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1. I.. LA PRUEBA DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD (PAU)
I.1. SUGERENCIAS PARA LA REALIZACIÓN DE LA PAU
Saber filosofía, comprender el pensamiento de los autores y ser capaz de
descubrirlo en sus textos, es algo muy diferente de adiestrarse para superar un examen.
Junto a esto, conviene no olvidar que no puede superarse con éxito tal prueba sin un
conocimiento suficiente de los autores y sin dominio del procedimiento habitual para
realizar correctamente el comentario de un texto filosófico.
Cada universidad fija los contenidos y estructura de la Prueba de Acceso a la
Universidad. Hay un coordinador de la universidad para cada materia que organiza la
prueba de selectividad y mantiene informado al profesorado sobre los aspectos que han
de tenerse en cuenta. Por eso es importante disponer de esa información. Suele estar en
la página web de la universidad y habitualmente será el profesor el que haga llegar a los
alumnos los criterios elaborados por la universidad.
Hay que tener presente que en el comentario de texto confluyen dos aspectos:
1. Conocimiento de los autores relativo a aspectos como su obra, su pensamiento
o su relación con otros pensadores. Es decir, se requiere saber bien el programa de la
asignatura, lo cual supone que se han estudiado y comprendido los aspectos esenciales.
2. Adquirir la destreza peculiar que es la realización de un comentario de texto.
Esto supone aplicar parte de lo que se sabe y del modo en que se pide. Y esto se aprende
haciendo comentarios, prestando atención a los errores o defectos que te señale el
profesor para ir mejorando.
Proponemos a continuación algunos aspectos que debes tener en cuenta porque
pueden ayudarte a centrar la tarea y sacarle mejor rendimiento a tus conocimientos.
Qué conviene hacer
Si sabes el temario y ya has hecho varios comentarios de texto, el día del
examen sólo te queda controlar los nervios y ponerte a trabajar. Toda actividad
intelectual, también la realización del comentario de texto, está hecha en gran medida
de atención. Buena parte de los errores que se cometen derivan de la precipitación,
de no pararse a ver qué pide el examen. Esto es lo primero que hay que tener
presente.
El impreso de examen ofrece dos opciones, cada una con vatios textos de diversos
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2. autores. Sólo tienes que elegir uno de los textos, el resto no interesa: no pierdas
tiempo. Lo lógico es que optes por el autor en el que estés más seguro de tus
conocimientos. Una vez seleccionado el texto sobre el que vas a trabajar, es importante
no perder de vista qué es lo que se pide, no precipitarse. Para eso, hay que leer
detenidamente el texto y la estructura de la prueba que has de realizar:
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1. Resumen del fragmento (2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: (2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal (3 puntos)
4. Contextualización:
4.1 El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor
(1,5 puntos)
4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5
puntos)
Hay que contestar en el orden propuesto.
II. MODELO DE EXAMEN Y CRITERIOS DE EVALUACIÓN
2. Criterios generales de evaluación
2.1. Resumen del fragmento
De forma concisa, sin superar un máximo de 15 líneas, el alumno efectuará las
siguientes operaciones, aunque no es preciso seguir necesariamente el orden propuesto:
en primer lugar, señalará el tema o problema principal específicamente planteado en el
fragmento, recogiendo a continuación las ideas o tesis básicas que contiene y, por
último, aunque no es obligatorio que sea de forma separada, la relación entre las
mismas.
El tema o problema principal específicamente planteado puede a su vez remitirse al
más amplio en que sea posible encuadrarlo. En las ideas o tesis básicas, conviene
especificar si lo son del autor u objeciones a ideas o tesis de otros autores. En el caso de
un texto narrativo es preciso recoger los sucesos narrados y los símbolos o metáforas
presentes.
Puntuación: hasta 0.5 puntos por la indicación del tema o problema; hasta 1.5 puntos
por la exposición de las ideas o tesis básicas (sucesos narrados, símbolos o metáforas en

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su caso) y su relación.
2.2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento
El alumno explicará el significado de estas nociones (sean conceptos, símbolos o ideas)
teniendo como referencia su uso en el fragmento. No se trata simplemente de
definirlas; en la mayor parte de los casos, es posible asociarlas o contraponerlas entre sí
para aclarar mejor su significado. Con el mismo fin, puede ser conveniente comparar
éstas con otras nociones del autor o de otros autores.
2.3. Síntesis teórica o doctrinal
El alumno expondrá un tema que guarda relación, directa o indirecta, con el fragmento
propuesto; por tanto, habrá de tener en cuenta lo que dicho fragmento dice o sugiere,
pero no tendrá que limitarse al mismo. Tomará en consideración el pensamiento del
autor, incluso el de otros autores, en la medida en que, por afinidad o por contraste,
contribuya a una comprensión más clara del tema que desarrolla.
2.4. Contextualización del texto
El alumno, por último, remitirá el texto y el pensamiento del autor a los dos siguientes
marcos de referencia, de amplitud creciente:
a) Remisión del texto a la obra a que pertenece (división o estructura, forma, temas,
significado general, etc.), otras obras y el pensamiento del autor (pueden indicarse aquí
los temas característicos, la evolución y significado de su filosofía, incluso los aspectos
más relevantes de su vida, etc.).
b) Remisión del pensamiento del autor a la historia de la filosofía (escuela o
movimiento en que cabe encuadrarlo, relación con otros autores, influencias, etc.) y/o a
la época en que le tocó vivir (sociedad, cultura, ciencia, etc.).
Es importante que los datos e informaciones que el alumno maneje en su respuesta a
las preguntas de contextualización sean pertinentes para entender mejor el texto y el
pensamiento del autor.
No es en absoluto necesario contextualizar el texto en todos los marcos citados. Es,
en cambio, muy importante que los datos e informaciones que el alumno maneja sean
pertinentes para entender mejor el pensamiento del autor.
3. En la ponderación de la prueba se valorará positivamente:
3.1. La distinción entre las operaciones correspondientes a cada parte del
examen.

4. 3.2. La claridad, el rigor y la coherencia expositivas.
3.3. El manejo de conocimientos e informaciones pertinentes.
4. Las faltas graves y no ocasionales de ortografía disminuirán la calificación
global, de modo que cada falta grave lo hará en 0,25 puntos, hasta un máximo de 1,5
puntos.
III. OTRAS SUGERENCIAS
En el resumen, fundamentalmente, se trata de señalar en un máximo de diez o
quince líneas el tema o problema principal planteado en el texto y otras ideas
relacionadas que el autor argumente. Como tal resumen, en este punto no hace falta
desarrollar ni explicar las ideas del autor, basta con enfocar de una manera clara y
precisa el tema central del texto y las cuestiones relevantes del pensamiento del autor
que aparecen reflejadas en relación al tema o problema principal.
En el análisis has de partir de la información recopilada en la lectura y que has
expuesto en el resumen. El análisis consiste —ahora sí— en explicar el tema central
que aparece en el texto y las ideas relacionadas, para ello debes aplicar tus
conocimientos de la teoría del autor. En el desarrollo de la explicación, además de
exponer el pensamiento del autor del texto cabe hacer referencia al de otros autores
en la medida en por afinidad o contraste puedan ayudar a esclarecer el texto. Ahora
bien, ten en cuenta que en el análisis no se trata de contar toda la teoría o el
pensamiento del autor de una manera mecánica olvidándote de lo que dice el texto, al
contrario, se trata buscar el equilibrio entre la teoría que conoces y el texto
propuesto. El corrector detecta la diferencia entre un examen fruto del saber
memorístico y uno que selecciona adecuadamente lo que sabe para hacer
comprensible el texto.
Una vez iniciada la redacción escribe con claridad, muestra ordenadamente
la estructura del texto y organiza con precisión tu exposición. En la prueba de
filosofía el razonamiento y el análisis de argumentos es muy importante. Por ello,
hay que procurar hacer visible la secuencia argumental de tu escrito. En definitiva,
intenta organizar tu escrito de manera que sea un texto fluido, coherente, bien
construido; ese tipo de exámenes son los que aseguran la obtención de una buena
calificación. Como ayuda para realizar el análisis puedes elaborar primero un
esquema en un papel aparte (para ello puedes utilizar la hoja de borrador de la que
dispondrás) en el que desarrolles una estrategia de respuesta. A lo largo del curso,
con la ayuda del profesor, irás descubriendo cuál es el procedimiento que te permite
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5. sacar el mejor partido a tus conocimientos y habilidades.
En la contextualización hay que evitar contar la biografía del filósofo ya que
se trata de contextualizar la obra, no el autor.
Tanto en el análisis como en la contextualización hay que evitar la expresión
de opiniones personales sobre el autor o su pensamiento. A menudo ocurre que la
opinión personal pone de manifiesto la ignorancia del alumno sobre la cuestión que
se está tratando y la pretendida opinión es un recurso para llenar papel. Lo
preferible, por tanto, es no exponer opiniones personales.
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B. Qué no se debe hacer
A la hora de realizar la prueba conviene evitar una serie de defectos que son
motivo de disminución de la calificación:
1. Cometer faltas de ortografía, no poner los acentos y el mal uso de los
signos de puntuación son errores muy graves en un estudiante que quiere acceder a
los estudios universitarios. Cada falta grave y no ocasional de ortografía disminuirá
en 0,25 puntos la calificación global hasta un máximo de 1,5 puntos.
2. Escribir incorrectamente el nombre de los filósofos (aunque el nombre
sea difícil, en el enunciado mismo del examen debe estar correctamente escrito),
confundir fechas, conceptos o autores. Si no se está seguro de algo es mejor no
escribirlo.
3. Repetir mecánicamente el mismo argumento a lo largo de la
exposición. Hay que demostrar madurez en lo aprendido y en la argumentación del
examen.
4. Evitar vaguedades y expresiones sin contenido. Es mejor ser escueto
y escribir lo fundamental que andar dando rodeos que demuestren que no se sabe lo
preguntado.
5. No mezclar conceptos y procurar responder con exactitud a las
cuestiones. Las relaciones que se establezcan entre conceptos, diferentes autores o
diferentes épocas han de estar bien fundamentadas.
SUERTE.