El documento contrasta a los inmigrantes digitales, personas entre 35-55 años que recibieron enseñanza tradicional y no dominan el lenguaje tecnológico, con los nativos digitales, personas entre 5-15 años sumergidos en comunicación digital rápida con nuevos códigos. Concluye que los inmigrantes deben adaptarse al lenguaje actual y la educación de nativos requiere renovación con instrumentos modernos complementando a los libros.