarse a sí misma y de fabricar otros sistemas inteligentes al margen de la intervención humana, y así sucesivamente por medio de un crecimiento exponencial que 57 Cfr. Héctor PALMA, Mejoramiento genético en humanos. De la eugenesia al transhumanismo, Buenos Aires, Teseo, 2019, 166. 58 Cfr. A. CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana (Cfr. nota 50), 74. 59 Cfr. Ibid. 60 Cfr. Ibid.
  • 39. 31 derivará en una entidad global con una inteligencia artificial y superior a la de los seres humanos.61 En adición, la propuesta de Kurzweil implica la integración del ser humano con dicho sistema de superinteligencia artificial, en un proceso de síntesis que consistiría en la transferencia de la mente humana hacia dicho sistema. De esta manera, la singularidad podría ser reconocida desde dos perspectivas: por un lado, como la creación de sistemas con superinteligencia artificial, y por otro, como la potenciación de la inteligencia humana gracias a la integración de la mente a dicho sistema. En los potenciales alcances de la propuesta de la superinteligencia, a decir de los transhumanistas, Albert Cortina afirma: Seremos capaces de escanear todos los detalles más destacados del interior de nuestro cerebro, utilizando miles de millones de nanobots. Utilizando la nanotecnología, podremos recrear el cerebro, o mejor aún, según aspiran los transhumanistas, reinstalarlo en un sustrato de computación más eficaz. Una pulgada cúbica de circuitos de nanotubos sería alrededor de cien millones de veces más potentes que el cerebro humano.62 En este sentido, la superinteligencia por la que apuestan los transhumanistas evoca una serie de cuestionamientos que habrán de responderse: ¿Existirá un límite “definitivo” en la inteligencia? ¿O la inteligencia humana, naturalmente limitada, podrá progresar ilimitadamente? ¿Logrará realmente esta propuesta crear una “superinteligencia” tal y como lo 61 Antonio Luis TERRONES RODRÍGUEZ, «Una aproximación general al transhumanismo y su problematización», en ANÁLISIS, vol. 51, n. 95 (2019), https://www.redalyc.org/journal/5155/515559481002/, 18.10.2023, 334- 335. 62 A. CORTINA, «Transhumanismo. La deconstrucción biotecnológica de la naturaleza humana» (Cfr. nota 06), 320.
  • 40. 32 plantea? ¿Quedará superada la inteligencia humana? ¿Llegará el momento en el que la inteligencia humana se fusionará con la Inteligencia Artificial? 3.2 Superlongevidad Otra de las promesas ofrecida por el transhumanismo es la “superlongevidad”, la cual estima no sólo que la vida se alargará mucho más, sino también que los humanos tendrán el derecho de elegir cómo morir y cuándo. Esto ha motivado en algunos autores la posibilidad de alcanzar la inmortalidad.63 A decir de los transhumanistas, esta propuesta (así como las demás) no se limitaría sólo a beneficio de unos cuantos, sino que estaría al alcance de toda la humanidad. Así lo aseveran en su medio de difusión oficial: «El transhumanismo no aboga por el concepto de inmortalidad para los elitistas, sino que sugiere una longevidad saludable o una esperanza de vida ilimitada para toda la humanidad».64 Las tecnologías que apoyan la longevidad mitigan lo que se considera como la “enfermedad” del envejecimiento, prometen curar la enfermedad y la reparación de las lesiones. Sus objetivos se van abriendo con rapidez, hasta el punto en el que también pueden aumentar el rendimiento humano fuera de los límites de lo que se considera “normal” para los seres humanos. Las tecnologías con las que se apoyarían para ampliar las capacidades humanas fuera de la fisiología implicarían a la Inteligencia Artificial, la robótica y la integración 63 Cfr. H. PALMA (Cfr. nota 57), 166. 64 HUMANITY+, «Our Mission», en https://www.humanityplus.org/about, 10.11.2023.
  • 41. 33 cerebro-ordenador, que forman el dominio de la biónica, así como la transferencia de memoria.65 A decir de quienes abogan por este movimiento, en ninguna parte del mundo hay un grupo de personas más apasionado por la extensión de la vida y los avances en la investigación biomédica y el futuro de la nanomedicina que dentro de la cultura transhumanista.66 La superlongevidad suscita importantes cuestionamientos que ameritan reflexión ulterior: ¿Tendrá algún costo o se ofrecerá de forma gratuita? ¿Los costos serán asequibles para todas las personas o sólo accederían a ella los ricos? ¿Su finalidad será realmente vivir vidas más largas y saludables, o hay otro objetivo de fondo? ¿Qué desafíos e implicaciones antropológicas, bioéticas, económicas, políticas, sociales, culturales y medioambientales surgirían con un difundido aumento considerable de la esperanza de vida humana? ¿Llegará el momento en que el ser humano sea inmortal? 3.3 Superbienestar El transhumanismo también pone su mira en el “superbienestar”, el cual promete tener vidas más saludables, cómodas y felices con el uso de tecnologías biomédicas y farmacológicas. Aunque esto parezca lejano, se han de reconocer algunas tecnologías que ya están en uso, y otras que seguramente aparecerán: medicina personalizada, fármacos nano-transportados, medicina regenerativa, terapias génicas, etc.67 Un ejemplo de esto es la existencia actual de fármacos capaces de incidir en el estado emocional de ser humano ante ciertos estados patológicos, tales 65 Cfr. Ibid. 66 Cfr. Ibid. 67 Cfr. H. PALMA (Cfr. nota 56), 166.
  • 42. 34 como los antidepresivos y los ansiolíticos, lo cual hace pensar a los transhumanistas que, con el progreso de la ciencia, será posible en un futuro el desarrollo de fármacos que podrían neutralizar de manera definitiva aquellas emociones consideradas negativas y asociadas al sufrimiento, como la tristeza y el miedo. Básicamente, se trataría de mantener al ser humano en un estado de perpetua felicidad. Gracias al entusiasmo tecnófilo de los transhumanistas, que, al parecer, no tiene límites, el superbienestar promete una felicidad indescriptible, no sólo confort psíquico, sino armonía interior y plenitud subjetiva alcanzadas a través de píldoras, implantes y estimulación transcraneal.68 Ante la propuesta de superbienestar, es razonable que surjan diversos cuestionamientos a tomar en consideración, por ejemplo: ¿Quiénes podrían acceder a las intervenciones que generarían superbienestar? ¿Cómo se aseguraría que esta propuesta esté disponible y sea asequible para todas las personas? ¿Qué consecuencias tendría la ausencia de sufrimiento, dolor, miedo y tristeza en los seres humanos? Al no existir estas emociones y sensaciones, ¿serían distintas las motivaciones humanas? ¿Cambiaría la forma de relación interpersonal? 3.4 La inmortalidad cibernética Otro elemento interesante a resaltar en la visión propia de los transhumanistas es la propuesta de alcanzar la inmortalidad cibernética. Para ello se trabaja en la posibilidad de transferir la conciencia humana a una entidad 68 Cfr. José Ramón AMOR PAN, «Eugenesia 2.0: superinteligencia, superlongevidad y superbienestar», en Razón y Fe, vol. 275, n. 1422 (2017), https://revistas.comillas.edu/index.php/razonyfe/article/view/9350, 15.10.2023, 351.
  • 43. 35 artificial, no orgánica, tal y como plantea el proyecto ruso de corte transhumanista denominado “Iniciativa 2045”.69 El principal megaproyecto científico de la Iniciativa 2045 tiene como objetivo crear tecnologías que permitan la transferencia de la personalidad de un individuo a un portador no biológico más avanzado y que se extienda la vida, incluso hasta el punto de la inmortalidad.70 A decir de quienes promueven esta iniciativa, se está trabajando en crear un centro de investigación internacional que reúna a científicos dedicados a la investigación y desarrollo en los campos de robótica antropomórfica, modelamiento cerebral y de conciencia, entre otras ramas afines, con el fin de transferir la conciencia de un individuo humano a una entidad artificial.71 De acuerdo a lo expuesto con antelación, se puede deducir que la inmortalidad cibernética está estrechamente relacionada con la propuesta de “singularidad” de Kurzweil, la cual, además de la creación de sistemas de superinteligencia artificial, también implicaría la integración de la mente de un ser humano con uno de dichos sistemas, constituyendo así una de las propuestas más radicales y utópicas del proyecto transhumanista. 3.5 El programa transhumanista El filósofo español y experto en transhumanismo Antonio Diéguez, en el prólogo a la obra “Transhumanismo y tecnologías de mejoramiento humano”, describe, de manera sintetizada y cronológica, el programa de trabajo del transhumanismo en su proyección a futuro, tomando en consideración las diversas propuestas del mismo. 69 Cfr. A. CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana (Cfr. nota 50), 74. 70 Cfr. 2025 INITIATIVE, «About Us», en http://www.2045.com/dialogue/, 10.11.2023. 71 Cfr. Ibid.
  • 44. 36 Los objetivos de los transhumanistas -quienes confían en que la biotecnología conseguirá transformar la vida humana y se aumentará significativamente el bienestar de los seres humanos- se lograrían de manera gradual a lo largo de los próximos años: La primera etapa puede ser nombrada “transhumanismo farmacológico”, el cual propone el uso de nuevos medicamentos potenciadores de las facultades físicas y mentales. En una segunda etapa, el “transhumanismo biogenético”, que podría aplicarse de forma segura en la edición del genoma humano, ya sea a través de la modificación genética de las células somáticas, o bien, mediante la modificación de los genes en la línea celular germinal (óvulos y espermatozoides). Esta última modalidad de edición genética podría producir cambios que heredarían las generaciones posteriores. Los cambios más radicales han de venir posteriormente, con la incorporación cada vez más extendida de la tecnología al organismo humano. En esta tercera etapa, la del “transhumanismo cíborg”72 , se implantarían al cuerpo humano de forma gradual, a medida que se vayan perfeccionando, las prótesis biónicas, los neuroimplantes y las interfaces cerebro/máquina. Sus resultados finales, a decir de los científicos transhumanistas, serían asombrosos. Todo el proceso terminaría por conducir a individuos que habrán conseguido una integración permanente con las máquinas. Más aun, esta potenciación mediante la creciente integración de componentes mecánicos y computacionales en el organismo humano sería, 72 Del inglés “cyborg” -acrónimo de “cybernetic organism” (“organismo cibernético”) - el cíborg es un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos (Cfr. Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, https://dle.rae.es/c%C3%ADborg, 20.11.2023).
  • 45. 37 además, el único modo efectivo de competir con las máquinas superinteligentes, que, para entonces, la humanidad habrá contribuido a crear. La narrativa transhumanista asegura que una vez que se consigan tener máquinas con un nivel de inteligencia general comparable a la del ser humano, éstas serán capaces de crear máquinas aún más inteligentes que ellas, en un rápido proceso de crecimiento exponencial de inteligencia al que se ha dado el nombre de “singularidad”73 . Desde el punto de vista de Antonio Diéguez, llegado a este punto, nada se podrá hacer entonces para evitar que estas máquinas dominen al hombre o incluso lo destruyan, excepto si el hombre –ya transhumanizado, claro- se une a ellas. En esta última etapa se implicaría el volcado de la mente humana en esas mismas máquinas que ya almacenan a las superinteligencias artificiales creadas por otras inteligencias artificiales. El cuerpo biológico será entonces cosa del pasado. Incluso, cabría la posibilidad de pensar en una fusión de múltiples inteligencias dentro de las máquinas, generando así inteligencias colectivas mediante un proceso complejo en el que perdería todo sentido la noción de identidad personal.74 Una vez que se han expuesto los objetivos y estrategias del transhumanismo, conviene pasar al planteamiento de la postura que ha de asumirse ante esta propuesta, lo cual se abordará en el siguiente aparado. 73 Para ampliar este concepto, ver el apartado 3.1 sobre “Superinteligencia”. 74 Cfr. Antonio DIÉGUEZ, «Prólogo: El programa transhumanista», en Jorge Enrique LINARES SALGADO – Edgar TAFOYA LEDESMA (coords.), Transhumanismo y tecnologías de mejoramiento humano, Heúresis, Ciudad de México, 2020, 7-9.
  • 46. 38 4. Posturas en torno al transhumanismo Una vez conocida la propuesta transhumanista, ha de asumirse una postura: ya sea –total o parcialmente- a favor, o bien, en contra del mismo. A continuación, se presentarán los principales argumentos a favor del transhumanismo, partiendo desde la perspectiva de los propios transhumanistas, para posteriormente exponer los principales argumentos en contra del transhumanismo, tomando como base lo reflexionado por quienes critican este movimiento y sus propuestas. 4.1 Argumentos a favor Los transhumanistas sostienen trabajar distintas propuestas para tomar la dirección del desarrollo evolutivo humano. Su objetivo es influir profundamente en una nueva generación de pensadores que se atrevan a imaginar los próximos pasos de la humanidad. Sus programas combinan conocimientos únicos sobre los desarrollos de las tecnologías emergentes y especulativas que se centran en el bienestar de la especie humana y los cambios a los que se enfrenta y se enfrentará. «¡Estamos construyendo el movimiento de longevidad saludable en todo el mundo! ¡Únete a nosotros!»75 , exhortan los transhumanistas. 1) De acuerdo con la organización Humanity+, el proyecto transhumanista se dedica a elevar la condición humana. Esto se concretaría a través de las tres principales propuestas descritas con antelación: superinteligencia, superbienestar y superlongevidad.76 75 HUMANITY+, «Humanity+ Membership», en https://www.humanityplus.org/membership, 10.11.2023. 76 Cfr. HUMANITY+, «Our Mission», en https://www.humanityplus.org/about, 10.11.2023.
  • 47. 39 2) El transhumanismo como una visión del mundo y la organización Humanity+ como la mayor organización transhumanista del mundo abogan por la conciencia y el respeto por la sinergia de la vida en las diversas características y comportamientos que componen las formas de vida de la Tierra.77 3) El transhumanismo pretende prolongar la esperanza de vida humana y procurar una vida saludable tanto física como mental para todos los seres humanos.78 4) Los transhumanistas afirman estimular un «uso seguro y ético de la tecnología», no sólo en la prolongación del tiempo de vida humana, sino también en la cura de enfermedades y en la reparación del daño producido por heridas, incluso más allá de los límites considerados “normales” para un ser humano.79 5) Los transhumanistas afirman estimular un «uso seguro y ético de la tecnología», no sólo en la prolongación del tiempo de vida humana, sino también en la cura de enfermedades y reparación del daño producido por heridas, incluso más allá de los límites considerados “normales” para un ser humano.80 77 Cfr. Ibid. 78 Cfr. Ibid. 79 Cfr. Ibid. 80 Cfr. Ibid.
  • 48. 40 4.2 Argumentos en contra Diversos autores han planteado argumentos en contra de dichas propuestas, sobre los cuales es posible discurrir. Enseguida se expondrán cuáles son algunos de los principales argumentos en contra del movimiento transhumanista. 1) La comunidad tecno-científica se ha planteado la necesidad de desarrollar métodos de control para la Inteligencia Artificial. Se tiene conciencia que los simpatizantes del transhumanismo están creando algo que sería muy inteligente y que podría ser también muy poderoso. Si los seres humanos no son capaces de saber cómo controlarlo, podría surgir un sistema superinteligente que daría prioridad a alcanzar sus propios valores en detrimento de los actuales. Entonces, ¿cómo podrá definirse? ¿Cuál será la autodeterminación de un programa sumamente potente intelectualmente gracias a la vasta cantidad de información que podrá captar, desarrollar, discriminar? ¿Tendrá ese “transhumano” la capacidad de intuición? ¿Buscará la felicidad?81 2) Las potenciales desigualdades en la estructura social que se generarían entre los seres humanos “biomejorados” y aquellos que no tengan acceso al biomejoramiento (sobre todo por limitante de índole económica y pobre acceso a los medios biotecnológicos), con los problemas sociales que esto implicaría.82 81 Cfr. A. CORTINA, Transhumanismo: La ideología que desafía la fe cristiana (Cfr. nota 50), 74. 82 Cfr. Elena POSTIGO, «Transhumanismo, ¿hacia una superación de lo humano?», conferencia dictada en Madrid el 20.03.2021, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=8uieATLFji8, 15.10.2023.
  • 49. 41 3) No es posible realizar todo tipo de experimentación e intervención en seres humanos, ante todo, ha de salvaguardarse el bien de la persona sujeta de experimentación o intervención, así como el de su descendencia. No porque una intervención en humanos sea técnicamente posible quiere decir que sea éticamente aceptada.83 4) Muchas de las propuestas transhumanistas son, en la actualidad, consideradas utópicas, motivo por el cual se duda de que algún día puedan concretarse en la realidad.84 5) Se duda de que la amplia gama de ofertas transhumanistas tenga realmente una intención de generar un auténtico bien al ser humano y su descendencia, con la sospecha de que, como trasfondo, estén a la base intereses económicos, pues, a fin de cuentas, son grandes cantidades de dinero las que se invierten en la investigación y desarrollo de las iniciativas transhumanistas.85 Hasta aquí se han abordado las principales características del transhumanismo, tales como su definición, su desarrollo a lo largo de la evolución del pensamiento filosófico, así como sus principales propuestas y los argumentos surgidos en torno al mismo. Es lógico deducir que, ante la miríada de implicaciones que se derivarían del transhumanismo para la vida del ser humano, surjan, desde el ámbito filosófico –específicamente bioético- cuestionamientos sobre la eticidad de cada propuesta transhumanista. 83 Cfr. Ibid. 84 Cfr. Ibid. 85 Cfr. Ibid.
  • 50. 42 Como se profundizará en el siguiente capítulo, una de las corrientes de la ética aplicada cuyas tesis contrastan con aquellas del transhumanismo es la bioética personalista –a la cual se adhiere la filósofa y bioeticista española Elena Postigo-, que centra su atención en el cuidado de la vida humana atendiendo al respeto de la naturaleza y dignidad del ser humano en todo momento y bajo cualquier circunstancia.
  • 51. 43 CAPÍTULO II: LA BIOÉTICA EN EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE ELENA POSTIGO: UNA AUTORA DE CONTRASTE ANTE EL TRANSHUMANISMO 1. Punto de partida para una antropología personalista La palabra “antropología” es derivada de dos términos griegos: “ἄνθρωπος” -que significa “hombre”- y “λογία” –que significa “estudio”. Es decir, la antropología es el estudio del hombre86 , y pretende descifrar qué es lo que hace ser hombre al hombre. Ramón Lucas Lucas87 , en su obra “El hombre, espíritu encarnado: compendio de antropología filosófica” define a la antropología filosófica como «la disciplina que toma al hombre como objeto de su investigación para aclarar los aspectos fundamentales de su ser»88 . En efecto, el hombre puede ser estudiado desde diversos ámbitos: biológico, anatómico, psicológico, sociológico, etc. No obstante, la antropología filosófica pretende realizar una reflexión profunda sobre el hombre, para descubrir los aspectos fundamentales que definen al hombre ser lo que es y no otra cosa. A continuación, se profundizará en los conceptos de “naturaleza humana”, “persona humana” y “dignidad humana”, los cuales constituyen un punto de partida básico para comprender la antropología filosófica de corte personalista, sobre la cual está fundada la bioética personalista, corriente de interés en el presente trabajo de investigación. 86 Entiéndase por “hombre” cualquier individuo de la especie humana, sin importar su sexo. 87 Doctor en Filosofía especializado en Antropología Filosófica. Profesor titular de la cátedra de Antropología Filosófica y Bioética en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y profesor adjunto en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, donde además se desempeña como investigador en Antropología Filosófica. 88 Ramón LUCAS LUCAS, El hombre, espíritu encarnado: compendio de antropología filosófica, Salamanca, Sígueme, 2019, 20.
  • 52. 44 1.1 Naturaleza humana El punto de partida de la reflexión filosófica sobre la naturaleza humana procede de la pregunta sobre el hombre. «La pregunta ¿qué es el hombre? busca aquello que todos tenemos en común. A esto se le suele llamar esencia o naturaleza».89 De manera general, una de las características de los seres vivos es su principio teleológico, que en el hombre se manifiesta por la búsqueda que lo conduce a alcanzar su fin último; así, el hombre se cuestiona a sí mismo sobre su propia identidad como hombre. Es auxiliado por sus facultades, a saber, su voluntad y su libertad, que en un constante proceso de autoperfeccionamiento lo conducen y lo dirigen hacia su fin último. En consecuencia, se puede decir que la naturaleza del hombre encuentra entonces su carácter fundamental de forma inmanente.90 Así lo afirman Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren Echevarría91 en su obra “Fundamentos de Antropología: Un ideal de excelencia humana”: ¿Qué es lo natural en el hombre? Lo que le es propio: ejercer sus facultades. Lo natural en el hombre es, por tanto, el desarrollo de sus capacidades. Ese desarrollo se dirige a conseguir lo que es objeto de esas facultades. Lo natural y propio del hombre es alcanzar su fin. Y el fin del hombre es perfeccionar al máximo sus capacidades, en especial las superiores (inteligencia y voluntad; verdad y bien). La inteligencia busca el conocimiento de la realidad. Cuando lo logra, alcanza la verdad, que es el bien de la inteligencia: abrirse a lo real. Querer lo verdaderamente bueno es ejercer la voluntad perfeccionándola.92 89 Ricardo YEPES STORK – Javier ARANGUREN ECHEVARRÍA, Fundamentos de Antropología: Un ideal de excelencia humana, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 2001, 77. 90 Cfr. Ibid., 77. 91 Doctores en Filosofía. Yepes Stork (†) fue investigador, escritor y catedrático de la Universidad Complutense (Madrid) y de la Universidad de Navarra (Pamplona). Aranguren Echevarría es investigador, escritor y catedrático de Antropología Filosófica en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid). 92 Ibid., 79.
  • 53. 45 De acuerdo con Aristóteles, lo primero y más evidente es que el hombre es un ser viviente y, por ello, es un ente natural. Como todos los entes naturales, está compuesto de materia y forma. En el hombre la materia es el cuerpo y la forma es el alma, que vivifica al cuerpo.93 Respecto de las notas esenciales del hombre, Aristóteles dirá: «la razón por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal gregario, un animal social es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra».94 Además de la facultad discursiva, señala una facultad distintiva del hombre que lo diferencia esencialmente del resto de los animales: el intelecto.95 En el pensamiento del estagirita, estas facultades, inherentes a su naturaleza, provienen del alma, y son las que fundamentan el carácter social y político del hombre.96 Es importante mencionar que, para Aristóteles, «el bien humano viene a ser la actividad del alma conforme a la virtud»97 , de manera que la noción directriz de toda la ética, la del bien supremo del hombre, se deriva precisamente de la naturaleza humana, concluyendo que esta naturaleza consiste justamente en la racionalidad, como función gobernante de la vida humana.98 En la época medieval, Santo Tomás de Aquino, basado en la filosofía de Aristóteles, afirma la noción de que el ser humano, creado por Dios, consiste en una unidad sustancial compuesta por dos principios, cuerpo y alma, siendo el alma –de naturaleza racional- la forma esencial del cuerpo material. De esta 93 Cfr. Antoni PREVOSTI MONCLÚS, «La naturaleza humana en Aristóteles», en Espíritu, n. 141 (2011), https://www.researchgate.net/publication/273317816_La_naturaleza_humana_en_Aristoteles, 10.04.2024, 40- 41. 94 ARISTÓTELES, Política, Madrid, Gredos, 1988, 50-51. 95 Cfr. ARISTÓTELES, Acerca del alma, Madrid, Gredos, 1978, 108. 96 Cfr. A. PREVOSTI MONCLÚS (Cfr. nota 93), 47 97 ARISTÓTELES, Ética nicomáquea, Madrid, Gredos, 1985, 142. 98 Cfr. A. PREVOSTI MONCLÚS (Cfr. nota 93), 47.
  • 54. 46 manera, lo propio del hombre es el pensamiento, en virtud del alma racional que posee y que le confiere su esencia.99 En este tenor, afirma santo Tomás de Aquino: «El alma, al ser parte de la naturaleza humana, no posee su perfección natural más que en cuanto unida al cuerpo. Por ello no sería congruente que fuera creada antes de que el cuerpo».100 En definitiva, de acuerdo con el Aquinate la actividad propia del ser humano es el pensamiento, y es precisamente el principio de la actividad pensante lo que determina la naturaleza específica del hombre, superando a todos los demás seres vivos. Como lo específico en un ente es su forma esencial, para santo Tomás de Aquino el principio del pensamiento -el alma racional-, es la forma esencial del hombre, esto es, su aspecto más importante y sublime.101 En continuidad con el pensamiento de Aristóteles y de santo Tomás de Aquino, para el filósofo personalista Juan Manuel Burgos102 el concepto de naturaleza humana que prevalece entre los filósofos personalistas admite la concepción aristotélico-tomista de naturaleza basada en la definición de esencia como principio de operaciones -la cual, en el ser humano, corresponde al alma racional-, sin embargo, para los filósofos personalistas dicha concepción de 99 Cfr. Eval Antonio ARAYA VEGA, «Esencia de la naturaleza humana según Santo Tomás de Aquino», en Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, n. 29 (1991), https://es.scribd.com/document/343764419/Esencia-de-la-naturaleza-humana-segun-Santo-Tomas-de- Aquino-pdf,10.04.2024, 91-92. 100 TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2001, 815. 101 Cfr. E. A. ARAYA VEGA (Cfr. nota 99), 92. 102 Filósofo personalista español, fundador y presidente de la Asociación Española de Personalismo y de la Asociación Iberoamericana de Personalismo. Ha publicado numerosas obras sobre antropología y personalismo, además de estudios sobre bioética, familia y psicología.
  • 55. 47 naturaleza humana, aunque verdadera, resulta insuficiente, pues no dice nada concreto sobre el hombre, es decir, sobre el modo de ser del hombre.103 En esta línea de pensamiento, Emmanuel Mounier104 sostiene: «El personalismo coloca entre sus ideas claves la afirmación de la unidad de la humanidad en el espacio y en el tiempo, presentida por algunas escuelas de fines de la Antigüedad y afirmada en la tradición judeocristiana».105 Por lo tanto, es posible afirmar que el concepto clásico (aristotélico-tomista) de naturaleza humana es válido en términos generales para el grueso de los filósofos personalistas, pues el concepto clásico de naturaleza humana sirve como referencia para aludir a la unidad del género humano. Retomando el pensamiento antropológico de Yepes Stork y de Aranguren Echevarría, es el hombre quien posee elementos propios, a saber, inteligencia y voluntad, los cuales le permiten buscar la verdad y el bien, para así alcanzar la plenitud. Además, el hombre está dotado de una tendencia innata que le mueve a la apertura a los demás hombres. «Si el hombre busca la perfección, si en él hay un anhelo, una inquietud de ser más, es precisamente porque por naturaleza está hecho para ese crecimiento».106 De tal modo que el hombre, en la búsqueda por el hombre, se encuentra con él mismo, se dirige hacia los otros y de manera consecuente anhela la trascendencia. Trascendencia que lo lleva en un primer momento a desempeñar en su existencia al grado máximo de expresión la potencia de sus inherentes humanos dados desde la concepción; en un segundo momento, a la determinación de encontrarse con lo superior a él reconociendo 103 Cfr. Juan Manuel BURGOS, «Tres propuestas para un concepto personalista de naturaleza humana», en VERITAS, n. 21 (2009), https://www.redalyc.org/pdf/2911/291122930002.pdf, 10.04.2024, 254. 104 Filósofo francés (1905 – 1950), uno de los máximos representantes del Personalismo, y fundador del Personalismo Comunitario. 105 Emmanuel MOUNIER, El personalismo, Madrid, Acción Cultural Cristiana, 1997, 26. 106 R. YEPES STORK – J. ARANGUREN ECHEVARRÍA, (Cfr. nota 89), 77.
  • 56. 48 que es superado por una inteligencia ordenadora mayor capaz de otorgar sentido a sí mismo y al entorno en que genera su existencia.107 En este sentido, la trascendencia del hombre forma parte su naturaleza, y ésta se consolida con el ejercicio de sus facultades que lo dirigen hacia su fin último. Además, el hombre se encuentra con la realidad, que arroja constantemente a los sentidos diversos tipos de información, de manera que él es capaz de captar y convertir lo percibido en conocimiento gracias a la capacidad de inteligir sobre las cosas y sobre sí mismo. Entonces, se puede decir que es consciente de sí mismo y de cuanto lo rodea. Así, lo afirma Jorge Luis Hernández Arriaga108 , en su obra “Bioética General”: Cada hombre como ser espiritual, además de ser consciente de sí mismo es un ente único y singular y diferente al resto de los entes. [...] por ser espiritual entendemos la capacidad que el hombre tiene de convertirse a sí mismo y al mundo en objeto de conocimiento.109 Entonces, el hombre logra conocer, con todo lo que es, incluida su idiosincrasia particular, las características específicas biológicas que le son propias, así como su personalidad: su modo de ser, su modo de pensar y su manera de expresarse. Raúl Garza Garza110 afirma que: «Naturaleza es esencia, lo que la cosa es y lo que la hace distinta a cualquier otra cosa; una cosa existe para mí, en la medida en que sé que existe y sé algo de lo que es».111 En este sentido, cada cosa tiene su naturaleza propia y su sentido, aquello que la hace ser lo que es. 107 Cfr. Ibid., 77 108 Bioeticista mexicano, director del Centro de Investigaciones en Bioética de la Universidad de Guanajuato. 109 Jorge Luis HERNÁNDEZ ARRIAGA, Bioética general, Ciudad de México, Manual Moderno, 2002, 3. 110 Bioeticista, director del Centro de Bioética y Dignidad Humana de la Universidad de Monterrey, fundador y profesor del Instituto de Investigaciones en Bioética Grupo Christus Muguerza, fundador y director académico del Colegio de Bioética de Nuevo León, coordinador de la Academia de Bioética de la Universidad de Monterrey y consejero titular de la Comisión Estatal de Bioética de Nuevo León. 111 Raúl GARZA GARZA, Bioética: La toma de decisiones en situaciones difíciles, Ciudad de México, Trillas, 2000, 33.
  • 57. 49 El hombre, por tanto, es potencialmente capaz de conocer las cosas por lo que son, incluido él mismo en su naturaleza, en lo que lo define como hombre. Se puede afirmar entonces que el hombre, por su propia naturaleza, es un ser que conoce, que posee libertad y que tiene un fin específico. Se entiende por naturaleza todo aquello con que se ha dotado al hombre tanto a nivel corporal como espiritual, dándole forma y estructura a su ser individual, que lo hace ser único e irrepetible, pero que a la vez comparte en común, a nivel esencial, con los demás seres humanos. Con base a lo estipulado por Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren: «No está asegurado alcanzar el propio bien ni la verdad. Hay que quererlos. Los fines de la naturaleza humana vienen exigidos pero se pueden conseguir o no».112 De esta manera el hombre, con el sentido teleológico de alcanzar la perfección a la que está condicionado en el marco de su vida, encuentra aquello que lo orienta a su plenitud.113 Como se hizo alusión en el apartado 2.2 del capítulo uno114 , el transhumanismo no comparte la idea de “naturaleza humana”, y opta por el término “condición humana”, en el entendido de que la condición humana sería fácil de manipular y modificar en vistas a una presunta mejora, pero en realidad no es más que un grave reduccionismo de la naturaleza humana.115 Después de abordar en los rasgos esenciales del concepto “naturaleza humana”, se profundizará a continuación en el concepto de “persona humana” y de “dignidad humana”, como pilares de la antropología personalista. 112 Cfr. R. YEPES STORK – J. ARANGUREN ECHEVARRÍA (Cfr. nota 89), 81. 113 Cfr. Emerich CORETH, ¿Qué es el hombre? Esquema de una antropología filosófica, Barcelona, Herder, 1982, 212. 114 Cfr. páginas 20-21 del presente trabajo. 115 Sobre este punto se ahondará en el apartado 1.3 del capítulo tres.
  • 58. 50 1.2 Persona humana El término “persona” proviene del vocablo griego antiguo “πρόσωπον”116 y de su equivalente latino “persona”. El “prósopon” era la máscara que utilizaban los actores en las representaciones teatrales de la Grecia antigua, la cual, a la vez que escondía el rostro de los actores, hacía resonar fuertemente su voz. En los primeros siglos del cristianismo, el término perdió el antiguo significado de “máscara” y se identificó con el término griego “ὑπόστασις”, que se traduce como “sustancia”, “sustrato” o “fundamento”.117 La definición clásica del concepto “persona” que está a la base de la antropología personalista es la que ofreció el filósofo romano Severino Boecio118 en el siglo VI d.C., a saber: «rationalis naturae individua substantia» («sustancia individual de naturaleza racional»).119 La primera definición de persona en un sentido filosófico-teológico procede de Boecio (480-525), que la entiende como «rationalis naturae individua substantia»; donde las palabras «rationalis natura» indican la naturaleza espiritual o el ser espiritual, en tanto que los términos «individua substantia» no sólo apuntan a la sustancia particular y aislada, sino a su última subsistencia, que no puede ser sustituida o compartida por ninguna otra cosa.120 Esta concepción clásica del término “persona”, ofrecida por Boecio, ofrece, no obstante ser una sentencia breve y concisa, una aproximación profunda a lo que encierra el término “persona”, como se explicará a detalle más adelante. 116 Pronunciado en español como “prósopon”. 117 Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 264-265. 118 Filósofo y poeta latino romano, considerado uno de los primeros exponentes de la filosofía escolástica. Dentro de sus obras destaca “De consolatione philophiae” (“La consolación de la filosofía”), publicada en el año 523. 119 Elio SGRECCIA, Manual de Bioética. I: Fundamentos y ética biomédica, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2018, 152. 120 E. CORETH (Cfr. nota 113), 213.
  • 59. 51 Esta definición clásica de “persona” es asimilada como integralidad de un solo ser. En palabras de Elio Sgreccia121 , la noción del término “persona” ha de ser «entendida como ser subsistente, consciente, libre y responsable».122 Así la persona es comprendida de forma que el ser personal que es no puede ser otro en grado sustancial, ya que «nadie puede ser el yo que soy yo».123 En sentido definitivo, la persona es individual, única e irrepetible. A continuación, se explicitan los elementos que componen la definición clásica de “persona” ofrecida por Boecio –a saber “sustancia”, “sustancia individual” y “naturaleza racional”, con base a la propuesta antropológica de Ramón Lucas Lucas: a) Sustancia: Con el término sustancia se hace referencia a un ente que es en sí mismo, que pertenece a sí mismo y no a otro. La sustancia es lo que es en sí; en el accidente es lo que es en otro, o sea, en la sustancia. El accidente necesita de un sustrato para existir. La persona, por estar contenida en la misma sustancia, de manera irreversible y determinada, es siempre persona. Persona que es una sustancia total y completa porque permanece de modo inmanente.124 b) Sustancia individual: La sustancia individual, en el sentido pleno de la palabra, es el individuo. La sustancia forma parte de una complejidad como lo es el mundo, el universo y la realidad, en 121 Filósofo y teólogo italiano (1928 – 2019). Doctor en Bioética, considerado por muchos autores como el “padre” de la bioética personalista. Presidente emérito de la Pontificia Academia para la Vida y ex-director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, Italia. Dentro de su vasta producción literaria destaca el “Manual de Bioética” (1996), dividido en dos volúmenes. 122 E. SGRECCIA, Manual de Bioética. I: Fundamentos y ética biomédica (Cfr. nota 119), 142. 123 R. YEPES STORK – J. ARANGUREN ECHEVARRÍA (Cfr. nota 89), 64. 124 Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 265.
  • 60. 52 conjunto se le llama, el todo. Es, en el todo sin serlo, a su vez, en un todo en sí mismo, la sustancia. En la definición de santo Tomás de Aquino estos dos elementos, sustancia individual, están unidos en el término “subsistens”. En efecto, el “subsistens” es una sustancia individual que forma un todo completo.125 c) Naturaleza racional:126 La racionalidad es una propiedad exclusiva de la persona. Esta racionalidad le permite inteligir sobre sí misma, es decir, el retorno del hombre sobre sí mismo, la conciencia y determinación que esto implica, es lo distintivo del hombre que lo diferencia de entre los demás entes. Además, la persona no pierde la propia constitución127 por el hecho de no ejecutar la autoconciencia y autodeterminación. La segunda no se da sin la primera, pero la primera se puede dar sin la segunda.128 Si bien es cierto que para el personalismo resulta adecuado rescatar el concepto clásico (aristotélico-tomista) de naturaleza humana, opta por hacer la transición hacia el término “persona”, dada la polisemia actual del término “naturaleza” y por el empleo del mismo en un sentido naturalista-biologicista por parte de quienes reducen la naturaleza humana a mera materialidad. 125 Cfr. Ibid., 266. 126 Algunos filósofos distinguen entre naturaleza racional y naturaleza intelectual, para mostrar la diferencia entre el hombre y los otros seres espirituales personales –Dios y los ángeles-. La definición de Boecio, en este sentido sería válida sólo para el hombre, pero no para los ángeles o para Dios, porque éstos, sustancias individuales como el hombre, tienen una naturaleza intelectual pero no racional. La diferencia está en que la naturaleza intelectual es intuitiva y atemporal; la naturaleza racional, en cambio, es discursiva y temporal. – Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 266. 127 En el apartado previo “1.1 Naturaleza humana”, se explica cómo el hombre puede o no ejercer sus facultades racionales (tener o no uso de razón) sin que esto sea algo que disminuya su valor. 128 Cfr. R. LUCAS LUCAS (Cfr. nota 88), 266.
  • 61. 53 Así, de acuerdo con Juan Manuel Burgos: «Todas esas confusiones y contraposiciones desaparecen automáticamente con el recurso al término “persona” porque éste implica conceptualmente tanto la libertad como el psiquismo y la corporalidad: es una integración equilibrada y armónica de estos elementos».129 A lo que añade: Personalmente rechazo la interpretación que adscribe a la persona solo los elementos singulares y a la naturaleza los elementos colectivos pues tal visión conduciría a una configuración en la que el hombre sería una suma de persona más naturaleza […]. Siguiendo la propuesta de Wojtyla130 ―y del personalismo, en general― considero que la persona describe a todo el ser humano, con sus elementos irreductibles ―el yo, la subjetividad irreducitble― y sus elementos colectivos. En otros términos, la naturaleza es una dimensión o estructura del ser personal, la que refleja aquello que tiene en común con los demás hombres.131 Con base a lo afirmado por Burgos, quien secunda a Wojtyla, en términos metafísicos se puede entender que la naturaleza humana es el “universal” del cual participan todos los seres humanos, y, por ende, todas las personas humanas. Al concebir a la naturaleza humana como unión de dos principios co- implicados: alma y cuerpo, no puede generarse una división entre ambos, ya que al intentar separar uno del otro, sería imposible comprender a la persona en un sentido auténtico y total. Una vez explicada con detenimiento la definición clásica del concepto “persona”, se desarrollará la noción de “ente sustancial” y de “unidad 129 J. M. BURGOS (Cfr. nota 103), 264. 130 Karol Wojtyla (1920 – 2005), filósofo personalista polaco. Formado en el tomismo, tomó contacto con la Fenomenología a través del estudio de Max Scheler. La intuición que guía toda su obra es que el pensamiento antropológico contemporáneo solo puede avanzar y superar los retos a los que se enfrenta a través de una síntesis entre tomismo y fenomenología estructurada en torno al concepto de persona. 131 Ibid., 265.