La técnica de lavado vesical consiste en introducir suero fisiológico en la vejiga a través de una sonda vesical y posteriormente extraerlo de forma continua o intermitente para mantener o restablecer la permeabilidad de la sonda cuando se sospeche que está obstruida. El procedimiento implica limpiar el meato urinal diariamente, clampear la sonda vesical y contabilizar el suero irrigado mientras se vigilan signos de infección urinaria.